Novela posromántica

LIRERATURA DEL Siglo XVIII

La ilustración es un movimiento cultural que renueva profundamente el pensamiento. Pretende acabar con el atraso y el estancamiento Barroco, aplicando el pensamiento racional para la consecución del progreso de los pueblos. Los rasgos típicamente ilustrados son los siguientes:

Racionalismo: ración frente a la superstición

Utilitarismo: tener como finalidad el bien común

Progreso: mejora las condiciones de vida

Reformismo:
realidad, reformas sociales, económicas y políticas.

En el campo de las ideas estéticas se vuelve la mirada al clasicismo francés y a los modelos greco-latinos. Es el llamado Neoclasicismo, según el cual las obras de arte estarán sujetas, también, a la razón y a los principios de la lógica. Los géneros que más se cultivaron fueron la prosa, el ensayo y el teatro para la educación de los pueblos. Los temas tratan de cambiar actitudes sociales y reformas como la necesidad de trabajo de la mujer, la desigualdad de la mujer frente al hombre… la prosa didáctica es uno de los géneros mas cultivados.

Feijoo cultivo el ensayo y en sus obras arremete contra las supersticiones y las opiniones infundadas. Postula la razón y la experiencia y destacan: teatro crítico universal y Cartas eruditas.

Luzán destaca en el género lírico. En su obra
Poética establece como se deben guiar las obras que deberán ajustarse a los nuevos ideales clasicistas.

Uno de los máximos representantes de la sátira social fue José Cadalso, que escribíó Cartas marruecas, género epistolar que a través de tres personajes, Cadalso revisa los temas más preocupantes de la sociedad española.

Jovellanos, destaca la vasta producción de sus escritos en prosa. Entre sus obras didácticas destaca: informe sobre la ley agraria

El género lírico no destaca con rasgos propios en este siglo, más bien parece una continuación de la lírica barroca.

Los ilustrados trataron de divulgar las ideas neoclasicistas sobre el teatro a través de discursos y folletos diversos. Poco a poco las obras fueron ocupando las carteleras de los teatros, aunque las obras puramente neoclásicas no fueron las que mayor aceptación tuvieron.

El teatro neoclásico propiamente dicho nace hasta la mitad  de siglo. Está dirigido a la clase media y tiene una finalidad didáctica. Sus principales carácterísticas son:

Total separación de género para evitar confusión

Esta sometido a la regla de las tres unidades

Finalidad didáctica: empleo de temas útiles para la sociedad

Planteamiento parecido a la realidad

Estructuras de las obras en tres actos

La comedia neoclásica alcanzo el éxito popular tardíamente con Leandro Fernández de Moratín las más destacada es El sí de las niñas, que denuncia el hecho de que las mujeres no pueden elegir al hombre con el que se van a casar

El Siglo XIX: Romanticismo


1. La sociedad del periodo ROMántico. La mentalidad ROMántica

El Romanticismo se desarrolló en el Siglo XIX como oposición a la Ilustración. Las carácterísticas de la mentalidad ROMántica son: el individualismo (arte y literatura como manifestación del yo); valoración de lo irracional (emociones, sueños, fantasías); la defensa de la libertad; el idealismo (búsqueda de ideales inalcanzables); el nacionalismo (se valoran los rasgos de cada país y se recuperan historia y costumbres); el rechazo de la sociedad moderna; y el espíritu rebelde y juvenil .

2. Circunstancias históricas del Romanticismo español

En España, las ideas ROMánticas que ya triunfaban en el resto de Europa no entraron debido a la Guerra de la Independencia y  el reinado absolutista de Fernando VII. El Romanticismo no triunfó en España hasta la muerte de Fernando VII (1833).Duró solo una década (1834-1844); hasta 1868 se produce un periodo de transición conocido como Posromanticismo.

3. La poesía del Romanticismo

La poesía lírica adquiríó gran desarrollo en el Romanticismo. Hay dos clases de poesía ROMántica:

Una poesía lírica (expresión de sentimientos): de estilo retórico y altisonante; la métrica se caracteriza por las innovaciones y  polimetría; los temas se centran en el mundo de los sentimientos (la mujer ideal, el desengaño amoroso…); el paisaje refleja la tristeza del poeta (la noche, la luna…).

