La Generación del 14: El Novecentismo
Se denomina Novecentismo a la corriente cultural y literaria que se sitúa en la primera década del siglo XX, aproximadamente a partir de 1900. Los autores de esta época se caracterizan por su deseo de renovar completamente la estética y crear una literatura propia del siglo XX, distanciándose de las tendencias anteriores.
Características Estéticas del Novecentismo
- Búsqueda de un arte puro, que persigue exclusivamente el valor estético.
- Énfasis en el equilibrio y la armonía.
- Predominio de la literatura intelectual, concebida para la reflexión y el pensamiento.
- Búsqueda de conceptos precisos y claros, sin ambigüedades.
- Deseo de escapar de las corrientes anteriores, como el Modernismo y el Romanticismo.
- En la novela, desprecio por el realismo y cultivo de un tipo de narrativa que prioriza los valores estéticos, centrándose en la construcción y el estilo.
Géneros Literarios del Novecentismo
El Ensayo
Es un género eminentemente intelectual, impulsado y desarrollado por los novecentistas. En él, los autores exploran ideas profundas y reflexiones personales. Destacó José Ortega y Gasset, filósofo y ensayista fundamental en la literatura española. Sus obras más importantes incluyen:
- La deshumanización del arte (1925)
- Ideas sobre la novela (1925)
En estas obras, Ortega y Gasset argumenta que el arte se ha agotado en sus formas tradicionales y debe evolucionar hacia un arte intelectual, dirigido a la inteligencia y no al sentimentalismo. El placer estético, según él, debe ser inteligente. El público de estos ensayos era minoritario, dado que no todo el público poseía la formación necesaria para su plena comprensión.
La Novela
En este género, sobresale Ramón Pérez de Ayala, quien cultivó un tipo de novela de carácter intelectual. Una de sus novelas más representativas de este enfoque es Belarmino y Apolonio, protagonizada por dos zapateros y con el lenguaje como tema central. Cada personaje expone su visión del mundo, y a menudo lo que uno afirma, el otro lo rebate, estructurando la obra como un diálogo constante.
La Poesía
El máximo exponente poético del Novecentismo es Juan Ramón Jiménez. Interesado desde muy joven por la literatura, en 1900 se trasladó a Madrid «a luchar por el modernismo». La muerte de su padre le produjo una profunda crisis que lo llevó a ingresar en un sanatorio. Se casó con Zenobia Camprubí. En 1936, al estallar la Guerra Civil, inició un largo exilio por varios países de América. En 1956 le fue concedido el Premio Nobel de Literatura, y falleció en Puerto Rico en 1958.
Obra Poética de Juan Ramón Jiménez
Juan Ramón dedicó toda su vida a la poesía, a la Obra, como él mismo la denominaba. Para él, la poesía no es solo la aspiración a la belleza, sino también un medio de conocimiento y de búsqueda de la plenitud. Obsesionado por conseguir la perfección, ordenaba y corregía continuamente sus versos. Su obra se divide en cuatro etapas:
- Poesía sencilla e inocente de sus comienzos.
- Poesía modernista.
- Etapa de depuración, caracterizada por la eliminación de elementos modernistas.
- Etapa de poesía intelectualizada, o «poesía desnuda». En esta fase, su poesía se vuelve más compleja y abstracta. Los poemas son breves, sin rima, y buscan explicar lo básico y esencial de las cosas, priorizando la reflexión sobre la expresión directa de sentimientos. Al final de esta cuarta etapa, ya en su exilio, escribió obras fundamentales como Espacio y Animal de fondo.
El Teatro Español Anterior a 1936
Los gustos del público determinaron en gran medida la orientación del teatro español antes de 1936. Por esta razón, se distinguen dos grandes tendencias:
- Teatro de éxito comercial: Destinado a satisfacer las exigencias del público mayoritario, a menudo de carácter costumbrista.
- Teatro renovador: Propuestas más vanguardistas que, en su momento, tuvieron menos éxito de público.
El Teatro de Éxito Comercial
La Comedia Burguesa de Jacinto Benavente
Jacinto Benavente (Madrid, 1866-1954), Premio Nobel de Literatura en 1922, escribió y estrenó cerca de doscientas obras, siendo el autor de mayor éxito de la época. Gran conocedor del oficio teatral, sus obras se caracterizan por el dominio de los recursos escénicos y la habilidad e ingenio en los diálogos. A él se le atribuye el mérito de haber desterrado del teatro el estilo grandilocuente y declamatorio del drama posromántico. La mayor parte de su producción, ambientada en los salones y ambientes de la burguesía y la alta sociedad, plantea una crítica amable, irónica y superficial de algunos vicios y defectos de las costumbres burguesas.
