Miguel hernandez elegía metrica

Nació en Orihuela, Alicante, en 1910, perteneciendo a una familia muy humilde a la que tuvo que ayudar desde pequeño. Su padre fue pastor, por lo que se cría en un medio rural en el que no será fácil llevar adelante su temprana vocación literaria. No pudo seguir sus estudios, aunque lo hizo hasta los catorce años, cosa poco habitual en ese ambiente, pero su ansia de saber le llevó a amplias lecturas. En Orihuela participa en la tertulia literaria de Ramón Sijé, quien le recomendaba lecturas y cuyo influjo resultó fundamental en los primeros años; no en vano, muchos de sus escritos se publicarían en El Gallo Crisis, revista fundada por Sijé (abogado y escritor).

Así, sin método pero con enorme vocación, va completando su formación. Además, el contacto directo con la naturaleza dejará una destacada huella en su obra, que nunca se perderá.

Tras unos inicios titubeantes, se traslada en 1934 a Madrid, donde pronto será admirado. La amistad con Pablo Neruda será decisiva para su evolución ideológica hacia posturas revolucionarias. Colaboran juntos en la revista Caballo verde para la poesía Al estallar la guerra, se alista como voluntario del lado republicano. Se casa en 1937.

Tristes son sus últimos años: su primer hijo muere; su segundo hijo nace cuando la guerra toca a su fin. Pero el poeta es encarcelado y morirá tuberculoso en la cárcel de Alicante a los treinta y dos años, en 1942.

Estructura externa

Este  poema es una elegía, como ya dice su título, cuya métrica corresponde a dieciséis tercetos encadenados de arte mayor (endecasílabos) de rima consonante. Posee cuarenta y nueve versos, resultado erróneo si la poesía fuese matemática, pero no es así porque incluye un verso final que rima con el segundo verso del último terceto.

La estructura de los tercetos encadenados nos gusta mucho porque posee una musicalidad especial, en rimar el primer verso con el tercero, y el segundo con el primero del siguiente (ABA/BCB/CDC…)

Tema


Dolor, tristeza y rebelión.

Estas tres palabras son las que, para nosotros, prenden del poema. Es una de las elegías más tristes que hemos leído, llenas de sentimientos contradictorios y pasión. Es, posiblemente, el mayor elogio a la amistad. Sin embargo, debido al carácter revolucionario del autor, la elegía nos ha sugerido también un sentimiento de lucha en grandes dosis.

Estilo


El poema que estamos tratando es de estilo muy sencillo.Miguel Hernández escribe este poema en un momento en que los sentimientos brotan puros, por lo tanto no escatima en buscar palabras de dificultad alguna, todo lo contrario. Miguel en este poema quiere transmitir proximidad con un léxico claro y cercano ya que el poema está escrito como la última carta que miguel no pudo enviar a su amigo. Esta es una de las causas por las cuales el poema resulta tan fácil de leer, o más bien, de comprender. El hecho de que esté escrito con la intención de carta hace que el poeta escriba las cosas tal como las siente, sin ninguna intención de querer demostrar en ningún momento cualquier dominio léxico.

Todas las palabras que usa Miguel solo quieren llevar a una sola cosa: a introducir al lector en un mundo un tanto tenebroso, en el que la sombra de la muerte cobra importancia. Según la tendencia de la época, el realismo empapa el poema de una manera bastante peculiar. Intenta encontrar la belleza a través de la imagen.
Por eso encontramos diversas comparaciones que hacen que el sentimiento que quiere expresar Miguel lo podamos imaginar a partir de una imagen. Un ejemplo es la siguiente imagen: “En mis manos levanto una tormenta / de piedras, rayos y hachas estridentes / sedienta de catástrofes y hambrienta.”

En ella podemos encontrar lo que antes comentábamos, la expresión de un sentimiento a partir de una imagen, en este caso el caos que le ha producido esta muerte a Miguel la compara o lo intenta expresar con la imagen de una tormenta, en la que el viento, las nubes y el caos que hay dentro del fenómeno natural arrasa con todo lo que coge. La muerte de su amigo para el es un símil ya que su muerte ha arrasado aquella ilusión que el poeta tenía por vivir, esa muerte ha hecho que pierda la estabilidad y el poeta se ha hundido en el caos o desorden mental.

Todas las palabras que usa Miguel solo quieren llevar a una sola cosa: a introducir al lector en un mundo un tanto tenebroso, en el que la sombra de la muerte cobra importancia. Según la tendencia de la época, el realismo empapa el poema de una manera bastante peculiar. Intenta encontrar la belleza a través de la imagen. Por eso encontramos diversas comparaciones que hacen que el sentimiento que quiere expresar Miguel lo podamos imaginar a partir de una imagen. Un ejemplo es la siguiente imagen: “En mis manos levanto una tormenta / de piedras, rayos y hachas estridentes / sedienta de catástrofes y hambrienta.”

En ella podemos encontrar lo que antes comentábamos, la expresión de un sentimiento a partir de una imagen, en este caso el caos que le ha producido esta muerte a Miguel la compara o lo intenta expresar con la imagen de una tormenta, en la que el viento, las nubes y el caos que hay dentro del fenómeno natural arrasa con todo lo que coge. La muerte de su amigo para el es un símil ya que su muerte ha arrasado aquella ilusión que el poeta tenía por vivir, esa muerte ha hecho que pierda la estabilidad y el poeta se ha hundido en el caos o desorden mental.

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