Poesía Española: Del Grupo del 27 a la Poesía de la Experiencia

La Poesía Española de Posguerra y la Generación del 27

Dentro del contexto de la Guerra Civil española, se distinguen dos grandes grupos de poetas: los que se exiliaron y los que permanecieron en el país. Entre estos últimos, se diferenciaron dos tendencias poéticas: la poesía arraigada y la poesía desarraigada. Sin embargo, todos los creadores del momento compartían la línea rehumanizadora. Miguel Hernández está considerado como el puente de unión entre la Generación del 27 y la Generación del 36.

Etapas en la Obra de Miguel Hernández

Se pueden diferenciar dos etapas dentro de la creación literaria de Miguel Hernández:

  1. Una primera etapa, influida por un estilo gongorino, donde destaca El rayo que no cesa (un poemario de amor).
  2. Una segunda etapa, más comprometida políticamente, en la que destacan los poemarios de guerra Viento del pueblo y Cancionero y romancero de ausencias, considerada su obra cumbre. En esta etapa, emplea un lenguaje que conjuga la riqueza simbólica con la sencillez propia de las formas estróficas populares.

La Generación del 36 y la Poesía Arraigada

Dentro de la Generación del 36, en el grupo de los que cultivaban la poesía arraigada, destaca Luis Rosales. En su obra principal, La casa encendida, crea una alegoría donde la casa se convierte en símbolo de la vida.

La Poesía Desarraigada y el Existencialismo

Hijos de la ira de Dámaso Alonso se considera el punto de partida de la poesía desarraigada. La poesía de este autor es una poesía realista muy influida por el existencialismo. Su estilo, frente al de los anteriores, suele ser bronco, directo, menos preocupado. Aquí habría que destacar a poetas como Blas de Otero y Gabriel Celaya en sus primeros momentos.

Otros Autores y Movimientos

Además de los ya citados, hubo otro grupo de autores en el exilio, entre los que destacan Juan Ramón Jiménez, Luis Cernuda, Jorge Guillén, Rafael Alberti y Pedro Salinas. También hay otros autores difícilmente clasificables, como José Hierro o los del movimiento postsurrealista llamado postismo.

La Poesía Social y la Generación del 50

La Poesía Social de los Años 50

En los años 50 se desarrolla la poesía social. Se trata de una literatura de realismo testimonial que continúa la línea rehumanizadora. En esta corriente destacan autores como Gabriel Celaya (Las cartas boca arriba), quien define la poesía como “un instrumento para transformar el mundo”, como explica en su poema “La poesía es un arma cargada de futuro”, y Blas de Otero. Este último, que comenzó con la poesía existencial de Ángel fieramente humano, destaca como poeta social con Pido la paz y la palabra para, en los años posteriores, comenzar una época de mayor experimentación expresiva.

La Generación del 50: Un Tono Conversacional

Las formas de denuncia propias de la poesía social se agotan en los 60, dando paso a una búsqueda de aproximación al lector, manteniendo un tono conversacional y un lenguaje personal. Entre estos autores, englobados en la llamada Generación del 50, destacan Ángel González (Tratado de urbanismo), Claudio Rodríguez y Jaime Gil de Biedma, quien será una influencia imprescindible en la futura poesía de la experiencia. Es autor de una obra muy breve, reunida en Las personas del verbo, donde los temas íntimos, en ocasiones enfocados con irónico distanciamiento, son los dominantes.

Los Novísimos y la Poesía de la Experiencia

La Generación del 68: Los «Novísimos»

En la década de los 70 apareció la Generación del 68, también llamados «novísimos«. Son poetas que no conocieron la Guerra Civil y que comienzan a escribir en una «sociedad de consumo». Abominan de la «poesía social»: no creen que la poesía pueda «cambiar al mundo». Se hace perceptible una cierta frivolidad. Destacan Pere Gimferrer (Arde el mar) y Leopoldo María Panero (Canto personal).

La Poesía de la Experiencia: Un Retorno a lo Humano

Desde finales de los 70, se aprecia cierto cansancio con respecto a la lírica de los novísimos. Dentro de una profusión de tendencias variadas, destaca la marcada por los autores de la llamada poesía de la experiencia, con cierto retorno a contenidos humanos y a las formas tradicionales, siendo la corriente dominante en los 80 y los 90. Como figura más representativa emerge Luis García Montero (Completamente viernes). En estos años también destacan otros autores, de estilos muy dispares, como Roger Wolfe o Luis Antonio de Villena (10 menos 30).

El Grupo Poético del 27

La palabra “generación” no se puede aplicar a los escritores del 27 en sentido estricto; se trata más bien de un grupo poético dentro de una generación literaria: Rafael Alberti, Federico García Lorca, Jorge Guillén, Dámaso Alonso, Gerardo Diego, Pedro Salinas, Vicente Aleixandre, Luis Cernuda y Miguel Hernández.

Características del Grupo del 27

  • Constituyen un grupo homogéneo, con muchas cosas en común, además de una edad parecida.
  • Tuvieron una educación universitaria y una sólida formación literaria. Muchos estuvieron ligados a la Residencia de Estudiantes, donde coincidieron con otras figuras de la cultura del momento.
  • Compartieron una concepción común de la poesía: las ansias por aprender de lo viejo y de lo nuevo, de renovar la poesía tomando lo mejor de cada época, de cada estilo; en definitiva, aspiraron a una síntesis entre tradición y vanguardia.
  • Hunden sus raíces en la tradición literaria hispánica. Esto se manifiesta en su labor de crítica literaria.

Temas Principales

Los grandes temas de la literatura española también están presentes en sus poemas:

  • El amor en Salinas y Aleixandre.
  • La muerte en Lorca.
  • El paraíso perdido en Alberti.
  • El choque entre deseo y realidad en Cernuda.

Etapas del Grupo del 27

Aunque sus personalidades son muy distintas y presentan una evolución particular, en general, se pueden señalar las siguientes etapas:

  1. Hasta 1927: Escriben sus poemas primerizos, con influencias modernistas y de Bécquer, en los que predomina el ideal de una poesía pura, con formas populares o vanguardistas. Destacan:
    • El neopopularismo: un retorno al origen, al primitivismo, incorporando elementos del folklore y la poesía infantil (Poema del cante jondo de Lorca, Marinero en tierra de Alberti).
    • La poesía pura, iniciada por Juan Ramón Jiménez, que ejerce una influencia decisiva en Pedro Salinas y Jorge Guillén. Se elimina lo descriptivo o anecdótico y el lenguaje se somete a un proceso de depuración, con predominio del verso corto y la búsqueda de la palabra exacta (Cántico de Guillén o La voz a ti debida de Salinas).
  2. Desde 1927 a la Guerra Civil: La humanización de la poesía es cada vez mayor y coincide con la irrupción del surrealismo. Así, nacieron La realidad y el deseo de Cernuda, Sobre los ángeles de Alberti, Poeta en Nueva York de Lorca, La destrucción o el amor de Aleixandre. En este giro hacia la rehumanización destaca Pablo Neruda, que trabó amistad con ellos, especialmente con Lorca.
  3. Después de la Guerra: Lorca ha muerto; otros muchos se han exiliado; solo tres poetas permanecieron en España: Gerardo Diego, Vicente Aleixandre y Dámaso Alonso. La obra de estos dos últimos poetas es el punto de partida de la poesía desarraigada que surgirá a partir del final del conflicto bélico. Los demás poetas (Salinas, Guillén, Alberti, Cernuda) se fueron al exilio. Todos tratan el tema de España desde la evocación nostálgica a la visión crítica.

Innovaciones y Estilo

Los poetas del 27 aportaron a la lengua poética profundas novedades:

  • Utilizaron con maestría las metáforas, audaces, que aprendieron de Góngora y de las vanguardias.
  • Respecto a la métrica, utilizaron formas tradicionales y clásicas, como el soneto, pero también el verso blanco y el verso libre.
  • Consiguieron fusionar en su poesía las influencias de toda la lírica anterior.
  • Sintieron predilección por los clásicos, como Manrique, Garcilaso, Fray Luis, Quevedo… Y Góngora, que fue su modelo de búsqueda de una nueva lengua poética.
  • Frente a lo culto, sintieron pasión por la poesía popular: el Cancionero y el Romancero, la poesía lírica tradicional.
  • Entre los poetas del siglo XIX y XX, admiraron a Bécquer, Rubén Darío, Unamuno y Machado; y consideraron a Juan Ramón Jiménez como su maestro.
  • Recibieron la influencia de corrientes de las vanguardias, especialmente de Ramón Gómez de la Serna, del ultraísmo y del creacionismo, y sobre todo, del surrealismo.

Conclusión

En definitiva, integraron lo español y lo universal, lo puro y lo humanizado, lo culto y lo popular, lo minoritario y a la inmensa mayoría. Todo esto coloca a los poetas del 27 en un lugar preeminente de la literatura española y universal, la Edad de Plata de nuestra poesía.

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