Teatro realista o social

Tema 12. EL TEATRO ESPAÑOL DE LA 2ª MITAD DEL SIGLO XX. LA DRAMATURGIA DE ANTONIO BUERO VALLEJO I. Contexto social y cultural
El país está destrozado: el malestar y la angustia serán las notas predominantes en este período. Gran número de escritores tienen que exiliarse El sufrimiento ha sido tan fuerte que se produce un interés por lo humano. Al mismo tiempo se notará cierta obsesión por los temas religiosos, se busca una explicación o un refugio. La influencia de la censura produce que los escritores se autocensuren antes de entregar sus escritos y que busquen nuevos caminos para la creación literaria, sobre todo nuevos y variados enfoques.

II. Teatro de posguerra

Se produce una oposición entre la literatura y el espectáculo. Éste está sometido a unos condicionantes comerciales: al interés de los empresarios, a los locales y a los gustos del público burgués. Además hay que añadir las limitaciones ideológicas ejercidas por la censura. En cuanto a los dramaturgos prosperarán los de “diversión” intrascendente frente a los autores “serios”, que no tendrán mucho futuro en el teatro comercial, se ha hablado de la existencia de “teatro soterrado” frente a un “teatro visible” (el que se representaba en los escenarios). El público burgués sólo tiene afán de diversión trivial, está deseoso de olvidar los problemas, por eso proliferarán las comedias extranjeras y un cierto auge del cine.
Durante los años 40 y principios de los 50 hay que señalar las siguientes corrientes: • Un tipo de alta comedia en la línea de Benavente caracterizado por la defensa de los valores tradicionales y por la preocupación por la obra “bien hecha”. (José Mª Pemán) • Un teatro público, de consumo, comercial, de diversión, sin compromiso (Alfonso Paso) • Un teatro de humor, de lo inverosímil: representado por Jardiel Poncela y Miguel Mihura. • Un teatro de la palabra (continuación del teatro poético de Lorca). Alejandro Casona y Antonio Gala • Un teatro grave, preocupado, inconformista, dentro de una corriente existencialista que posteriormente desembocará en un teatro social.
Destaca en 1949 Historia de una escalera. Es un teatro distinto que quiere hacerse sitio frente a tanta trivialidad de la época.

III. Teatro realista de protesta y denuncia (1955 – década de los 60)

Con un ligero retraso sobre la novela, surgió en la segunda mitad del los años cincuenta la llamada generación realista.
Un teatro social, realista, de compromiso. Es la época del realismo social que llevado al teatro produjo una serie de dramas caracterizados por:®Unos temas sociales: la injusticia social y política, la emigración, la intolerancia… ®Un tono pesimista, amargo y desesperanzado. ®Unos personajes planos, sin complejidad psicológica, a los que se ve sobre todo como representantes de un sector social (semejantes al protagonista colectivo de la novela de estos mismos años). ®Un lenguaje sencillo, directo, violento en ocasiones, con abundante presencia de giros coloquiales. Dentro de esta corriente se puede hablar de Alfonso Sastre y Antonio Buero Vallejo como los autores más representativos.

A. SASTRE

Es un teorizador del teatro, escribió distintos manifiestos donde expone sus ideas. El tema de sus obras es la opresión y la perspectiva de una revolución social. Fundó varios grupos de teatro, alguno de ellos prohibido:
Teatro de Agitación Social. Sus obras más importantes de esta época son: Escuadra hacia la muerte y La mordaza. Tras estos dos autores surgen otros dramaturgos que adoptaron en un primer momento la estética realista y que posteriormente evolucionaron hacia otras formas: ® LAURO OLMO con La camisa (obrero forzado a emigrar, nos lo muestra con un crudo realismo) ® RODRÍGUEZ MÉNDEZ con Los inocentes de la Moncloa ®MARTÍN RECUERDA con Las salvajes en Puente San Gil (peripecias de un grupo de vedettes de Revista llegadas a una pequeña ciudad provinciana en la oscura España de la época).

FERNANDO ARRABAL

Máximo representante español del teatro del absurdo. Se exilió a Francia para poder escribir, desde allí alcanzó fama internacional. En su obra convergen la tradición satírico-grotesca hispánica (Quevedo, Goya, Valle-Inclán) con las vanguardias internacionales. Evolucionará a lo que él llamó “teatro pánico” y que consistía en una expresión artística que pretendía anunciar la locura controlada como supervivencia ante una sociedad en crisis de valores, el propósito esencial de sus obras era provocar la perturbación del espectador. Trata temas como el erotismo, la oposición a la guerra y a la tiranía o la insensatez de la religión Sus obras más representativas son: Pic-nic, El cementerio de automóviles, El laberinto

. IV. Búsqueda de nuevas formas (últimos años de los 60 y primeros de los 70)

A principio de los años 70 el teatro realista testimonial entra en crisis. Este agotamiento viene marcado por dos síntomas: por un lado, la aparición de un grupo de jóvenes autores que, influidos por las tendencias renovadoras internacionales, intentan el reto de experimentar con el lenguaje teatral; por otro, la creación de grupos de teatro independientes que actúan al margen de las salas comerciales. Dentro de esta “noevanguardia teatral” hay que destacar: ®Un teatro experimental o de renovación de la expresión dramática. Sigue siendo un teatro de protesta y denuncia contra la sociedad, pero se introducen en la experimentación de nuevas formas de expresión. Su temática gira en torno a la dictadura, la falta de libertad, la injusticia, etc. pero lo original de este teatro, el nuevo tratamiento dramático es: ®Desecha el enfoque realista de la generación anterior y lo sustituye por unos enfoques alegóricos y simbólicos. ®El drama es una parábola que hay que descifrar. ®Los personajes suelen ser símbolos (el dictador, el explotador, el oprimido, etc.) ®Se recurre a la farsa, a lo grotesco, a deformaciones esperpénticas. ®Se da entrada a lo alucinante, a lo onírico.

VI. El teatro de Antonio Buero Vallejo

Es un trágico, en el doble sentido de la tragedia: inquietar las conciencias españolas y curar (catarsis) por medio de la superación del pesimismo. Plantea problemas sin imponer soluciones, deja al público que continúe la reflexión. Pinta al hombre y su anhelo de realización en dos planos: existencial (meditación sobre el sentido de la vida) y social (denuncia la injusticia desde planos morales y políticos). En su trayectoria dramática se pueden ver tres etapas: 1ª) Enfoque existencial (hasta 1955) con obras como «Historia de una escalera» renuncia a la evasión lírica y al tremendismo ideológico. 2ª) Enfoque social con obras como «Un soñador para el pueblo» que está ambientada en los antecedentes de la revolución francesa y que trata de unos ciegos que son explotados. 3ª) Teatro de profundidad y compromiso con obras como «La fundación» donde une la toma de conciencia, como tema, y el mundo como prisión ya que sus personajes, investigadores de una institución, descubren su realidad de presidiarios con el paso de los actos.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *