La Lírica y el Teatro Español Posterior a 1936: Un Recorrido Histórico

Contexto

Este tema abarca casi un siglo de expresión literaria en España, tiempo en el que ha habido profundos cambios sociales y políticos (la Guerra Civil, el franquismo, la democracia) que han traído múltiples corrientes artísticas (literatura de urgencia, realista, experimental…). Para facilitar la exposición, haremos una presentación diacrónica por géneros, empezando por la lírica.

La Lírica en el Franquismo

Durante la dictadura franquista, la cultura estuvo condicionada por la pérdida de las élites intelectuales, la represión, la restricción de las libertades y la censura. En pocos años, la cultura española pasó de ser denominada como “la edad de plata de las letras” a identificarse con un “páramo cultural”. El poeta que se sitúa entre estos dos momentos es:

  • MIGUEL HERNÁNDEZ: aunque proviene de una clase social distinta a la de los poetas del 27, mantiene intensos contactos con ellos y su poesía tiene una evolución paralela. En El rayo que no cesa, escrito principalmente en sonetos, aparece el tema del amor vital que lo aproxima a la Naturaleza. El libro incluye “Elegía a Ramón Sijé”, escrita en tercetos encadenados. En plena guerra escribe Viento del pueblo, donde la poesía es un instrumento de lucha política. Por último, produce un libro extraordinario: Cancionero y romancero de ausencias en el que evoluciona hacia una simplificación retórica para tratar temas como el dolor por la muerte de su hijo, el amor y la angustia existencial.

La Poesía en los Años Cuarenta

En 1944 se producen tres hitos que marcan el arranque de la poesía de posguerra: la publicación de Hijos de la ira de DÁMASO ALONSO y Sombra del paraíso de VICENTE ALEIXANDRE y la aparición de la revista literaria Espadaña. A partir de estas publicaciones, podemos hablar de dos tendencias:

  • POESÍA DESARRAIGADA: La cultivan, además de los poetas antes nombrados, BLAS DE OTERO (Ánfora) y GABRIEL CELAYA (Tranquilamente hablando). Son poetas con una visión pesimista y angustiada de la existencia, con un compromiso hacia los desfavorecidos y que emplean el verso libre.
  • POESÍA ARRAIGADA: la forman poetas que escriben en las revistas Garcilaso, El Escorial; que comparten una visión armónica de la realidad y cuyo estilo es neoclásico, con preferencia por la métrica tradicional. A esta corriente se adscriben LUIS ROSALES (La casa encendida), DIONISIO RIDRUEJO o LEOPOLDO PANERO.

La Poesía Social

Es la corriente dominante durante los años cincuenta que concibe la poesía como un instrumento de transformación social. Estilísticamente destaca el tono narrativo y el estilo sencillo y directo. Representantes de esta tendencia son GABRIEL CELAYA (Cantos iberos), BLAS DE OTERO (Pido la paz y la palabra) y JOSÉ HIERRO (Quinta del 42).

La Poesía de Medio Siglo

Está formada por los «niños de la guerra»: CLAUDIO RODRÍGUEZ, FRANCISCO BRINES, JOSÉ AGUSTÍN GOYTISOLO, ÁNGEL GONZÁLEZ, JOSÉ ÁNGEL VALENTE, JAIME GIL DE BIEDMA. En su poesía pervive la crítica al orden social, pero con un tono distanciado, irónico. Además, se caracteriza por utilizar el lenguaje conversacional para tratar las vivencias íntimas, diversas dependiendo del autor (amor, amistad, paso del tiempo, evocación de la infancia…).

Los Novísimos

La obra de los poetas de la antología de Castellet (Nueve novísimos poetas españoles: MANUEL VÁZQUEZ MONTALBÁN, ANTONIO MARTÍNEZ SARRIÓN, JOSÉ MARÍA ÁLVAREZ, FÉLIX DE AZÚA, PERE GIMFERRER, VICENTE MOLINA FOIX, GUILLERMOS CARNERO, ANA MARÍA MOIX Y LEOPOLDO MARÍA PANERO) se caracteriza por el culturalismo, el escapismo, el esteticismo, el decadentismo y la influencia de las vanguardias.

La Poesía en Democracia

En los años 80 y 90 se reconocen dos tendencias:

  • La poesía de la experiencia: (LUIS GARCÍA MONTERO, FELIPE BENÍTEZ REYES, JULIO LLAMAZARES…) el poeta se identifica con las vivencias de personas normales y el lenguaje se orienta a lo coloquial buscando la comunicación con el lector.
  • La poesía del silencio: se trata de una poesía neopurista, donde prima el rigor constructivo, la frase nominal y el verso breve. El mentor de esta corriente es JOSÉ ÁNGEL VALENTE. Otros autores que la cultivan son OLVIDO GARCÍA VALDÉS, ADA SALAS Y JAIME SILES.

En los últimos años, destacan poemarios como Metales pesados, de CARLOS MARZAL, Eros es más, de J.A. GONZÁLEZ IGLESIAS.

El Teatro Español Posterior a 1936

Para responder al segundo apartado del tema, centrado en el teatro, debemos volver a los años de la guerra y la posguerra, cuando las circunstancias sociopolíticas afectan especialmente a este género. Al exilio, parten autores como ALEJANDRO CASONA (La dama del alba, La sirena varada) y RAFAEL ALBERTI (Noche de guerra en el museo del Prado). Otros mueren en la guerra o poco después (LORCA, MIGUEL HERNÁNDEZ). Los que sobreviven y se quedan en España, tienen que afrontar la pérdida de talentos, la pobreza de medios y la censura.

El Teatro en los Años Cuarenta

En los años cuarenta, nos encontramos con dos únicas tendencias:

  • El teatro de propaganda: integrado por autores que escriben para el régimen, como JOSÉ MARÍA PEMÁN y por los teatros clásicos nacionales financiados por el Estado.
  • El teatro de evasión: dentro del que se encuentra la comedia burguesa con autores como EDGAR NEVILLE, CALVO SOTELO y la comedia del disparate, cultivada por MIGUEL MIHURA (Tres sombreros de copa) y ENRIQUE JARDIEL PONCELA (Eloísa está debajo de un almendro; Madre el drama padre).

El Teatro en los Años Cincuenta

En los años cincuenta surge una generación de dramaturgos comprometidos con la realidad sociopolítica del país que escriben dramas de estética realista y lenguaje sencillo. Este teatro oscila entre dos polos:

  • El posibilismo de BUERO VALLEJO, que escribe dramas dentro de los márgenes admitidos por la censura.
  • El teatro de agitación política y social de ALFONSO SASTRE, cuyos dramas contienen una denuncia explícita, aunque esto signifique que sus obras no sean representadas.

Antonio Buero Vallejo

ANTONIO BUERO VALLEJO es el autor imprescindible de esta generación. Su primer y exitoso drama, Historia de una escalera (1949), retrata con eficacia la pobreza y falta de salidas de una colectividad representada por varias familias trabajadoras en una casa de vecinos. A partir de ahí, se convierte en un autor de referencia en las tablas españolas, pasando por diversas etapas: el teatro existencial (En la ardiente oscuridad), los dramas históricos (Un soñador para un pueblo; Las Meninas; El sueño de la razón), y el teatro innovador, con el “efecto de inmersión” (La Fundación). En toda su producción se aprecia la preocupación por problemas humanos universales, la crítica social (dentro de los márgenes posibles) y la utilización del símbolo.

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