En la poesía narrativa (relato de sucesos) destaca la narración de leyendas y de acontecimientos históricos. Pueden distinguirse dos grupos:

– Poemas extensos, de temas históricos, legendarios o fantásticos: El estudiante de Salamanca, de Espronceda.

– Poemas breves, en su mayoría romances. Sobresalen los Romances históricos, del duque de Rivas.

José de Espronceda es el poeta más importante del periodo. Entre sus obras destacamos dos tendencias:

Poemas líricos: tratan asuntos como la defensa de los marginados, sus ideales políticos o la pérdida de la juventud. Poemas narrativos: El estudiante de Salamanca, ambientado en el Siglo XVI y protagonizado por Félix de Montemar, personaje donjuanesco símbolo de la rebeldía ROMántica. Tiene una gran variedad métrica (romances, octavillas, octavas reales, serventesios

El diablo mundo: presenta una mezcla de géneros (fragmentos líricos, narrativos, teatrales). El poema tiene una intención ideológica: demostrar que el hombre es bueno por naturaleza y que es la sociedad la que lo vuelve egoísta y malvado.

4. La poesía posromántica

En la segunda mitad del siglo llegó la influencia de la poesía alemana, que imita el ritmo y los recursos de la lírica popular. Surge así el posromanticismo, que cultivó una poesía basada en la expresión de emociones y sentimientos personales y en el reflejo de la naturaleza. Los máximos representantes de esta tendencia son:

– Rosalía de Castro, que escribíó en castellano En las orillas del Sar. Su estilo es sencillo y directo.

– Gustavo Adolfo Bécquer, autor de Rimas, una colección de poemas en la que trata cuatro temas: la poesía; el amor; el fracaso amoroso y el desengaño; la soledad y la muerte.  

La poesía de Bécquer está influida por la poesía ROMántica alemana y por las canciones populares andaluzas. Su obra tuvo gran influencia posterior (Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez, la generación del 27).

5. La prosa ROMántica

– La novela ROMántica se situaba siempre en épocas pasadas, en especial en la Edad Media. La obra más destacada son las Leyendas, de Gustavo Adolfo Bécquer, una colección de relatos fantásticos, ambientados en la Edad Media.

– El costumbrismo en cambio sí trata sobre la sociedad contemporánea:  costumbres populares, personajes y oficios típicos del país. El prosista más destacado  fue Mariano José de Larra. Su obra más valiosa, los Artículos, se publicaron en periódicos de la época. En ellos critica a la sociedad con la idea de reformar las costumbres de los españoles. Se clasifican en tres grupos:

• los artículos de costumbres, en los que critica la sociedad española de su tiempo, atrasada e inculta;

• los artículos políticos

• y los artículos literarios, que son comentarios sobre diversas obras literarias, especialmente teatrales.

5. El teatro ROMántico

El drama ROMántico expresa el conflicto entre los ideales y la realidad, entre el individuo y la sociedad, conflicto que suele terminar en un final trágico. El tema básico es el amor apasionado que choca con las normas sociales y lleva al fracaso. Los autores ROMánticos suelen situar esos conflictos en una época lejana, preferentemente en la Edad Media.

En el estilo, el teatro ROMántico prescinde de las reglas neoclásicas, y mezcla, en ocasiones, lo trágico y lo cómico, el verso y la prosa, aunque por lo general se impuso el verso. No busca una finalidad educativa, sino conmover, emocionar.


En España no pudieron estrenarse dramas ROMánticos hasta después de la muerte de Fernando VII (1833). Los dramaturgos fundamentales del Romanticismo español son el duque de Rivas y José Zorrilla.

– La obra más importante del duque de Rivas es Don Álvaro o la fuerza del sino (1835).

– José Zorrilla es el autor de Don Juan Tenorio, la obra que mejor recrea el mito de don Juan. 

 

El Siglo XIX: Realismo


1. La sociedad del Realismo

El Realismo, segunda mitad del Siglo XIX, fue un movimiento artístico que se propuso representar la realidad de acuerdo con los intereses de la sociedad burguesa (cuyo ascenso se vio favorecido por  la Revolución industrial).

