Tendencias de la Poesía en Lengua Española de la Segunda Mitad del Siglo XX. Pablo Neruda.
La Guerra Civil sumió a España en un periodo de profunda crisis económica y cultural, marcado por las muertes de poetas representativos como Machado, Unamuno y Lorca, el exilio de otros como Juan Ramón Jiménez y miembros de la Generación del 27, así como la censura y la represión del régimen franquista.
Miguel Hernández (1910-1942)
Miguel Hernández es considerado un «eslabón» entre dos momentos clave de la poesía española: la Generación del 27 (debido a sus primeros poemas) y la generación de la posguerra (por su edad y trayectoria posterior).
Los temas predominantes de su poesía, plena de sentimientos humanos, son el amor, la vida, la muerte, la denuncia de la opresión y la falta de libertades. Sus poemas, de tono existencial, reflejan su profundo compromiso con la situación de España.
Nacido en Orihuela en 1910, fue soldado del ejército republicano durante la Guerra Civil. Fue encarcelado y condenado a muerte, aunque finalmente falleció en 1942 a causa de tuberculosis.
En su producción poética se han establecido cuatro etapas:
Etapa de tono barroco: Perito en lunas
Obra de cuarenta octavas reales con influencia gongorina y vanguardista, caracterizada por abundantes metáforas y símbolos (la luna, el toro, la noria, el labrador…).
El rayo que no cesa (1936)
Aborda la pasión amorosa hacia Josefina Manresa, su esposa, reflejada en un «rayo» que se clava en el corazón con trágicos presagios de muerte. Presenta una poesía más desarraigada, más ‘impura’. Se compone de sonetos y tercetos encadenados, incluyendo su célebre Elegía a Ramón Sijé, dedicada a su amigo fallecido.
Poesía de guerra y desolación
Durante la Guerra Civil, su poesía se compromete con la causa republicana.
Viento del pueblo
Como el viento, la voz del poeta alienta a los soldados en las trincheras, arenga a la lucha, mantiene viva la esperanza y llora la muerte de Lorca y de los hombres en el frente de batalla.
El hombre acecha
En esta misma etapa, la palabra sigue siendo símbolo de resistencia, pero la muerte del primer hijo y la derrota de la guerra sumen al poeta en la desolación.
Poesía desnuda y profunda: Cancionero y Romancero de ausencias
Busca una expresión directa y esencial. Son poemas escritos en la cárcel (1938-1941): en ellos se lamenta la ausencia de los suyos y se incluyen poemas de amor a su mujer; también evoca una guerra que solo ha provocado odio y destrucción, pero con un atisbo de esperanza. Destaca especialmente Nanas de la cebolla, dedicado a su segundo hijo.
Los Años Cuarenta: Poesía Arraigada y Desarraigada
La Poesía Arraigada
Tras la guerra, poetas nacidos en torno a 1910 escriben con espíritu crítico hacia el régimen franquista, publicando en la revista Escorial. Integran este grupo los poetas Luis Rosales (La casa encendida), Dionisio Ridruejo, Leopoldo Panero (Escrito a cada instante) y Luis Felipe Vivanco, bajo la denominación de Generación del 36.
La llamada poética de la intrahistoria se caracteriza por estos rasgos:
- Regreso a la intimidad cotidiana, la familia y la fe en Dios, buscando una existencia armónica.
- Uso de la métrica tradicional y de las formas poéticas del Siglo de Oro (ocasionalmente, verso libre).
- Lenguaje sencillo y deliberadamente cotidiano.
- Una religiosidad armónica en la que Dios les proporciona serenidad y confianza.
En 1943 aparece la revista Garcilaso, fundada por la Juventud Creadora (José García Nieto, Pedro de Lorenzo, entre otros). Intentaba reflejar los ideales de la España del siglo XVI (visión imperial, caballeresca y amorosa).
La Poesía Desarraigada
Opuesta a la corriente anterior, cultiva una línea existencialista que expresa la desorientación y el caos de la vida humana. En 1944 se produce la ruptura con obras clave como Hijos de la ira de Dámaso Alonso y Sombra del paraíso de Vicente Aleixandre, y la revista Espadaña, encabezada por Eugenio de Nora y Victoriano Crémer.
Esta tendencia poética se caracteriza por:
- Un sentimiento de angustia y desesperación ante las circunstancias. Dios es percibido como la única posibilidad de salvación del hombre, por lo que se le interpela mostrando el sufrimiento del mundo.
- El abandono del ámbito personal para dirigirse a los demás y solidarizarse con los que sufren.
- Estilo: lenguaje coloquial, brusco y duro, con predominio del verso libre y el versículo.
Poetas desarraigados destacados incluyen al grupo Espadaña (Eugenio de Nora y Victoriano Crémer) e integrantes de la primera promoción de posguerra: Blas de Otero (Ángel fieramente humano y Redoble de conciencia), José Hierro (Tierra sin nosotros), Carlos Bousoño, José Luis Hidalgo y José María Valverde.
El panorama de los años 40 se completa con el postismo (caracterizado por el juego y la imaginación) y el surrealismo.
Los Años Cincuenta: La Poesía Social
El poeta se convierte en un testigo de su época, refiriéndose a lo que sucede “aquí y ahora”. La poesía ha de ser comunicación y servir de arma para transformar el mundo, concebida para llegar a una mayoría.
Las notas distintivas de la poesía social son:
- Temas: España y su historia, la Guerra Civil, el testimonio y la denuncia de la situación política y social, y la esperanza en la conquista de un futuro prometedor.
- Estilo: la poesía se concibe como comunicación, adoptando la lengua conversacional como modelo. Se rechaza el esteticismo.
- El paso del ‘yo’ (existencial, personal) al ‘vosotros’ (social y colectivo), creando así una conciencia solidaria que protesta por la injusticia social.
Han de distinguirse dos oleadas de poetas sociales:
- De la primera formarían parte poetas que habían cultivado la poesía existencial: Gabriel Celaya, Eugenio de Nora, Victoriano Crémer, José Hierro y, sobre todo, Blas de Otero (Pido la paz y la palabra).
- La segunda oleada: poetas sociales que formarán el grupo poético de los 50: José Agustín Goytisolo, Jaime Gil de Biedma y Claudio Rodríguez, entre otros.
Años Sesenta: Grupo Poético de los 50 y Poesía de la Experiencia
Estos poetas vivieron en su infancia la Guerra Civil, reteniendo en su memoria el hambre, el frío, el miedo y la ausencia de libertad. Pertenecen a la burguesía, aunque se muestran inconformistas y próximos a las ideas marxistas.
La poesía de la experiencia consiste en la indagación de experiencias personales o colectivas de la vida cotidiana que el lector puede compartir al reconocerse en ellas. Se caracteriza por:
- Interés por lo subjetivo y la indagación en el alma del individuo, con un tono reflexivo y personal.
- Realismo.
- Preferencia por los temas de la vida cotidiana.
- Modernismo y compromiso moral.
- Dignificación del lenguaje poético.
- Uso de la sátira y la ironía.
Autores destacados: Jaime Gil de Biedma, José Ángel Valente y Claudio Rodríguez.
Años Setenta: Los Novísimos
Esta corriente arranca con Arde el mar (1966) de Pere Gimferrer. Más tarde, Castellet publicaba una antología titulada Nueve novísimos poetas españoles, estableciendo los rasgos diferenciadores de este grupo, los Novísimos:
- Escriben al margen de cualquier preocupación preceptiva, priorizando el esteticismo.
- Evitan el discurso lógico mediante el empleo de la escritura automática, lo que lleva al culturalismo.
- Incorporan temas orientales, mitos clásicos, ciudades desconocidas, mostrando un claro vanguardismo.
- Influencia de la mitología norteamericana del cine, la televisión y la publicidad, en un enfoque modernista.
- Manifiestan una sensibilidad camp que los acerca a la cultura popular, con toques de decadentismo.
Existen otros poetas coetáneos de la Generación de los setenta cuyas trayectorias difieren sensiblemente, como Antonio Colinas.
La Nueva Poesía: La Generación de los Ochenta
De entre la Generación de los ochenta, Miguel García-Posada señala los siguientes factores de la nueva poesía:
- Poesía urbana.
- Tendencia a la ficcionalización del yo poético.
- Poesía narrativa.
- Tematización del desencanto.
- Formalismo métrico.
- Relectura de la tradición: imitación.
- Retorno a los temas “realistas”.
- Modelos literarios: la Generación del 98, Manuel Machado, poetas del 27 y de la Generación del 50.
Como corrientes más significativas dentro de esta generación pueden distinguirse tres: el neopurismo, la poesía de la experiencia y el impresionismo.