Panorama de la Literatura Española del Siglo XX: Posguerra y Vanguardias

La Narrativa Española de Posguerra (1939-1950s)

Al acabar la Guerra Civil en España, se instauró una dictadura bajo el Gobierno de Franco. El nuevo régimen estableció un modelo político ultraconservador que desplegó una represión constante contra los derrotados.

Entre los novelistas de este periodo, encontramos dos posturas principales: el idealismo de quienes fueron afines al régimen y el realismo social de quienes fueron detractores.

Novela Idealista

Dentro de la novela idealista, se distinguen dos corrientes:

  • La corriente política, que ensalza los valores del franquismo con narraciones tópicas y superficiales. Destacan Rafael García Serrano con Eugenio, José Antonio Jiménez Arnau con El puente y Gonzalo Torrente Ballester con Javier Mariño.
  • La corriente de evasión, que evita toda alusión a la guerra. Destaca Cecilio Benítez de Castro con Maleni.

Realismo Existencial

Las obras de esta corriente reflejan la miseria moral y material, así como la frustración del ambiente de posguerra, a través de personajes desarraigados y desilusionados.

De Camilo José Cela destaca La familia de Pascual Duarte, donde se utiliza la técnica del tremendismo y del manuscrito encontrado. Es una obra con influencias de la novela picaresca y del naturalismo, que relata la historia de Pascual Duarte, un criminal que, antes de ser ejecutado, decide contar su vida para liberar su conciencia. Se presenta como una víctima debido a sus orígenes sociales y familiares. Los crímenes se relatan con crudeza y en primera persona.

También destacan Nada de Carmen Laforet y La sombra del ciprés es alargada de Miguel Delibes.

Narrativa del Exilio

Otros autores decidieron exiliarse para evitar las represalias del régimen contra los detractores de la dictadura. Destaca Ramón J. Sender con Réquiem por un campesino español.

Narrativa de los Años 50: Realismo Social

Con la publicación de La Colmena de Camilo José Cela, se marca el paso a un tipo de novela de contenido social y enfoque realista. Los relatos se llenan de personajes de la clase trabajadora que padecieron la injusticia y la explotación. La Colmena aborda la visión del mundo de quienes viven en Madrid en 1942; el eje temático es la vida colectiva marcada por la miseria económica y moral. La narración se estructura en seis capítulos, integrados por «secuencias cinematográficas», que abarcan algo más de dos días.

Algunas características de esta narrativa son:

  • Influencias de la literatura clásica española, el realismo, el naturalismo, el objetivismo francés y el neorrealismo italiano.
  • Trata la situación de España a raíz de la dictadura.
  • Personajes sin complejidad psicológica, que suelen representar a una clase social.
  • Narrador objetivo en tercera persona.
  • Muestra las contradicciones del mundo rural y el urbano.
  • Lenguaje sobrio y claro.

Destacan Jesús Fernández Santos con Los bravos, Rafael Sánchez Ferlosio con El Jarama, Jesús López Pacheco con Central eléctrica, Carmen Martín Gaite con Entre visillos y Miguel Delibes con El camino.

La Poesía Española de Posguerra (1939-1950s)

Al acabar la Guerra Civil en España, se instauró una dictadura bajo el Gobierno de Franco. El nuevo régimen estableció un modelo político ultraconservador que desplegó una represión constante contra los derrotados.

Poesía de los Años 40

Dividimos la poesía de esta época en poesía arraigada, poesía desarraigada y poesía del exilio.

Poesía Arraigada

Dámaso Alonso usó el término «poesía arraigada» para referirse a poetas afines al régimen franquista, que publicaron en revistas como Escorial o Garcilaso. Tratan temas como el amor, la fe católica, el paisaje o la patria, unidos al ensalzamiento del régimen.

Tienen una visión serena del mundo, con un estilo sobrio y utilizan formas métricas clásicas como el soneto. Reivindican a Garcilaso de la Vega como modelo de este clasicismo temático y formal.

Destacan Leopoldo Panero, Dionisio Ridruejo y Luis Felipe Vivanco. Luis Rosales destaca por la dirección de revistas como Escorial y Cuadernos Hispanoamericanos, y por obras como Abril y La casa encendida.

Poesía Desarraigada

Es la corriente dominante entre los autores detractores del régimen franquista, que tuvieron que someterse a la censura.

Esta poesía transmite angustia porque los autores veían la realidad como un caos. Abordan la falta de sentido de la existencia, marcada por el paso del tiempo y la muerte, y de la que Dios parecía haberse alejado. Usan un tono dramático y un lenguaje directo y desarraigado.

Destacan Victoriano Crémer, José Luis Hidalgo y Blas de Otero, quienes escribían en la revista España.

Blas de Otero escribió Ángel fieramente humano.

