El Teatro Español a Comienzos del Siglo XX: Contexto y Desafíos
Situación General y Condicionamientos Comerciales
A principios de siglo, existía una gran afición al teatro en España, si bien este se encontraba, en general, bastante atrasado y sujeto a importantes condicionamientos comerciales. El público estaba dividido:
- La burguesía: Acudía principalmente a ver la comedia burguesa o alta comedia.
- El público popular: Consumía mayormente el «teatro menor», caracterizado por ser de fácil consumo, con piezas breves y, a menudo, de escaso interés literario.
Ambos públicos se decantaban mayoritariamente por un teatro de éxito comercial, continuador de la corriente realista del siglo XIX. En contraste, el teatro innovador, tanto en enfoques ideológicos y temas como en aspectos técnicos, solía tener poco éxito comercial y atraer solo a una minoría.
Dificultades de la Innovación Escénica
Cabe destacar que las novedades artísticas llegaron con más dificultad al teatro que a otros géneros. Esto se debió, en gran medida, a la complejidad y los costos de la puesta en escena. Para montar una obra de teatro se necesitaba una empresa que financiara la representación y asumiera el considerable riesgo económico. Consecuentemente, el éxito de público resultaba crucial para mantener cualquier montaje teatral en cartel.
Corrientes del Teatro Convencional y de Éxito
La Comedia Burguesa: Reflejo de una Clase
Esta corriente dominaba la escena y se dirigía fundamentalmente a la media y alta burguesía. Se desarrollaba preferentemente en un marco urbano y buscaba retratar lo cotidiano de este estrato social.
Jacinto Benavente: El Favorito del Público
Jacinto Benavente es el autor más representativo de la comedia burguesa, heredera del realismo decimonónico. Supo conectar con los gustos del público de su tiempo y buscó con frecuencia el aplauso fácil. Su obra de mayor éxito fue La malquerida. Destacan también en su producción títulos como La noche del sábado y Rosas de otoño.
Otros Continuadores
Autores que siguieron esta línea de la comedia burguesa fueron Luca de Tena y Calvo Sotelo.
El Teatro Poético: Verso e Historicismo
La temática principal de esta corriente es el drama histórico, a menudo escrito en verso. Presenta una estética que puede incorporar elementos modernistas y una visión heroica, inspirándose en ocasiones en las comedias barrocas y el drama romántico. Entre los autores que lo desarrollan se encuentran:
- Eduardo Marquina: Con obras como En Flandes se ha puesto el sol y Las hijas del Cid.
- Francisco Villaespesa: Autor de Abén Humeya.
Obras como La Lola se va a los puertos de los hermanos Machado también se inscriben en esta línea de teatro en verso con arraigo popular y poético.
El Teatro Cómico: Tradición y Costumbrismo
Esta vertiente enlaza con la rica tradición teatral española de los entremeses y sainetes, presentando un carácter castizo y costumbrista.
Carlos Arniches: Del Sainete a la Tragedia Grotesca
Carlos Arniches cultivó los sainetes, empleando un lenguaje castizo y popular. Es especialmente conocido por sus «tragedias grotescas» (también denominadas de «protesta»), entre las que sobresalen Los caciques y La señorita de Trevélez. En estas obras, bajo una capa de humor, Arniches muestra el lado más decepcionante y crítico de la existencia y la sociedad.
Los Hermanos Álvarez Quintero
Los hermanos Serafín y Joaquín Álvarez Quintero presentaron numerosos sainetes que ofrecían una visión a menudo superficial y tópica de Andalucía. Algunas de sus obras más conocidas son Caín, Malvaloca y El patio.
Pedro Muñoz Seca y el Astracán
Pedro Muñoz Seca fue el creador del «astracán» (o astracanada), un género teatral caracterizado por la búsqueda de la comicidad a toda costa, mediante la parodia, el humor grotesco y exagerado, los chistes fáciles y los juegos de palabras. Su obra más destacada y popular es La venganza de don Mendo, una hilarante parodia del drama histórico neorromántico.
El Género Chico: Variedad y Consumo Popular
El «género chico» gozó de enorme éxito a principios de siglo. Se fragmentó en múltiples fórmulas escénicas de corta duración, como operetas, revistas, zarzuelas chicas y otros espectáculos de variedades, destinados a un consumo popular masivo.
Ruptura y Vanguardia: Los Caminos de la Renovación Teatral
Primeros Intentos Renovadores: Modernismo y Generación del 98
Paralelamente al teatro de éxito comercial, autores vinculados al Modernismo y a la Generación del 98 comenzaron a escribir un teatro que buscaba nuevos cauces para la expresión de conflictos religiosos, existenciales y sociales, aunque a menudo con escasa repercusión en los escenarios comerciales.
Miguel de Unamuno: El Drama Intelectual
Miguel de Unamuno creó dramas de carácter intelectual, muy próximos al ensayo filosófico, en los que exploraba las grandes preocupaciones existenciales. Un ejemplo de su producción teatral es Fedra.
Manuel y Antonio Machado
Los hermanos Manuel y Antonio Machado también contribuyeron a estos intentos renovadores con obras teatrales en verso. Aunque con una estética que podía parecer apegada a cierta tradición, buscaron expresar conflictos más profundos. Entre ellas destacan Las Adelfas y la ya mencionada La Lola se va a los puertos.
La Consagración de la Innovación
Ramón María del Valle-Inclán: Del Modernismo al Esperpento
Ramón María del Valle-Inclán, figura crucial y precedente de la Generación del 98 en muchos aspectos, es uno de los grandes renovadores del teatro español. Su producción dramática evolucionó desde obras tempranas situadas en una Galicia mítica y cruel, como las Comedias bárbaras y Divinas palabras, hasta la creación del «esperpento». El esperpento se basa en una deformación sistemática de la realidad, una distorsión grotesca que busca revelar la tragedia y el absurdo de la vida española, como se aprecia magistralmente en Luces de bohemia. Su obra cumbre en este género es la trilogía Martes de Carnaval.
Federico García Lorca: Poesía, Símbolo y Tragedia Universal
Federico García Lorca, miembro destacado de la Generación del 27, es otra de las cimas del teatro español del siglo XX. Su teatro se caracteriza por un intenso lirismo, un magistral uso de los símbolos y un profundo sentimiento trágico de la vida. Su primera obra estrenada fue El maleficio de la mariposa. Durante sus tres últimos años de vida, escribió las obras que mayor fama y reconocimiento le han otorgado: la trilogía rural compuesta por Bodas de sangre, Yerma y La casa de Bernarda Alba.
Otras Voces Innovadoras
Miguel Hernández
El poeta Miguel Hernández expresó en diálogo teatral la intensa poesía que llevaba dentro. Entre sus obras dramáticas destacan Quién te ha visto y quién te ve y sombra de lo que eras.
Alejandro Casona
Alejandro Casona desarrolló un teatro que juega hábilmente entre la realidad y la fantasía, donde los personajes a menudo viven situaciones irreales o mágicas. Los problemas que plantea en sus obras suelen solucionarse de manera amable, poética e incluso irreal, como ocurre en La casa de los siete balcones, La dama del alba y Los árboles mueren de pie.
Max Aub
Max Aub, cuya obra se vio marcada por el exilio, escribió piezas de gran calado. Una obra de influencia surrealista, escrita durante su exilio, es El celoso y su enamorada.