La novela y el ensayo (1939-1975)
Tras la Guerra Civil, la narrativa española sufre una profunda crisis: la muerte o exilio de autores (Unamuno, Ayala) y el aislamiento cultural provocan una literatura empobrecida hasta los años sesenta, cuando comienza una renovación experimental.
Años 40: Realismo, tremendismo y evasión
Durante los años 40, dominan la censura y las dificultades económicas. Predomina una narrativa realista, ideológica o de evasión. Surgen obras como Nada de Carmen Laforet y La familia de Pascual Duarte de Camilo José Cela, iniciando el tremendismo, que refleja una visión cruda de la vida.
Años 50: Compromiso social y realismo crítico
En los años 50, surge una novela de compromiso social y realismo crítico, con autores como Ignacio Aldecoa, Jesús Fernández Santos y Ana María Matute. Las obras se caracterizan por estructuras sencillas, lenguaje sobrio y protagonistas colectivos que reflejan la dureza social. Miguel Delibes destaca por su retrato del mundo rural en El camino y Los santos inocentes, mientras que Juan Marsé plasma la marginalidad urbana en Barcelona.
Escritores exiliados
Los escritores exiliados continúan su producción fuera de España, con tendencias políticas y existencialistas. Sobresalen:
- Francisco Ayala (Muertes de perro)
- Max Aub (El laberinto mágico)
- Ramón J. Sender (Réquiem por un campesino español)
Años 60: Renovación formal
En los 60 se busca una renovación formal de la novela: se introduce el monólogo interior, el perspectivismo y estructuras narrativas complejas. Luis Martín-Santos impulsa este cambio con Tiempo de silencio, obra fundamental en la modernización narrativa. Miguel Delibes sigue esta línea con Cinco horas con Mario y Juan Benet crea el mundo mítico de Región.
Finales de los 60 y años 70: Experimentación radical
Hacia finales de los 60 y 70, la novela evoluciona hacia una experimentación más radical, influenciada por autores hispanoamericanos (Cortázar, García Márquez). Se destruye la figura tradicional del personaje, lo que provoca incomunicación y aislamiento. Destacan El mercurio de José María Guelbenzu y Si te dicen que caí de Juan Marsé.
El ensayo
El ensayo (1939-1975) también tiene figuras destacadas, como Pedro Laín Entralgo (España como problema) y José Luis López Aranguren (Ética).
La poesía posterior a 1939
Tras la Guerra Civil, la poesía española refleja la miseria y el dolor de la posguerra bajo el franquismo.
Años 40: Poesía arraigada y desarraigada
En los años 40 surgen dos tendencias principales:
- Poesía arraigada: De tono clásico, optimista y religioso, cultivada en la revista Escorial por autores como Luis Rosales, Leopoldo Panero o Dionisio Ridruejo.
- Poesía desarraigada: Crítica y existencial, iniciada por Dámaso Alonso con Hijos de la ira, que denuncia la angustia del ser humano.
Años 50: Poesía social y Grupo del 50
Durante los años 50 se consolida la poesía social, comprometida con la denuncia de la injusticia social. Utiliza un lenguaje sencillo y directo, destacando autores como Blas de Otero (Pido la paz y la palabra), Gabriel Celaya (Cantos íberos) y Eugenio de Nora. Sin embargo, hacia finales de la década surge una reacción contra el excesivo didactismo social, dando paso a una poesía más preocupada por la expresión estética y la introspección personal, representada por el Grupo del 50. Autores como Jaime Gil de Biedma (Compañeros de viaje), Ángel González, Claudio Rodríguez (Don de la ebriedad) y José Ángel Valente buscan un equilibrio entre compromiso y renovación formal.
Años 60 y 70: Ruptura y nuevas tendencias
A partir de los años 60 y 70, se produce una ruptura generacional. La nueva poesía adopta un tono más íntimo, culturalista y experimental, alejándose del mensaje social directo. Aparecen tendencias como:
- Poesía del conocimiento (Claudio Rodríguez)
- Poesía culturalista (Francisco Brines)
- Poesía crítica e irónica (Manuel Vázquez Montalbán)
La poesía de los años 70 se caracteriza por el minimalismo y la reflexión metapoética, con autores como Clara Janés y Jenaro Talens (Pasión de sombra), y el inicio de la poesía de la experiencia, cuyo máximo exponente será Luis García Montero, que utiliza un lenguaje coloquial y cercano.
Otras corrientes y poesía actual
Además, surgen otras corrientes poéticas:
- Neosurrealismo (Blanca Andreu)
- Poesía erótica (Ana Rossetti)
- Neoclasicismo (Amalia Iglesias)
- Neopopulismo (Álvaro Valverde)
- Poesía épica (César Antonio Molina)
En la poesía actual conviven diversas tendencias como el realismo sucio, el simbolismo, el neotradicionalismo y la poesía urbana o de la experiencia, destacando figuras como Ana Merino, Fernando Beltrán (El hombre de la calle) y Lorenzo Oliván (La voz de los relojes).
El teatro posterior a 1939
Tras la Guerra Civil, el teatro español pierde a sus principales innovadores, como Lorca y Alberti, y bajo el franquismo se desarrolla un teatro convencional, sometido a la censura. Frente al teatro europeo, que avanza hacia la innovación, en España se imponen obras conservadoras, aunque también surgen corrientes de renovación.
Tendencias principales bajo el franquismo
Se distinguen tres tendencias:
- Teatro de evasión: De carácter comercial, se centra en obras ligeras y de entretenimiento, como las comedias de Enrique Jardiel Poncela y Miguel Mihura.
- Teatro existencial: Refleja la angustia y el dolor humano, destacando Antonio Buero Vallejo, quien combina crítica social y dimensión simbólica en obras como Historia de una escalera y El tragaluz.
- Teatro de denuncia social: Alfonso Sastre representa este teatro combativo con textos como Escuadra hacia la muerte, aunque sufre la censura.
Años 50 y 60: Teatro independiente y experimental
Durante los años 50 y 60, el teatro independiente y experimental busca nuevas fórmulas escénicas, empleando recursos como la ruptura de la cuarta pared o la participación activa del público. Grupos como Els Joglars y autores como José María Bellido o Carlos Muñiz, tratan temas de injusticia social y alienación.
El teatro tras 1975
Tras la muerte de Franco en 1975, el teatro español se transforma. Desaparece la censura, se abren nuevas salas, surgen compañías independientes y se recuperan los premios teatrales. El teatro se diversifica en formas y estilos: aparecen el teatro documento, el teatro político y el teatro experimental, mientras se mantiene un teatro comercial dirigido a grandes públicos.
Autores como José Sanchis Sinisterra impulsan un teatro crítico e innovador (¡Ay, Carmela!), mientras que Fernando Arrabal introduce un teatro esperpéntico, grotesco y crítico (Pic-Nic). La escena se abre a nuevas dramaturgias, con un teatro más intimista o simbólico, y se incorporan nuevos lenguajes (cine, televisión, música).
Dramaturgos contemporáneos destacados
Entre los dramaturgos destacados figuran Ignacio Amestoy, Juan Mayorga, Rodrigo García y José Ramón Fernández. Surgen compañías jóvenes formadas en escuelas teatrales que apuestan por nuevas formas escénicas. Alberto Conejero crea un teatro de raíz lorquiana (La piedra oscura), Alfredo Sanzol desarrolla obras de tono ingenuo y tierno (La ternura), y Paco Bezerra explora temas sociales (Dentro de la tierra).