Evolución de la Novela Española: Posguerra, Franquismo y Transición (Años 40-70)

La Narrativa Española de los Años 40 y 50

Contexto Histórico General (Posguerra y Franquismo Inicial)

La Guerra Civil española constituye un hecho trágico y doloroso que condicionó durante casi cuatro largas décadas la vida del país en todos los órdenes: políticos, culturales, educativos, etc. Tras la victoria, el general Franco se erigió como caudillo del país, cargo en el que se mantendría hasta su muerte en 1975.

Al comenzar la posguerra española, estalló la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). Durante la contienda, España fue, en teoría, un país neutral. Sin embargo, el nuevo régimen estuvo a favor de la Alemania nazi y de la Italia fascista, que en la Guerra Civil habían ayudado al ejército franquista. En 1946, la ONU condenó al régimen español y los embajadores extranjeros abandonaron Madrid.

Fueron años de gran pobreza y de una dura represión política contra los enemigos del régimen recién instaurado. Además, un hecho importante que condicionó la vida del país en muchos aspectos (sobre todo en el político y cultural) fue la férrea censura de estos años, que afectaba a todo tipo de publicaciones y medios: libros, radio, etc.

Narrativa de los Años 40

Tras el paréntesis de la Guerra Civil, en la década de los 40, la novela española reinicia su camino. Por un lado, siguen publicando algunos autores de la generación anterior; por otro, aparece una novela tradicional y cercana al realismo que busca dibujar la triste realidad social de aquellos años.

En estos años van a destacar, sin embargo, tres hechos de gran importancia que apuntan ya al renacer de la novela española:

  • La aparición, en 1942, de La familia de Pascual Duarte, una novela de tono tremendista, de Camilo José Cela.
  • La publicación de la obra ganadora del primer Premio Nadal, Nada (1944), de Carmen Laforet, novela de tono existencialista.
  • La publicación de las primeras obras de Miguel Delibes y de Gonzalo Torrente Ballester.

Carmen Laforet y Nada

La producción literaria de la escritora no es muy amplia. La muerte de su madre y el casamiento de su padre con otra mujer que no era de su agrado tuvieron reflejo en tres de sus obras, que tienen a huérfanos por protagonistas: Nada (1945), La isla y sus demonios (1952) y La insolación (1963).

Argumento de Nada

La protagonista de la novela Nada es Andrea, una joven que, poco después de haber acabado la Guerra Civil española, llega a Barcelona para estudiar Filosofía y Letras. Se hospeda en casa de unos familiares. La obra se centra en ella, su familia, sus amigos y en el triste ambiente de la Barcelona de posguerra.

Narrativa de los Años 50

En la década de los 50, la novela se encamina hacia un realismo más objetivo, ideológico y comprometido. Los autores no buscan crear una literatura de evasión, sino que creen que la novela ha de tener una función social. Por ello, quieren plasmar en sus obras la penosa realidad de nuestro país y denunciar la situación social del ser humano, para que los lectores tomen conciencia de ellas.

Se observan dos tendencias principales:

  • Neorrealismo: Se centra en los problemas del hombre como ser individual (la soledad, la frustración…). Autores destacados: Ana María Matute, Ignacio Aldecoa (El fulgor y la sangre), Rafael Sánchez Ferlosio (El Jarama, novela conductista) y Carmen Martín Gaite (Entre visillos).
  • Novela social (realismo social): Se centra en los problemas de los grupos sociales. Autores destacados: Jesús Fernández Santos (Los bravos) y Juan García Hortelano.

Camilo José Cela y La Colmena

Es un autor de una obra literaria densa, desigual y variada en la que, entre otras creaciones, caben novelas, narraciones cortas y libros de viaje. Su novelística se caracteriza por la constante búsqueda de nuevos modos narrativos.

Con su primera novela, La familia de Pascual Duarte (1942), destaca ya como un autor sólido. Es una obra calificada de «tremendista» debido al mundo amargo y truculento que narra y a la violencia en que nos sumerge el autor.

Tras Pabellón de reposo y Nuevas andanzas y desventuras de Lazarillo de Tormes, en 1951 publica la que muchos consideran su mejor creación: La Colmena, con la cual abre el camino del realismo social. Modifica en estas páginas sus modos narrativos para construir una mirada compleja y pesimista dirigida a la mísera y triste España de la inmediata posguerra.

Características de La Colmena

Presenta un mosaico de personajes atrapados por el hambre, la miseria, la degradación moral, la prostitución, la tristeza, la mediocridad, las ilusiones rotas o el miedo. Quizás el personaje más destacado, y a veces hilo conductor, sea Martín Marco.

En 1946, Cela presentó una primera versión, más corta, a la censura. Ésta la rechazó argumentando: «La obra es francamente inmoral y a veces resulta pornográfica y en ocasiones irrelevante». A pesar de ello, Cela siguió trabajando en la obra y finalmente se publicó en Buenos Aires en 1951.

Estructura y Tiempo

Desde el punto de vista externo, la novela se compone de seis capítulos y un «Final» (o epílogo). Los cinco primeros capítulos son de dimensiones semejantes (unas 50-60 páginas). El capítulo VI y el «Final» son más breves (12-15 páginas). Cada capítulo está integrado por una serie de secuencias, separadas por un espacio en blanco y de longitud variable. El resultado es un ir y venir de personajes, que el autor va tomando, dejando y volviendo a tomar.

Son vidas que transcurren paralelas o entrecruzadas. La vida de cada uno podría ser un cuento si se narrara independientemente; así pues, La Colmena podría considerarse como una serie de cuentos enlazados unos con otros. Esas vidas, presentadas así, tienen un vivir colectivo, que sería el objetivo primordial del novelista: reflejar la vida de Madrid de 1943.

La unidad de la novela se apoya en las múltiples relaciones que el autor establece entre los personajes y en el dominante ambiente social y moral.

La disposición temporal es curiosa:

  • Capítulo I: primer día, por la tarde.
  • Capítulo II: primer día, al anochecer.
  • Capítulo III: segundo día, por la tarde.
  • Capítulo IV: primer día, por la noche (supone un salto atrás).
  • Capítulo V: segundo día, por la noche.
  • Capítulo VI: segundo día, al amanecer.
  • Final: una mañana, tres o cuatro días después.

Es una novela abierta, sin un argumento lineal claro y sin desenlace definido. No sabemos qué será de los personajes más allá de la última página. Todo queda inconcluso, y así, la incertidumbre es un elemento decisivo tanto de la estructura como de aquellas vidas.

Personajes y Ambiente

Cela habla de «los ciento sesenta personajes que bullen por sus páginas…», pero se estima que son alrededor de 300, aunque muchos nombres son simples alusiones. Destaca especialmente Martín Marco, de quien se dice que «no es uno de tantos, no es un hombre vulgar», a pesar de que va dando tumbos por la vida. Él es, en particular, el centro del capítulo final.

Destacan igualmente: doña Rosa, la despreciable dueña del café; Filo, hermana de Martín Marco, con grandes dificultades económicas, y su marido don Roberto, un pobre pluriempleado; doña Visi, muy beata, su marido don Roque y sus hijas, especialmente Julita, que se reúne con su novio en una casa de citas; Victorita, mujer que se prostituye para llevar comida y medicamentos a su novio tuberculoso. Así pues, hay mujeres de todas clases: beatas, prostitutas del más variado nivel, etc.

En general, se trata de gente mediocre y, a menudo, de baja talla moral; pocos se salvan de la vulgaridad. Además, son frecuentes los hipócritas. A medida que avanza la historia se van estableciendo relaciones entre los personajes.

En cuanto a la técnica de caracterización, hay verdaderos retratos (prosopografía y etopeya). No pocas veces se nos da incluso una apretada síntesis de la vida pasada del personaje. Pero es cierto que el diálogo ocupa un puesto eminente en la caracterización: los personajes se definen sobre todo por lo que dicen y por cómo lo dicen. En sus palabras se revela su crueldad o su hipocresía; es frecuente el uso de frases hechas, vulgarismos, etc.

El ambiente es, sobre todo, la suma de los personajes. Dentro de él se precisa una «geografía urbana», destacando ciertos bares y cafés. Las técnicas de descripción (o ambientación) son variadas. Por ejemplo, el café de doña Rosa no se describe de una vez: Cela va diseminando, aquí y allá, notas sobre el mostrador, las mesas, las paredes… Todo ello acaba componiendo una imagen vivísima de la atmósfera.

Narrativa de los Años 60: Experimentación y Renovación

Contexto Histórico

La década de los 60 son años de creciente oposición a Franco. Hay un desarrollo económico y España avanza lentamente hacia su modernización. En 1966, la aprobación de la Ley de Prensa supuso una mayor apertura informativa: pudieron aparecer revistas de carácter político y entrar en el país obras antes prohibidas. Al final de la década hay una cierta liberalización.

Los últimos años del régimen franquista están caracterizados por el agotamiento del sistema y la amplia oposición de diversos sectores (intelectuales, políticos y sociales). En el contexto mundial, muchos países occidentales experimentan un importante desarrollo económico hasta la crisis del petróleo, mientras que los países menos desarrollados, muchos recién descolonizados, siguen en la pobreza.

Durante la década de los sesenta se detecta un cierto agotamiento del realismo social y una clara evolución hacia la experimentación y la renovación formal. Autores como Luis Martín-Santos, Juan Goytisolo o Luis Goytisolo marcan las nuevas tendencias.

