Lope de Vega: El Fénix de los Ingenios y su Legado Literario
El llamado Fénix de los ingenios y Monstruo de la Naturaleza (apelativos dados por Miguel de Cervantes), Lope de Vega renovó las fórmulas del teatro español en un momento en que este arte comenzaba a ser un fenómeno cultural y de masas.
Máximo exponente, junto a Tirso de Molina y Calderón de la Barca, del teatro barroco español, sus obras siguen representándose en la actualidad y constituyen una de las más altas cotas alcanzadas en la literatura y las artes españolas. Fue también uno de los grandes líricos de la lengua castellana y autor de numerosas novelas.
Contexto Generacional y Producción
Lope pertenece y encabeza, con su eterno rival el cordobés Luis de Góngora, una precoz generación poética que se da a conocer en la década que va de 1580 a 1590. Desde la temprana edad de dieciocho o veinte años, estos poetas empezaron a ser conocidos y celebrados.
Atribución de Obras
A Lope de Vega se le atribuye una producción monumental que incluye:
- Unos 3.000 sonetos.
- 3 novelas.
- 4 novelas cortas.
- 9 epopeyas.
- 3 poemas didácticos.
- Varios centenares de comedias (1.800 según Juan Pérez de Montalbán).
Relaciones con Contemporáneos
Fue amigo de Quevedo y de Juan Ruiz de Alarcón, estuvo enemistado con Góngora y fue envidiado por Cervantes.
El Nuevo Romancero: Fantasía y Sentimiento
El nuevo romancero fue una fórmula literaria que caló rápidamente en la sensibilidad social. Jóvenes que estaban llamados a ser genios creadores de larga trayectoria propusieron a sus lectores y oyentes un feliz híbrido de convencional fantasía y unas referencias en clave a amores y amoríos, favores y desdenes, gustos y disgustos de la actividad erótica.
Pero el exhibicionismo sentimental no se presenta en ellos desnudo. Aparece, para mayor encanto, velado por la fantasía heroica de los romances moriscos o por la melancolía pastoril. La añeja tradición de los romances fronterizos, compuestos en su mayor parte en el siglo XV al hilo de los hechos históricos a que aluden, reverdece a finales del siglo XVI en este género de moda. Los moriscos fueron los primeros romances de moda compuestos por la generación de 1580.
Las Colecciones Poéticas Mayores
Rimas (1602)
En noviembre de 1602 se publicó una colección de sonetos: el primer poemario, sin argamasa narrativa, que Lope publicaba a su nombre. El público debió de acoger favorablemente la colección de doscientos sonetos porque Lope se decidió a publicarlos, sin los poemas épicos, y acompañados de una «Segunda parte», compuesta por églogas, epístolas y epitafios, publicada en Sevilla en 1604.
Los doscientos sonetos recorren, desordenadamente y con incrustaciones de otros asuntos, el itinerario obligado de los canzonieri petrarquistas. Los conflictos amorosos con [Elena] Osorio dieron origen a una celebrada serie sonetil de Lope: la de los mansos. El motivo pastoril se recrea en una trilogía formada por:
- El soneto «Vireno, aquel mi manso regalado» (190).
- El soneto 188: «Suelta mi manso, mayoral extraño».
- El soneto 189: «Querido manso mío, que vinistes» de las Rimas.
De entre todos los poemas que glosan estos asuntos, alcanzó pronta y perdurable fama el 61: «Ir y quedarse, y con quedar partirse».
Rimas Sacras (1614)
La primera edición es madrileña, de 1614, y constituye la Primera parte. Su estructura corresponde a lo que se denomina cancionero lopesco. Lo integran un canzoniere petrarquista (los cien sonetos iniciales) y una variedad de composiciones en diversos metros y géneros: poesía narrativa en octavas, glosas, romances descriptivos, poemas en tercetos encadenados, liras y canciones.
Las Rimas sacras van a desarrollar ampliamente la palinodia que exigía la tradición literaria del petrarquismo. No solo porque el soneto inicial sea una reescritura del de Garcilaso de la Vega, sino porque la idea esencial de ofrecer un ejemplo de arrepentimiento del amor mundano está aquí desarrollada, no en un soneto, sino en toda la serie inicial y en otros muchos poemas que pespuntean el «canzoniere» petrarquesco. La mayoría de los sonetos de las Rimas sacras están escritos en primera persona y dirigidos a un tú íntimo e inmediato. El más celebrado de todos, el XVIII, es un monólogo del alma, que habla con voces coloquiales y directas a un Jesús enamorado.
Rimas humanas y divinas del licenciado Tomé de Burguillos (1634)
En noviembre de 1634 acaba de imprimirse en la Imprenta del Reino, a costa de Alonso Pérez, el último poemario que Lope verá en vida: Rimas humanas y divinas del licenciado Tomé de Burguillos. El libro tiene la estructura habitual de los cancioneros lopescos: un cancionero petrarquista (formado por la mayor parte de los 161 sonetos), que resulta fundamentalmente paródico y humorístico, ya que se centra en una lavandera del Manzanares, Juana, a la que pretende el autor, una máscara o heterónimo de Lope, el estudiante pobre Tomé de Burguillos.
Junto a estos poemas hay otros epigramáticos, humorísticos, serios, desengañados, satíricos, jocosos, religiosos e incluso filosóficos, que pertenecen al tranquilo ciclo de senectute lopesco, así como una excepcional epopeya cómico-burlesca, La Gatomaquia, en siete silvas, sin duda la más perfecta y acabada muestra del género épico que salió de la pluma de Lope, protagonizada por gatos. En la portada aparece el «licenciado Tomé de Burguillos», y un retrato grabado del mismo; su sintética biografía se nos da en el «Advertimiento al señor lector». Burguillos, paralelo en cierto sentido a la figura del donaire en la comedia, encarna la visión antiheroica, escéptica y desengañada del viejo Lope, que parodia en él su propia biografía y su creación literaria.
Rimas humanas y divinas del licenciado Tomé de Burguillos (Repetición del texto original)
En noviembre de 1634 acaba de imprimirse en la Imprenta del Reino, a costa de Alonso Pérez, el último poemario que Lope verá en vida: Rimas humanas y divinas del licenciado Tomé de Burguillos. El libro tiene la estructura habitual de los cancioneros lopescos: un cancionero petrarquista (formado por la mayor parte de los 161 sonetos), que resulta fundamentalmente paródico y humorístico, ya que se centra en una lavandera del Manzanares, Juana, a la que pretende el autor, una máscara o heterónimo de Lope, el estudiante pobre Tomé de Burguillos. Junto a estos poemas hay otros epigramáticos, humorísticos, serios, desengañados, satíricos, jocosos, religiosos e incluso filosóficos, que pertenecen al tranquilo ciclo de senectute lopesco, así como una excepcional epopeya cómico-burlesca, La Gatomaquia, en siete silvas, sin duda la más perfecta y acabada muestra del género épico que salió de la pluma de Lope, protagonizada por gatos. En la portada aparece el «licenciado Tomé de Burguillos», y un retrato grabado del mismo; su sintética biografía se nos da en el «Advertimiento al señor lector». Burguillos, paralelo en cierto sentido a la figura del donaire en la comedia, encarna la visión antiheroica, escéptica y desengañada del viejo Lope, que parodia en él su propia biografía y su creación literaria.
