Evolución de la obra de Valle-Inclán: Inclusión de Luces de Bohemia en la etapa que le corresponde
Ramón María del Valle-Inclán (Villanueva de Arosa, 1866 – Santiago de Compostela, 1936) es uno de los autores más controvertidos, rigurosos, extravagantes y geniales que ha dado nuestra literatura. Valle, cuya vida excéntrica y aventurera se desarrolla entre Galicia, Madrid e Hispanoamérica, inicia los estudios de derecho, pero no los termina. Es famoso por su vida bohemia y por su apariencia estrafalaria.
La producción de Valle-Inclán es vasta y variada: novelas, cuentos, teatro, poesía… En todos los géneros se observa, en general, una singular evolución, paralela al cambio ideológico experimentado por el autor: de un modernismo elegante y nostálgico a una literatura crítica, basada en el análisis de la realidad y el compromiso social y político.
Por otra parte, debe evitarse el reducir su trayectoria a “dos etapas” (la primera modernista y la segunda “esperpéntica”) separadas por un corte neto. Es evidente la distancia entre las Sonatas y los esperpentos de los años 20, pero no es menos cierto que, entre aquellas y estos, hay una línea ininterrumpida. Como algunos han señalado, hay un proceso de “esperpentización” antes que “esperpento”. Así, teniendo esto en cuenta, examinaremos brevemente los diversos aspectos de su obra, para situar luego en ella Luces de Bohemia.
a.) De los comienzos a las Sonatas
Tras haber publicado en revistas no pocos cuentos, aparece en 1895 su primer libro, Femeninas (Seis historias amorosas), que es ya una obra refinada en la que se aprecian influjos franceses o del italiano D’Annunzio. También pertenecen a esta etapa Epitalamio, Jardín umbrío, Corte de amor y Flor de santidad, de semejantes características. Pero la producción cumbre son las Sonatas, cuatro novelas que son las supuestas memorias del Marqués de Bradomín, un “don Juan feo, católico y sentimental”. Por su estilo, suponen para la prosa española lo que la obra de Rubén Darío supuso para la poesía: es una prosa rítmica, refinada, rica en efectos sensoriales, bellísima.
b.) Entre las Sonatas y los esperpentos: el ciclo de las Comedias bárbaras
Las Comedias bárbaras, trilogía compuesta por Águila de blasón (1907), Romance de lobos (1908) y Cara de Plata (1922), son la muestra del nuevo ambiente rural gallego, ahora con toda su miseria y reflejo de un mundo en descomposición. El lenguaje es ahora más fuerte y hasta agrio, pero siempre musical y brillante. Con estas obras de gran fuerza dramática, inicia Valle su “teatro en libertad”. Continúa la evolución estilística de Valle con la trilogía de novelas La guerra carlista, escrita en 1908-1909 (Los cruzados de la causa, El resplandor de la hoguera y Gerifaltes de antaño), donde destaca el heroísmo romántico de las partidas carlistas y la brutalidad de la guerra.
c.) La etapa de los esperpentos
Así se llega a 1920, fecha capital en la trayectoria del autor. En ese año publica cuatro obras dramáticas decisivas: Farsa italiana de la enamorada del rey, Farsa y licencia de la reina castiza, Divinas palabras y Luces de Bohemia. La deformación “esperpéntica” está ya presente en esas obras, pero es Luces de Bohemia la primera a la que Valle-Inclán da el nombre de esperpento. Con esta palabra designa el autor a esas obras suyas en las que lo trágico y lo burlesco se mezclan. Luces de Bohemia, efectivamente, se basa en la distorsión de la realidad y en la parodia de los modelos clásicos, así como en la creación de un lenguaje donde lo sublime y lo vulgar conviven en partes iguales. Max Estrella, ciego como Homero, emprende una particular odisea que no se desarrolla en los míticos escenarios clásicos, sino en los espacios más sórdidos de una nación sumida en la miseria física y moral.
Y es que, como afirma el propio Max, «España es una deformación grotesca de la civilización europea». La presencia insistente de la muerte, el empleo de animalizaciones, cosificaciones o muñequizaciones, la presencia de figuras marginales y de fantoches grotescos, la visión ácida y disconforme de la realidad o los frecuentes contrastes y reducciones al absurdo son también rasgos que aproximarían esta obra capital al mundo del teatro esperpéntico.
Citamos, para concluir, la trilogía dramática Martes de carnaval y las novelas Tirano Banderas y El ruedo ibérico, obras en las que, como en los esperpentos, conviven una cuidadísima elaboración con un estilo desgarrado, agrio en su humor y de incalculable fuerza crítica.