La Poesía Española (1939-1975): Tendencias y la Figura de Claudio Rodríguez
La poesía de este periodo, que comprende desde el comienzo de la Guerra Civil hasta el fin de la dictadura franquista, refleja la evolución que la sociedad española sufrió a lo largo de esta etapa. A continuación, pasamos a desarrollar las principales etapas y tendencias poéticas que se produjeron en esta época.
Poesía del Exilio
La Guerra Civil provocó que muchos intelectuales comprometidos con la República tuvieran que exiliarse. Muchos de los poetas pertenecen a la Generación del 27, como son Rafael Alberti o Luis Cernuda, y otros pertenecen al novecentismo, como Juan Ramón Jiménez o León Felipe. Sin embargo, se puede encontrar una temática común en la mayoría de ellos en la que destacan el recuerdo y la denuncia de la Guerra Civil junto con sus consecuencias, y la nostalgia por España.
Década de los Cuarenta: Poesía Arraigada y Desarraigada
En esta primera década encontramos dos tendencias distintas en los poetas que se quedan en España: la poesía arraigada y la poesía desarraigada. Esta distinción vino de la mano de Dámaso Alonso, autor que vio dos orientaciones claramente distintas en esta primera poesía de posguerra.
- La poesía arraigada recoge una visión optimista de la España de esta época porque sus autores se identificaban con la cultura oficial del régimen franquista. El vehículo de difusión de esta poesía eran las revistas Escorial y Garcilaso. Los temas que en ella se tratan principalmente son la idealización de España, la familia y la religión. Desde el punto de vista formal, se caracterizan por una vuelta a las formas clásicas como el soneto y el verso endecasílabo. Dos de los autores representativos de esta época son: Leopoldo Panero y Luis Rosales.
- La poesía desarraigada, por el contrario, está compuesta por autores que expresan un malestar existencial derivado del contexto social y político en el que viven. Es por ello que los temas de su poesía son de corte existencialista, por ejemplo, el sentido de la vida, el porqué del dolor, la injusticia o la soledad del hombre. Formalmente, se alejan del clasicismo y utilizan un lenguaje desgarrado que muestra su angustia. 1944 es la fecha clave para esta tendencia puesto que es cuando se publica Sombra del paraíso, de Vicente Aleixandre, e Hijos de la ira, de Dámaso Alonso, ambas obras fundacionales de esta poesía y, además, se funda en León la revista Espadaña, comprometida con esta tendencia poética.
Década de los Cincuenta: Poesía Social
La poesía social está marcada por la publicación de dos poemarios que suponen la confirmación de un cambio de tendencia poética: Pido la paz y la palabra, de Blas de Otero, y Cantos íberos, de Gabriel Celaya. Ambos fueron publicados en 1955. En ellos se da cuenta de cómo los poetas han superado la poesía existencial, representativa de la etapa anterior, para dar paso a una poesía con un tono claramente social y crítico con la España del momento.
Es por ello que una de sus características principales es que los autores entienden que la poesía es un instrumento de transformación social: el poeta denuncia las injusticias y desigualdades de la sociedad con su obra para que esta funcione como un altavoz que llegue a las personas y sean ellas las que quieran cambiar el mundo.
En consonancia con lo anterior, los temas principales son la preocupación por España, las injusticias sociales y el anhelo de libertad. En cuanto al estilo utilizado, los poetas usan un lenguaje coloquial dirigido a “la inmensa mayoría”, es decir, un lenguaje que pueda ser accesible a todos para que todos puedan entender el mensaje que se transmite.
Otros autores destacados dentro de esta tendencia son: Victoriano Crémer y Eugenio de Nora.
Década de los Sesenta: La Generación del Medio Siglo
Está constituida por un grupo de poetas que vivió la Guerra Civil y la posguerra en su infancia, entre los que destacan: Jaime Gil de Biedma, José Agustín Goytisolo, Gloria Fuertes o Claudio Rodríguez, del que hablaremos más adelante. Una de las antologías que dio a conocer a esta generación fue Veinte años de poesía española, realizada por José María Castellet.
Su intención es superar la poesía social, aunque sin olvidar los temas que esta trataba. Lo que cambia en su perspectiva poética es el punto de vista: pasan de lo colectivo a lo personal, creando así una poesía más íntima en la que encontramos temas como el paso del tiempo, el recuerdo de la infancia como el paraíso perdido, el amor, el erotismo o la amistad. Sigue habiendo intención de denuncia, pero esta suele estar acompañada por la ironía o el humor. Para todo ello acuden a un lenguaje cercano al coloquial, pero más cuidado puesto que desean elevar el tono de esta poesía.
Década de los Setenta: Los Novísimos
El nombre de esta generación procede de una antología publicada en 1970 por el crítico José María Castellet bajo el título Nueve novísimos poetas españoles, obra en la que se recogen algunos de los nombres más representativos de este grupo como son: Manuel Vázquez Montalbán, Pere Gimferrer, Ana María Moix y Leopoldo María Panero. Sin embargo, más adelante aparecieron otras antologías que ampliaron la nómina de autores y ayudaron a la consolidación de esta nueva poesía.
Su característica definitoria es la renovación estilística, junto con la experimentación formal y la ruptura con la poesía anterior. Esa renovación poética les conduce a la utilización de recursos propios de las vanguardias tales como la escritura automática, las imágenes oníricas, el verso libre o el collage.
Son autores con un gran bagaje cultural (autores estadounidenses, clásicos españoles, poesía europea, la Generación del 27…), lo que supone que su obra toque infinidad de temas que van desde el recuerdo de la infancia hasta la reflexión sobre el propio proceso creativo, y muchas veces su inspiración procede de referencias culturales procedentes del cine, la música o la televisión.
Claudio Rodríguez
Claudio Rodríguez es uno de los poetas más destacados, no solo de la Generación del Medio Siglo, sino también de la poesía española del siglo XX. Nacido en Zamora, empezó a escribir su primera obra, El don de la ebriedad, con solo 17 años. Más tarde se trasladó a Madrid para estudiar Filosofía y Letras, donde entabló amistad con Vicente Aleixandre, además de conocer a su mujer Clara Miranda. Vivió un tiempo en Inglaterra trabajando como lector de español, pero decidió volver a España porque añoraba su patria. A lo largo de su trayectoria poética recibió varios premios como el Premio Adonáis y el Premio Príncipe de Asturias, y fue nombrado miembro de la RAE.
Su obra es el resultado de las múltiples influencias que hicieron que su poesía tuviera un estilo muy personal que la diferencia de la del resto de su promoción. Los poetas franceses, como Rimbaud o Baudelaire; los poetas místicos españoles, como San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús; así como su paisaje natal, son algunas de esas influencias que permiten que sus poemas aúnen el simbolismo, la contemplación y la naturaleza para llegar hasta una verdad escondida. Y todo ello, eligiendo como verso preferido el endecasílabo blanco o asonantado.