Evolución del Teatro Español: Del Esperpento de Valle-Inclán a la Crítica Social Post-1939

Ramón del Valle-Inclán: Vida, Obra y el Esperpento

Ramón del Valle-Inclán nació en Vilanova de Arousa en 1866 y falleció en Santiago en 1936. Destacó como novelista, poeta y autor dramático. Se incorporó muy pronto al movimiento modernista y sobresalió por la crítica satírica de todos los estamentos de la sociedad española de su tiempo.

Viajó a México y se instaló posteriormente en Madrid. Su producción narrativa se vincula en un primer momento al modernismo con las Sonatas, aunque más tarde publicaría Tirano Banderas, una novela de dictador motivada por su estancia en México.

Valle-Inclán fue un «hombre de teatro» en el sentido más amplio de la expresión, ya que hizo las veces de adaptador, traductor, actor y, por supuesto, destacó como autor dramático.

Los Cinco Ciclos del Teatro de Valle-Inclán

El teatro de Valle-Inclán suele dividirse en cinco etapas o ciclos:

  • Ciclo modernista: A él pertenecen obras como El marqués de Bradomín.
  • Ciclo mítico: Partiendo de su Galicia natal, Valle-Inclán crea un mundo mítico e intemporal. La irracionalidad, la violencia, la lujuria, la avaricia y la muerte rigen los destinos de los protagonistas: Comedias bárbaras y Divinas palabras.
  • Ciclo de la farsa: Sus personajes son ya marionetas de feria que anuncian la llegada del esperpento: La marquesa Rosalinda.
  • Ciclo del esperpento: Está formado por Luces de bohemia, obra maestra en la que se nos relata la última noche del poeta ciego Max Estrella y su inseparable Latino de Hispalis recorriendo tabernas y librerías del centro de Madrid, y Martes de Carnaval.
  • Ciclo final: En esta última etapa, Valle-Inclán lleva a su extremo las propuestas dramáticas anteriores, con personajes deshumanizados, esquematizados y guiñolescos.

El Esperpento: Deformación y Crítica Social

El esperpento es una nueva forma de analizar la realidad que la deforma y distorsiona. Para ello se sirve de la parodia y la animalización o cosificación de las personas. Los personajes carecen, en muchos casos, de personalidad propia y se presentan como marionetas que simbolizan los defectos de la sociedad española.

El Teatro Español desde 1939: Censura, Evasión y Realismo Crítico

Tras la Guerra Civil (1936-1939), España quedó destruida económica y culturalmente. Los grandes referentes del teatro de preguerra habían fallecido (Valle-Inclán, García Lorca) o iniciaron el terrible camino del exilio (Casona, Max Aub). A los condicionantes comerciales existentes con anterioridad a la guerra se sumó la censura, que frenó o impidió la representación de cualquier obra mínimamente crítica con el nuevo régimen. Poco a poco fueron surgiendo tímidos intentos de renovación que se enfrentaron al teatro continuista.

Tendencias Dominantes en la Posguerra (Años 40)

En el plano comercial, triunfaron las comedias neobenaventinas y el teatro de humor y evasión.

La Alta Comedia y el Teatro de Evasión

La alta comedia consiguió el favor del público con comedias técnicamente impecables y temas amables, evitando cualquier referencia a la difícil situación de posguerra. Este tipo de teatro, dirigido a un público acomodado económicamente, se centraba en cuestiones amorosas que servían de excusa para defender los valores imperantes: el matrimonio y la familia. A veces rozaban el escándalo y lo picante, pero siempre se cerraban con un final ejemplar.

Autores destacados de esta tendencia son José María Pemán, Juan Ignacio Luca de Tena (¿Dónde vas, triste de ti?), Joaquín Calvo Sotelo (La visita que no llamó al timbre) o Edgar Neville (El baile).

El Teatro de Humor: Jardiel Poncela y Mihura

El teatro de humor fue otra de las tendencias dominantes, caracterizado por una comicidad que rozaba el absurdo en ocasiones. Sobresalieron dos autores clave: Enrique Jardiel Poncela y Miguel Mihura.

  • Enrique Jardiel Poncela: Fue un precursor del teatro del absurdo. Algunas de sus obras fueron escritas antes de la Guerra Civil (Usted tiene ojos de mujer fatal, Cuatro corazones con freno y marcha atrás). Después de 1939, estrenó, entre otras, Eloísa está debajo de un almendro o Los ladrones somos gente honrada. El amor, la sátira o la intriga conforman la trama de sus comedias.
  • Miguel Mihura: Alternó su creación dramática con colaboraciones en revistas, periódicos y en el mundo del cine. Dirigió y colaboró en revistas de humor como La codorniz. En 1932 escribió su mejor comedia, Tres sombreros de copa, que no se estrenó hasta 1952. En ella se contraponen dos mundos: el convencional, representado por el protagonista, Dionisio, y el de Paula y sus compañeros en un espectáculo musical que convergen en un hotel de provincias la noche anterior a la boda de Dionisio. Otras obras destacadas de Mihura son: El caso de la mujer asesinadita, El caso de la señora estupenda, Melocotón en almíbar o Maribel y la extraña familia.

El Realismo Social y el Teatro Crítico (Años 50 y 60)

A partir del estreno de Historia de una escalera de Antonio Buero Vallejo en 1949, se impuso un modelo de teatro realista a lo largo de las décadas de los cincuenta y los sesenta. Esta corriente propugna un cierto compromiso con la realidad y la renuncia al teatro de evasión.

Otro drama que supuso un hito en la evolución del teatro crítico fue el estreno en 1953 de Escuadra hacia la muerte de Alfonso Sastre.

Buero Vallejo vs. Sastre: Posibilismo e Imposibilismo

Buero y Sastre encabezaron dos visiones opuestas sobre la forma de enfrentarse a la censura: el posibilismo y el imposibilismo, respectivamente. Alfonso Sastre volcó en el teatro su compromiso político con la oposición al régimen de Franco, lo que le ocasionó serios problemas con la justicia. Tras Escuadra hacia la muerte, siguió cultivando la crítica social en obras como La mordaza, Oficio de tinieblas o La taberna fantástica.

Dentro de esta temática del realismo social podemos nombrar a otros autores como Carlos Muñiz, Lauro Olmo (La camisa), o Rodríguez Méndez.

El Teatro Tras la Muerte de Franco (Democracia)

Tras la muerte de Franco y la llegada de la democracia, se dieron a conocer grupos de teatro que ya habían iniciado su actividad unos años antes: Els Joglars, Els Comediants o Tábano.

Libre ya de la censura franquista, el teatro se desarrolló en libertad con una gran variedad de propuestas que van de lo más tradicional a lo estéticamente vanguardista y rompedor. Sobresalen autores como:

  • Fernando Arrabal (con obras estrenadas en su exilio francés: Picnic y El cementerio de automóviles)
  • Antonio Gala
  • Fernando Fernán-Gómez (Las bicicletas son para el verano)
  • Francisco Nieva
  • José Luis Alonso de Santos (Bajarse al moro)
  • Sanchis Sinisterra (¡Ay, Carmela!)
  • Paloma Pedrero
  • Juan Mayorga

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *