Las Funciones del Lenguaje según Halliday
Halliday (1925), tras estudiar con detenimiento el desarrollo comunicativo de un bebé llamado Nigel, estableció siete funciones esenciales para el funcionamiento de la comunicación humana. Las dos primeras se manifestaron en Nigel a partir de los nueve meses; las dos siguientes, a los diez meses y medio; y con dieciséis meses y medio, Nigel ya empleaba seis funciones diferentes. Halliday planteó un total de siete funciones distintas para el estudio del desarrollo de Nigel:
- Instrumental (“quiero”): para satisfacer necesidades materiales.
- Reguladora (“haz lo que te digo”): para regular el comportamiento de los demás.
- Interactiva (“yo y tú”): para involucrar a otras personas.
- Personal (“aquí estoy”): para identificar y manifestar el yo.
- Heurística (“dime por qué”): para explorar el mundo exterior e interior.
- Imaginativa (“finjamos”): para crear un mundo propio.
- Informativa (“tengo algo que decirte”): para comunicar nuevos informes.
Relación entre las Funciones de Halliday y Jakobson
Partiendo de esta clasificación, podemos reconocer gran parte de las funciones del lenguaje establecidas por Jakobson. De esta manera, la función expresiva estaría representada por las funciones instrumental y personal; la conativa, por la reguladora y la interactiva; y la referencial, por la informativa. Tal vez la heurística podría asociarse también a la referencial y la imaginativa a la expresiva. Pero, ¿qué sucede con el resto de las funciones de Jakobson? ¿Nos encontramos con una vuelta al esquema primitivo establecido por Bühler?
Componentes Funcionales de Halliday
Halliday plantea, en definitiva, una serie limitada de «componentes funcionales», tras llegar a la conclusión de que usamos el lenguaje de formas muy distintas y para conseguir fines o propósitos muy diversos que no es posible enumerar. De ahí que, desde un punto de vista social, identifique tres componentes funcionales, más allá de las clásicas funciones del lenguaje. Son los siguientes:
- Ideacional: El lenguaje como reflexión (representación verbal de la realidad).
- Interpersonal: El lenguaje como acción (relación entre interlocutores).
- Textual: El lenguaje como textura, en relación con el medio (referencia de la lengua a sus propios mecanismos y estructuras).
A estos componentes o funciones podemos añadir una más: la heurística (acceso al conocimiento a través del lenguaje).
Las Seis Funciones del Lenguaje de Jakobson
En cualquier caso, más allá de estos complejos planteamientos de Halliday, no cabe duda de que las seis funciones que plantea Jakobson resumen y concentran casi todas las necesidades que podemos satisfacer con la lengua y que, sin ánimo de exhaustividad, podríamos ver resueltas:
- Función expresiva: comunicar todo tipo de sentimientos, quejarnos, mostrar felicidad, tristeza, enfado…
- Función referencial: informar, teorizar, expresar la objetividad…
- Función apelativa: modificar el comportamiento de nuestro interlocutor, influir en él, pedirle algo, motivarlo a hacer alguna cosa…
- Función fática: comprobar que la comunicación discurre sin problemas por el canal que hemos elegido y detectar los posibles fallos de este para proceder a su reparación o al empleo de un canal distinto.
- Función metalingüística: teorizar y hablar sobre el propio lenguaje.
- Función poética: embellecer el mensaje, expresar nuestros sentimientos de forma artística…
Casi nada (¿o nada?) queda fuera del dominio de las seis funciones de Jakobson, incluyendo también los propósitos que se marcan los componentes funcionales de Halliday: ideacional (metalingüística); interpersonal (expresiva y conativa); textual (referencial e incluso heurística-referencial).
Coexistencia de las Funciones del Lenguaje
Las funciones del lenguaje no se manifiestan siempre de forma aislada, sino que pueden compartir parcelas muy diversas en el uso de la lengua. Así, por ejemplo, un poema empleará las funciones poética y expresiva, pero también, a veces, la conativa; una explicación sobre lingüística usará la función metalingüística, pero también la referencial; y, si comprobamos el funcionamiento del canal, estaremos empleando a la vez las funciones fática y conativa.
La Lingüística del Texto
La lingüística del texto surge en los años 60 del siglo XX en algunas universidades europeas y se define desde un principio como una ciencia interdisciplinar. No se centra exclusivamente en el estudio de los textos lingüísticos, sino en las diferentes tipologías que se emplean en todas las ramas del saber. De ahí que Van Dijk (1979) plantee que sirve para cualquier estudio que tenga como objeto el texto. El estudio de esta unidad concreta tomará como punto de partida la retórica que, desde muy antiguo, se planteó el estudio y el análisis del texto desde una perspectiva literaria. Al ir adentrándose poco a poco en los dominios del texto oral, se convertirá en el origen del análisis del discurso.
La lingüística del texto se manifiesta a partir de los siguientes puntos de vista:
- El tratamiento del texto como un producto acabado, desde una doble perspectiva cognitiva: la producción (punto de vista del emisor) y la interpretación (punto de vista del receptor).
- El análisis de las propiedades del texto: adecuación, coherencia y cohesión.
- La trascendencia de los límites oracionales, al centrarse en unidades mayores, dando lugar a una serie de macroestructuras o superestructuras (párrafos, capítulos, etc.).
- La clasificación de los diferentes tipos de textos, las llamadas modalidades textuales o tipos de discurso: narración, descripción, diálogo, exposición y argumentación. Algunos autores (como J. M. Adam) consideran que no puede hablarse de tipos de texto, sino de «secuencias textuales», al considerar que las modalidades arriba citadas no se dan casi nunca de forma aislada e independiente, sino que aparecen mezcladas a través de esas secuencias diferenciadoras. Para Adam, el texto es «una estructura jerárquica compleja que comprende n secuencias –elípticas o completas– del mismo tipo o de tipos diferentes».