La Poesía Española en las Tres Décadas Posteriores a la Guerra Civil: Miguel Hernández, Blas de Otero y Jaime Gil de Biedma
La Guerra Civil Española (1936-1939), la posterior dictadura franquista y el largo exilio de muchos intelectuales y artistas interrumpieron la evolución natural de la cultura, el arte y la literatura españolas (en especial, las tendencias vanguardistas). Estos factores sumieron al país en un aislamiento cultural, exacerbado por la censura política e ideológica. Sin embargo, no se produjo un corte drástico con el periodo anterior.
Tras una etapa inicial (1936-1939) marcada por la propaganda ideológica, en la que el poema era un arma de lucha para ambos bandos y la calidad literaria general fue baja (a pesar de contar con la figura de Miguel Hernández en esta etapa), persistieron diversas corrientes:
- Hubo poetas que continuaron explorando las vanguardias (como Carlos Edmundo de Ory).
- Otros, como el grupo Cántico de Córdoba, mantuvieron viva la línea estética de algunos poetas de la Generación del 27.
- Figuras consagradas que permanecieron en España, como Dámaso Alonso o Vicente Aleixandre (miembros del 27), se convirtieron en modelos y maestros para las nuevas generaciones de poetas.
Posguerra (Años 40) | Años 50 | Años 60 | Años 70 | Tras 1975 |
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Miguel Hernández Contexto: Penuria económica, represión y censura. Solo caben dos posturas:
Generación del 36:
Poesía en el exilio | Se recupera la poesía social como arma frente a las injusticias. Las transformaciones socioeconómicas, el desarrollo industrial incipiente y una visión más abierta dejan al descubierto dichas injusticias. Los poetas se agrupan, partiendo de la poesía desarraigada, con la intención de influir en lo colectivo: Blas de Otero, Gabriel Celaya, José Hierro. | Surgen otras tendencias. Sin renunciar a la preocupación social, aparece una lírica más crítica y moral, y más preocupada por la forma (Generación del 50/Promoción del 60: José Ángel Valente, Jaime Gil de Biedma, Ángel González…). | Se enfrentan al realismo anterior, rompiendo con la tradición, preocupándose por la forma y el lenguaje e incorporando la cultura de masas (cine, música, etc.). Destacan los Novísimos. | Muerte de Franco (1975) e instauración de la democracia. La poesía se convierte en uno de los géneros más plurales y abiertos. Continúan líneas anteriores (poesía visual, surrealismo, purismo…), se recuperan otras (neointimismo, neobarroquismo, poesía épica). Hay gran pluralidad, tendencia a abandonar el esteticismo y recuperar la individualidad. |
Década de los 40
Miguel Hernández (1910-1942)
Nacido en Orihuela, fue una figura puente entre la Generación del 27 (a la que se vincula como epígono) y los poetas de posguerra. Condenado a muerte por ser republicano, su pena fue conmutada a 30 años de prisión, aunque finalmente murió en la cárcel debido a la tuberculosis, agravada por las penosas condiciones. Su obra muestra una clara evolución:
Primera etapa (Hasta 1936): Poesía pura y neogongorina
Incluye poemas de temática religiosa y mística publicados en la revista El Gallo Crisis y su primer libro importante, Perito en lunas (1933), obra compleja de inspiración gongorina y vanguardista. En 1936 publica El rayo que no cesa, que reelabora poemas anteriores y trata sobre el sufrimiento amoroso y su represión debida a cuestiones morales. En esta obra maneja con maestría formas clásicas como el soneto, la canción y los tercetos encadenados. Destaca la célebre Elegía a Ramón Sijé, centrada en la fuerza de la amistad truncada por la muerte.
Segunda etapa (Guerra Civil): Poesía comprometida
Influido por Pablo Neruda y su concepción de la poesía impura y comprometida. En Viento del pueblo (1937) se erige en voz del pueblo, protestando por el sufrimiento de los pobres y los niños durante la contienda. El hombre acecha (1938), dedicado a Neruda, describe lo terrible y sanguinario de la guerra.
