Teatro español del siglo XIX y XX

La Historia española del último tercio de finales del siglo XIX, está marcada por acontecimientos que provocan una crisis en España donde desaparece el drama romántico, surge un nuevo concepto del teatro de carácter realista, moral y social que se interrumpe en la época de la Restauración para dar paso al Neorromanticismo de José Echegaray. (polifacético: dramaturgo, matemático, político español) Alcanza gran éxito durante su vida y el público adora la espectacularidad de sus temas y sus argumentos, convirtiéndose, así, en un teatro comercial. Tanto fue así que le fue concedido el Nobel de Literatura en 1904, convirtiéndose en el primer español galardonado. A finales del siglo XIX, se produjeron varios intentos de acabar con el teatro heredado del Romanticismo. Benito Pérez Galdós y Joaquín Dicenta se esforzaron por desarrollar un teatro preocupado y comprometido por los problemas reales contemporáneos. GALDÓS estrena Electra, pero será Jacinto Benavente el encargado de dar forma al nuevo teatro. Su alta comedia o comedia benaventina representó el mejor teatro que triunfó en el primer tercio de siglo y gozó de general aceptación en su tiempo (fue académico y premio Nobel en 1922). Estéticamente, se quedó anticuado. No siguió las inquietudes innovadoras que llevaron del Modernismo a las vanguardias. Introdujo una cierta crítica o ironía para denunciar, de una manera muy amable los vicios o aspectos negativos de su sociedad. Los intereses creados es su obra más apreciada hoy en día. En ella, recrea el mundo y los personajes de la comedia del arte italiana. Su principal aportación a la escena teatral española fue eliminar los restos del drama neorromántico, creando un modelo, con un diálogo fluido, elegante y natural e ingenioso. Además de Benavente, otros muchos autores cultivan un teatro conservador y tradicionalista al gusto del público y de las empresas. De manera que podemos clasificarlo en:

  • El teatro poético- escrito en verso, influido por el Modernismo. En él, se evocan con nostalgia episodios de un pasado glorioso. Cultivaron este teatro Eduardo Marquina, En Flandes se ha puesto el sol, o los hermanos Machado, La Lola se va a los puertos.
  • La comedia costumbrista: se trabaja el subgénero de los sainetes, caracterizados por el ambiente pintoresco de determinadas regiones. Carlos Arniches refleja las costumbres madrileñas de los barrios populares, creando un nuevo subgénero, la tragicomedia grotesca, con personajes caricaturescos y trágicos a la vez, en donde se advierte una cierta crítica social, como en La señorita de Trevélez.

Los hermanos Serafín y Joaquín Álvarez Quintero escribieron en colaboración un gran número de sainetes costumbristas y comedias ambientadas en una Andalucía irreal y tópica.
c) La astracanada. Pedro Muñoz Seca es recordado fundamentalmente por su obra La venganza de don Mendo. Se la considera una astracanada: un tipo de farsa teatral cuyo objetivo principal es la diversión de un público poco exigente, a base de juegos de palabras, equívocos despropósitos y de situaciones disparatadas. d) Además de estas tendencias, podemos hablar del teatro renovador que
pretende aportar nuevas técnicas y enfoques ideológicos comprendidos por un público minoritario. Los primeros intentos renovadores partieron de los autores del 98. Unamuno intenta un teatro de carácter intelectual, abstracto y esquemático, en su obra El otro. Azorín se preocupa por un teatro sobre los problemas de los hombres. Por otro lado, Enrique Jardiel Poncela contribuye a elevar la calidad del teatro cómico donde se alejó del humor tradicional para acercarse a otro más intelectual, inverosímil e ilógico. De esta etapa podemos destacar Cuatro corazones con freno y marcha atrás. En esta tendencia renovadora, destaca también Alejandro Casona que en su obra Nuestra Natacha, denuncia los abusos que se producían en los reformatorios de la época. Esta y otras obras de carácter político las representaba con la compañía que creó: Teatro del pueblo. Sin embargo, son quizás Valle Inclán y F. García Lorca los autores más representativos de la tendencia renovadora. En cuanto a Valle Inclán, gallego de nacimiento, es, sin duda, uno de los autores mejores de todo el siglo XX. Su originalidad y sus intentos de renovación dan como fruto el descubrimiento de nuevos caminos expresivos que le llevan al desarrollo del esperpento en su teatro. (deformación de personajes, son cosificados y degradados: abundan los mendigos, los ebrios y las prostitutas…, retratados como seres que carecen de voluntad. Lo real se fusiona con un entorno de pesadilla y hay un uso extendido del cinismo y la burla. Puede decirse que el esperpento, en definitiva, es un modo de observar el mundo) Su teatro –dejando a un lado sus inicios modernistas– puede organizarse en tres ciclos fundamentales: a) Ciclo mítico: Lo constituye la trilogía denominada Comedias Bárbaras en la que plantea ya el concepto de teatro social. Preside la obra la figura del cacique-tirano, que simboliza a la aristocracia en descomposición. También puede incluirse en esta serie Divinas palabras .

