JUAN RAMÓN JIMÉNEZ: TRAYECTORIA Y EVOLUCIÓN LÍRICA
La obra literaria de Juan Ramón Jiménez presenta dificultades para su estudio debido a la constante reelaboración de los textos y a la existencia de abundantes inéditos. Obsesionado por conseguir la perfección, el poeta ordenaba y corregía constantemente sus versos.
Clasificación de la Obra
Tampoco resulta fácil clasificar su obra. Una primera clasificación, propuesta en un poema de su libro Eternidades (1918), distingue cuatro periodos:
- Poesía sencilla
- Poesía modernista
- Etapa de depuración
- Poesía pura
Esta clasificación resulta incompleta porque no incluye su obra posterior a 1918. Por ello, en 1948, el propio poeta establecerá tres etapas en su evolución:
1. Etapa Sensitiva (hasta 1915)
Esta etapa llega hasta 1915 aproximadamente. Sus primeros libros, Ninfeas y Almas de violeta (1900), muestran un tono decadente y neorromántico en el que se percibe la huella de Bécquer y la de los simbolistas franceses.
Libros como Arias tristes (1903) y Jardines lejanos (1904) se sitúan en la órbita del Modernismo intimista, caracterizado por:
- Sentimientos de soledad y melancolía.
- Paisajes otoñales y crepusculares.
- Importancia de lo musical y abundancia de sinestesias.
Durante su estancia en Moguer (1905-1911) compone numerosos libros: Elegías, Poemas mágicos y dolientes, y La soledad sonora. En ellos se reiteran los motivos modernistas anteriores, y su poesía se viste con los ropajes característicos del Modernismo: adjetivación brillante, utilización del color, metáforas y sinestesias, rima consonante y versos alejandrinos.
Sin embargo, en otros libros de esta época, como Baladas de primavera, Pastorales e Historias, aparecen elementos que preludian una poesía más personal: la búsqueda de lo cotidiano y de la vida sencilla, la identificación con la naturaleza, el sentimiento de ternura hacia los niños y la sensibilidad hacia el dolor ajeno. Melancolía, Laberinto, Sonetos espirituales y, sobre todo, Estío, constituyen un intento de superación del Modernismo y una transición hacia la poesía conceptual de la etapa posterior.
2. Etapa Intelectual (1916 – 1936)
Esta etapa se inicia con Diario de un poeta recién casado (1917), un libro clave que abre la poesía española a las experiencias vanguardistas (verso libre, enumeraciones caóticas, palabras y frases en inglés, uso de collage).
El Diario supone una nueva concepción poética: la paulatina desaparición de la anécdota conduce a una poesía esencial, pura o desnuda, que busca la expresión de lo inefable, casi a la manera de los viejos místicos. El cielo y el mar representan la naturaleza concebida en forma panteísta, sugiriendo ideas de unidad, armonía y orden cósmico. Aún perduran las huellas de la Historia e incluso se advierte la realidad alienante de la gran ciudad moderna.
Los libros siguientes —Eternidades, Piedra y cielo, Poesía y Belleza (estos dos últimos de carácter antológico)— prosiguen el proceso de intelectualización y abstracción. Los poemas suelen ser ahora breves y densos. La poesía se hace cada vez más depurada, estilizada y hermética.
Esta etapa culmina con La estación total, libro escrito entre 1923 y 1936 y publicado en Buenos Aires en 1946. Son poemas de índole metafísica en los que resulta clave el concepto de conciencia, una conciencia que debe permitir al yo escapar de los límites espaciales y temporales que impone la muerte. Este anhelo de eternidad supone la abolición del devenir histórico y la creación de un «paraíso sin historia», en modo alguno identificable con el que prometen las religiones.
3. Etapa Suficiente (Años del Exilio)
Esta etapa comprende toda su producción de los años del exilio. Las obras de este periodo, En el otro costado y Dios deseado y deseante, no hacen más que prolongar y acentuar el carácter metafísico de La estación total.
En el otro costado (que recoge poemas de 1936-1942) incluye el poema titulado «Espacio». Este es un poema en prosa dividido en tres fragmentos que recrean líricamente los conceptos esenciales del último Juan Ramón mediante una acumulación caótica de recuerdos y evocaciones de su vida y obra anterior.
En Dios deseado y deseante (1948-1949), cuya primera parte se publicó con el título de Animal de fondo, el poeta llega a la posesión de esa conciencia que se identifica con Dios. Sin embargo, este no es el dios cristiano, sino un dios creado por el poeta, fruto de su esfuerzo casi místico de depuración y perfección. Es un dios que se identifica con la Naturaleza y con la Belleza.
OBRA EN PROSA
Juan Ramón Jiménez también escribió numerosos textos en prosa que se publicaron de forma provisional en periódicos y revistas.
Platero y yo
Una excepción es su conocidísimo libro Platero y yo, que se editó en 1914 y en su edición definitiva, muy ampliada, en 1917. En esta obra abundan los rasgos modernistas, así como su anhelo de gozosa armonía con la Naturaleza, la delicada ironía, el sentimiento cordial y la presencia del medio rural. Sin embargo, no todo el libro es exaltación vital y felicidad.
Otras Obras en Prosa
De sus otras obras cabe señalar:
- Españoles de tres mundos: Colección de caricaturas líricas en las que se retrata a los intelectuales contemporáneos.
- La colina de los chopos: Evocaciones nostálgicas del Madrid de comienzos de siglo y del ambiente cordial e intelectual de la Residencia de Estudiantes.