Última etapa (Cárcel): Poesía de la ausencia y el dolor
Cancionero y romancero de ausencias (escrito entre 1939 y 1941, publicado póstumamente) fue escrito en la cárcel. Los temas principales son la ausencia: la de su primer hijo muerto, la de su mujer y su segundo hijo (a quienes no puede ver), y la de la libertad perdida. Habla del dolor, que solo el amor puede aliviar. El tema del hijo es central («Nanas de la cebolla»), así como el de la maternidad, que sirve de lazo con la vida.
Temas y Estilo de Miguel Hernández
Los temas centrales en su obra son:
- El amor: Ligado al erotismo y concebido como deseo insatisfecho, fuente de sufrimiento. Culmina con el amor conyugal y paternal.
- La muerte, el dolor y la pena: Ligados a su realidad personal (la muerte del amigo, la pérdida del hijo, la enfermedad) y social (la guerra, la injusticia).
- La idea del destino trágico: Una constante en su obra.
- La guerra, el odio y la acechanza: La guerra agudiza estos sentimientos, al igual que el hambre, la cárcel o la ausencia. El hombre se convierte en fiera para el hombre.
- La vida y la esperanza: A pesar del dolor, siempre hay un resquicio para la vida, a menudo ligada al amor y al hijo.
Formalmente, tras un artificio inicial deudor de Góngora y las vanguardias, su estilo se va simplificando y haciendo más directo y emotivo. Usa símbolos constantes que refuerzan los temas anteriores:
- El toro: destino trágico, fuerza vital, virilidad.
- Los cuchillos, navajas, puños: muerte, tragedia, dolor amoroso.
- La bestia, el tigre, la garra: odio, guerra, instinto destructivo.
- El vientre femenino, la higuera, la tierra: vida, amor maternal, fertilidad.
Su poesía está llena de metáforas impactantes y originales, así como de recursos de repetición (paralelismos, anáforas, palabras repetidas) que le confieren gran musicalidad y fuerza expresiva. En cuanto a la métrica, mezcla formas cultas (sonetos, octavas reales, tercetos encadenados) con populares (canciones, romances) y el verso libre en su última etapa.
Otras Corrientes Poéticas de los Años 40
Poesía del Exilio
Muchos poetas republicanos parten al exilio tras la guerra y conforman la llamada poesía del exilio. Entre ellos se encuentran figuras de la Generación del 27 (Pedro Salinas, Jorge Guillén, Rafael Alberti, Luis Cernuda, Manuel Altolaguirre) y el propio Juan Ramón Jiménez. Aunque sus obras son diversas, todos ellos tratan con angustia el tema de España perdida y la experiencia del destierro.
Generación del 36
Los poetas que permanecen en España y comienzan a escribir en la posguerra, pertenecientes a la llamada Generación del 36 (nacidos aproximadamente entre 1909 y 1922), se agrupan principalmente en dos grandes tendencias, aunque también existen otras corrientes minoritarias:
Poesía Arraigada o Neoclásica
Se agrupa alrededor de las revistas Escorial y Garcilaso. Destacan poetas como Luis Rosales, Leopoldo Panero o Dionisio Ridruejo. Cultivan una poesía intimista, serena, centrada en temas como Dios, la familia, la tierra natal o el paisaje castellano. Formalmente son clasicistas, con preferencia por el soneto y las formas estróficas tradicionales. A menudo muestran una visión conformista con la realidad del momento e, incluso, en ocasiones, se puso al servicio propagandístico del régimen franquista.
