La Estructura Narrativa y el Realismo Mágico en Crónica de una Muerte Anunciada

Contexto y Autor

La obra Crónica de una muerte anunciada fue escrita por Gabriel García Márquez (Aracataca, 1927 – Ciudad de México, 2014), un autor que comenzó como periodista y recibió el máximo galardón internacional de literatura, el Premio Nobel, en 1982 (un año después de la publicación de esta obra).

García Márquez pertenece a una corriente surgida en distintas partes de Latinoamérica, el «Boom» de la literatura hispanoamericana, puesto que alrededor de los años 60 surgen artistas que se proponen el objetivo de innovar las técnicas narrativas. Asimismo, él impulsa lo que se conoce como realismo mágico, una técnica que consiste en incorporar elementos fantásticos a entornos reales que reflejan una intención crítica. A este movimiento también pertenece su obra Cien años de soledad, que le hizo mundialmente conocido tras su publicación en 1967.

Estructura y Argumento

La obra Crónica de una muerte anunciada se estructura en cinco capítulos; el fragmento que comentaremos se sitúa al final del cuarto. En esta corta novela asistimos al asesinato de Santiago Nasar a manos de los hermanos Vicario. Veintisiete años después de que se produzca este hecho, un periodista amigo suyo retorna al pueblo para recabar información que ayude a esclarecer las circunstancias en que se produjo la muerte. Pero esto sería el argumento linealmente contado, porque la obra es mucho más.

Personajes Principales

En cuanto a las características del género narrativo, podemos hablar acerca de los personajes. El claro protagonista de la obra es Santiago Nasar, cuya muerte se pretende desentrañar. Pero puntualmente los distintos habitantes del pueblo se convierten en personajes, al ser entrevistados y narrar en primera persona, a través del estilo directo, su perspectiva del día en que lo asesinaron. Aunque unos cobran más relevancia que otros, todo el pueblo desfila por las páginas.

El fragmento en cuestión se centra en dos personajes: Ángela Vicario y Bayardo San Román, pero principalmente en la primera. Ella es una mujer reprimida por las costumbres de la época, sometida a la voluntad de sus padres y educada en una sociedad machista «para sufrir y hacer feliz».

Sin embargo, en el fragmento presentado, que empieza con una frase significativa («Dueña por primera vez de su destino»), asistimos a una evolución en su carácter y en su vida: toma conciencia de su realidad y decide actuar por sí misma. Poco a poco comienza a dar una apariencia de locura, pero la realidad es que no se vuelve loca, sino que por una vez en su vida, es dueña de sus actos.

Bayardo San Román se presenta en la obra como un hombre atractivo, inteligente, pacífico, educado y pudiente; sin embargo, en el fragmento es la primera vez en la que se le ve desmejorado: «Estaba gordo y se le empezaba a caer el pelo, y ya necesitaba espejuelos para ver de cerca».

El Narrador

En cuanto al narrador, ya señalamos antes que es el amigo que acude después de la muerte del protagonista, un periodista que está escribiendo la crónica del asesinato. Por lo tanto, se trata de un escritor interno que en unas ocasiones narra en primera persona, pero otras reproduce largos párrafos en tercera. Una característica es que, puntualmente, en determinados momentos, cualquier personaje se convierte en narrador, contando en primera persona los acontecimientos desde ese propio punto de vista a través del estilo directo. En este fragmento parecería que estamos ante un narrador externo si no tuviéramos en cuenta que en dos ocasiones utiliza la primera persona («me dijo muerta de risa» y «me dijo»).

Espacio y Tiempo

El Espacio (Aracataca y La Guajira)

Muchos críticos han querido ver que el espacio en que se desarrolla la obra, aunque en ningún momento se cite su nombre, es Aracataca, el pueblo natal del autor. Existen varias coincidencias: por ejemplo, ambos están en la montaña, tienen un puerto fluvial, una plaza, una tienda de leche y se citan pueblos cercanos como Riohacha.

Solo existe un momento en la obra en la que esta se desplaza del pueblo, y se representa en este fragmento, en el que el narrador acude a visitar a Ángela Vicario, en la alta Guajira, donde su madre la retiró con intención de apartarla de la sociedad como castigo al deshonor sufrido por la familia.

El Tiempo (Ruptura de la Linealidad)

En cuanto al tiempo, se ha de destacar que la característica principal es que se rompe con la linealidad. Podríamos señalar que se trata de un tiempo circular, puesto que se comienza y concluye en el mismo momento. Se toma como eje temporal recurrente el día de la muerte de Santiago Nasar, concretamente las dos horas que van desde que se levanta hasta que es asesinado.

Este momento se reproduce a lo largo de toda la novela desde el punto de vista de los habitantes del pueblo, pero al mismo tiempo se dan saltos tanto hacia el pasado como al futuro. El fragmento que comentamos reproduce tiempo posterior al lunes fatídico. Se hacen varias alusiones al tiempo que ha pasado («por el año décimo», «media vida», «diecisiete años»).

Lengua y Estilo Literario

En cuanto a las características de la lengua literaria empleada, observamos que el premio Nobel de Literatura presenta un estilo muy cuidado y elaborado, rasgo propio del realismo mágico. También destaca la presencia abundante de un léxico del entorno o la zona, en forma de americanismos, tales como «espejuelos» o «verga».

El autor intenta imitar el lenguaje de los personajes y de ahí la abundancia de coloquialismos, e incluso algunos vulgarismos, como «muerta de risa», «se me revuelven las tripas» o «era él, carajo».

Recursos Estilísticos

La obra está repleta de recursos literarios. En el fragmento en cuestión podemos encontrar, entre otros:

  • Sinestesia: Se apoya en ella para reflejar el estado despreocupado y de cierta locura de la protagonista: «carta febril», «billetes perfumados de novia a la fuga», «verdades amargas».
  • Metáfora: Es usada en varias ocasiones («más aumentaba las brasas…»).
  • Antítesis: Empleada para reforzar su peculiar y contradictorio punto de vista, como «corazón y cabeza» o «amor y odio».
  • Hipérbole: Un recurso frecuente en el realismo mágico, como se puede observar en «media vida» o «más de dos mil cartas, odas sin abrir».
  • Paradojas: Dejan relucir la situación tan absurda y disparatada que vive la protagonista momentánea («Volvió a ser virgen solo para él»).
  • Símiles: («Era como escribirle a nadie»).
  • Sinonimia: El autor recurre a ella para resaltar aspectos interesantes del relato, como en la secuencia de palabras: «billetes», «cartas», «esquelas» o también en la descripción de Ángela: «se volvió lúcida, imperiosa, maestra de su albedrío».

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *