Estrategias Efectivas para la Enseñanza de la Lectoescritura: Enfoque Global

Conviene presentar las palabras por grupos de entonación. Lewis insiste en la necesidad de aprender los bloques similares al mismo tiempo. El aprendiz no debe analizar estos bloques desde el punto de vista de la gramática. Lo importante es que los memorice sin considerar su constitución sintáctica, es decir, que el alumno memorice los bloques con la entonación correcta, sin analizarlos desde el punto de vista fonético.

Una posibilidad después de este paso es comparar dicha entonación con la del bloque correspondiente en su lengua materna. Con algunas lenguas, es posible que sean iguales. No obstante, incluso con idiomas cercanos al español como el italiano y el francés, lo normal es que haya pequeñas diferencias.

Después de enseñar las expresiones con su inflexión correspondiente, es recomendable presentarlas en contexto. Se puede hacer de varios modos, por ejemplo, con conversaciones transcritas de la lengua hablada, o referencias auditivas en forma de películas o grabaciones.

Las expresiones institucionalizadas que pueden servir de modelo son, por ejemplo, los enunciados breves. En este grupo, se encuentran frases asertivas, así como preguntas con partícula interrogativa y frases expresivas. Los ejemplos del primer grupo son frases afirmativas. Tienen funciones pragmáticas variadas, como por ejemplo, señalar el comienzo de una observación (vamos a ver), negar algo de forma enfática (de eso nada) o afirmar algo de forma total (ya lo creo). Estrechar la mano ha tenido varios significados durante muchos años.

Método global (“ideovisual” o Decroly)

  • Centro de interés
  • Fase inicial
  • Fase de ampliación y elaboración
  • Fase de análisis

Entre estas nuevas técnicas de enseñanza analíticas de la lectoescritura caracterizadas por partir de unidades con significado completo, ya sea una palabra o una frase, el más usado es el método global, que trabaja con palabras apoyándose en las imágenes que las identifiquen para que el niño comprenda el concepto desde el principio. Este sistema tiene la ventaja de que permite comenzar la enseñanza de la lectura y la escritura a partir de los 3 años.

Para ello, los profesores llenan la clase de carteles con palabras (el nombre de cada alumno escrito en su mesa y en su perchero, el nombre identificativo de cada objeto del aula, el título de los dibujos que han realizado los niños y que están colgados en las paredes…– que tengan relación con el mundo de los pequeños.

Gracias a su memoria visual, los niños reconocen letras, incluso frases (Coca-Cola), y las relacionan con las imágenes. Si ve una palabra escrita debajo de un dibujo del sol, sabe de qué palabra se trata, aunque no sepa qué letras son.

Tras muchas repeticiones, los niños ya están preparados para leer frases o, incluso, textos con esas palabras aprendidas. El resto de los elementos de la oración, como los verbos, los reconocen por deducción, a través de las relaciones que existen entre todos los componentes de la frase. De esta forma, los niños aprenden por curiosidad y por comprensión y entienden perfectamente lo que leen. Es un método más natural, porque sigue el mismo proceso que el aprendizaje del lenguaje, que se basa en repetir las palabras que oímos continuamente.

Además, el niño se siente interesado por aquello que tiene sentido, lo que le ayuda a tener una lectura más fluida y comprensiva desde el principio.

Este método data del siglo XVIII, aunque no fue hasta el siglo XIX cuando se organizó definitivamente. En Bélgica el método global fue aplicado antes de 1904 en el Instituto de Enseñanza Especial de Bruselas dirigido por el Dr. Ovidio Decroly. Este método es conocido también como método de oraciones completas o método Decroly.

Decroly afirma que sólo se puede aplicar el método Global analítico en la lectoescritura si toda la enseñanza concreta e intuitiva se basa en los principios de globalización (obligatorio en la etapa de Educación Infantil) en el cual los intereses y necesidades del niño y la niña son vitales cuando se utilizan los juegos educativos que se ocupan como recursos complementarios para el aprendizaje de la lectoescritura.

Al profundizar en las características intrínsecas de este método se hace patente que es el que mejor contempla las características del pensamiento del niño en la etapa preoperacional (Piaget), más concretamente, en la subetapa intuitiva que corresponde al período comprendido entre los 4 y los 7 años.

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