Narrativa de Posguerra Española
La Guerra Civil y la posterior dictadura franquista afectaron profundamente el devenir de la narrativa española. Entre los novelistas que permanecieron en España, se distinguen dos posturas principales: el idealismo de quienes fueron afines al régimen y el realismo existencial de aquellos que indagaron en el sentido de la existencia humana.
Novela Idealista
Dentro de esta corriente idealista, se enmarcan dos narrativas distintas que, con el paso del tiempo, se irían diluyendo para dar paso a otras que recuperarían el enfoque realista:
Corriente Política
Está formada por novelas que ensalzan los valores del franquismo. Entre sus autores destacan Rafael García Serrano con Eugenio y José Antonio Giménez Arnau con El Puente.
Corriente de Evasión
Está formada por novelas que evitan toda alusión a la guerra y sus consecuencias. Destaca el autor Cecilio Benítez de Castro con Maleni.
Realismo Existencial
Las novelas existenciales reflejan la miseria moral y material, y la frustración que produce el ambiente de posguerra en unos personajes que se muestran desarraigados y desilusionados.
Algunas novelas representativas de esta corriente son:
- La familia de Pascual Duarte: Obra escrita por Camilo José Cela, se caracteriza por emplear la técnica del tremendismo, un realismo centrado en los aspectos más truculentos y aberrantes de la realidad. Su estilo se distingue por la crudeza con que se relatan los crímenes de Pascual y por el uso de la primera persona.
- Nada: Escrita por Carmen Laforet, esta obra se ambienta en un escenario gris e hipócrita, dominado por la resignación y los rencores ocultos.
Profundización en el Arquetipo Existencial: El Caso de AH
Tema Central: Desorientación y Fracaso Existencial
El tema central aborda la desorientación e inadaptación del protagonista (AH) dentro del mundo que le toca vivir, a causa de un estricto y exigente sentido del deber. La crisis de AH tiene dos causas fundamentales: una interna e íntima (relacionada con su formación y personalidad) y una externa y social (vinculada a la España de la época). La consecuencia de esta incompatibilidad espiritual e intelectual con la realidad produce en AH un sufrimiento insoportable que, finalmente, lo conduce al suicidio. AH no comparte nada con el mundo que le rodea, lo que le provoca una desorientación e inadaptación profundas. Estas, a su vez, son fuente de sufrimiento (angustia, dolor) y pesimismo (una inclinación a considerar que el mundo y la vida son realidades imperfectas y horribles). Este tema central está íntimamente unido a la búsqueda fracasada del sentido de la vida. Esa búsqueda de sentido la realiza en dos campos: el de la vida práctica (familia, estudios de medicina, amistades, profesión, amor y descendencia) y el de las ideas (científicas y filosóficas), pero fracasa en ambos.
El Mundo de las Ideas y las Influencias Filosóficas
AH deposita una confianza ilimitada y absoluta en la Ciencia, pero pronto descubre que esta no sirve para resolver problemas concretos (por ejemplo, la muerte de seres queridos). Por su parte, la filosofía le ofrece un modelo de pensamiento y conducta, inspirado en las ideas de Kant y Schopenhauer. De Kant, AH asimila la crítica de las viejas ideas (religión, moral, etc.) y el concepto del «imperativo categórico«, que implica actuar con los demás como uno querría que estos actuaran con uno, es decir, convertir los principios personales en una «ley universal». De Schopenhauer, toma su pesimismo radical: el mal del mundo es el del universo entero, pues todo lo existente está movido exclusivamente por la voluntad, una fuerza instintiva negativa, oscura e imposible de conocer racionalmente, que nos empuja sin remedio hacia la destrucción y la muerte. Como consecuencia, la inteligencia y el conocimiento humanos se encuentran en relación directa con el sufrimiento. La única solución que encuentra es aislarse y evitar enredarse en los problemas del mundo.
La Novela Experimental de los Años Sesenta
La década de los sesenta supuso el retorno de la necesidad de experimentación, pues las fórmulas del realismo social se percibían agotadas. Esta nueva actitud creadora estuvo influida por el Boom Hispanoamericano, así como por la narrativa de escritores europeos y estadounidenses como Kafka, Proust y Joyce.
Los temas tratados suelen ser el tiempo y la identidad, que reconstruyen la memoria del narrador a través de momentos como la infancia, la adolescencia y la guerra.
Los escritores persiguen una creación subjetiva y autónoma, empleando técnicas narrativas nuevas y más complejas.
Entre las técnicas narrativas que tuvieron una especial repercusión posterior, destacan:
- Cronología desordenada: Desaparece el orden lineal y se recurre a técnicas como la elipsis.
- Fragmentación: La estructura narrativa se rompe.
- Protagonista individual: Desaparece el protagonista colectivo del realismo social y aparecen personajes de corte intelectual.
- Punto de vista múltiple: Pese a que el protagonista es un personaje individual, la narración no se limita a su única perspectiva, sino que también ofrece la interpretación subjetiva de personajes secundarios.
- Estilo indirecto libre y monólogo interior: Pierde importancia el diálogo en favor de estas técnicas, que permiten al lector sumergirse en la mente de los personajes.
Luis Martín Santos y «Tiempo de Silencio»
Su novela Tiempo de Silencio se erige como una profunda crítica de la realidad española del momento y del ambiente de miseria moral en el que viven las clases sociales, desde la alta burguesía hasta el lumpen.
En su estilo renovador, destaca la mezcla de discursos y de registros lingüísticos, así como la meticulosa disección de la realidad mediante descripciones detalladas. Emplea con frecuencia eufemismos, comparaciones y metáforas, junto a técnicas experimentales como el monólogo interior.