Sus obras más importantes son:
- El nido ajeno (1894): Aborda la situación opresiva y discriminatoria de la mujer casada en la sociedad española de la época.
- Los intereses creados (1907): Su obra más famosa, con Crispín (encarnación del sentido utilitario e interesado de la vida) y Leandro (que representa el idealismo) como protagonistas. La acción se sitúa en el siglo XVII y aparecen en escena personajes de la Commedia dell’Arte, como Polichinela y Arlequín.
El Teatro Poético
En los primeros años del siglo XX, obtuvo gran aceptación el denominado teatro poético. Estaba escrito en verso, con un estilo modernista, sonoro y musical, y sus temas eran de carácter histórico, exaltando grandes hechos o personajes del pasado. Los principales cultivadores de este tipo de teatro son:
- Eduardo Marquina (1879-1946), con dramas históricos como:
- Las hijas del Cid (1908)
- En Flandes se ha puesto el sol (1910)
- El rey trovador (1912)
- El Gran Capitán (1916)
- Dentro del teatro poético en verso, años más tarde, se sitúan las obras escritas en colaboración por los hermanos Manuel y Antonio Machado:
- Juan de Mañara (1927): Sobre la mítica figura del Don Juan.
- La Lola se va a los puertos (1929): Cuya protagonista, una «cantaora», simboliza el espíritu de la copla andaluza tradicional.
El Teatro Cómico
Un gran éxito de público obtuvo también por esta época el teatro cómico, basado casi siempre en la presentación de costumbres y tipos populares. Los autores más representativos son los siguientes:
- Los hermanos Serafín y Joaquín Álvarez Quintero (1871-1938 y 1873-1944): Su teatro se identifica con los temas y ambientes de la Andalucía tópica y tradicional. Todas sus obras —sainetes y comedias— son cuadros de costumbres andaluzas, con una visión invariablemente optimista y risueña de la vida. Entre las más conocidas pueden señalarse:
- El patio (1900)
- El genio alegre (1906)
- Amores y amoríos (1908)
- Malvaloca (1912)
- Pedro Muñoz Seca (1881-1936): Creador de un subgénero cómico, la astracanada (o el astracán), que se basa en las situaciones disparatadas y en los juegos de palabras con el único fin de provocar la risa del espectador. Su obra más famosa es La venganza de don Mendo (1918), parodia de los dramas históricos neorrománticos y del teatro poético en verso de principios de siglo.
El Teatro Renovador: Vanguardia y Desafío
El teatro renovador, que en aquel entonces fracasó en sus intentos de atraer al público, es hoy, sin duda, el más apreciado por la crítica y la academia. Los dos autores que contribuyeron decisivamente a esta renovación fueron Valle-Inclán y Federico García Lorca, considerados los grandes dramaturgos de este período. Otros autores de importancia que merecen ser destacados son Miguel de Unamuno y Azorín.
Otros nombres relevantes en el teatro renovador incluyen:
- Jacinto Grau (1877-1958).
- Ramón Gómez de la Serna: Autor de un tipo de teatro insólito y vanguardista, como Los medios seres, donde explora la dualidad humana a través de personajes con cuerpos divididos en blanco y negro.
- Rafael Alberti.
Ya en la década de los treinta, sobresalen:
- Miguel Hernández (1910-1942): Después de un auto sacramental (Quien te ha visto y quién te ve, 1934), escribió una obra de tema social, en verso, El labrador de más aire (1937).
- Enrique Jardiel Poncela (1901-1952): Representa un tipo de teatro cómico caracterizado por las situaciones inverosímiles que plantea y el ingenio de los diálogos. Este intento de «renovar la risa» por medio de lo inverosímil lo acerca en algunos aspectos al teatro del absurdo. Antes de la guerra estrenó:
- Una noche de primavera sin sueño (1927)
- Usted tiene ojos de mujer fatal (1933)
- Angelina o el honor de un brigadier (1933)
- Cuatro corazones con freno y marcha atrás (1936)
Después de la guerra, en la década de los cuarenta, continuó escribiendo y estrenando obras con gran éxito de público. Destacan entre ellas:
- Eloísa está debajo de un almendro (1940): Comedia que combina cómicamente situaciones realistas con la fantasía disparatada.
- Los ladrones somos gente honrada (1941)
- Los habitantes de la casa deshabitada (1942)