El Modernismo y la Generación del 98
El Modernismo es el movimiento cultural y literario que, entre 1885 y 1916, se desarrolla en España e Hispanoamérica como reacción a los valores culturales, morales y estéticos de la sociedad de la época. Supone, por tanto:
- El rechazo de una visión de la realidad basada en la razón y en la experiencia, y el desacuerdo con el modelo de vida burgués, que valora sobre todo el utilitarismo (las cosas valen si tienen utilidad).
- La superación del prosaísmo y la vulgaridad en que había caído la literatura, así como la falta de imaginación de los escritores. Su objetivo principal es el logro de la belleza mediante una profunda renovación del lenguaje.
- La búsqueda de la capacidad de expresar el mundo interior mediante el uso de elementos tangibles de la vida real (símbolos).
La renovación temática y formal que llevó a cabo este movimiento tiene su máximo exponente en la figura de Rubén Darío.
Tendencias en la Literatura Modernista
Dentro de la literatura modernista pueden apreciarse dos tendencias:
- Una literatura sensual, en la que predominan las sensaciones: el color, la sonoridad, la musicalidad. Abundan los temas de inspiración mitológica o aristocrática y los espacios exóticos: lejanos geográficamente (Oriente) o distantes en el tiempo (la Antigüedad clásica, el Renacimiento, la Francia del siglo XVII). Se trata de una poesía de evasión en la que sobresalen los aspectos externos.
- Una literatura introspectiva, en la que el escritor indaga en su mundo interior, en sus sentimientos y ensoñaciones. Con frecuencia expresa un estado de ánimo dominado por la melancolía o la tristeza. Importan sobre todo los aspectos íntimos.
El lenguaje es un elemento fundamental en la literatura modernista. Se utilizan palabras cultas (muchas de ellas, esdrújulas) y neologismos. Asimismo, hay un uso frecuente de figuras literarias: aliteraciones, epítetos, sinestesias (que consisten en asociar palabras que corresponden a sensaciones distintas: visuales, auditivas, etc.: silencio verde, salada claridad), comparaciones, metáforas, símbolos. Se pretende contribuir a la creación de la belleza a través de las palabras.
A pesar de que también encontramos narrativa y teatro modernistas, será en la poesía donde la búsqueda de la belleza a través de la imaginación alcance sus mejores logros. La importancia del ritmo responde a la necesidad de expresar vivamente los sentimientos, por lo que se renueva la métrica. Se prefieren los versos largos que permiten repetir esquemas acentuales para lograr un mayor ritmo: eneasílabos, dodecasílabos, alejandrinos o hexadecasílabos que habían sido bastante infrecuentes hasta el momento.
Rubén Darío: El Poeta Modernista
Rubén Darío es el escritor más representativo y destacado del Modernismo, y el principal difusor de las ideas y formas de este movimiento. Su producción literaria es muy abundante y abarca tanto la prosa como el verso: escribió unos ochenta cuentos y más de setecientos poemas. En todos los casos domina el lirismo: Rubén es sobre todo un poeta, que utiliza tanto la versificación regular como el verso libre y combina diferentes estrofas para crear ritmos muy variados.
En el estilo, Rubén es un artista de la palabra, tanto en sus valores fónicos (sonoridad, musicalidad, aliteración) como en los léxicos (cultismos, neologismos) y semánticos (metáfora, símbolo, sinestesia). Su trayectoria poética comprende dos etapas, que se pueden identificar con las dos tendencias de la literatura modernista citadas:
- La primera corresponde a la poesía más exuberante y preciosista, en la que se recrean mundos legendarios y ambientes exóticos. A ella pertenecen los libros Azul (1888), de consolidación modernista, y Prosas profanas (1896), el más representativo de esta primera época. En ellos, el amor transcurre o se expresa enmarcado en un mundo legendario y fantástico, por el que desfilan dioses, héroes, princesas, que viven en regios castillos o en lujosos palacios, rodeados de una flora sorprendente (flores de lis, nenúfares, crisantemos) y de una fauna prodigiosa (cisnes, pavos reales, elefantes); en concreto, el cisne pasó a ser símbolo de belleza y sensualidad.
