Clara del Valle: La luminosidad en la oscuridad


Clara del Valle
Su nombre, como el de las otras mujeres de la saga, sugiere luminosidad, pureza, brillo, blancura y bondad (Nívea-Clara-Blanca-Alba).
Clara nace en el seno de una familia de clase acomodada, culta y rica. En su casa se oye habitualmente música clásica y dominan los colores claros y un ambiente de tolerancia, amor y libertad. Clara es una niña con extraños poderes mágicos: puede mover objetos con la mente y predecir el futuro; un día presiente una muerte cercana en la familia, la de su hermana Rosa, la bella. Clara estaba convencida de que Rosa había muerto por su culpa. Creyó que, si volvía a hablar, provocaría nuevos accidentes. Atormentada por la pena y por la culpa, permaneció en silencio y decidió no pronunciar una palabra a nadie nunca más. En aquella época vivía en un mundo propio, envuelta en sus fantasías, un mundo donde la lógica y las leyes de la física no siempre eran aplicables. Vivía rodeada por espíritus del aire, del agua y de la tierra, y no tuvo necesidad de decir nada a nadie durante muchos, muchos años.
Cuando sus padres le consultan si desea casarse con Esteban, ella acepta encantada, porque estaba enamorada de él desde que era una niña, y por primera vez en diez años rompe su silencio.
Clara, clarividente, un ser angelical dispuesta siempre a hacer el bien e incapaz de dañar a nadie. Pronto intuye los temores de Férula de envejecer sola y, antes de que ella le pida nada, ella se lo ofrece junto a su amistad eterna: Sé lo que temes, querida Férula, pero vas a venir a vivir con nosotros, con Esteban y conmigo cuando nos casemos; tú y yo vamos a ser como hermanas, y nuestra amistad durará el resto de nuestros días. Y no te preocupes por Esteban, yo hablaré con él y no le diré que nos hemos visto. Tranquila.
Más tarde tiene que resignarse a la decisión de su marido de cerrar la escuela y llevar a Blanca a un internado, pero cuando Esteban expulsa a Férula de casa en mitad de la noche, se encierra en su cuarto y no quiere hablarle.
Clara percibe algo raro en el conde de Satigny y no se fía, ni de su título nobiliario ni de su supuesta riqueza. Acepta también resignada la decisión de su marido de meterse en política, pues para ella los políticos solo son bandidos y criminales.
Cuando el espíritu de Férula los visita, Clara sabe que ha muerto. Van a verla y comprueban que vivía en una casa pequeña y sucia y que ha muerto en unas condiciones económicas lamentables, enferma y sola. Pide quedarse a solas con ella y le dice: Férula, si supieras cómo te hemos extrañado Blanca y yo. Hablamos cada día de ti. Estarías orgullosa de Blanca. Esteban ha expulsado a su amante, pero se ven en secreto junto al río. Blanca es tan valiente, es fuerte y fiel a sus sentimientos. Siempre te recordaré, hasta que nos volvamos a ver.
Cuando Esteban agrede a su hija Blanca y después a ella misma, decide abandonarlo y no dirigirle la palabra nunca más, y así lo hará, pues la violencia en el seno de la familia, que tiene que ser un refugio de protección y amor, es absolutamente inadmisible.
Cuando Blanca le dice, al haber oído de boca de su padre que él mismo ha matado a Pedro tercero y debe casarse con Satigny para no tener un bastardo. No te puedes imaginar cómo odio a papá, lo mataría, Clara le explica: No debes odiar a nadie, mi niña, ni buscar venganza. No llores más, mi amor, demasiadas lágrimas podrían dañar al bebé y hacerle infeliz. Además, Pedro sigue vivo, lo he soñado. Pero no podrás verlo durante mucho tiempo, ahora debe esconderse y no podrá salir hasta que el mundo haya cambiado. Blanca le pregunta: ¿Por qué te casaste con papá? Clara: Porque lo amaba, estaba fascinada por él. Era fuerte y valiente…se ha pasado toda su vida luchando. Pero has de saber que nada de lo que hace tu padre es fruto de la maldad, es solo que tiene demasiada energía. Y yo todavía lo quiero. Él es mi vida, lo mismo que tú.
Clara es un claro ejemplo de mujer univira, que ama durante toda su vida a un solo hombre, como una nueva Penélope, a pesar de las infidelidades y violencias de su esposo, y que tiene la bondad máxima de saber comprender y poder perdonar.
Clara muere justo antes del golpe militar y no asiste a la época del terror. Sólo su nieta Alba percibe que ella es la columna moral que sostiene la casa, que sufrirá un terrible deterioro tras su muerte. A su nieta le transmitirá sus viajas alas de ángel y le dirá: No debes tener miedo a la muerte, Alba, morir es sólo un cambio, es como nacer de nuevo. Yo siempre he estado en contacto con los espíritus del más allá y, cuando llegue allí, estaré en contacto contigo y con los demás, ¿Lo entiendes, cielo? Por favor, dale esto a mamá, son mis cuadernos de anotar la vida, le ayudarán a recuperar el pasado y puede que le ayuden a ver la relación entre los acontecimientos con más claridad. Y dile al abuelo que le prometo que volveré a buscarlo, díselo.
Y, efectivamente, Clara seguirá estando en contacto con los vivos, acompañará en espíritu a Esteban hasta su muerte y se aparecerá a Alba, como ángel protector, cuando está a punto de morir, víctima de las violaciones y torturas, para darle fuerzas: No debes desear la muerte, mi niña, aún no es el momento…debes luchar por vivir, la vida es un milagro.

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