b) Ciclo de la farsa: Lo conforman obras como Farsa y licencia de la Reina Castiza. En la que se ha eliminado progresivamente los sentimientos para llegar a una visión grotesca y casi esperpéntica de la Corte de Isabel II. c) Ciclo esperpéntico: Con Luces de bohemia, da nombre a un género literario propio con el que hace una crítica de la España del momento por medio de los espejos deformantes que aplica a la realidad y en los que quedan reflejados asuntos como la corrupción política, la miseria y la ignorancia del pueblo, la represión ideológica y policial, y la pobreza artística de algunos autores y movimientos literarios de la época. Este nuevo género tendrá su continuidad en obras posteriores, como la trilogía “Martes de carnaval.” Por tanto, las características del esperpento son las siguientes: Deformación de la realidad para resaltar lo grotesco y absurdo. Contraste entre lo trágico y lo cómico. La riqueza del lenguaje. Mezcla de registros: culto, vulgar, jergas…Animalización y cosificación de personajes. Para concluir, Valle-Inclán fue un hombre de teatro (actor, escritor y director), cuyas obras no fueron comprendidas en su momento y hoy es una figura de talla mundial. De ahí que Los premios Max de Teatro llevan ese nombre en honor al protagonista de su conocida obra Luces de bohemia, Max Estrella. Por último, Federico García Lorca representa la renovación más importante en el teatro del siglo XX. Concebía el teatro como un acto en el que se integraban escenografía, música y poesía. Su experiencia en la compañía La Barraca lo acercó más al público. Además, la influencia del teatro clásico es evidente en su obra. Otro rasgo esencial que define el teatro de Lorca es la utilización de un lenguaje intensamente poético, lleno de metáforas y símbolos. Con respecto a sus temas fundamentales aparecen el amor frustrado, la dualidad entre libertad y autoridad, el choque entre deseo y realidad, la muerte, la sexualidad… Además, el centro de sus dramas suelen ser personajes femeninos, que encarnan el deseo de libertad y de plenitud erótica y vital. Su obra teatral, comienza con El maleficio de la mariposa. Por otra parte, Mariana Pineda ( se trata de un romance popular, que supone la primera tentativa de acercamiento al drama lírico). Lorca escribe también varias farsas dirigidas a la representación con marionetas o guiñoles. Para su representación por actores escribió La zapatera prodigiosa. 

Algo más tarde, se produce el giro hacia el Surrealismo con obras como Así que pasen cinco años. Sus grandes obras son dos tragedias y un drama que se centran en un mundo rural apegado a las supersticiones, las costumbres ancestrales y la preocupación por lo que opinen los demás, protagonistas femeninas: Bodas de sangre, donde se narra el amor imposible por causas sociales. Yerma , se centra en la frustración por la maternidad insatisfecha de la protagonista. En 1936, muy poco antes de ser fusilado, Lorca publica su gran obra maestra: La casa de Bernarda Alba, con la que retoma el conflicto entre la autoridad. Toda la obra se desarrolla en un espacio cerrado y único: la casa familiar, que, simbólicamente, es la cárcel en la que viven las hijas de Bernarda. Más allá de La casa de Bernarda Alba solo se conserva el borrador del primer acto de Comedia sin título. Lorca es, sin duda, el mejor dramaturgo de la Generación del 27 (junto a Rafael Alberto) y, además, uno de los principales autores teatrales de la historia de nuestra literatura.

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