Evolución de la Crítica Literaria: Del Modernismo al Formalismo Ruso

La Crítica Modernista y la Transformación Literaria

A finales del siglo XIX, la literatura comienza a experimentar una transformación de su concepto y, por consiguiente, se asiste a la inauguración de las teorías literarias contemporáneas. Los responsables de esta transformación fueron los poetas modernistas o simbolistas. Un texto básico para comprender esta transformación de la literatura en el sentido antirromántico es el titulado Filosofía de la composición, publicado por Edgar Allan Poe.

Cabe decir que, junto con esta «desacralización» de la literatura —que resulta de considerarla ya como un trabajo y no como un producto del genio—, caracteriza esta nueva etapa del pensamiento literario modernista lo que se ha dado a conocer como autorreflexividad. Si el impresionismo quería que la crítica fuera arte, el modernismo quiere que el arte sea crítica, y el resultado de ello es lo que Roland Barthes y Julia Kristeva llamaron «texto»; es decir, un discurso a medio camino entre lo literario y lo teórico.

La Historia Literaria: Métodos Histórico-Positivos

Nacida de los impulsos del siglo XIX y del Romanticismo, aparece en este periodo la ciencia de la literatura, identificada en un primer momento con la historia de la literatura, de manera que esta naciente disciplina no es más que la historia literaria. Por otra parte, se acepta el presupuesto positivista de la unidad del método de la ciencia, y se piensa que, si la historia quiere ser ciencia, deberá utilizar ese método. Surge así lo que se conoce como el método histórico-positivo.

Todo esto está muy relacionado con el nuevo papel institucional de la literatura, que ya no solo va a significar el conjunto de textos propios de una nación, sino que va a pasar a ser también un área de conocimiento en las universidades. La convicción de que todo encuentra explicación en el estado general del espíritu de una época condujo a las primeras manifestaciones del determinismo histórico, que estuvo presente no solo en esta etapa, sino en buena parte de las teorías literarias del siglo XX. Este determinismo histórico no se contentó con interpretar los textos en tanto que testimonios de una determinada realidad histórica, sino que pretendió incluso que dichos textos fuesen elaborados desde los presupuestos ideológicos propios de esa realidad.

La Crítica Impresionista: Subjetividad y Arte

Junto a esta ciencia de la literatura, durante la segunda mitad del siglo XIX convivió también su opuesto: la crítica literaria ajena a toda objetividad. Nace de esta manera la crítica impresionista que, a juzgar por las palabras de sus máximos representantes, es más un signo del crítico que una referencia a la obra comentada.

Los impresionistas consideran que el crítico vive encerrado en su propio «yo», y que ese encarcelamiento le impediría ver cualquier realidad objetiva que existiera fuera de él. La idea de que la crítica es también arte, y la consideración de que no puede hacerse un discurso teórico sobre cómo la literatura nace de la fantasía y del sentimiento son, junto con el principio de la subjetividad absoluta, las características más sobresalientes de la crítica impresionista. De ahí que los textos de crítica impresionista no se diferencien mucho de los textos literarios.

El Formalismo Ruso: Orígenes de la Teoría Contemporánea

Parece fuera de todo posible cuestionamiento la afirmación de que la teoría literaria contemporánea comienza con la llamada escuela formalista rusa. Los formalistas rusos proceden de dos grupos principales:

  • Por una parte, el Círculo Lingüístico de Moscú, con figuras como Roman Jakobson.
  • Por otro lado, la Sociedad para el Estudio del Lenguaje Poético, conocida como OPOJAZ, con Viktor Shklovski.

Aunque los primeros se inclinaban por aplicar teorías lingüísticas previas al estudio del texto literario, los segundos preferían elaborar teorías propias para el tratamiento del texto artístico. No obstante, los intereses y objetivos de ambos grupos eran bastante coincidentes y llegaron a constituir un bloque compacto y homogéneo.

Evolución y Conflicto del Grupo Formalista

Es a partir de 1916 cuando se constituyó el grupo formalista, teniendo como pilares fundamentales las dos escuelas mencionadas. Se estableció como tal mediante su rechazo del positivismo imperante; de manera que, frente a la consideración externa o extrínseca de la obra de arte, los formalistas defendían una actitud interna o inmanentista.

Cabe decir que un papel decisivo en la orientación tomada por estos jóvenes críticos fue desempeñado por la evolución de la práctica literaria constituida por las vanguardias. Será precisamente ese marcado carácter intrínseco el que hizo inevitable el choque con las teorías sociales del arte en una situación histórico-política que exigía del intelectual un compromiso explícito con la causa revolucionaria. Así pues, con la elevación del marxismo a doctrina oficial, comenzarían las tensiones abiertas entre marxistas y formalistas, en las cuales estos últimos fueron duramente castigados, quedando aislados y debiendo, en muchos casos, emigrar.

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