El desarrollo científico dio lugar a un progreso que se reflejó en adelantos como el ferrocarril o la luz eléctrica. La sociedad se sentía a gusto con su tiempo.

2. La literatura del Realismo

La burguésía abandona las ideas ROMánticas y las sustituye por una mentalidad que describe la realidad social tal como es.

Carácterísticas del Realismo


La obra debe reflejar la realidad de forma objetiva; argumentos  sobre la realidad cotidiana; conflicto entre las aspiraciones de los personajes y las normas sociales; crítica social y política; estilo sencillo.

La novela es el género más utilizado y sus rasgos típicos son: verosimilitud, predominio del narrador omnisciente, didactismo, estructura lineal y abundancia de descripciones del mundo de la burguésía.

3. El Realismo en España. La generación de 1868

El Realismo se introduce en España con considerable retraso. La primera novela plenamente realista, La Fontana de Oro, de Galdós, se publicó en 1870, año situado en medio de la Restauración.

Durante la Restauración se creó un enfrentamiento ideológico entre progresistas y tradicionalistas, que se reflejará en la narrativa.

La generación de 1868 está formada por novelistas que publican entre 1874 y 1884. Dentro de esta generación figuran escritores como Juan Valera, que escribíó Pepita Jiménez; Galdós y Clarín, progresistas defensores de la modernización de España; y Emilia Pardo Bazán, de ideología conservadora y partidaria de un moderado Naturalismo.

Benito Pérez Galdós


Destacan sus novelas, que se pueden clasificar en:

Episodios nacionales


Constituyen una reconstrucción novelada de la historia de España del Siglo XIX.

Novelas de la primera época


Las primeras novelas de Galdós —Doña Perfecta— reciben el nombre de novelas de tesis porque se someten a la ideología del autor: enfrentan a personajes de mentalidad conservadora con otros de ideas progresistas que Galdós comparte y defiende (reflejan el enfrentamiento ideológico que dividía la España de la época).

Novelas contemporáneas


En ellas Galdós retrató la realidad madrileña de su época: tanto sus lugares (calles, barrios, etc.) como a sus habitantes (comerciantes, burgueses, etc).  Fortunata y Jacinta es la novela más representativa de esta época.

Etapa espiritualista


Estas novelas, influidas por el Realismo ruso, se centran en el mundo interior de sus personajes y en valores como la caridad, encarnados en individuos de condición humilde. Así ocurre, por ejemplo, en la novela Misericordia.

3.2 Leopoldo Alas, «Clarín»


La obra de Clarín se compone de varios artículos de crítica literaria, dos novelas y varios libros de cuentos, entre los que destaca Adiós, Cordera, uno de los mejores de la literatura española.

Pero La Regenta es la obra maestra de Clarín y una de las novelas más importantes de la literatura española. Ambientada en la ciudad de Vetusta, La Regenta presenta el conflicto de dos personajes (Ana Ozores y el sacerdote Fermín de Pas) dominados por un amor prohibido. Tras el nombre de Vetusta se esconde la ciudad de Oviedo y sus habitantes: una sociedad burguesa, llena de hipocresía y convencionalismos.


4. El Naturalismo

En las décadas finales del Siglo XIX, el Realismo evoluciónó hacia el Naturalismo. El novelista del Naturalismo imita el método científico: observación, documentación, comprobación de datos…  y defiende que la psicología de los personajes depende de su ambiente y su herencia genética.

5. El Naturalismo en España

El Naturalismo se introdujo en España a finales del Siglo XIX. La escritora Emilia Pardo Bazán defendíó la técnica literaria naturalista, pero no sus bases teóricas.  Además de Emilia Pardo Bazán, hubo otros escritores que utilizaron en sus obras algunos recursos naturalistas, como, Vicente Blasco Ibáñez, Clarín y Galdós.

6. El teatro en la segunda mitad del Siglo XIX

El Realismo trajo consigo un teatro de ambientación contemporánea e intención moralizante, conocido como alta comedia. Sus principales autores son Manuel Tamayo y López de Ayala

La novela española de 1939 a 1974. Tendencias, autores y obras principales


La novela en los años cuarenta

Tras la Guerra Civil, muchos autores deben partir al exilio, entre los que destacan Rosa Chacel, Max Aub, Francisco Ayala y, sobre todo, Ramón J. Sender.

