La generación del 27: autores, etapas y características

Este es el nombre que recibe un grupo de poetas (Federico García Lorca, Rafael Alberti, Dámaso Alonso, Gerardo Diego, Vicente Aleixandre, Manuel Altolaguirre, Emilio Prados y otros) unidos por la amistad y por una experiencia común: coinciden entre los años 20 y 36. La mayoría entra en contacto a partir de la celebración del tercer centenario de la muerte de Góngora, en 1627 (fecha que les dio el nombre), a quien las instituciones españolas habían ignorado, ya que se trataba de una figura maldita hasta entonces. Este grupo de autores reivindica su relevancia.
Les une, además, una serie de factores: la edad aproximada y una ideología liberal y progresista. Muchos de ellos son andaluces, pero viven en Madrid. Algunos de ellos estuvieron muy vinculados a la Residencia de Estudiantes, observatorio de las nuevas corrientes culturales de la época, y al Centro de Estudios Históricos, donde comparten el fervor por los autores medievales y clásicos. Poseen una gran cultura e inquietud. Son cercanos al mundo universitario o docente. Además de escritores, muchos de ellos son críticos literarios. Colaboraron en las mismas revistas.
El género en el que más destacaron fue la poesía. Sus influencias más notorias son las siguientes:
– los movimientos de vanguardia les influyen de forma moderada;
– autores anteriores: Rubén Darío, los hermanos Machado, J. R. Jiménez;
– entre los autores clásicos, es notable la influencia de Góngora, Manrique, Garcilaso, Fray Luis, S. Juan de la Cruz, Quevedo, Lope deVega y, ya en el s.XIX Bécquer;
– es muy importante en ellos la huella de el Romancero, el Cancionero tradicional.
Con todo, un rasgo muy notorio en todos ellos es el equilibrio:
– entre intelectualismo y sentimiento;
– entre el rigor técnico y la inspiración (es decir, entre una concepción clásica y una concepción romántica de la poesía);
– entre los elementos populares y los elementos cultos; entre los elementos tradicionales y los elementos innovadores;
– entre lo castizo (lo español) y lo universal.
En la poesía de la Generación del 27 se puede hablar de tres grandes etapas: 1. Hasta 1927 se nota una mayor influencia de Bécquer, del Modernismo, de J. R. Jiménez y de la lírica popular. Inmediatamente después, aparece la huella de las primeras vanguardias. Se da también una fuerte influencia de Góngora, que simboliza y ejemplifica el amor al arte, a la forma perfecta. Se utilizarán las esfrofas tradicionales. 2. De 1927 hasta la guerra civil, se percibe un cansancio del culto a la forma y disminuye la influencia de Góngora. Se da un proceso de “rehumanización de la poesía”: se busca un deseo de comunicación más íntimo y cálido con el lector. Irrumpe el surrealismo; a partir de ahora, el lenguaje no se dirigirá a la razón sino que, por debajo de ella, buscará despertar reacciones subconscientes. Ante los poemas influidos por el surrealismo, el lector no comprende racionalmente, pero puede recibir fuertes impactos que modifican su estado de ánimo y suscitan en él oscuras emociones.
Como consecuencia de esta influencia las imágenes y las metáforas, desligadas de bases lógicas, se liberan: se enriquece enormemente el lenguaje poético. Asimismo, con el surrealismo vuelven a dominar lo humano, lo social y lo político en la poesía. Esto se refleja también en lo ideológico: Cernuda y Prados adoptan una concreta militancia revolucionaria. De forma más o menos activa, todos se mostrarían partidarios de la República. 3. Al acabar la guerra, se deshace el grupo. Lorca muere en 1936. Todos los demás se exilian, excepto Aleixandre, Dámaso Alonso y Gerardo Diego. La poesía de los exiliados va a tener un tema común: el desarraigo, la nostalgia de la tierra perdida (Alberti: Retornos de lo vivo lejano). Los que se quedan, distanciados del régimen, reflejan en su poesía un humanismo angustiado: cobran importancia los temas filosóficos fundamentales: la muerte, el sentido de la existencia, la injusticia, el mal (Alonso, Hijos de la ira; Aleixandre, Sombra del paraíso; Salinas, El contemplado; Guillén, Clamor).

 INNOVACIONES MÉTRICAS El verso libre o versículo es la gran novedad formal de la poesía del 27: será ampliamente usado. Mientras que la métrica clásica se basa en el cómputo de sílabas, en la distribución de pausas y acentos, y en las rimas, el versículo responde a otra concepción del ritmo. En los poemas construidos con versículos, la medida y las pausas son variables, y los acentos no se distribuyen con regularidad. El ritmo se basa en la repetición de ideas, de palabras y de estructuras sintácticas (paralelismos, anáforas).
, ,El verso libre es necesario para expresar el caos, el desorden de un mundo desequilibrado. Las imágenes insólitas y oníricas, el mundo irracional del subconsciente no se pueden representar con versos rígidamente medidos, ordenados. Abundan también las sinestesias. Obras construidas con el verso libre: PERVIVENCIA DE LO POPULAR , La revalorización de lo popular en la literatura se refleja en obras como Marinero en tierra (Alberti, 1925), y en el Romancero gitano (Lorca, 1928). Se observa una fuerte presencia de paralelismo, rimas asonantes, versos cortos, estrofas populares: El estilo se caracteriza por la presencia de imágenes directas, llenas de contenido dramático, y escasa adjetivación. INFLUENCIA DE LOS CLÁSICOS Alondra de verdad (G. Diego) y Sonetos del amor oscuro (Lorca) son obras compuestas casi enteramente por sonetos. TEMAS – En el tema del amor, los poetas que destacan son Cernuda, Salinas y Aleixandre. Para Cernuda el amor es imposible y desemboca en soledad. También trata el cuerpo como objeto de deseo. Para Aleixandre el amor, cuando se consuma, lleva a la anulación del yo y la fusión con el otro. Para Salinas, el amor es un arte que exige imaginación y esfuerzo.
– El paso del tiempo. Este sentimiento, si bien es constante en la poesía universal, se acentúa en los poetas que se exilian. Sobresale, en este tema, Alberti, poeta de la evocación y de la memoria, con su libro Retornos de lo vivo lejano.
– La plenitud. Jorge Guillén hace de este tema el centro de su obra (esto se manifiesta en Cántico). En uno de sus versos llegó a decir: “¡El mundo está bien hecho!, para escándalo de melancólicos y marginales”. Guillén percibe un orden, una armonía total entre él y el mundo. En Salinas también aparece el sentimiento de plenitud, pero asociado al amor.
– La guerra civil. En su etapa inicial, los poetas de esta época no parecen interesados por los temas sociales. Son Lorca y Prados los primeros que, en su poesía, expresan el caos del mundo que les rodea. La injusticia y el desorden social se reflejan en imágenes oníricas en libros como Poeta en Nueva York (Lorca) o Andando, andando por el mundo (Prados).
Es la guerra civil la que produce un giro en la poesía. Para Alberti, España es una piel de toro herido o una madre arrebatada al amor de sus hijos. Cernuda cree que la verdadera España ha desaparecido tras la guerra civil; por eso se considera un peregrino, un ciudadano de ninguna parte. Las obras de Alonso y Aleixandre, Hijos de la ira e Historias del corazón, enlazan con una nueva tendencia de la poesía social, que se desarrolla en España en los años 50.
– La soledad. Es en Prados en quien mejor se representa la imagen del desarraigo entre el hombre y el mundo. El pozo y el jardín cerrado son los símbolos de la incomunicación. También es central este tema en Cernuda.
– La muerte. Es Lorca el poeta de la lucha diaria y cotidiana con la muerte. Ya en sus primeros libros, Canciones y Poemas del cante jondo, aparece un sentimiento fatalista que se halla incluso en sus poemas amorosos más ingenuos. Los gitanos de su romancero son también seres trágicos, que esquivan inútilmente a la muerte agazapada. Pero es en la obra Llanto por la muerte de Ignacio Sánchez Megías donde el tema de la muerte se desarrolla en toda su plenitud.

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