La Poesía Española Anterior a 1939: La Generación del 27
El grupo de escritores y poetas que se dan a conocer a partir de 1920 recibe el nombre de la Generación del 27. A excepción de la unidad del lenguaje generacional, que ha sido puesta en duda, los componentes de esta Generación coinciden en tres aspectos fundamentales:
Características de la Generación del 27
Rasgos Generacionales
Todos nacen entre 1892 y 1902, poseen una formación intelectual semejante, y desarrollan actividades comunes en la labor docente y en las revistas literarias. Un acontecimiento generacional que los aúna es el homenaje a Góngora en el Ateneo de Sevilla en 1927. Además, tuvieron como maestros o referentes a Góngora o Juan Ramón Jiménez.
Influencias
Reciben influencias del Modernismo (el rigor artístico, su actitud minoritaria y su concepción misteriosa de la poesía), de Juan Ramón Jiménez (la pureza estética, la poesía como conocimiento) y de los vanguardismos (la deshumanización del arte, la modernidad en los temas, el tratamiento de las imágenes y metáforas, y el cosmopolitismo, que se manifiesta en una cultura heterogénea que bebe del cine, la música, la pintura, etc.).
Rasgos Estilísticos
Empleo de recursos expresivos de carácter irracional, como la sinestesia y el símbolo; el cultivo de la metáfora y la imagen; la tendencia a experimentar, sobre todo en la métrica y el ritmo; la progresiva utilización del verso libre; y una visión de la realidad a partir de la propia experiencia interior.
Principales Poetas de la Generación del 27
Dentro de la nómina de los poetas de la Generación del 27 destacan figuras como Pedro Salinas, Jorge Guillén, Gerardo Diego, Dámaso Alonso, Federico García Lorca, Rafael Alberti, Vicente Aleixandre, Luis Cernuda y Miguel Hernández.
Pedro Salinas
En la obra de Pedro Salinas se distinguen tres etapas: una primera, con herencia modernista y de vanguardias; una segunda, caracterizada por una poesía muy humanizada, amorosa y rica en ideas conceptistas, como se aprecia en La voz a ti debida y Razón de amor; y una tercera, más objetiva y comprometida con la realidad.
Jorge Guillén
Jorge Guillén mantiene en su obra una unidad temática casi imperturbable: su visión del mundo y del universo, de la vida y la naturaleza le conduce a un esplendoroso vitalismo, como se ve en Cántico, su obra principal.
Gerardo Diego
La amplia producción poética de Gerardo Diego alterna la poesía de tipo vanguardista y la de tipo tradicional. De esta segunda etapa destaca Alondra de verdad.
Dámaso Alonso
Es justo reconocer el papel renovador de Dámaso Alonso en la poesía española de posguerra. Tiene dos etapas: una primera, de poesía pura, y otra segunda de poesía más existencial y social, ejemplificada en Hijos de la ira.
Federico García Lorca
Federico García Lorca destaca igualmente en teatro y poesía. En ambos géneros, el tema central es la muerte o, en último caso, el amor conducido por el dolor, la frustración y la muerte. Se suelen distinguir dos etapas en su poesía:
Primera etapa (1921-1928)
Supone una estilización de las formas tradicionales y populares para transmitir una visión trágica del amor y la muerte de unos personajes marginados, como se observa en Romancero gitano.
Segunda etapa (1929-1936)
Deja paso al surrealismo y rompe con el verso tradicional. En Poeta en Nueva York expresa la dialéctica entre naturaleza y civilización, entre humanismo y progreso ciego.
Rafael Alberti
En la obra de Rafael Alberti, su verso se caracteriza por las tonalidades cromáticas y por el perfecto manejo del ritmo y la musicalidad enraizada en la tradición española. En su evolución poética hay tres etapas: una primera, de estilización de las formas tradicionales y populares (Marinero en tierra); una segunda, que culmina con Sobre los ángeles, un libro surrealista motivado por una crisis personal, ideológica y religiosa; y una tercera, donde el poeta humaniza sus versos durante la República, la Guerra Civil y el exilio, al servicio de las ideas o la solidaridad.
Vicente Aleixandre
Vicente Aleixandre se acerca muy pronto al surrealismo, como en La destrucción o el amor y Sombra del paraíso, donde el tema amoroso conduce siempre al dolor o la muerte con una acusada sensación de impotencia.
Luis Cernuda
Luis Cernuda expresa el inconformismo de su intimidad torturada por el dolor y la frustración que resulta del desajuste entre la realidad y el deseo. A partir de Donde habite el olvido, el poeta desnuda sin pudor su interior y alcanza, tal vez, la cota más alta de su poesía.
Miguel Hernández
Miguel Hernández es, sin duda, uno de los grandes poetas españoles de todos los tiempos. Es considerado un “genial epígono” de la Generación por ser el más joven de todos. Dominador de las técnicas poéticas y caracterizado por sus tonos vigorosos y angustiados, Hernández alterna versos de depurado estilo con otros que expresan la fuerza del grito y el desgarro. Así, de su etapa vanguardista (Perito en lunas), pasa a una poesía humanizada y de corte clásico con El rayo que no cesa, donde se encuentran las obsesiones del poeta por el amor, la vida y la muerte. La última etapa, escrita en la Guerra Civil, supone un antecedente extraordinario de la poesía social: un lenguaje desgarrado y emotivo impregna Viento del pueblo.