Dentro de España, en los primeros años de la posguerra se publicaron novelas que ensalzan los valores del bando vencedor. Pero desta

Pero La familia de Pascual Duarte (1942) de Camilo José Cela crea una nueva tendencia denominada tremendismo, por su visión pesimista de la realidad, con la que se inicia también la novela existencial de la década de los 40. La novela existencial, habla de la angustia, la soledad y la muerte, personajes desarraigados, desorientados o marginados, con técnicas narrativas de la novela realista tradicional. Dentro de la novela existencial destaca también Nada, de Carmen Laforet.

Por otro lado, Miguel Delibes publica su primera novela, La sombra del ciprés es alargada, en esta década. La obra de Delibes será muy importante hasta su muerte en 2010. En todas sus novelas se muestra comprometido con los problemas de su tiempo. Y también trata el tema de la vida rural de los pueblos de Castilla y  la vida de las gentes humildes y marginadas, sin olvidar su preocupación por la naturaleza. Destaca la sencillez de su estilo y  la recuperación de un léxico rural o en desuso.

La novela en los años cincuenta

El Realismo social es la nueva tendencia y sus carácterísticas principales son: la novela se usa para dar testimonio del momento histórico y para denunciar la situación social y política; acción breve; importancia del diálogo como forma de expresar el interior de los personajes; protagonista representativo de una clase o grupo social (personaje colectivo); lenguaje que intenta reproducir el habla coloquial.

En 1952 Cela publicó La colmena, iniciadora de toda la corriente de novela social. La acción, centrada en un café, transcurre en el Madrid triste de la posguerra, y los más de trescientos personajes -protagonista colectivo- sirven para ofrecer una visión global de la vida cotidiana y de la sociedad española de los años cuarenta. Pero la novela que mejor representa el Realismo social es El Jarama, de Rafael Sánchez Ferlosio, novela que narra la excursión de unos jóvenes madrileños a las orillas del río Jarama y que termina de forma trágica cuando una chica del grupo muere ahogada.

Miguel Delibes, aunque sin seguir estrictamente las directrices del Realismo social, escribíó en estos años algunas de sus novelas más conocidas: El camino y Las ratas, reflejo de la dura vida en un pueblo castellano.

Otros narradores son Juan Ignacio Aldecoa, con El fulgor y la sangre; Carmen Martín Gaite, con Entre visillos; Ana María Matute y  José Manuel Caballero Bonald.

La novela en la década de los sesenta y setenta

Tiempo de silencio (1962), de Luis Martín Santos inicia una nueva etapa que intenta renovar formalmente la novela, mediante la experimentación con el lenguaje y la estructura, aunque sin olvidarse de la crítica.

En este cambio de la novela española influyeron tres aspectos: el conocimiento de los grandes novelistas europeos y norteamericanos del Siglo XX (Faulkner, Kafka, etc); de la nueva novela hispanoamericana (sobre todo Mario Vargas Llosa, y Cien años de soledad de Gabriel García Márquez); y el poder creciente de las editoriales, que ayuda a una mayor difusión de las obras.


Las carácterísticas de estas obras son las siguientes: aparecen personajes con problemas de identidad que buscan las razones de su angustia existencial; menor importancia del argumento (se introducen digresiones y opiniones que rompen la coherencia del discurso); mayor dificultad estructural (se eliminan los capítulos y se sustituyen por secuencias, normalmente sin numeración y separadas por un espacio en blanco); se narra desde la perspectiva de los distintos personajes (perspectivismo); monólogos interiores para expresar el pensamiento de los personajes; ruptura lineal del tiempo, por influencia del cine; renovación del lenguaje literario (la frase se alarga, se elimina la puntuación y la sintaxis se desorganiza, reflejo de la falta de lógica en el pensamiento del personaje).

Otros autores importantes de este período son Juan Goytisolo, gran renovador de las técnicas narrativas junto con la visión crítica de España, con novelas como: Señas de identidad; y Juan Marsé, Últimas tardes con Teresa.