También destaca Dámaso Alonso, quien anteriormente perteneció a la Generación del 27. De su obra sobresale Hijos de la ira, un poemario de corte existencial donde reflexiona sobre la condición humana, condenados a la muerte y sin un principio orientador que nos guíe. El escenario de este grito poético es la realidad social de posguerra en la que imperan la injusticia, la miseria material y moral, y el odio. También destacamos Oscura noticia y Hombre y Dios.

Poesía del Exilio

Destaca León Felipe con las obras Versos y oraciones del caminante y Español del éxodo y del llanto.

Poesía de los Años 50: Poesía Social

Es una lírica de realismo testimonial que continúa la línea rehumanizadora. La poesía busca convertirse en una herramienta de transformación social, contribuyendo a la solución del problema de España y dando voz a los silenciados.

Se revela una ideología de izquierdas, tratando temas como la situación de España, la injusticia social y el anhelo de paz y libertad. Usa un tono pesimista, en ocasiones con esperanza para un futuro mejor.

El lenguaje utiliza un tono llano y conversacional que expresa la riqueza del registro coloquial.

Destacan Ángela Figuera, José Hierro y Ángel González. Aun así, los autores más destacados son Blas de Otero, que presenta su obra como una lucha dolorosa pero esperanzada a favor de la justicia y la libertad, como en Pido la paz y la palabra; y Gabriel Celaya, con una poesía de abundante carga política como en Cantos íberos.

El Teatro Español de Preguerra (Principios del Siglo XX)

A principios del siglo XX, el teatro estaba muy condicionado por la ideología y la sociedad consumista y acomodada. Por ello, se puede diferenciar entre teatro comercial y teatro innovador.

Teatro Comercial

El teatro comercial tuvo éxito, ya que en sus obras se apreciaban los gustos conservadores del público burgués. Se distinguen tres tendencias:

  • Comedia burguesa: Cuyo autor más destacado es Jacinto Benavente con obras como Los intereses creados y La Malquerida. En ellas critica valores y costumbres burgueses.
  • Teatro en verso: De ideología tradicionalista, en el que destacan Francisco Villaespesa con La leona de Castilla, Eduardo Marquina con Los hijos del Cid y los hermanos Machado.
  • Teatro cómico-costumbrista: Mezcla el humor y lo sentimental; en él destacaron los hermanos Álvarez Quintero con Malvaloca y Pedro Muñoz Seca con el género «astracán».

Teatro Innovador

El teatro innovador es vanguardista, irreal y simbólico. Fracasó ante el público. Algunos autores de este género fueron Azorín y Miguel de Unamuno. No obstante, el gran dramaturgo de principios de siglo fue Ramón María del Valle-Inclán.

La Obra de Valle-Inclán

Su obra se divide en cinco ciclos:

  • Teatro poético: Estilo influido por el modernismo. Destaca El marqués de Bradomín.
  • Mítico: En su estilo destaca la utilización de las acotaciones de forma narrativa y descriptiva. Destacamos Comedias Bárbaras y Divinas palabras.
  • De la farsa: Es más crítico con los valores y costumbres de su época. Destaca La marquesa Rosalinda.
  • Del esperpento: Se muestra una deformación de la realidad. Su obra más conocida pertenece a este ciclo, Luces de Bohemia. También destaca la trilogía Martes de carnaval.
  • De autos y melodramas.

A partir de 1914, entra en crisis el teatro no comercial. Fracasaron el teatro innovador de autores vinculados a la Generación del 98 y el teatro vanguardista. En este periodo, Ramón Gómez de la Serna escribe un teatro original e innovador pero poco teatral, y Jacinto Grau triunfó en el extranjero más que en España.

Teatro de la Generación del 27

El teatro de la Generación del 27 se caracteriza por el intento de unir lo popular y lo vanguardista, y está integrado por algunos autores del grupo del 27 que fueron también dramaturgos.

Destacaron Pedro Salinas con Judith y el tirano, Rafael Alberti con El hombre deshabitado, y Miguel Hernández con Quién te ha visto y quién te ve y sombra de lo que eras.

Federico García Lorca: El Dramaturgo Clave del 27

Fue el dramaturgo más importante de este periodo. Su teatro unía lo dramático y lo lírico (teatro poético). El gran tema de sus obras es el conflicto entre la realidad y el deseo, y la mayoría acaban con un destino trágico. Los personajes principales suelen ser mujeres, que simbolizan la libertad y la fuerza del instinto, aunque están sometidas a un gran autoritarismo.

Podemos dividir su obra dramática en diversas etapas:

  • Etapa inicial: Con la obra Amor de don Perlimplín con Belisa en su jardín.
  • Etapa vanguardista: Con sus obras de difícil interpretación. Destaca Así que pasen cinco años y El público.
  • Etapa del ciclo de las grandes tragedias y dramas: Se inspira en el mundo rural y reflejan el enfrentamiento entre convenciones, libertad y pasión. Escribió Bodas de sangre y La casa de Bernarda Alba.

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