Poesía Desarraigada o Existencialista
Rechaza la actitud conformista y esteticista de la poesía arraigada. Su punto de partida suele situarse en 1944, con la publicación de dos libros clave: Sombra del paraíso de Vicente Aleixandre e Hijos de la ira de Dámaso Alonso, ambos de profunda huella existencial. La revista Espadaña (León) será su principal vehículo de difusión. Sus temas incluyen una religiosidad conflictiva llena de dudas y desesperación ante el silencio de Dios, la angustia vital, el hambre, la represión y la injusticia social. Utilizan un lenguaje más directo, bronco y menos preciosista. Algunos de sus miembros evolucionarán en la década siguiente hacia la poesía social (como Blas de Otero, José Hierro o Gabriel Celaya).
Postismo y Grupo Cántico
La poesía vanguardista sobrevive de forma minoritaria en el Postismo, movimiento que pretendía situarse»pos» (más allá de) todos los»ismo» anteriores. Busca la sorpresa mediante la ruptura de la lógica, el humor, el juego y la imaginación desbordada (Carlos Edmundo de Ory, Eduardo Chicharro). Por otro lado, el grupo Cántico de Córdoba (nombre tomado de su revista) representa una línea esteticista y sensual, que mezcla influencias del vanguardismo del 27 (especialmente Cernuda) con Bécquer y la tradición clásica. Su forma es cuidada y artificiosa, con rasgos de barroquismo (Pablo García Baena, Ricardo Molina).
Década de los 50: La Poesía Social
En esta década triunfa la poesía social, como evolución natural de la poesía existencial desarraigada de los años 40. La poesía se concibe como un medio para denunciar el dolor y las injusticias sociales, y como un instrumento de lucha por el cambio político y social. Pretende mostrar la verdadera realidad del individuo y del país, a menudo oculta por la propaganda oficial. Adopta un tono narrativo y un lenguaje cotidiano y divulgativo, huyendo del formalismo esteticista, con el objetivo de llegar a»la inmensa mayorí» (como diría Blas de Otero).
Temas principales:
- La alienación del individuo en la sociedad industrial.
- La injusticia social, la pobreza, la explotación laboral.
- La solidaridad entre los oprimidos.
- España como preocupación central (su pasado, presente y futuro).
- El recuerdo de la Guerra Civil y sus consecuencias.
- El deseo de libertad y democracia.
- El mundo del trabajo.
Están influidos por poetas como Antonio Machado, Miguel Hernández y Pablo Neruda. Los autores más representativos son Gabriel Celaya, José Hierro y Blas de Otero.
Blas de Otero (1916-1979)
Nacido en Bilbao, estudió Derecho y Filosofía y Letras. En su juventud afrontó la ruina familiar y sufrió periodos de crisis depresivas y religiosas que marcaron profundamente su obra. Afiliado al Partido Comunista, realizó numerosos viajes (URSS, China, Cuba) y mantuvo una intensa actividad poética y política. Mantuvo siempre una actitud de rebeldía frente a la injusticia y un anhelo de paz. Su poesía refleja la evolución de la lírica de su tiempo:
Etapa Existencialista y Religiosa
Obras como Ángel fieramente humano (1950) y Redoble de conciencia (1951), agrupadas posteriormente en Ancia (1958), muestran un tono trágico, una actitud atormentada y una profunda angustia existencial por la desolación del mundo y el silencio de Dios tras la Guerra Civil. El poeta interpela a un Dios que no responde.
Etapa de Poesía Social
A partir de 1955, su poesía da un giro hacia lo social y comprometido. En Pido la paz y la palabra (1955) denuncia las injusticias sociales y busca la comunicación solidaria con los demás «la inmensa mayorí»). Se preocupa por la identidad de España y su porvenir (el tema de»Españ» es central), así como por la capacidad de las palabras para transformar la realidad y encontrar la paz. Esta actitud se mantiene en En castellano (1959) y Que trata de España (1964).
Última Etapa
En sus últimos libros, practica una poesía más experimental, a veces con rasgos surrealistas, donde tienen cabida el absurdo y lo irracional. También se observa una vuelta al intimismo y a una mayor serenidad, aunque sin abandonar la preocupación ética. Destaca Historias fingidas y verdaderas (1970), libro de poemas en prosa.
