Novecentismo o Generación del 14: Características de la Novela y el Ensayo. Juan Ramón Jiménez
Introducción y Contexto Histórico
En la segunda década del siglo XX aparecen diferentes autores con una mentalidad europeísta y racional, una generación de escritores con una sensibilidad distinta y unos enfoques intelectuales más rigurosos que los hombres del 98. La crítica ha denominado a este nuevo grupo los «novecentistas» o Generación de 1914, por el nexo que supone para ellos la Primera Guerra Mundial, conflicto que supuso el derribo de la civilización liberal europea y el desmoronamiento de buena parte de los regímenes europeos. España se mantuvo neutral durante esta gran guerra, incluso económicamente supuso un desarrollo industrial por la demanda de manufacturas desde toda Europa, pero socialmente se acentuaron las diferencias de clases que estallarán en la huelga general de 1917 y sucesivas revueltas hasta la dictadura de Primo de Rivera (1923).
Los escritores novecentistas, agrupados en torno a la figura del pensador español José Ortega y Gasset, reciben este nombre por su voluntad de superar la estética del siglo anterior (el Ochocientos). Sus miembros sienten admiración por los escritores de la Generación del 98, pero se diferencian de ellos por dos rasgos fundamentales. Por un lado, defienden la modernización de España sobre la base de su europeización, frente al casticismo de la Generación del 98. Y por otro lado, critican la exaltación sentimental y la subjetividad que caracterizaban a la literatura de fin de siglo, y propugnan como ideal un arte puro. Tendencias similares se dan en Francia, Inglaterra, Alemania e Italia: se trata de la ascensión de las élites intelectuales juveniles al poder y la denuncia de la «literatura caduca» y de la «política de los viejos». Presentarán un nuevo tipo de intelectual universitario, racional, con una vida ordenada, que se dirige a una minoría culta e intelectual.
Se trata de una generación vitalista, que vemos en Miró, D’Ors, Pérez de Ayala y, muy especialmente, Gómez de la Serna. El vitalismo es proyectado sobre el tema que más preocupa a los novecentistas: el Tema de España. «Hay que rehacer la Historia de España hasta en sus últimos postulados».
Grosso modo, podemos establecer la siguiente nómina:
Autores Representativos del Novecentismo
- Pensadores ensayistas: Ortega y Gasset, Eugenio d’Ors, Gregorio Marañón, Sánchez Albornoz, Manuel Azaña, Salvador de Madariaga y Américo Castro.
- Novelistas: Ramón Pérez de Ayala (Troteras y danzaderas, Tigre Juan), Gabriel Miró (El obispo leproso), Ramón Gómez de la Serna (Greguerías), Wenceslao Fernández Flores (El bosque animado), Benjamín Jarnés.
- Poetas: Por su intelectualismo e interés por el lenguaje, también podemos incluir aquí a Juan Ramón Jiménez.
Estos autores no forman, sin embargo, un grupo compacto. Podemos hablar de un «clima intelectual distinto» que no es ni Modernismo ni Noventayocho y tampoco llega a ser todavía Vanguardia.
Ideología y Estética Novecentista
Ideología
- Reformismo burgués en lo político.
- Búsqueda de un nuevo tipo de intelectual, con una sólida preparación universitaria.
- Reacción contra actitudes decimonónicas, incluyendo en el siglo XIX a noventayochistas y modernistas.
- Europeísmo, frente al casticismo del 98.
- Elitismo.
Estética
Plantean postulados claramente antirrománticos que habían guiado la literatura de la Modernidad hasta ese momento.
- Racionalismo y fervor por lo clásico.
- Huida del sentimentalismo.
- Pulcritud, distanciamiento, equilibrio (la «deshumanización» en términos orteguianos).
- Literatura para minorías.
- Aristocratismo intelectual: la literatura está concebida para minorías selectas.
- Búsqueda del «arte puro«.
- Estilo cuidado y preocupación por el lenguaje (que es lo que más une entre sí a los novecentistas, lo que permite hablar de ellos como grupo).
El Ensayo Novecentista
El ensayo es un escrito en prosa, ágil, generalmente poco extenso, que expone una interpretación personal y subjetiva de cualquier tema, sin profundizar en él, con una finalidad divulgativa. En el ensayo novecentista predominan los planteamientos reflexivos y el tono objetivo. Los temas que tratan son muy variados (científicos, históricos, políticos y estéticos) y, con frecuencia, se publican como colaboraciones periodísticas, por ejemplo, las de Ortega y Gasset y Eugenio d’Ors. De entre los diferentes ensayistas que hemos mencionado anteriormente destacamos la figura de José Ortega y Gasset.
Nos interesa destacar, muy brevemente, sus ideas acerca del arte, ideas que tendrán bastante repercusión en la literatura de su época. Estas teorías están expuestas, principalmente, en su libro La deshumanización del Arte o Ideas sobre la novela. Estas obras pretenden realizar una descripción fenomenológica de la Vanguardia en España. El arte moderno, nos dice, «no solo es impopular, sino que es también antipopular; siempre tendrá a las masas en contra». El arte moderno divide a los receptores en minoría-élite capaz de entenderlo y gustarlo y mayoría incapacitada. Esta mayoría aboga por el arte del siglo XIX, arte puramente referencial. La minoría, por contra, encuentra el arte anterior demasiado humano; se le debe despojar de su humanidad.
La Novela Novecentista
La Novela Novecentista buscará desde un principio nuevas tendencias. Podemos distinguir dos grupos de escritores en esta época: los que siguen escribiendo en una línea cercana a la del realismo decimonónico y los que realizan una narrativa innovadora, algunos de los cuales entroncarán con las Vanguardias.
Novelistas Destacados
Wenceslao Fernández Flores
Es uno de los denominados «novelistas menores» de esta generación. Merecen destacarse obras como Volvoreta, El secreto de Barba Azul o Las siete columnas (1926). El bosque animado (1943) es su obra más conocida.
Benjamín Jarnés
Es otro de los novelistas injustamente olvidados de esta generación. Comienza su obra con El profesor inútil (1926) y Locura o muerte de nadie (1929).
Gabriel Miró (1879-1930)
Es uno de los autores fundamentales de la Generación del 14, experimentador y cuidadoso con la expresión, un estilista exquisito, a veces incomprendido, ya que se encara su obra desde la óptica de la novela tradicional, a la que supera continuamente. Destaca Miró por su temperamento voluptuoso, por su sensibilidad exacerbada y por su excepcional capacidad de captar sensaciones: luz y color, aromas, sonidos, colores… Sobresalen sus obras Nuestro Padre San Daniel (1921) y El obispo leproso (1926), que forman un bloque. Las cerezas del cementerio (1910) y El abuelo del rey (1915) son otras obras importantes.
Ramón Pérez de Ayala (1880-1962)
Estamos ante el más claro representante de la novela intelectual. Su obra se divide en tres etapas:
1ª Etapa: Tetralogía Autobiográfica
Tetralogía de tono autobiográfico que narra la vida de Alberto Díaz de Guzmán, personaje barojiano, «alter ego» del autor. Tinieblas en las cumbres (1907) es la primera de las cuatro. A.M.D.G. es la segunda, de marcado acento antijesuítico. La Pata de la raposa (1912) es también biográfica y es el estudio de una mente torturada, un viaje intelectual en busca de identidad. Troteras y danzaderas (1913) completa la tetralogía.
2ª Etapa: Novelas Poemáticas
Novelas poemáticas de la vida española. Podemos citar Prometeo.
3ª Etapa: Temas Universales
En 1921 comienza su última y más lograda etapa. La acción disminuye; los personajes encarnan ideas o actitudes vitales. Abundan las disquisiciones sobre política, moral, estética. Su mejor obra, quizás, es Belarmino y Apolonio (1921).