Características Generales

  1. Los escritores españoles se dejan influir por autores europeos, norteamericanos y latinoamericanos (Boom latinoamericano).
  2. Las novelas se vuelven más complejas y experimentales, a menudo dirigidas a un lector con mayor preparación intelectual.
  3. Las novedades afectan no solo al argumento o la estructura, sino también a aspectos formales como la puntuación (a veces suprimida) o la disposición en párrafos. Es frecuente la mezcla de géneros.
  4. Ya no se pretende solo denunciar la situación social; también se persigue la experimentación formal con nuevos elementos como el perspectivismo, el monólogo interior o los saltos temporales (analepsis y prolepsis).

Dos novelas se consideran modelos de estas nuevas tendencias: Tiempo de silencio (1962) de Luis Martín-Santos y Señas de identidad (1966) de Juan Goytisolo.

Luis Martín-Santos y Tiempo de Silencio

Luis Martín-Santos marca un giro en la narrativa española. No hay en su obra una renovación temática radical, pues continúa la crítica social y la visión desoladora y pesimista del país. Sí hay, no obstante, una profunda renovación de la técnica y los recursos narrativos.

En Tiempo de silencio, la acción transcurre en el Madrid de 1949. El argumento no es, sin embargo, lo más importante de la obra, sino la técnica y el estilo. Pedro es un médico que investiga en un laboratorio. Vive en una pensión, donde se hará novio de Dorita. En cierto momento, necesita ratones para sus experimentos y acude al Muecas, que vive en un barrio de chabolas. Se ve implicado en el aborto de Florita, hija del Muecas. Florita muere. Pedro es encarcelado y luego puesto en libertad. El novio de Florita decide vengar su muerte y mata a Dorita de un navajazo. Pedro se va de Madrid a ejercer su carrera a un pueblo.

Narrativa de los Años 70 y la Transición

Contexto Histórico: Fin del Franquismo y Democracia

En la década de 1970 surge una oposición creciente al régimen. Franco muere en 1975 tras una larga enfermedad. La Ley de Prensa de 1966 ya había supuesto una mayor apertura informativa, permitiendo la aparición de revistas políticas y la introducción de obras prohibidas.

Con la muerte de Franco y la llegada de la democracia, la vida cambia radicalmente en España. A esta transformación contribuyeron la generalización de las libertades, el acercamiento cultural y económico al resto de Europa, y el poder que adquieren los grandes grupos de comunicación de masas. La entrada en la OTAN y en la Comunidad Económica Europea (posteriormente Unión Europea) terminaron por hacer de España un estado moderno que acabó con su tradicional aislamiento.

Características de la Novela desde 1975

La novela española de la época abandona en gran medida la experimentación radical de los 60 y retoma formas más cercanas al relato tradicional, aunque con nuevas perspectivas.

Conviven varias generaciones de narradores:

  • Autores consagrados de la posguerra (Camilo José Cela, Miguel Delibes, Gonzalo Torrente Ballester…).
  • Novelistas surgidos en los 50, 60 y principios de los 70 (Juan Marsé, Juan Goytisolo, Eduardo Mendoza, Vicente Molina Foix, Soledad Puértolas…).
  • Escritores de promociones más recientes (Manuel Vicent, Julio Llamazares, Javier Marías, Luis Mateo Díez, Rosa Montero, Antonio Muñoz Molina, Luis Landero…).

Las características generales de la novela a partir de 1975 son:

  • Vuelta al relato tradicional y al argumento, a menudo desde una óptica irónica o desencantada.
  • Cierta complacencia en lo personal o intimista.
  • Menor tendencia al análisis complejo del mundo o a la creación de personajes de gran envergadura; el narrador suele ser el protagonista.
  • Influencia de los medios de comunicación y la cultura de masas.
  • Atención a lo formal, aunque sin la radical experimentación lingüística de la década anterior.
  • Predominio de un estilo realista y tradicional, a menudo con frase corta, buscando una mayor accesibilidad para el lector.

Tendencias Destacadas desde los Años 70

  • Novela policíaca: Destaca Manuel Vázquez Montalbán (serie del detective Pepe Carvalho) y Antonio Muñoz Molina (ej. Plenilunio).
  • Novela histórica: Incluye la saga del capitán Alatriste de Arturo Pérez-Reverte y obras ambientadas en la Guerra Civil como Soldados de Salamina (2001) de Javier Cercas, La voz dormida (2002) de Dulce Chacón, o Los girasoles ciegos (2004) de Alberto Méndez.
  • Novela de reflexión íntima: Se centra en la búsqueda personal y la reflexión existencial. Obras como Mortal y rosa de Francisco Umbral, El desorden de tu nombre de Juan José Millás o La lluvia amarilla de Julio Llamazares.
  • Novela de la memoria y del testimonio: Aborda la memoria generacional y el compromiso. Incluye a novelistas como Rosa Montero, a menudo con enfoque en la condición femenina.
  • Novela culturalista: Autores, a menudo jóvenes, que exploran aspectos de la cultura occidental desde posturas eruditas. Ejemplo: Juan Manuel de Prada con La tempestad.
  • Otras tendencias: Novelas que tratan los problemas de la juventud urbana (ej. José Ángel Mañas con Historias del Kronen).

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