Otros Poetas Sociales Relevantes
Gabriel Celaya (1911-1991): Poeta de vasta producción, su extensa y desigual obra sigue una evolución paralela a la de Blas de Otero. Mostró un gran compromiso social y fue uno de los principales teóricos de la poesía social. Tras una etapa existencialista (Las cosas como son, 1949), se convierte en impulsor de la poesía social (Las cartas boca arriba, 1951; Cantos íberos, 1955). Al final de su trayectoria, también exploró la poesía experimental (Función de uno, equis, ene, 1973).
José Hierro (1922-2002): Aunque a menudo incluido en la poesía social, su obra tiene un carácter más personal e intimista. Desde sus primeros libros (Tierra sin nosotros, 1947; Alegría, 1947) están presentes temas como el paso del tiempo, el paraíso perdido de la infancia y la juventud, el dolor existencial y la muerte. En obras como Quinta del 42 (1952) y Cuanto sé de mí (1957) retrata una historia colectiva marcada por el dolor y la solidaridad. Sus últimas obras (Libro de las alucinaciones, 1964; Cuaderno de Nueva York, 1998) abordan experiencias personales, la memoria, el olvido y la relación con los otros. Distinguió entre»reportaje» (poemas narrativos basados en hechos reales) y»alucinacione» (poemas más subjetivos e irracionales).
Década de los 60: La Generación del 50
Hacia finales de los años 50 y principios de los 60, se percibe un cierto agotamiento de la fórmula de la poesía social. Surge un grupo de poetas, nacidos aproximadamente entre 1924 y 1936 (a menudo llamados “niños de la guerra”), que, sin abandonar completamente la preocupación ética y social (aunque teñida ahora de inconformismo individual y escepticismo), buscan un lenguaje más elaborado y una poesía más personal, reflexiva y frecuentemente autobiográfica. Conciben el poema como un “acto de conocimiento”, a través del cual el poeta indaga en la realidad (personal y colectiva) para descubrir o iluminar aspectos encubiertos.
Se trata de la llamada Generación del 50 (por la fecha en que empiezan a publicar) o Promoción de los 60 (por la fecha de consolidación de su obra). Estos poetas evolucionan desde la poesía social (o coexisten críticamente con ella) hacia una lírica más individual, subjetiva y preocupada por el lenguaje poético. Destacan nombres como Ángel González, José Ángel Valente, Claudio Rodríguez, Francisco Brines, José Manuel Caballero Bonald y Jaime Gil de Biedma, entre otros.
Se pueden reconocer algunos elementos comunes:
- Temas:
- El paso del tiempo, la fugacidad de la vida y su efecto destructor.
- En contraste, la evocación (a menudo melancólica o irónica) del paraíso perdido de la infancia y la adolescencia.
- El amor y el erotismo, tratados en poemas intimistas y personales, con frecuencia desde la experiencia y el desengaño.
- La amistad y la camaradería.
- La reflexión sobre la propia creación poética (metapoesía).
- La crítica social, pero abordada desde una perspectiva más individual y menos dogmática que en la poesía social.
- Estilo:
- Mayor preocupación estética y por el lenguaje, aunque sin caer en el esteticismo vacío.
- Combinación de un lenguaje coloquial, cercano a la experiencia cotidiana, con una cuidada elaboración formal.
- Uso frecuente del distanciamiento irónico y el humor como forma de abordar temas graves.
- Predominio del verso libre y la rima asonante, aunque también emplean repeticiones, estructuras paralelísticas y, ocasionalmente, formas métricas tradicionales.
Poetas Destacados de la Generación del 50
José Ángel Valente (1929-2000): Poeta de gran rigor intelectual, traductor y ensayista. Su obra marca cierta línea de continuidad con la Generación del 27 y la tradición mística española. Es un poeta marcadamente intimista. Al principio, su poesía muestra preocupaciones metafísicas, religiosas y la evocación de la infancia perdida (A modo de esperanza, 1955). Desde 1966, inicia una etapa crítica con su obra anterior y de profunda investigación metapoética. El lenguaje se vuelve más depurado y sugerente, dando inicio a su “poesía del silencio”, que busca nombrar lo inefable (Breve son, 1968; El inocente, 1970; Mandorla, 1982). También escribió en gallego (Cántigas de Alén, 1996).
Ángel González (1925-2008): Su poesía combina la reflexión sobre el paso del tiempo y la experiencia personal con una mirada crítica e irónica sobre la realidad social y política española. En Áspero mundo (1956) adopta una visión crítica, que mantiene en obras posteriores como Grado elemental (1962) o Tratado de urbanismo (1967). Su obra responde a un compromiso ético, abordando tanto vivencias personales (el amor, la amistad, el tiempo) como aspectos sociales con un tono de queja teñido de ironía y ternura. Reunió gran parte de su obra en Palabra sobre palabra (diversas ediciones ampliadas).
Jaime Gil de Biedma (1929-1990): Es uno de los poetas que mejor representa el cambio poético de los 60 y cuya influencia ha sido más notable en generaciones posteriores. Su obra, no muy extensa pero muy depurada, se nutre de experiencias personales (viajes, amores, vida social), evocadas con la distancia irónica que impone el paso del tiempo y la conciencia de la propia identidad como personaje literario. Incorpora a sus poemas la vida diaria y privada, contemplada desde el escepticismo lúcido de un yo observador. Combina un lenguaje coloquial y antirretórico con una notable corrección formal y elegancia. El amor (a menudo homosexual, tratado con naturalidad), la amistad, los espacios urbanos y la reflexión sobre el tiempo y la identidad son temas relevantes en su obra.
En Las personas del verbo (1975, edición definitiva en 1982) agrupó casi toda su producción poética, incluyendo tres libros anteriores:
- Compañeros de viaje (1959): Donde expresa su deseo de un cambio respecto a la poesía social dominante. Rechaza una poesía de combate directo, pero mantiene una actitud ética frente a la situación de España. Temas fundamentales son ya el tiempo y el amor.
- Moralidades (1966): Transita de lo colectivo a lo individual, pero sin desligarse por completo de la crítica social (critica, por ejemplo, la opresión social de la mujer o la hipocresía burguesa).
- Poemas póstumos (1968): Expresa la angustia por el paso del tiempo y la llegada de la vejez como antesala de la muerte, un signo de deterioro físico y moral frente al recuerdo idealizado de la juventud. Destacan poemas emblemáticos como «Contra Jaime Gil de Biedma», «Después de la muerte de Jaime Gil de Biedma» o «No volveré a ser joven».
También publicó A favor de Venus (1965), que reúne poemas amorosos y eróticos que se apartan de los convencionalismos morales y estéticos de la época.
De los Años 70 hasta Nuestros Días
A partir de los años 70, el panorama poético español se diversifica enormemente. Las nuevas promociones se caracterizan por una mayor preocupación por la forma y el lenguaje, una ruptura con la tradición realista anterior y la inspiración en fuentes culturales diversas, incluyendo los medios de comunicación de masas (cine, música popular, cómic, publicidad).
Los Años 70: Los Novísimos
En 1970, la publicación de la antología Nueve novísimos poetas españoles por José María Castellet marca un hito y da nombre a una nueva promoción: los Novísimos. Su obra se caracteriza por un lenguaje, forma y estilo deliberadamente renovadores y rupturistas respecto a la poesía social y la Generación del 50.
Rasgos principales:
- Esteticismo y artificiosidad: Mezclan elementos de la cultura popular (mass media) con un marcado culturalismo y refinamiento formal.
- Incorporación de referentes de la cultura de masas: cine, cómics (tebeos), jazz, pop, rock, publicidad.
