Evolución de la Lírica Española Contemporánea: De Machado a los Años 60

Antonio Machado: Los Grandes Temas Poéticos

La poesía de Antonio Machado representa el Modernismo, su superación, el noventayochismo poético y la poesía de compromiso social. El Modernismo y la Generación del 98 son dos facetas de un mismo movimiento literario de renovación poética de principios del siglo XX. El Modernismo se fundamenta en dos movimientos literarios, el Parnasianismo y el Simbolismo, buscando trascender la realidad a través de símbolos. La Generación del 98, integrada por Pío Baroja, Antonio Machado, Valle-Inclán, Miguel de Unamuno, Ramiro de Maeztu y Azorín, se caracteriza por la preocupación por la identidad de lo español, el amor por Castilla y la revalorización de su paisaje y tradiciones, manifestando un profundo pesimismo, rebeldía y una actitud crítica.

Su primer libro es Soledades (1903), una poesía modernista vinculada a su primera visita a París y a la amistad que entabló allí con Rubén Darío. Se caracteriza por un fuerte cromatismo y metáforas típicamente parnasianas y simbolistas. Aparecen símbolos recurrentes como jardines, fuentes, el camino o el sueño. No obstante, muestra una peculiaridad distintiva: la tendencia a la fusión entre el paisaje y la intimidad del «yo» poético. El tema dominante es el de la primavera.

Símbolos en la Obra de Machado

  • El reloj, la tarde o la noria: aluden al paso del tiempo.
  • El río y la fuente: la vida y el fluir del tiempo.
  • La noria: la monotonía.
  • El mar (o la fuente estancada): símbolo de la muerte.
  • El huerto: la ilusión y el recuerdo infantil.
  • El camino: la vida; el caminante: las personas (homo viator).
  • El espejo: testigo del pasado y la memoria.
  • La luz: la iluminación del espíritu.
  • El sueño: los recuerdos o las ilusiones.
  • La primavera: la plenitud.
  • Las sombras: la existencia terrenal.
  • Los árboles: el arraigo y el consuelo.
  • El azul: la libertad; el blanco: la pureza.
  • La sangre: el dolor humano.
  • Las campanas, cementerios o cipreses: símbolos de la muerte.
  • Las abejas: el trabajo poético; la colmena: la poesía.

El último bloque de Soledades enlaza con Campos de Castilla (1912), su siguiente libro, donde ya se vislumbra una realidad más social. Su estancia en Soria y el encuentro con su futura esposa, Leonor, hicieron cambiar de rumbo su poesía. Esto se manifiesta en la contemplación de un paisaje que ya no es solo la prolongación subjetiva del «yo», sino también expresión de la realidad nacional e histórica y una reflexión teórica sobre la vida y la muerte. Además, introduce temas como el amor, el dolor, la desesperación y la muerte, a través de la figura de Leonor.

Durante los años de la Guerra Civil, escribió poca poesía. Su producción de estos años se reduce a un poema sobre la muerte de García Lorca, meditaciones paisajísticas sobre Valencia, algunos homenajes y la definitiva despedida de Guiomar (su última compañera). La mayoría de estos textos se agrupan bajo el título de Canciones de la guerra (1936-1939).

Los grandes temas poéticos de Machado son: la angustia provocada por la contemplación del discurrir temporal que conduce a la muerte, el problema de Dios y la religión, el sentimiento amoroso y España.

La Generación del 27: Cohesión Grupal y Nómina de Autores

Durante la segunda y tercera década del siglo XX (hasta el traumático estallido de la Guerra Civil), las artes españolas, incluida la literatura, vivieron un gran momento de esplendor conocido como la Edad de Plata. Un numeroso grupo de intelectuales (historiadores, cineastas, pintores, escritores, etc.) se dio a conocer en estos años. De entre ellos, cabe destacar dos grandes grupos: la Generación del 27 y Las Sinsombrero.

Han tenido que pasar muchos años para que en España se comprendiera que la omisión de las mujeres que vivieron y crearon en ese momento de esplendor era insostenible. De ahí la reivindicación de este grupo, «Las Sinsombrero», formado por escritoras, artistas e intelectuales como Maruja Mallo, María Zambrano, María Teresa León, Ernestina de Champourcín, Concha Méndez, Rosa Chacel, Josefina de la Torre y Marga Gil Roësset. Se las conocía en función de los hombres con los que estaban relacionadas; sin embargo, eran mujeres fuertes que lograron acceder a la universidad y que debían ser reconocidas por sus propios méritos.

La Generación del 27 recibe su nombre gracias a uno de sus componentes, Gerardo Diego. Este grupo se abrió paso en el panorama cultural español a partir de 1927. Diego incluye, junto a algunos poetas anteriores venerados por todos como Unamuno, los Machado o Juan Ramón Jiménez, a otros poetas como Federico García Lorca, Vicente Aleixandre, Rafael Alberti, Luis Cernuda, Pedro Salinas, Jorge Guillén, Dámaso Alonso y Gerardo Diego. También podrían incluirse cineastas como el aragonés Luis Buñuel o pintores como Salvador Dalí.

Razones del Nombre «Generación del 27»

Recibe su nombre por tres importantes razones:

  1. En primer lugar, porque en este año celebraron el tercer centenario de Góngora, cuya estética barroca tanto admiraban.
  2. En segundo lugar, es en este año cuando sus revistas literarias alcanzaron plena vitalidad.
  3. Y, por último, porque en ese año y en 1928, todos ellos ya habían publicado obra.

Características Comunes de la Generación del 27

Para que un grupo sea considerado una generación, ha de cumplir ciertos requisitos y tener elementos en común. En este caso, fueron los siguientes:

  • Se les llamó acertadamente Generación de la Amistad por los contactos personales que pronto fraguaron una amistad duradera.
  • A la Residencia de Estudiantes de Madrid (fundada en 1910), donde algunos de ellos vivieron unos años (como García Lorca y Emilio Prados), acudían atraídos por sus actividades.
  • Otro lugar de convivencia fue el Centro de Estudios Históricos, donde varios trabajaron con regularidad y compartieron, de la mano de Menéndez Pidal, el gusto por los autores medievales o clásicos.
  • Vivieron actos comunes, como el homenaje a Luis de Góngora por el tricentenario de su muerte.
  • Los poetas tenían una clara conciencia de grupo, nacida de la amistad y de experiencias comunes, como las publicaciones en las mismas revistas: La Gaceta Literaria y Litoral.
  • La antología preparada por Gerardo Diego en 1932 incluyó un significativo muestrario de la obra realizada hasta la fecha por los poetas del 27.
  • Presentaban unas marcas socioculturales comunes: eran progresistas y universitarios.
  • Su culto a la amistad fue muy importante y, en general, perduró por encima de ideologías políticas y de la separación por el exilio, a pesar de algunas tensiones entre Dámaso Alonso y Gerardo Diego con Luis Cernuda.
  • Cuando Vicente Aleixandre recibió el Premio Nobel de Literatura en 1977, se confirmó la plenitud poética de este grupo.

La «Poética» de la Generación del 27: Entre la Tradición y la Vanguardia

Sus orientaciones estéticas se pueden sintetizar en la unificación y convivencia de lo tradicional y lo vanguardista. De la tradición, tomaron rasgos de los poetas medievales y clásicos. Al mismo tiempo, recibieron el influjo de las vanguardias, sobre todo del Surrealismo.

Sintieron admiración por la poesía tradicional y popular, por lo que utilizaron estrofas como las coplas, villancicos o romances. En sus poemas, son habituales recursos como los paralelismos o las repeticiones. Por ejemplo, Alberti o Lorca rescataron estos rasgos en el llamado Neopopularismo. De la poesía del Siglo de Oro, admiraron a Góngora por su capacidad de crear una realidad poética propia y por sus oscuras metáforas, pero también a Garcilaso de la Vega o a San Juan de la Cruz. De la poesía de los siglos XIX y XX, recibieron la influencia del intimismo de Bécquer.

Respecto a las Vanguardias, recogieron las emociones, la angustia y la rebeldía contra la sociedad moderna en forma de imágenes irracionales. Sus principales rasgos fueron potenciar la imaginación, la importancia de los sueños, la irracionalidad y la escritura automática, como modo de expresar el mundo interior del artista. Adoptaron las metáforas e imágenes visionarias, que son imágenes que relacionan los objetos no por su semejanza física, sino por las emociones que despiertan. Con estos recursos, consiguieron la renovación del lenguaje poético.

Todos ellos nacieron en fechas cercanas y tenían lazos de amistad y una formación universitaria similar. Dicho grupo pasó por varias etapas:

  • Hasta 1927: Recibieron la influencia de las Vanguardias y de la poesía pura, y algunos poetas se inclinaron por la lírica popular tradicional, creándose dentro de la Generación del 27 la corriente conocida como Neopopularismo. También recibieron una gran influencia de los clásicos.
  • Entre 1927 y la Guerra Civil: Se produjo la rehumanización del arte con una gran influencia del Surrealismo, dándose más importancia al acento sociopolítico, a sentimientos como la angustia y la rebeldía, y a la denuncia de los problemas sociales, y menos a la estética.
  • Tras la guerra: El grupo se dispersó y cada autor tomó un camino personal, aunque se aprecian dos tendencias: en el exilio, destacó la nostalgia de una patria perdida; y en España, la poesía derivó hacia un humanismo angustiado.

Todos los autores de esta generación contribuyeron a la renovación poética mediante la utilización de nuevos procedimientos: el uso de metáforas irracionales; la innovación formal con el verso libre (que no tiene en cuenta la medida) y el versículo (que no tiene en cuenta la medida ni la rima); la mezcla de tradición (culta y popular) y modernidad (la poesía pura y las vanguardias); y la variedad de temas, tanto vanguardistas (la técnica, lo moderno, etc.) como tradicionales (el amor, la muerte, el paisaje).

Trayectoria Poética de García Lorca: Del Neopopularismo al Surrealismo

En la poesía de Federico García Lorca, conviven la tradición popular y la culta. Aunque es difícil establecer épocas en su poética, se distinguen dos etapas principales:

  1. La primera (hasta 1928): De esta etapa destacan Canciones (1927), Poema del cante jondo (1931) —que aborda el amor y la muerte en una Andalucía trágica y legendaria—, y Romancero gitano (1928), obra dominada por la frustración y el destino trágico. Estas obras se encuadran dentro del neopopularismo, que combina tradición (estrofa y argumento) y renovación (metáforas irracionales y simbolismo).
  2. La segunda etapa: Cuenta con una gran influencia surrealista, que se manifiesta en ciertas imágenes, en la actitud de rebeldía y protesta, y en el uso del verso libre. La obra cumbre de esta época es Poeta en Nueva York, que refleja la experiencia de su viaje a Nueva York en 1929 y presenta imágenes irracionales y enumeraciones caóticas que critican la deshumanización, el materialismo, la pobreza y la insolidaridad de las grandes ciudades.

De sus últimos años son Diván del Tamarit (1940), inspirado en las colecciones de la antigua poesía arábigo-andaluza; Sonetos del amor oscuro; y Llanto por Ignacio Sánchez Mejías (1935), una elegía dedicada a su torero y amigo fallecido, en la que destacan las doloridas imágenes surrealistas, las personificaciones y las sinestesias. Durante los años treinta, además de los poemas ya comentados, Lorca se centró preferentemente en el teatro. Su obra dramática es tan importante como su obra poética y constituye una de las cumbres de la dramaturgia española moderna, además de ser una obra universalmente admirada.

Su obra es, por tanto, una coherente fusión de lírica popular e innovación vanguardista, en la que la influencia del Surrealismo, en numerosos casos, aparece mezclada con un lenguaje poético propio. Lorca fue y es un poeta único y universal.

La Poesía en los Años 40

Una poesía arraigada, de orientación clasicista, que busca la perfección del verso y la expresión de la belleza. Los temas recurrentes son religiosos, paisajísticos o sentimentales. Publicaron en revistas como Garcilaso. Destaca Luis Rosales con Abril (1935).

Una poesía desarraigada, de tono angustiado y existencial, que se centra en el sufrimiento del ser humano desde una experiencia de muerte y destrucción. Los temas incluyen la búsqueda dolorosa de Dios o su silencio, las crisis religiosas y la angustia ante la muerte inexorable. Uno de los autores más destacados es Dámaso Alonso con Hijos de la ira (1944), y otro es Vicente Aleixandre. Se editó la revista Espadaña. Muchos de estos autores evolucionarían después hacia la poesía social.

Por último, hubo dos tendencias minoritarias: el Postismo y el Grupo Cántico.

La Poesía en los Años 60

Los poetas de esta década son de origen burgués y poseen formación universitaria. Comenzaron a editar cuando la poesía social estaba en auge. No renunciaron al tono social, a la crítica y la denuncia, pero vieron en la poesía algo más que un arma de combate; le añadieron una dimensión estética, preocupándose por la calidad y calidez del verso. De ahí que también incluyeran otros temas además de la lucha política, temas relativos a lo hondamente humano, como el amor, el dolor o la muerte. Y que su lenguaje fuera más cuidado o que sus poemas se caracterizaran por el rigor formal de la expresión, porque para ellos lo importante era la calidad poética.

Otros temas abordados son: el paso del tiempo (la infancia, la juventud perdida); la reflexión sobre la poesía (metapoesía); la presencia de lo religioso, relacionado con la literatura mística española o con la oriental; y las experiencias personales (amistad, erotismo, etc.).

Los poetas más representativos de esta generación fueron: Ángel González, Claudio Rodríguez, Francisco Brines, Jaime Gil de Biedma, José Ángel Valente, José Agustín Goytisolo y Antonio Gamoneda. Otros autores que también se incluyen son José María Valverde, Carlos Sahagún, Ángel Crespo, Gloria Fuertes y M.ª Victoria Atencia, entre otros.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *