Teatro de Valle-Inclán características

TEMA 9: Teatro español de la primera mitad del Siglo XX


A comienzos del Siglo XX, el género teatral presentaba en España dos manifestaciones distintas: un teatro para ser representado, que satisfacía la diversión del público; y un teatro con intención artística y renovadora, pero chocaba con los gustos del espectador

Dentro del primer grupo están:

–  Un teatro cómico basado en tipos y ambientes populares, los sainetes.
De ambiente andaluz y alegre, se escenificaban problemas superficiales o sentimentales mediante diálogos ligeros llenos de ingenio; otros se desarrollan en ambiente madrileño, con personajes castizos de los barrios populares que emplean un lenguaje lleno de humor, juegos de palabras y dobles sentidos. Junto con sainetes típicos, como, Arniches desarrolló la llamada «tragedia grotesca», que resulta de la uníón de los sainetes con situaciones trágicas o conmovedoras.  El ejemplo clásico es La señorita de Trevélez.

Otro subgénero cómico fue la llamada “astracanada”, un teatro de humor de brocha gorda para conseguir la carcajada fácil a base de equívocos o escenas absurdas. Pedro Muñoz Secaes el autor de una famosísima La venganza de don Mendo.

– Un teatro neorromántico en verso que escenifica hazañas del pasado heroico, como una exaltación de los valores tradicionales. Alguno de la primera época de Valle (El marqués de Bradomín, Cuento de Abril) o Lorca (Mariana Pineda).

– Una “comedia de salón” (Jacinto Benavente), heredera de la “alta comedia” del Siglo XIX. Obras bien escritas, de fluidos diálogos, que plantean críticas de costumbres (vicios) inherentes a la condición humana. Los intereses creados es una farsa basada en los personajes de la Commedia dell’arte en que se critican los ideales burgueses convencionales.

Dentro del segundo grupo está el teatro de Unamuno, que lleva a escena sus obsesiones sobre la personalidad y la existencia con escaso éxito de público. Sin embargo, dos autores han  conseguido aunar  los aplausos de crítica y público: Valle-Inclán y Lorca

Valle-Inclán fue un personaje bohemio y de extravagante figura cultivada por él mismo. Su evolución personal lo llevó desde el carlismo de su juventud hasta las posiciones revolucionarias de su vejez. Se consideran tres etapas fundamentales:

– Una primera modernista con un cuidado lenguaje poético y con los mismos ambientes y personajes que los de sus  obras narrativas de esta etapa (sus Sonatas se convierten en el teatro en El marqués de Bradomín, que era su protagonista)

– La segunda etapa  corresponde al “primitivismo” en el que en un ambiente rural de una Galicia primitiva y supersticiosa, unos personajes elementales actúan dominados por instintos primarios como la lujuria o la violencia. A este grupo pertenecen las Comedias bárbaras sobre la figura de Juan de Montenegro.

– La tercera  etapa del esperpento se inicia con  la época de las farsas recogidas bajo el título genérico de Tablado de marionetas. De forma progresiva, los personajes se caricaturizan y convierten en muñecos grotescos. En esta trayectoria se sitúa Divinas palabras, en la que se vuelve a presentar el mundo de la Galicia ancestral, pero despojado de lo épico o grandioso para hacer sólo hincapié en lo sórdido y miserable. El esperpento queda formulado a partir de Luces de bohemia como «la realidad vista a través de la deformación de los espejos cóncavos». Carácterísticas del esperpento son:

– Personajes degradados hechos fantoches por procedimientos como la  animalización.

– Presentación de problemas y conflictos modernos protagonizados por esos personajes, contraste que produce la situación grotesca y el sarcasmo hiriente.

–  Sucesión rápida de personajes (muy numerosos) y escenas (muy variadas).

– Variedad de registros lingüísticos: cultismos, citas literarias, parodias, vulgarismos

– Acotaciones de valor funcional y literario, a base de descripciones plásticas.

La obra de Valle-Inclán supuso una renovación que se anticipó a su época.

La guerra supuso una inevitable ruptura. Valle Inclán y Lorca mueren. Entre los que marcharon al exilio destaca Alejandro Casona, autor de un teatro poéticoque plantea el conflicto ­entre lailusión y la verdad. Exiliado escribe La dama del alba. Arniches y Benavente siguen escribiendo obras.  En la inmediata postguerra  destaca un teatro que sigue  la línea de la comedia de Benavente, de temas de tipo moral o social, unas veces en un tono grave y otras en un tono más ligero. Mención aparte merece la obra de Enrique Jardiel Poncela.Su teatro desarrolla las posibilidades cómicas del lenguajemediante equívocos, diálogos brillantes y juegos de palabras disparatados. Sus obras sorprenden al espectador presentando personajes atípicos y  situaciones disparatadas que se explicarán a lo largo de la obra. Es un anticipo en la vertiente cómica, de lo que luego será el teatro del absurdo. Entre los títulos de sus comedias destaca Eloísa está debajo de un almendro. Por esta época ya había escrito Miguel MihuraTres sombreros de copa, su obra más famosa, pero no se estrenaría hasta 1952

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