- Culturalismo: Uso abundante de referencias culturales, artísticas, literarias e históricas, a menudo exóticas o minoritarias.
- Experimentalismo formal: Búsqueda de nuevas formas expresivas, a veces cercanas al collage o al montaje cinematográfico.
- Actitud provocadora: Su poesía es a menudo considerada difícil, hermética y elitista por sus detractores.
- Temas: La propia cultura como tema (metapoesía), la decadencia de la civilización occidental, el exotismo, la belleza artificial, la mitificación de iconos culturales, la infancia como territorio mítico.
- Tono: Expresan a menudo un tono de malestar vital, escepticismo o dandismo. La ironía, el humor negro, cierta frivolidad y el sarcasmo son rasgos frecuentes.
Entre los antologados por Castellet y otros poetas afines destacan: Pere Gimferrer (quizá el más influyente), Guillermo Carnero, Leopoldo María Panero, Ana María Moix, Manuel Vázquez Montalbán, Félix de Azúa, Vicente Molina Foix. Algo posteriores, pero relacionados, son Luis Alberto de Cuenca y Luis Antonio de Villena.
Los Años 80 y 90: Diversidad de Tendencias
El panorama poético se vuelve aún más complejo y diverso. Continúan publicando, a menudo en etapas de plenitud, poetas de las décadas anteriores (Generación del 50, Novísimos), al tiempo que surgen nuevas voces y tendencias difíciles de agrupar bajo una única etiqueta.
Poesía de la Experiencia: Hasta mediados de los 90, fue una de las tendencias dominantes, en parte como reacción al culturalismo novísimo y en parte como continuación de la línea de la Generación del 50 (especialmente Gil de Biedma y Ángel González). Se caracteriza por:
- La insistencia en el carácter ficticio del poema y del yo poético (aunque parta de lo biográfico).
- El punto de partida en experiencias personales (amor, desengaño, amistad, vida urbana) para reflexionar sobre temas universales.
- Una estética realista y verosímil, con preferencia por lo cotidiano y lo urbano.
- Un estilo generalmente sencillo, coloquial, narrativo y cercano al prosaísmo.
- Uso de léxico urbano, citas, alusiones culturales integradas con naturalidad, humor e ironía.
- Recuperación de formas métricas tradicionales junto al verso libre.
Poetas representativos: Luis García Montero, Felipe Benítez Reyes, Carlos Marzal, Jon Juaristi, Miguel D’Ors. El propio Luis Alberto de Cuenca evoluciona hacia esta línea.
Otras tendencias: Conviven múltiples líneas: una poesía de corte neorromántico o simbolista, la continuidad de la»poesía del silenci» (influencia de Valente), retornos a la poesía épica o social, neosurrealismo, poesía minimalista, etc.
Desde Finales de los 90 hasta la Actualidad: Pluralidad Extrema
La poesía española actual se caracteriza por una enorme pluralidad, sin una única tendencia claramente dominante. Se observan rasgos como:
- Revisión y diálogo con diversas tradiciones literarias (clásica, vanguardista, mística, etc.).
- Cuestionamiento o difuminación del yo poético tradicional.
- Tensión entre el nihilismo o la desesperanza posmoderna y posturas más vitalistas o comprometidas.
- Búsqueda de nuevas formas de trascendencia o espiritualidad laica.
- Persistencia de una poesía crítica, política y de denuncia social ante nuevas realidades (crisis económica, globalización, precariedad, feminismo, ecologismo).
- Experimentación y renovación lingüística: tendencia al fragmentarismo, el poema breve, el aforismo, la elipsis, la hibridación de géneros, la parodia, la intertextualidad.
- Importancia de internet y las redes sociales en la difusión y creación poética.
Es difícil señalar nombres sin caer en la arbitrariedad, dada la gran cantidad de poetas valiosos y la diversidad de propuestas estéticas.