Introducción a la Poesía Española de Posguerra
Introducción igual a la del tema 6.
La Poesía en los Años 40
1. Poesía Arraigada
Es la cultivada por autores de la llamada Generación del 36, cuyo punto de unión es haber tomado parte en la contienda. Salvo excepciones (Miguel Hernández y Gabriel Celaya), pertenecen al bando vencedor y son complacientes con la dictadura. Su poesía adopta una forma clasicista (sonetos al estilo de Garcilaso) y dos tonos diferentes: uno heroico para ensalzar el momento presente, relacionándolo con el pasado imperial español, y otro intimista para ensalzar la belleza de la tierra, el amor dentro de la familia o el sentimiento religioso. Es una poesía totalmente conforme con la realidad.
Sus órganos de difusión son las revistas Escorial, Juventud o Garcilaso; sus principales representantes: Luis Rosales, Luis Felipe Vivanco, Leopoldo Panero, Dionisio Ridruejo y José García Nieto.
2. Poesía Desarraigada
En 1944 se producen dos importantes hitos poéticos:
- Vicente Aleixandre y Dámaso Alonso publican, respectivamente, Sombra del paraíso e Hijos de la ira.
- En León aparece el primer número de la revista Espadaña.
Otras publicaciones destacadas son Corcel, en Valencia, o Proel, en Santander. Es precisamente Dámaso Alonso el que distingue entre “poesía arraigada” y “poesía desarraigada”.
Para los poetas “desarraigados”, según él, “el mundo nos es un caos y una angustia, y la poesía una frenética búsqueda de ordenación y de ancla”. Y termina diciendo: “Sí, otros [a diferencia de los poetas “arraigados”] estamos muy lejos de toda armonía y de toda serenidad”.
Como consecuencia, estos poetas intentan reflejar la peripecia individual del ser humano en tiempos de angustia y dolor, de continua zozobra interior y exterior, y de falta de fe en el futuro. Se trata de una poesía existencialista, realista, una poesía arrebatada, de agrio tono trágico (que a veces fue calificada de “tremendista”, como cierta novela de la época) y que evolucionará muy pronto hacia la poesía social. El lenguaje utilizado es abrupto, casi violento, cercano al grito.
Autores: Victoriano Crémer, Eugenio de Nora, José Hierro, Carlos Bousoño, José Luis Hidalgo, Gabriel Celaya y Blas de Otero.
3. Otras Tendencias Minoritarias
Aparte de estas dos tendencias principales, un interesante grupo de poetas de la España de posguerra es el que se configura en torno a la revista cordobesa Cántico, fundada en 1947. Estos poetas cultivan una poesía intimista, de aliento romántico y notable riqueza expresiva (Pablo García Baena, Ricardo Molina).
Otra tendencia poética de carácter minoritario es el llamado Postismo (abreviatura de postsurrealismo), que se propone rescatar y continuar la poética surrealista. Destacan Carlos Edmundo de Ory y J. E. Cirlot.
4. La Poesía en el Exilio
Completa el panorama la obra poética de aquellos autores que marcharon al exilio tras la Guerra Civil (Juan Ramón Jiménez y los del 27) y que tratan temas como la patria perdida, la nostalgia, etc. Destaca León Felipe con una poesía combativa, en un tono vehemente y declamatorio con resonancias quijotescas. Obras: Español del éxodo y el llanto y Ganarás la luz.
Poesía en los Años 50: La Poesía Social (1950-1964)
La poesía existencialista desemboca en la Poesía Social. Los escritores salen de su angustia interior y dan testimonio de lo que ocurre en la calle; con su protesta pretenden transformar la sociedad y tienen fe en la literatura como motor de ese cambio. A partir de 1950, denuncian la marginación, el paro, la falta de libertad, y exigen la justicia y la paz para España, una patria amada y rota que se convierte en protagonista de sus versos:
- Que trata de España (Blas de Otero)
- España, pasión de vida (Eugenio de Nora)
- Canto a España (José Hierro)
Palabras como compromiso y solidaridad son las que mejor expresan el sentir de estos poetas, porque buscan compartir sus versos con los demás, con el pueblo, y que su obra no sea suya, sino de todos. Esta actitud les conduce a expresar sus mensajes con un lenguaje tan transparente que llega incluso, en el caso de Gabriel Celaya, a un prosaísmo extremo. Para ellos la poesía ha de ser una actividad tan social y tan necesaria como el trabajo o la justicia, y otorgan a la palabra tanto valor como el aire que se respira.
