Muestra de la Poesía Barroca: Sonetos Clave
A continuación, se detallan dos sonetos representativos de la lírica barroca española:
«Callaré la pena mía» (Soneto de Góngora)
Estructura: Soneto de 14 versos endecasílabos, estructurado en dos cuartetos y dos tercetos.
Autor: Luis de Góngora y Argote (Barroco).
Tema: La indecisión entre revelar u ocultar el dolor personal.
Figuras literarias destacadas:
- Antítesis: En versos como «Si la callo, no hay remedio».
- Metáfora: «alas de cera» y «las centellas del alma».
«Cerrar podrá mis ojos la postrera» (Soneto de Quevedo)
Estructura: Soneto de 14 versos, en dos cuartetos y dos tercetos.
Autor: Francisco de Quevedo (1648, Barroco).
Tema: La fugacidad de la vida y la inmortalidad del alma tras la muerte.
Figuras literarias destacadas:
- Hipérbaton: «cerrar podrá mis ojos la postrera sombra».
- Metáfora: «serán ceniza, mas tendrán sentido».
Características Fundamentales de la Literatura Barroca
La literatura barroca, desarrollada principalmente durante el Siglo XVII, se define por los siguientes rasgos:
- Nuevo estilo: Basado en la dificultad, entendido como un reto a la inteligencia del lector (Conceptismo y Culteranismo).
- Pesimismo y desengaño: Fuerte presencia de la visión desencantada de la vida.
- Actitud crítica y satírica: Una postura crítica, satírica y hasta sarcástica, que propicia la aparición de la picaresca y transforma temas clásicos como el amor, la mitología o el concepto del mundo al revés.
- El contraste: Uso constante de oposiciones y dualidades.
- Enriquecimiento lingüístico: La lengua literaria se enriquece con la incorporación de cultismos y con el retorcimiento expresivo (hipérbaton, metáforas complejas).
La Lírica Barroca
La poesía del Barroco presenta una gran complicación formal, lograda mediante la acumulación de elementos y recursos estilísticos.
Métrica
Se utilizan composiciones renacentistas de origen italiano (soneto, octava, silva y los versos endecasílabos y heptasílabos). Los romances de esta época firmados por autores conocidos constituyen el llamado Romancero nuevo.
Temas
Los temas son variados, incluyendo los amorosos, mitológicos, el carpe diem, el beatus ille, religiosos y patrióticos.
La Novela Barroca
Este género alcanza gran desarrollo durante el siglo XVII, siguiendo la línea de la narrativa realista iniciada por El Lazarillo de Tormes. El subgénero que entró en decadencia fue el de la novela de caballerías, ante el éxito de El Quijote, que las satirizaba.
Obras y Autores Representativos
- El arte nuevo de hacer comedias: Lope de Vega
- La dama boba: Lope de Vega
- El caballero de Olmedo: Lope de Vega
- Guzmán de Alfarache: Mateo Alemán
- El alcalde de Zalamea: Calderón de la Barca
Grandes Figuras del Siglo de Oro
Luis de Góngora y Argote (1561-1627)
Nacido en Córdoba en 1561, Góngora vinculó su vida a la Iglesia. A los 56 años, ya famoso, se dirigió a Madrid, donde obtuvo el nombramiento de capellán real del monarca Felipe III. Enfermo y arruinado por sus deudas de juego, se retiró a Córdoba para morir en 1627.
Estilo y Obra
En su lírica se observa la doble mirada de la literatura barroca: tanto la idealizada y entusiasta (Culteranismo) como la desengañada y escéptica. En su lenguaje poético, Góngora recoge, condensa e intensifica elementos cultos, usa profusamente las figuras literarias, en particular el hipérbaton, y frecuentemente se apoya en la mitología.
Su obra está compuesta básicamente por romances, letrillas, sonetos y dos poemas de mayor extensión que representan la cima de su poesía:
- Fábula de Polifemo y Galatea: Góngora revive el mito en su lengua de gran complejidad estilística. Hay en la obra una constante oposición entre lo grotesco, la fealdad y la exageración (encarnados en Polifemo), y la belleza, suavidad y delicadeza (representadas por la ninfa).
- Soledades: Quedó sin concluir. Iban a ser cuatro partes que contarían la historia de un peregrino en las cuatro edades del hombre, pero solamente escribió la Soledad primera y el inicio de la segunda. Ambas composiciones son dos extensas silvas con una mínima excusa narrativa. Su fuerza reside en los elementos líricos y en la abundancia de recursos cultistas, algo insólito en la historia de la literatura, que fue muy condenado por sus detractores.
Francisco de Quevedo (1580-1645)
Nacido en Madrid en 1580 en el seno de una familia cortesana. Cursó estudios universitarios y tuvo responsabilidades políticas junto al duque de Lerma. Por oscuras razones sufrió prisión durante cuatro años en León. Murió en Villanueva de los Infantes (Ciudad Real) en 1645, un año después de su liberación.
Estilo y Temas
En su obra poética domina el contraste (Conceptismo): en ella se muestran actitudes en apariencia contrapuestas y se mezclan la degradación de lo bello y la elevación de lo vulgar. Entre sus temas destacan el amor, la muerte, el tiempo y el desengaño.
Quevedo analiza los sentimientos amorosos de acuerdo con la ideología y el pesimismo barrocos, por medio de técnicas del Renacimiento, de la lírica cortesana y del petrarquismo. La muerte y el tiempo son una de sus grandes preocupaciones.
Félix Lope de Vega (1562-1635)
Lope de Vega, conocido como el Fénix de los ingenios y Monstruo de la naturaleza, nació en Madrid en 1562. De familia humilde, sus aptitudes le permitieron estudiar en la Universidad de Alcalá. Su trayectoria vital estuvo marcada por su tendencia enamoradiza y por sus altibajos espirituales. En sus últimos años de vida, las desgracias familiares, la soledad y los problemas económicos acentuaron un duro final. Murió en Madrid en 1635.
Obra Poética
Lope reunió gran parte de su poesía en tres libros principales:
- Rimas: Dedicadas sobre todo a poesía de tema amoroso de tradición petrarquista.
- Rimas sacras: Fruto de su crisis espiritual, donde da amplia expresión al arrepentimiento y al sentimiento religioso.
- Rimas humanas y divinas del licenciado Tomé de Burguillos: En las que parodia, bajo ese seudónimo, las formas líricas de su época.
Miguel de Cervantes y El Quijote
Miguel de Cervantes Saavedra (1547-1616)
Miguel de Cervantes nació en Alcalá de Henares (Madrid). A los 22 años viajó a Italia. Fue soldado y participó en la batalla de Lepanto, donde le quedó inutilizada la mano izquierda. Estuvo cautivo en Argel durante cinco años. De nuevo en España, vivió en Madrid y en Andalucía, donde trabajó como cobrador de impuestos. Fue acusado de fraude y cumplió condena en la cárcel de Sevilla. Murió en Madrid en 1616.
El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
Con el propósito de criticar las novelas de caballerías, Cervantes escribe su mejor obra, publicada en dos partes: la primera en 1605 y la segunda en 1615.
La Segunda Parte de El Quijote (1615)
Estructura y Argumento
Mientras que en la primera parte don Quijote transforma la realidad para que se adapte a su fantasía caballeresca, en la segunda parte son los otros personajes, que han leído la obra, quienes crean las fantasías con el objetivo de burlarse de la locura y de la insensatez tanto del caballero como del escudero.
Personajes Principales
- Don Quijote: Un hidalgo de unos 50 años que enloquece por leer innumerables libros de caballerías.
- Sancho Panza: Humilde labrador, aparentemente torpe, fiel a su amo, socarrón y con una filosofía de vida muy popular.
Estilo
Don Quijote intenta imitar el lenguaje caballeresco, con numerosos rasgos arcaizantes. Sancho, sin embargo, es un hombre sencillo y rústico y, por tanto, tiene una expresión popular y humorística. Además, es frecuente en él el uso de refranes. El estilo del narrador se caracteriza por la ironía, la riqueza léxica y el tono realista.
El Quijote de Avellaneda
El Quijote apócrifo, firmado por Alonso Fernández de Avellaneda, apareció en Tarragona en 1614, un año antes de que Cervantes publicara la segunda parte. Se proponía como una continuación de la primera parte. Aunque la continuación de una obra literaria no era un fenómeno raro en la época, el caso de Avellaneda tiene algunas notas peculiares:
- El autor se oculta detrás de un seudónimo.
- La obra viene precedida de un prólogo donde se insulta al autor de la primera parte.
A todas las ofensas responde Cervantes en el prólogo de la segunda parte de El Quijote, que constituye una pieza magistral, llena de contención y de ironía.