Ramón Gómez de la Serna (1888-1963)
Considerado el precursor de la literatura de vanguardia en España, años antes al surrealismo ya practica la asociación ilógica y la metáfora delirante; su obra es una continua ruptura con las convenciones como podemos comprobar en sus greguerías, breves apuntes que encierran una pirueta conceptual o una metáfora insólita. Trataremos más extensamente su obra en el tema dedicado a las vanguardias.
Juan Ramón Jiménez: La Búsqueda de la Poesía Pura
Juan Ramón Jiménez vivió por y para su literatura. De extremada sensibilidad, sufrió frecuentes crisis depresivas; solitario, a veces de un carácter difícil, se dedicó plenamente a su obra. Obsesionado por conseguir la perfección y la belleza, ordenaba, revisaba y corregía continuamente sus versos; asimismo, reflexionó en muchas ocasiones acerca de su creación y nos ha dejado varios escritos sobre las etapas de su evolución poética.
Obra
La poesía para Juan Ramón Jiménez responde esencialmente a tres impulsos: SED DE BELLEZA, ANSIA DE CONOCIMIENTO Y ANHELO DE ETERNIDAD.
En la trayectoria poética de este autor se observa una profunda evolución, pues se trata de un poeta que está en una inquietud permanente y en una constante búsqueda. Diferenciamos tres etapas:
Época Sensitiva (1898-1915)
Influido por la estética modernista, un adolescente Juan Ramón comienza a escribir una poesía de tono intimista, sentimental y becqueriano; la otra gran influencia de esta etapa será el simbolismo francés. Dominan las composiciones que tienen como tema el amor o la muerte con metros cortos en sus primeros libros y alejandrinos o sonetos en los últimos.
Libros de esta época: Ninfeas, Almas de violeta, Rimas, Arias tristes, Elejías, Poemas agrestes, Sonetos espirituales, Estío.
Época Intelectual (1916-1936)
A partir de 1916 la melancolía se transforma en un vitalismo influido por Ortega y Gasset. El regreso del poeta a Madrid y el hecho de conocer a su mujer Zenobia Camprubí son factores determinantes de este cambio en su literatura. El poeta necesita ahora el nombre exacto de las cosas, una palabra que le permita acceder a su profunda significación. Aunque la obra paradigmática del cambio sea Diario de un poeta recién casado (1917), el proceso se venía gestando en otras anteriores: Estío y Sonetos espirituales.
El poeta intenta plasmar la realidad desnuda de las cosas por medio de una expresión exacta, que será la base de su poesía pura. Poco a poco cambia su estilo, en evolución hacia el abandono de los “ropajes del modernismo”, hacia la poesía desnuda.
El mar adquiere cada vez más importancia, simboliza la vida, la soledad, el gozo del poeta, el eterno tiempo presente, la unidad cósmica.
Diario de un poeta recién casado supone la cima de su nueva concepción, que abre la puerta de la intelectualización de la lírica. El mundo se revela ante el poeta como un caos; el escritor pretende aclarar la fragmentación de la realidad y la idea de modernidad simbolizada en la sociedad estadounidense.
La idea de belleza se alza contra ellas. Sus poemas son breves y densos, de versos libres en los que lo anecdótico cede su lugar a lo conceptual y emotivo. En ocasiones son difíciles de entender, herméticos, guiados por la inteligencia para lograr la exactitud.
Otras obras de esta etapa son Eternidades (1918) y Piedra y cielo (1919), en las que la realidad no tiene existencia autónoma, sino que surge de la experiencia del yo con las cosas, y Poesía y Belleza (ambas de 1923), en las que aparece la obra como vencedora de la muerte y lo desconocido.
Época Suficiente o Verdadera (1936-1958)
En su última etapa, Juan Ramón Jiménez busca en la conciencia el camino hacia lo absoluto y celebra el hallazgo de su búsqueda. La estación total (1946) reúne libros publicados antes de 1936, Romances de Coral Gables (1948), Espacio (1943-1953) y Animal de fondo (1949) son obras pertenecientes a este período.
De Ramón Gómez de la Serna hablaremos extensamente en el tema dedicado a las Vanguardias.