Autores Destacados de la Poesía Social
Dentro de esta corriente, destacaremos a tres poetas: Gabriel Celaya, Blas de Otero y José Hierro.
a) Gabriel Celaya
Su obra más conocida se desarrolla a partir de 1947. La crítica ha reconocido su enérgico compromiso social, pero también ha criticado su descuido de la forma. Obras: Tranquilamente hablando (1947), de su etapa existencialista. De su etapa social destacaremos: Cantos iberos (1955).
b) Blas de Otero
Es el gran poeta de la posguerra. Fue censurado y prohibido en repetidas ocasiones. Su obra, que tiene tres etapas, es una buena muestra de la evolución de la poesía española de la segunda mitad de siglo [como ocurre con Buero Vallejo en el teatro y con Cela en la novela]:
- Primera etapa. Existencialista. De tono desgarrado, se centra en la búsqueda angustiosa de Dios, del amor y del sentido de la existencia. Obras: Ángel fieramente humano (1949) y Redoble de conciencia (1951), englobados más tarde en el libro Ancia.
- Segunda etapa: Poesía Social. Adopta una actitud de compromiso y solidaridad con los problemas colectivos de España. Obras: Pido la paz y la palabra (1955), En castellano (1959) y Que trata de España (1964).
- Tercera etapa: Supone un cambio formal importante, casi cercano al experimentalismo. A esta época pertenece Hojas de Madrid (1968-1979).
c) José Hierro
Como ocurre con los poetas anteriores, sus primeras obras son existencialistas. Se integra en la poesía social con Quinta del 42 (1952) y Cuanto sé de mí (1959).
Poesía en los Años 60: El Grupo Poético o Generación del 50
Este apartado se puede desarrollar perfectamente de acuerdo con lo que se dice de estos poetas en la página 263 del libro de texto. Es importante comentar lo que estos poetas comparten con los poetas sociales, para pasar después a señalar las diferencias, sobre todo en el plano formal (para ellos el principal compromiso del poeta es el que mantiene con su obra). Después habría que citar los temas, los rasgos de estilo y la métrica.
A esto habría que añadir lo siguiente:
- Ya no conciben la poesía como comunicación (como los poetas sociales): ahora la poesía es conocimiento y consiste en una “indagación en lo oscuro mediante la cual, una vez terminado el poema, conocerá la realidad desde otras perspectivas” (Carlos Sahagún). Y “ese conocimiento se produce a través del lenguaje poético y tiene su realización en el poema” (José Ángel Valente).
- En esa tarea el punto de partida es con frecuencia la anécdota personal, su propia experiencia de las cosas, a partir de la cual y mediante el poema pueden acceder a una visión más abarcadora; por ello la poesía de estos autores ha sido calificada también como poesía de la experiencia (así se conoce también la poesía de algunos autores de los 80 que toman como modelo a los poetas de esta generación).
No es extraño, por tanto, que la poesía de estos autores sea conocida como poesía del conocimiento y también como poesía de la experiencia.
Autores Principales de la Generación del 50
- Ángel González: Quizá el ejemplo más claro de transición de la poesía social al nuevo estilo poético. Perdura en él el compromiso social, pero la crítica y la denuncia se expresan preferentemente a través de la ironía y del humor ácido en libros como Áspero mundo, Grado elemental, Tratado de urbanismo.
- José Agustín Goytisolo: Aúna en sus versos la preocupación ética con el análisis de la propia conciencia y la exploración de la intimidad: Del tiempo y del olvido, Palabras para Julia y otras canciones.
- Jaime Gil de Biedma: Es probablemente el escritor cuya influencia personal y poética fue más significativa tanto en sus compañeros de promoción poética como, sobre todo, en los poetas jóvenes posteriores. Combina en sus textos el lenguaje conversacional y antirretórico con la expresión precisa y elegante. Entre sus libros destacan Compañeros de viaje, Moralidades, Poemas póstumos (en Las personas del verbo recoge su poesía completa).
- José Ángel Valente: Principal defensor de la poesía como conocimiento de una realidad cuya revelación se produce en la creación poética. Toda su poesía tiene ese objetivo: hallar la palabra precisa que desvele la realidad. De ahí su carácter meditativo, sus versos densos y su lenguaje sobrio. Obras poéticas suyas son A modo de esperanza, Poemas a Lázaro, La memoria y los signos. En su caso se habla de poesía del silencio, manifestada en Treinta y siete fragmentos.
- Antonio Gamoneda (Premio Cervantes 2007): Solo publicó un libro en los años sesenta: Sublevación inmóvil (1960). Tras un largo silencio, ha publicado numerosos libros poéticos hasta convertirse en una voz imprescindible en la lírica española contemporánea: Descripción de la mentira, Blues castellano.
- Francisco Brines: Gran poeta que tiene como tema fundamental de su poesía el paso del tiempo (y la lógica consecuencia de la muerte), que resuena ya en los sugerentes títulos elegidos para sus obras: Las brasas, El otoño de las rosas y Palabras a la oscuridad.
Además, se podría citar a José Manuel Caballero Bonald, Carlos Sahagún y, desde luego, a Claudio Rodríguez, que desarrollaremos al final del tema.
Poesía en los Años 70: Los Novísimos (Poetas del 70)
[Este tema se puede desarrollar siguiendo la página 265 del libro. De estos poetas habrá que hablar también al comienzo del tema 8: como en ese tema no hay un autor específico habrá tiempo para precisar más y entrar en detalles que aquí no caben].
En los años 70 surge un grupo de jóvenes poetas que conducen la poesía española por rumbos diferentes. Se les denomina Los Novísimos, debido a su aparición colectiva en una antología preparada por el crítico José María Castellet y publicada en 1970 con el título de Nueve novísimos poetas españoles.
Características y Autores de Los Novísimos
Los antologados eran José María Álvarez, Félix de Azúa, Guillermo Carnero, Pere Gimferrer, Antonio Martínez Sarrión, Ana María Moix, Vicente Molina Foix, Leopoldo María Panero y Manuel Vázquez Montalbán. Todos ellos habían nacido después de la Guerra Civil.
Castellet los presenta como escritores con voluntad rupturista con toda la literatura previa. Los caracteriza un talante provocador en línea con los movimientos vanguardistas de entreguerras. En este sentido, se vuelven a utilizar procedimientos surrealistas como:
- La escritura automática.
- El collage (inserción de otros textos dentro del poema).
- El verso libre.
La rica formación literaria de estos escritores —muchos de los cuales son profesores o han estudiado filología— contribuye al sesgo culturalista de sus poemas, que rayan bastantes veces en el exhibicionismo cultural. Por otra parte, al lado de esta orientación culta, son también frecuentes en sus versos los motivos de la sociedad de consumo, por lo que aparecen aquí y allá términos y topónimos anglosajones y referencias a héroes del cine, del deporte, de la canción, de los tebeos o de la política.
Otro tema reiterado es el de la poesía misma: la reflexión metapoética de muchas composiciones insiste en considerar el arte como fenómeno autónomo, la poesía como valor absoluto en sí mismo y el poema como texto autosuficiente.
Otros autores que no fueron recogidos en la antología, pero que pertenecen a esa misma generación son: Antonio Colinas, Jenaro Talens, Luis Alberto de Cuenca…
Como títulos más destacados de los Novísimos se pueden citar:
- Arde el mar (1966) y La muerte en Beverly Hills (1968), de Pere Gimferrer (sin duda el poeta más importante del grupo).
- Dibujo de la muerte, de Guillermo Carnero.
- Sepulcro en Tarquinia, de Antonio Colinas.
- Elsinore, de L. A. de Cuenca.
- Así se fundó Carnaby Street, de L. M. Panero.
Figura Clave: Claudio Rodríguez (1934-1999)
Es sin duda el poeta de su generación, la conocida como Generación o Grupo poético de los años 50, que más cuida los aspectos formales del poema, en especial los referidos al ritmo.
1. Don de la ebriedad (1953)
Fue su primer libro, con el que ganó el Premio Adonáis en 1953. Es una obra que sorprende por varias razones:
- Personalidad y Tradición: Resulta difícil encontrar una tradición reconocible, aunque se aprecian ecos de la literatura espiritual castellana (Fray Luis de León y San Juan de la Cruz) y ciertas resonancias de la poesía simbolista francesa, de Rimbaud especialmente. Llama la atención que lo escribiera con 17 años y lo publicara con 19.
- Ritmo y Métrica: El poeta lo gestó mientras paseaba por los campos de Zamora (“manía andariega”). Está escrito en versos endecasílabos asonantados en los pares, con frecuentes encabalgamientos y abundantísimas interrogaciones y exclamaciones.
- Temática y Tono: Está concebida como un “cántico”, con un tono general de himno y fervor exclamativo. Los núcleos espirituales y temáticos son la claridad, el don y la ebriedad. Transmite “un estado de entusiasmo, en el sentido platónico, de inspiración, de rapto, de éxtasis”, que lo aproxima a la literatura mística.
- Estilo: Destaca su talante visionario, con llamadas a lo misterioso y metáforas muy alejadas de la realidad inmediata.
2. Conjuros (1958)
Es una confirmación de las virtudes del primero: continúa el tono exclamativo, la abundancia de vocativos e interjecciones, y las apelaciones a los oyentes. En cuanto a la métrica, sigue dominando el endecasílabo, combinado ahora a menudo con el heptasílabo.
Lo más destacable es la abundancia de términos referidos al ámbito rural y de escenas campesinas que el poeta utiliza para trascender la realidad inmediata y expresar valores universales. Es lo que Carlos Bousoño ha llamado “realismo metafórico”, reflejado, por ejemplo, en la descripción de “El baile de Águedas” como un modo de expresar el sentimiento de solidaridad.
3. Alianza y condena (1965)
El título, una antítesis, marca el desarrollo de la obra. Los dos polos son el “conocimiento de las contradicciones, máscaras, trampas y engaños de la realidad y la contemplación de todo aquello que purifica y que salva”.
- Tema Principal: El conocimiento poético planteado como problema (la poesía como conocimiento, no como comunicación).
- Elementos de Salvación: Los valores positivos de la infancia (la inocencia) y la hospitalidad (temas a los que dedica las dos últimas odas: “Oda a la niñez” y “Oda a la hospitalidad”).
- Tono: Más moral y meditativo, sin las exclamaciones de los libros anteriores, pero con numerosas estructuras antitéticas y contrastes.
4. El vuelo de la celebración (1976)
Trata de la “celebración como conocimiento” y “como servidumbre”. Estamos ante un conocimiento contemplativo y amoroso que implica la unión o comunión carnal del poeta con lo otro (la persona amada y las cosas). El amor se revela como la más alta vía de conocimiento.
Llama la atención el empleo de elementos procedentes del lenguaje, los juegos y las canciones infantiles en algunos poemas (“Ballet de papel”, “Lo que no se marchita”, “Una aparición”). La presencia de la infancia es, junto al amor y el conocimiento, otro aspecto fundamental.
5. Casi una leyenda (1991)
Trata “del vivir como leyenda, no como historia”. Sigue presente la preocupación por la oscura naturaleza de la verdad y del conocimiento que había comenzado en Alianza y condena.
Conclusión de la Trayectoria: Culmina una trayectoria de conocimiento cuyo hilo conductor es la progresiva pérdida o disminución de la ebriedad y claridad iniciales, lo que lleva al poeta a un escepticismo y una desconfianza crecientes respecto al poder de la palabra. Este cambio se traduce en la sustitución del tono irracional y exaltado por un tono meditativo y elegíaco y por una mirada ética, cada vez más dubitativa y desengañada. Los dos polos de este proceso evolutivo (primer y último libros) muestran una clara dimensión metapoética.
Notas Metodológicas y Consejos de Estudio
El tema, tal y como se presenta, se puede resumir (bastante incluso) y podéis adaptarlo a vuestra forma de explicar (dentro, claro, del registro formal que debéis utilizar siempre en los exámenes) las ideas que contiene. Es mejor no intentar aprenderlo de “memorieta”, sin entenderlo, porque seguro que acabaréis poniéndolo mal.
Consejos sobre Autores y Obras:
- Se citan demasiados títulos, pero no tenéis que aprenderlos todos; elegid los que creáis que vais a retener mejor. Los más importantes van siempre en negrita.
- Tampoco hace falta que citéis todos los autores, sobre todo en el Grupo Poético del 50 y en Los Novísimos. Podéis elegir los más importantes y decir algo breve, pero significativo, de su poesía, lo que más los peculiarice.
- Todo esto deberíais hacerlo mediante la confección de esquemas personales que os ayuden en el estudio.
- Es importante que respetéis los apartados en los que se divide el tema, y que pongáis los títulos de esos apartados al desarrollarlo.
Consejos Específicos para Claudio Rodríguez:
Para desarrollar a Claudio Rodríguez tendréis que resumir lo expuesto y seleccionar lo que entendáis mejor (los tipos de versos, los temas y los rasgos de estilo que caracterizan a cada libro, por ejemplo) porque es un poeta difícil, sobre todo cuando se trata de explicar el significado profundo de su poesía. Por eso os sería de utilidad leer alguno de los poemas que se ponen también en el aula virtual. Estaría bien, por ejemplo, hacer un esquema y estudiar lo característico de cada libro (tiene pocas obras y debéis decir algo de cada una) y a continuación leer algún poema de ese libro cuyas características habéis estudiado para ver cómo se cumplen esas características en el texto que leéis (comprobar, por ejemplo, cómo en “El baile de Águedas” están presentes las exclamaciones, las interrogaciones y las apelaciones al oyente características de Conjuros, que es el libro al que pertenece el poema, y también cómo expresa el autor el sentimiento de solidaridad a través de la descripción costumbrista de un baile de pueblo).
