El Teatro Español del Siglo XX: Movimientos y Autores Clave
El Teatro Triunfante y Continuador
El Teatro Triunfante en España es el continuador del realismo del siglo XIX. Su principal representante es Jacinto Benavente, ejemplo claro de las concesiones al público burgués.
Teatro Continuador (Jacinto Benavente)
- Su primera obra, El nido ajeno, fue bien recibida por los jóvenes intelectuales, pero mal por la burguesía.
- Benavente optó por amoldarse a gustos mayoritarios, limitándose a censurar pequeños vicios, sin hacer críticas totales.
- Mejores obras: Los intereses creados y La Malquerida. Recibió el Premio Nobel.
Teatro Poético en Verso
Es una mezcla de Romanticismo y Modernismo, conservador y tradicional, con constantes alusiones a las perdidas glorias del Imperio español. Por su temática, es un teatro histórico.
Teatro Cómico
Su intención es hacer pasar un buen rato. Es muy reiterativo en las formas de conseguir el humor: equívocos, juegos de palabras, etc. Destacan:
- Los hermanos Álvarez Quintero.
- Carlos Arniches.
- El gaditano Pedro Muñoz Seca, inventor de un nuevo género, el «astracán».
El Teatro Innovador
Los mejores autores son Valle-Inclán y García Lorca. Otros autores innovadores incluyen:
- Unamuno: Escribe un teatro de ideas, donde lo fundamental es el texto y el conflicto de los personajes. Hay poca acción y total ausencia de elementos escénicos (ejemplo: Fedra).
- Jacinto Grau: Plantea experiencias renovadoras.
- Pedro Salinas y Rafael Alberti (autores de la Generación del 27): Escriben un teatro interesante. Alberti destaca como autor (Noche de guerra en el Museo del Prado) y como director teatral.
Renovación del Teatro Humorístico
Jardiel Poncela y Mihura son los máximos exponentes de un grupo de autores («otra Generación del 27») que realizan una labor de renovación en el teatro humorístico español. Los dos alcanzan su máxima consideración tras la Guerra Civil.
Dos figuras destacan en el panorama teatral español del siglo XX: Valle-Inclán y García Lorca.
Ramón María del Valle-Inclán
Valle-Inclán es uno de los autores más controvertidos, extravagantes y geniales que ha dado nuestra literatura.
- Etapa Modernista: Inició con novelas de la serie de las Sonatas, memorias del marqués de Bradomín, un «don Juan feo, católico y sentimental», donde conviven la elegancia más exquisita y la provocación más amoral.
- Etapa Intermedia: Con las Comedias Bárbaras, donde aparecen extraños personajes, violentos o tarados. Estas comedias son difícilmente representables debido a su gran longitud y a los cambios rapidísimos de escenario.
- Última Etapa (La más lograda): La de los esperpentos. Sobresalen Divinas palabras y Luces de bohemia (1920).
Valle-Inclán consideraba que la tragedia era un género demasiado noble para recoger el ambiente español de la época. De ahí que «el sentido trágico de la vida española solo puede darse con una estética sistemáticamente deformada». En Luces de bohemia, Max Estrella, ciego bohemio, pobre y desafortunado, deambula por las calles de Madrid camino de su muerte, recorriendo diversos lugares y dando cuenta de la crítica situación del país.
Federico García Lorca
Federico García Lorca representa una de las altas cumbres de la dramática española moderna. Su obra supone un intento de depuración, de búsqueda del restablecimiento de la pureza original de la palabra evocadora. Muestra un concepto renovador del arte escénico que lo ha convertido en el dramaturgo español más conocido de todos los tiempos.
El teatro de Lorca parte de tres principios fundamentales:
- Depurar el teatro poético.
- Incorporar tendencias vanguardistas.
- Acercar el teatro al pueblo.
La mujer es la protagonista del teatro lorquiano, representando el ansia de libertad en una sociedad patriarcal y machista. Sus obras representan la tragedia de toda persona condenada a la frustración en sus deseos más íntimos y a la marginación.
Temas constantes en el teatro lorquiano:
- Amor imposible.
- Conflicto entre deseo y realidad.
- Lucha de libertad y autoridad.
- La frustración (ejemplos: Bodas de sangre, Yerma).
Lorca también cultivó un teatro puramente innovador.
El Teatro Desde 1939 Hasta Nuestros Días
Las duras condiciones de la posguerra afectaron la creación literaria, y la producción teatral no estuvo libre de dificultades. El teatro vivió una crisis general: los autores escaseaban y padecían una férrea censura. El público y los empresarios no estaban dispuestos a la innovación, lo que redujo el teatro a un mero espectáculo para la diversión. En esta época, además, aparece el cine como competidor.
Teatro Triunfante de la Inmediata Posguerra
Propone una clara continuidad con las formas y los temas dramáticos anteriores a la Guerra Civil española. Se trata de una serie de autores que conciben el espectáculo teatral a la manera de Benavente (ejemplos: José María Pemán, Claudio de la Torre). La alta comedia benaventina no trata de innovar ni presenta disposición a la ruptura. Es un subgénero basado en el diálogo agudo y brillante.
Teatro del Humor (Jardiel Poncela y Mihura)
El panorama dramático de la posguerra muestra una tendencia al teatro del humor. Los dos representantes más destacados son Jardiel Poncela y Miguel Mihura.
- Jardiel Poncela: Busca el humor en el planteamiento de situaciones inverosímiles y absurdas. A diferencia de Valle-Inclán, Poncela siempre trató de acomodar los argumentos a la lógica final y a las condiciones técnicas del teatro y del escenario. Este esfuerzo, sin embargo, malogró ideas y situaciones que podrían haber sido geniales.
- Miguel Mihura: Su evolución literaria está marcada por la imposibilidad de representar Tres sombreros de copa. La obra, escrita en 1932, contenía un poder crítico y corrosivo que impidió su representación hasta 1952, cuando el TEU (Teatro Español Universitario) la representó con enorme éxito. La fama que ya había adquirido Mihura como periodista de La Codorniz fue un factor decisivo que ayudó a dicho éxito. El resto de su producción es posterior a estas fechas; destacamos Maribel y la extraña familia.
Teatro Realista y Social (Años 50)
En los años 50 surge un teatro social, comprometido con los problemas del ser humano. Antonio Buero Vallejo y Alfonso Sastre son los autores más sobresalientes.
Antonio Buero Vallejo (El Posibilismo)
Plantea un teatro moderadamente crítico que pueda estrenarse y que llegue al público; un teatro arriesgado, pero no temerario. De Buero Vallejo destaca su teatro de inmersión, en el que el espectador observa la historia desde dentro, desde el punto de vista del personaje (ejemplo: La Fundación).
Alfonso Sastre (El Imposibilismo)
Sastre defiende que no hay un teatro imposible, sino imposibilitado. El autor debe escribir lo que piensa y siente, aunque ello implique que sus obras sean censuradas. Sastre concibe el teatro como medio de concienciación y de agitación. Propone investigar la condición del ser humano actual y examinar sus relaciones con la sociedad. En torno a estos asuntos, elabora un teatro trágico, de protesta y que invita a reflexionar sobre la necesidad de un cambio social. Sus principales piezas dramáticas son Escuadra hacia la muerte o La sangre y la ceniza.
A partir de los años 60, continúa esta línea más tradicional de teatro, basado ante todo en el diálogo, con nuevos autores como Antonio Gala, José Luis Alonso de Santos o Fernando Fernán Gómez.