También los novelistas mayores contribuyeron a la renovación experimental de la novela en esta época: M. Delibes con Cinco horas con Mario que recoge en forma de monólogo interior los pensamientos de Carmen durante las cinco horas de velatorio ante el cadáver de su marido, Mario. En esas cinco horas, Carmen, prototipo de la mujer de clase media provinciana y convencional, recuerda los años de vida en común con Mario, hombre abierto y liberal. Carmen y Mario representan, respectivamente, a las dos Españas, la tradicional y la progresista.

 

Modernismo y Generación del 98


A finales del Siglo XIX surgíó el Modernismo, una corriente de pensamiento que proclama una actitud nueva y renovadora ante la vida. Al mismo tiempo, en España, el desencanto tras el desastre colonial del 98, dará lugar a la llamada Generación del 98. Pero Modernismo y Generación del 98 son muy diferentes: el Modernismo es internacional y la Generación del 98 es española.

El Modernismo literario

Surgido en Hispanoamérica, buscaba la belleza y la perfección formal de la obra de arte. El rechazo de la realidad cotidiana se traduce en dos alternativas: un Modernismo externo, caracterizado por la evasión (a lo exótico o fantástico) y la importancia de lo sensorial; y un Modernismo intimista, caracterizado por la melancolía, el pesimismo, la angustia.

Como carácterísticas destacan: la belleza (lugares y objetos hermosos, sensaciones); defensa de lo aristocrático (cisne); evasión en el espacio y el tiempo: hacia épocas pasadas (mundo clásico, y sus mitos, medieval, etc) y hacia tierras lejanas y exóticas; renovación del lenguaje literario (cuidado y refinado): incorporación de cultismos, neologismos, y palabras elegidas por su sonoridad (esdrújulas); efectos plásticos con el uso de colores. El metro preferido fue el alejandrino (“estrofa modernista”).

El Modernismo en España fue más intimista e introspectivo y carecíó de la exuberancia y exotismo del de Hispanoamérica. Destacaron Manuel y Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez, en sus primeras etapas, con poemarios como Arias tristes; en la prosa sobresale Ramón María del Valle-Inclán con Sonatas.

Rubén Darío (nicaragüense) fue el principal representante del Modernismo literario. Su obra Azul… (1888), cuentos breves y algunos poemas, recrea un mundo de hadas, princesas, palacios, cisnes… Prosas profanas (1896), consagración del Modernismo, incorpora también temas sociales y españoles, sobre los que predomina el erotismo. En Cantos de vida y esperanza aparecen tres temas: la evasión aristocrática de la realidad, la preocupación social y política y la inquietud personal.

La generación del 98


Los rasgos principales son la rebeldía frente a las corrupciones políticas que desembocaron en la pérdida de las colonias y el intento de redescubrir aspectos olvidados de la cultura española: los viejos pueblos y ciudades, el paisaje, los escritores medievales o el lenguaje tradicional y castizo.

Carácterísticas: la cuestión religiosa y existencial: preocupación por el sentido de la vida, la religión, la existencia de Dios, la muerte, el destino del hombre tras la muerte, etc; el tema de España: rechazo del atraso en que se encontraba y crítica a la sociedad y a las clases gobernantes; exaltación del paisaje y de los pueblos de España, en especial Castilla; interés por la historia de España (cream el concepto de intrahistoria, representado por las costumbres y modos de vida de los individuos anónimos); anhelo de europeizar pero sin perder los valores castizos; estilo sobrio con un lenguaje sencillo, natural y antirretórico,


Valle-Inclán cultivó la narrativa y el teatro. Sus primeras obras narrativas, como Sonatas, se sitúan dentro del Modernismo. Sus obras posteriores se pertenecen ya al 98. El ruedo ibérico es una caricatura de España y Tirano Banderas retrata la sociedad sudamericana y la figura del dictador cruel.

La obra de Miguel de Unamuno recoge: la preocupación por España (una visión pesimista), y la la búsqueda del sentido de la vida, que se traduce en un conflicto permanente entre la conciencia de existir y el miedo a la muerte. Y ese miedo a la muerte lleva al hombre a aceptar la religión para creer en la inmortalidad. De aquí el conflicto entre razón y fe. Sus principales novelas son Niebla, La tía Tula y San Manuel Bueno, mártir. En sus personajes, Unamuno expresa sus propias inquietudes, angustias y problemas personales y existenciales.

Pío Baroja se basa la observación de la realidad inmediata. Los protagonistas de sus novelas reflejan las preocupaciones filosóficas, religiosas y políticas del propio Baroja (angustia vital), y  suelen fracasar. Destaca en ellos la falta de voluntad. Sus novelas más destacadas son: Zalacaín el aventurero, y El árbol de la ciencia. Baroja forma parte de esta generación porque comparte la preocupación por el atraso científico, intelectual e ideológico de España, plasmado en sus novelas.

José Martínez Ruiz, «Azorín»  escribíó sobre todo ensayos centrados en el tema de España y el estudio de las obras literarias clásicas. En Castilla realiza una evocación de las tierras castellanas y sus gentes. En cuanto a sus novelas, casi no tienen argumento, da más importancia a la descripción de ambientes y de las impresiones de los personajes.

Antonio Machado es el gran poeta de la generación. Primero tiene una etapa modernista con Soledades. Pero después evoluciona hacia la Generación del 98 en Campos de Castilla, una recopilación de poesías en los que combina poemas en los que recoge la situación de crisis de España tras el Desastre del 98; poemas en los que recuerda el paisaje castellano y a su esposa Leonor (fallecida); y meditaciones sobre el hombre y el mundo, en las que se combinan lo filosófico y lo popular.

El Novecentismo y las Vanguardias


En la segunda década del Siglo XX, tras el desastre provocado por la Primera Guerra Mundial surgieron las vanguardias, un conjunto de movimientos artísticos caracterizados por su afán de renovación y de ruptura con los principios creativos anteriores. En España, el afán de modernización y la voluntad de rebeldía se concretaron en el novecentismo y las vanguardias.

Novecentismo


Situado entre la Generación del 98 y la del 27.

Supuso: un arte conceptual, abstracto (ausencia de sentimientos), un arte puro y deshumanizado; (arte objetivo y racional); los nuevos artistas no aspiran a reflejar la belleza externa sino a comprender la esencia y el significado profundo de las cosas; acaba también con el pesimismo de los modernistas, y muestra una actitud optimista, alegre, hacia un Siglo XX verso libre, se desprecia la adjetivación colorista y ornamental, se usa un léxico culto: un léxico elitista, para minorías. La figura retórica más usada es la metáfora.

El ensayo novecentista

ocuparon un lugar fundamental los ensayistas, José Ortega y Gasset (1883-1956).

Sus ideas estéticas las expuso en La deshumanización del arte e Ideas sobre la novela, donde defiende una concepción del arte en la cual se elimina todo lo anecdótico y sentí-mental. Propone para el Siglo XX un arte puro en el que cuentan más las cualidades formales; un arte intelectual, dirigido a la inteligencia y no al corazón.

En cuanto a la novela, el interés tradicional por un argumento humano debe ceder el paso a otros valores más adecuados para proporcionar placer estético: el estilo y el lenguaje, la estructura, elementos intelectuales o imaginativos,

Otros ensayistas:
Eugenio d’Ors,(Tres horas en el Museo del Prado), Gregorio Marañón (Don Juan), Manuel Azaña y Américo Castro.

La prosa novecentista

El tipo de novela intelectual y esteticista.

Las novelas de Gabriel Miró (1879-1930) contienen descripciones minuciosas de percepciones sensoriales y están faltas de acción. Etapa decadentista (Las cerezas del cementerio), y una etapa novecentista (Nuestro padre San Daniel)

Ramón Pérez de Ayala desarrolló distinguen dos fases: en la primera aparece como un escritor realista con una visión amarga de la vida (A.M.D.G), mientras que en la segunda se decanta por un simbolismo caricaturesco (Tigre Juan).


La poesía novecentista

Se caracteriza por la búsqueda de la poesía pura, exenta de sentimentalismo y retoricismo. Destacan José Moreno Villa, León Felipe y Juan Ramón Jiménez quien renovó el panorama maestro de la generación del 27, por su concepción desprovista de sentimentalismo y su búsqueda de la perfección.

Señálamos tres etapas en su obra:

Etapa sensitiva influencia de Bécquer, el Modernismo, y por una poesía emotiva y sentimental que se expresa en una estructura formal perfecta. Los temas son el paisaje, los sentimientos melancólicos y amorosos. Arias tristes y La soledad sonora.

Etapa intelectual evolución espiritual, que prescinde de los elementos meramente ornamentales. Las obras más representativas son Diario de un poeta recién casado, Piedra y cielo y La estación total.

Etapa última o verdadera que incluye la producción del exilio. Continúa buscando en su interior la belleza y la perfección, hasta el punto de identificarse con Dios. Dios deseado y deseante.

Las Vanguardias


En Europa, se desarrollaron en dos etapas: una 1ª desarrollo de un arte deshumanizado  2ª etapa con la aparición del Surrealismo En España, el desarrollo de las vanguardias europeas fue un fenómeno cultural que coincidíó cronológicamente con el Novecentismo y la Generación del 27.

Ramón Gómez de la Serna difundíó las vanguardias en España sobresale por la creación de un nuevo género: la greguería, que él mismo definíó como metáfora más humor. Son textos breves en los que se realiza asociaciones sorprendentes, ofrece una visión original, llena de humor, de la realidad. Para su creación usó diversos procedimientos lingüísticos como la metáfora, la comparación, juegos de palabras, recursos fónicos, ruptura de refranes.

Entre 1918 y 1927 surgieron las vanguardias hispánicas: el Ultraísmo. La segunda vanguardia en lengua española es el Creacionismo, no pretende imitar la realidad que conocemos sino crear una realidad completamente nueva.

 

La Generación del 27. La poesía de la Generación del 27


1. La generación del 27. Autores

La generación del 27 es un grupo de poetas innovadores que irrumpieron en los años veinte.

Aúnan tradición y vanguardia. De la tradición a la lírica popular y los romances, los clásicos Bécquer, Unamuno, Juan Ramón Jiménez, etc. De las vanguardias técnicas y orientaciones: el verso libre, el culto de la imagen y la metáfora, la poesía pura y deshumanizada, los nuevos temas de la vida moderna…

Pertenecen a esta generación Federico García Lorca, Pedro Salinas, Jorge Guillen, Rafael Alberti, Gerardo Diego, Luis Cernuda y Vicente Aleixandre, a Miguel Hernández y Dámaso Alonso. D. Alonso, Salinas y Guillén, seguidores de J.R. Jiménez, caracterizados por: ausencia de sentimentalismo, búsqueda de la belleza, rigor poético y lingüístico y creación de poemas breves. El resto, seguidores de las vanguardias, se caracterizan por: búsqueda de rebeldía, antirreligiosidad, libertad imaginativa y presencia del mundo onírico.

3. La poesía pura: Salinas y Guillén

Pedro Salinas considerado el poeta del amor por excelencia. La herencia modernista con el Vanguardismo,  una poesía muy humanizada, amorosa y rica en ideas conceptistas en sus obras maestras La voz a ti debida  y Razón de amor  y comprometido con la realidad.

A Jorge Guillén  su visión del mundo y del universo, de la vida y la naturaleza como obra bien hecha, y del ser y el existir como absoluta dicha, le conduce a un esplendoroso vitalismo.

4. Vanguardismo y 27

Gerardo Diego poesía vanguardista, ultraísta y creacionista y otra de poesía tradicional,

Vicente Aleixandre se acerca al Surrealismo en Espadas como labios, La destrucción o el amor  y Sombra del paraíso, donde el tema amoroso conduce siempre al dolor o a la muerte con una acusada sensación de impotencia. A partir de Historia del corazón, reflexiona sobre la condición humana.

Luis Cernuda expresa el inconformismo de su intimidad torturada por el dolor y la frustración que resulta del desajuste entre la realidad -el mundo circundante- y el deseo. Arranca de la «poesía pura» y luego por el Surrealismo, Los placeres prohibidos. Finalmente, un estilo más narrativo  Desolación de la quimera (1962).


5. Tradición y 27

Federico García Lorca, Rafael Alberti y Miguel Hernández unieron tradición, popularismo y fuerza trágica.

Federico García Lorca

• 1921-1928: estilización de las formas tradicionales y populares, para transmitir una visión trágica del amor y la muerte de unos personajes marginados, Poema del cante jondo y Romancero gitano.

• 1929-1936: Surrealismo con los marginados, raciales y sexuales: Poeta en Nueva York, Llanto por Ignacio Sánchez Mejías, Sonetos del amor oscuro.

Rafael Alberti  ritmo y la musicalidad de las formas tradicionales y populares en Marinero en tierra,  Cal y canto,  Sobre los ángeles libro surrealista, motivado por una crisis personal, ideológica y religiosa. Entre el clavel y la espada.

A Miguel Hernández
Genial epígono de la Generación del 27 alterna versos de depurado estilo con otros que expresan la fuerza del grito y el desgarro. Así, de su etapa vanguardista o gongorina  pasa a una poesía humanizada y de corte clásico con El rayo que no cesa, escrita en la Guerra Civil, supone un antecedente, Viento del pueblo. Cancionero y romancero de ausencias, supone una evolución hacia la intimidad.

El teatro hasta la Guerra Civil


Los gustos de un público burgués que acudía al teatro en busca de diversión determinaron la orientación del teatro anterior al 1936.

Se distinguen dos grandes tendencias:

Un teatro de éxito comercial, satisfacer las exigencias del público: costumbrista, cómico o melodramático.

Un teatro renovador: renovador en las formas y en los temas, que hubo de esperar muchos años para ser valorado en su justa medida.

1. En el teatro comercial sedistinguen tres corrientes:

A. La comedia burguesa

Refleja los vicios y las virtudes burguesas. Su máximo representante fue Jacinto Benavente, con obras como La malquerida.

B. El teatro cómico

Basado casi siempre en la presentación de costumbres y tipos populares

El teatro costumbrista continúa el sainete. Destacan Arniches y Serafín y Joaquín Álvarez Quintero.

El astracán, creado por Pedro Muñoz Seca, se basa en los despropósitos y el chiste fácil.

La comedia grotesca conjuga lo trágico y lo cómico, lo melodramático. Destaca Carlos Arniches.

C. El teatro poético

 Escrito en verso modernista, sonoro y musical, sus temas eran de carácter histórico. En el teatro histórico, sobresale Marquina (Doña María la Brava).

El teatro poético obras escritas por Manuel y Antonio Machado obtuvieron un gran éxito (La Lola se va a los puertos…).

2. La renovación del teatro

Tiene lugar con dos autores:

Ramón María del Valle-Inclán creó el esperpento, una visión caricaturesca de la realidad. El teatro suele dividirse en cinco ciclos:

– Ciclo modernista  – Ciclo mítico- Ciclo de la farsa – Ciclo esperpéntico, – Ciclo final

Luces de bohemia es el primer esperpento. Designa un tipo de teatro basado en la deformación sistemática de la realidad. La deformación alcanza a los personajes. Luces de bohemia relata el paseo nocturno del fracasado poeta ciego Max Estrella y de su amigo don Latino y constituye una dura crítica del sistema político, económico, social y cultural español.


Federico García Lorca mitos trágicos. Aparte de farsas y obras surrealistas, cuatro obras destacan:

Mariana Pineda una mujer que sacrifica los ideales políticos liberales.

Bodas de sangre es la tragedia de una pasión que, a partir de un triángulo amoroso, desata el amor, el odio y la muerte.

Yerma es el drama rural de una mujer joven y atractiva pero estéril que acaba enloqueciendo y vengándose.

La casa de Bernarda Alba tema de la autoridad y la libertad.

Otros autores son:
Unamuno, Azorín, Jacinto Grau, Ramón Gómez de la Serna Rafael Alberti compuso obras de varios tipos:

– Un auto vanguardista

– Teatro político

– Teatro poético  

Ya en la década de los treinta, sobresalen:

El teatro de Miguel Hernández que escribíó una obra de tema social, en verso, El labrador de más aire..

Alejandro Casona estrenó antes de la Guerra Civil La sirena varada.

Enrique Jardiel Poncela teatro cómico caracterizado por las situaciones inverosímiles que plantea y el ingenio de los diálogos. Este intento de «renovar la risa”. Antes de la guerra estrenó Una noche de primavera sin sueño,

Después de la guerra, continuó escribiendo y estrenando obras con gran éxito de público. Destacan: Eloísa está debajo de un almendro, comedia que trata de combinar cómicamente situaciones realistas con la fantasía disparatada, Los ladrones somos gente honrada

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