- La segunda se caracteriza por una poesía más reflexiva e intimista, tenida con frecuencia de melancolía. El libro que inaugura esta etapa es Cantos de vida y esperanza (1905), que marca la plenitud poética del poeta nicaragüense. La temática de esta etapa muestra más la intimidad del poeta, su historia amorosa, sus sueños y anhelos, su melancolía, así como su preocupación por el futuro, por el destino. A veces, también es objeto de sus reflexiones la creación poética.
Otros Autores Modernistas
La mayor parte de los escritores españoles de esta época asimilan las innovaciones formales del Modernismo difundido por Rubén Darío. Se enmarcan principalmente dentro de la tendencia intimista, pero utilizan un lenguaje más sencillo, que con frecuencia se sirve de símbolos para expresar su mundo interior. Son también importantes modernistas:
- Salvador Rueda (1857-1893), autor autodidacta cuya poesía, variada y colorista, fue precursora del Modernismo.
- Manuel Machado (1874-1947), uno de los mejores líricos del Modernismo español. Combina en muchos de sus poemas el lenguaje modernista con los temas y formas de la poesía andaluza.
La Generación del 98
Se llama Generación del 98 a un grupo de escritores que adopta una actitud similar ante la situación de decadencia política, social y cultural en que se encuentra España a finales del siglo XIX. Se asigna el nombre por el acontecimiento generacional que les marca, «el Desastre del 98», el cual actúa como detonante de un sentimiento ya existente: la urgencia de encontrar los valores que permitan la regeneración de la sociedad española. El grupo de autores del 98 lidera esa búsqueda.
Son miembros de este grupo que durante unos pocos años comparten ideas y objetivos los siguientes escritores: José Martínez Ruiz «Azorín», Miguel de Unamuno, Pío Baroja, Antonio Machado y Ramón María del Valle-Inclán. A esta nómina se añade el joven granadino Ángel Ganivet (1865-1898), precursor de los planteamientos sobre España en una tradición que procede del mismo Larra.
Características de la Generación del 98
Los integrantes de la Generación del 98 comparten con el Modernismo, al menos en un primer momento, los mismos principios estéticos: reacción contra el prosaísmo y renovación del lenguaje. Lo que singulariza a los noventayochistas es su preocupación por la realidad nacional. Los dos temas principales de estos escritores son los siguientes:
- Los problemas de España. Se trata de la reflexión sobre los males del país y la revisión de nuestra historia y de los valores establecidos. Los escritores del 98 quieren redescubrir las tierras, los pueblos y las gentes de España, su pasado y su tradición literaria. Adoptan dos actitudes contrarias: una crítica y otra de exaltación. Por un lado, denuncian las injusticias, la miseria, la ignorancia, el estado general de abandono. Por otro, con una actitud contemplativa, encuentran en su paisaje -principalmente en Castilla, considerada esencia de la patria española y artífice principal de su historia- la belleza, el vigor y la espiritualidad de un pueblo.
- La reflexión existencial. La crisis de valores propicia la presencia de temas como el paso del tiempo, la obsesión por la muerte y el destino de las personas, la soledad, el desengaño, el sentido de la vida. La reflexión sobre estos temas se traduce con frecuencia en sentimientos y estados como el pesimismo, la angustia, la abulia, el hastío, la melancolía. Esta característica es compartida por muchos escritores modernistas (Rubén Darío, Manuel Machado, Juan Ramón Jiménez, etc.).
En el estilo, los noventayochistas aceptan las innovaciones modernistas, pero evitan su versión más ampulosa y retórica. Utilizan un lenguaje sencillo, pero elaborado y lleno de lirismo. Cultivan todos los géneros literarios, aunque hay que destacar la importancia del ensayo, por su adecuación al componente reflexivo e ideológico del grupo.
