Crónica Literaria y Ficción Realista
Cuando se publicó, suscitó controversias:
- Definición genérica (¿cuento largo o novela?), ya que para algunos la historia tiene mínima sustancia narrativa y se ha alargado con detalles prolijos y trucos explotados.
- Dentro de sus obras, esta rebaja considerablemente la presencia de lo fantástico.
- Críticos lo emparentan con el relato policial (el desenlace y los asesinos se conocen desde el principio, manteniendo la intriga en ciertos ámbitos, por ejemplo, la culpabilidad o inocencia de Santiago Nasar).
Los motivos de polémica no son tales porque nos encontramos ante un caso de novela real (se funden periodismo y literatura). La técnica simula una investigación periodística (crónica), pero no se ajusta del todo, ya que aunque los hechos tienen base real, han sido reconfigurados a partir de un tratamiento literario, fruto de la imaginación y creatividad. Es un texto bifronte (dos caras) en el que se combina la fabulación narrativa propia de la novela con el recuento puntual de hechos y conductas, típico del periodismo.
El Multiperspectivismo Narrativo
Caracterizada por un acusado multiperspectivismo. Este concepto hace referencia al hecho de que la novela está elaborada a partir de muy diversas perspectivas: el narrador (identificable a veces con Gabriel García Márquez), testigos del crimen, amigos, conocidos de los asesinos y de la víctima, personas implicadas en el sumario y la gente que ha escuchado hablar del caso.
En una primera lectura podría parecer que el narrador principal es omnisciente, pero una observación más atenta pone de manifiesto que esa omnisciencia no es tal, sino una posición narrativa construida a partir de:
- El sumario.
- El informe de la autopsia.
- Las cartas de la madre del narrador.
- Los recuerdos del narrador (más o menos incompletos).
- Las numerosas, variadas e importantes manifestaciones de un extenso número de testigos.
Estos materiales se formalizan en el texto de diferentes maneras:
- Con carácter general: el narrador cuenta la historia en forma autobiográfica, recurriendo a la primera persona narrativa.
- El narrador actúa como cronista/testigo, dialoga con varios personajes y recoge en estilo directo sus testimonios.
- En ocasiones, el narrador se limita a actuar como transmisor de un documento informativo.
- En otros momentos, el narrador habla en tercera persona, desde la perspectiva característica del narrador omnisciente (sabe lo que va a pasar antes de que suceda).
La voz del narrador principal cede paso a otras, y con ello se configura la polifonía. Esto ocurre porque el narrador ha de reconstruir un caso que está incompleto en el sumario y cuyos recuerdos han sido borrados de su mente. El continuo entrecruzamiento de los puntos de vista otorga a la obra la condición de multiperspectivista, como puede apreciarse en:
- No coinciden los testimonios respecto al tiempo en el día del asesinato.
- Existen opiniones diversas respecto a Santiago Nasar y a Bayardo San Román (marido de Ángela Vicario).
- La deshonra de Ángela y la identidad del culpable.
- Un caso de multiperspectivismo es también la interpretación del peso de la masa encefálica del cadáver.
- La actitud de Nasar frente al crimen es también objeto de controversia (unos dicen pánico, soberbia, serenidad, cinismo…).
El punto de vista dominante en la novela es el del narrador, especialmente cuando el relato narra las circunstancias de su origen y entorno familiar. No obstante, también recoge perspectivas de testigos, protagonistas y personajes secundarios, a los cuales concede voz propia. Pero incluso en estas ocasiones, la voz del narrador está presente a través de los materiales narrativos y de su propio enfoque personal.
Fatalidad y Torpezas Humanas
Desde el título de la obra, esta viene marcada con una palpitación constante del destino fatal (“fatum”), que ya los griegos antiguos retrataban en sus obras. En el libro encontramos numerosas alusiones a la fuerza de este destino funesto, que mueve a los hermanos Vicario y a Santiago Nasar a encontrarse frente a frente para la consecución del asesinato de este último. Desde el arranque del relato («el día en que lo iban a matar»), sabemos que el personaje está condenado, lo cual elimina las sorpresas, aunque no la necesaria suspensión para hacer atractiva su lectura (lo que llamamos «suspense»).
Esta fatalidad se hace presente en la obra y queda reflejada en las desastrosas actuaciones de algunos personajes, que se recogen bajo el término de “torpezas humanas”. Este fenómeno, buscado por García Márquez, parece eximir a los culpables de toda responsabilidad en la muerte del protagonista, puesto que parece que es la propia fatalidad quien enreda las situaciones para que el funesto desenlace se produzca. Como bien expresa el juez instructor del caso: “Nunca le pareció legítimo que la vida se sirviera de tantas casualidades prohibidas a la literatura, para que se cumpliera una muerte tan anunciada”.
Por otra parte, el propio narrador de la obra afirma al comienzo de la novela: “Nadie podía entender tantas coincidencias funestas”.