Características de la Novela Realista
- Observación y representación de la realidad: El escritor se fija muy bien en lo que pasa a su alrededor, lo representa tal y como es y trata de explicarlo con detalle.
- Detallismo crítico: Describe todo con mucho detalle, pero no solo para que lo veamos, sino también para criticar lo que está mal en la sociedad.
- Base en la observación de la realidad: El autor se basa en cosas reales que ve en su entorno.
- Descripción fiel del entorno y los personajes: Nos cuenta cómo son los lugares y las personas de forma muy realista, como si los estuviéramos viendo. También crea ambientes que parecen creíbles.
- Narración objetiva y narrador omnisciente: Quien cuenta la historia lo sabe todo sobre todos los personajes: lo que piensan, sienten y hacen, pero lo cuenta sin opinar.
- Lenguaje que refleja distintos grupos sociales: Los personajes hablan de forma diferente según su clase social (ricos, pobres, clase media, etc.).
- Importancia del diálogo: Los personajes hablan mucho entre ellos, y esos diálogos ayudan a conocerlos mejor.
- Postura crítica ante la sociedad: El escritor quiere mostrar lo que está mal en la sociedad y hacer que la gente lo vea para que se puedan cambiar esas cosas.
- Temas contemporáneos: Las historias se sitúan en la época en que vivía el autor, no en el pasado o en mundos inventados.
- Conflicto entre individuo y sociedad: Se ve cómo una persona puede tener problemas al intentar encajar en una sociedad que no siempre es justa.
- Personajes de clase media: Frecuentemente, los protagonistas pertenecen a la clase media.
Rasgos Típicos de Benito Pérez Galdós
- Técnica del retrato: Sabe describir muy bien a los personajes, tanto por fuera como por dentro (su forma de pensar y sentir).
- Monólogo interior y estilo indirecto libre: A veces, los personajes piensan para sí mismos y leemos lo que piensan. Otras veces, el narrador nos cuenta lo que piensa un personaje, pero sin usar comillas ni decirlo claramente.
- Prosa sencilla y expresiva: Su forma de escribir no es complicada, pero transmite muchas emociones e ideas.
- Variedad de registros idiomáticos: Utiliza distintas formas de hablar según el personaje (culto, coloquial, vulgar…).
- Uso de la ironía y la parodia: Hace bromas sutiles o imita cosas para hacer críticas, a veces de forma graciosa.
- Rechazo del fanatismo y la superstición, defensa de la ciencia: Critica las creencias exageradas y sin base, y defiende la razón, la lógica y el conocimiento.
- Personaje antihéroe: No todos los protagonistas son valientes o perfectos; algunos tienen defectos o no son los típicos héroes.
- Presencia de los sueños: A veces se cuenta lo que sueñan los personajes, lo cual ayuda a entender sus deseos, miedos o pensamientos más profundos.
El Realismo Literario: Contexto, Características y Evolución
Definición y Contexto Histórico
A mediados del siglo XIX surge el Realismo, una corriente cultural y literaria que reemplaza al Romanticismo, sustituyendo la exaltación de la libertad individual por el análisis de la realidad social. Está relacionado con los conflictos entre la burguesía y la clase obrera, así como con teorías como el marxismo y el evolucionismo de Darwin.
El Realismo se opone al Romanticismo por su alejamiento de la fantasía y el estilo retórico, aunque conserva elementos como el costumbrismo. En España, se distinguen dos fases: Prerrealismo, con elementos románticos y realistas, y Realismo, que se consolida tras 1870 con La fontana de oro de Galdós. Inicialmente ideológico, se vuelve más objetivo desde 1881.
El Realismo en Europa
El término “Realismo” proviene de Francia, donde se aplicó primero a la pintura de Courbet y más tarde a la literatura. Autores como Balzac, Stendhal y Flaubert (autor de Madame Bovary) inician esta corriente hacia 1850. La novela es el principal medio de difusión del Realismo, que se extiende por toda Europa. En Inglaterra destacan Charles Dickens (David Copperfield, Oliver Twist), en Rusia, León Tolstói (Guerra y paz, Ana Karenina) y Dostoyevski (Crimen y castigo). En España, el Realismo comienza en 1868, año de la Gloriosa, y dos años después Galdós publica su primera novela.
Esta corriente implica un estilo antirretórico, uso del estilo indirecto libre, predominio del narrador omnisciente y una postura crítica ante la sociedad. Refleja entornos contemporáneos y crea atmósferas verosímiles, con personajes definidos y conflictos entre el individuo y la sociedad. Como dicen Stendhal y Galdós, la novela realista busca ser un “espejo” de la vida cotidiana.
Del Realismo al Naturalismo
A finales del siglo XIX, en Francia, el Realismo evoluciona al Naturalismo, impulsado por Émile Zola, que analiza la miseria, la marginación y el determinismo social y biológico. En España, la crítica no se pone totalmente de acuerdo sobre la existencia de un verdadero Naturalismo, aunque desde 1883 las obras de Zola son leídas con éxito. Autores como Galdós, Clarín y Emilia Pardo Bazán muestran influencia naturalista, sobre todo en la representación de ambientes y en el tratamiento psicológico de los personajes, como en Fortunata y Jacinta, Misericordia o La Regenta.
Pardo Bazán, destacada figura intelectual, defendió el Naturalismo pese a las críticas por su falta de religiosidad. Blasco Ibáñez, autor de La barraca y Cañas y barro, es considerado el mejor ejemplo español del Naturalismo, por su enfoque en la lucha de clases y la presión del medio sobre los personajes. Del Realismo surgió el Naturalismo, que dejó huella en muchos autores españoles y continúa presente en obras posteriores, como La familia de Pascual Duarte de Cela.
La Novela Realista en España y Benito Pérez Galdós
La novela realista surge como el género más adecuado para observar, representar y analizar la realidad social, en contraposición a la poesía romántica, que expresaba sentimientos idealizados. El novelista realista adopta una postura crítica hacia la sociedad, con la intención de denunciar los problemas cotidianos, a través de personajes verosímiles y ambientaciones contemporáneas detalladas y objetivas (reuniones, paseos, comidas, fiestas…).
El conflicto entre individuo y sociedad, la lucha por la subsistencia, la crítica implícita a través de un narrador omnisciente, y la presencia de personajes comunes o antiheroicos, son elementos centrales. La burguesía, tanto como objeto narrativo como público lector, es fundamental para el desarrollo del género, que se convierte en reflejo de una sociedad heterogénea y llena de contrastes.
Desde el punto de vista técnico, se emplean técnicas basadas en la observación rigurosa de la realidad, descripciones detalladas y un lenguaje que reproduce el habla de distintos grupos sociales. Stendhal y Galdós resumen esta intención diciendo que la novela es un “espejo que se pasea por el camino” o “imagen de la vida”.
En España, la Revolución de 1868 propició un clima favorable para el Realismo, surgiendo una generación de narradores realistas a partir de esa fecha, como Juan Valera, Pedro Antonio de Alarcón, José María de Pereda, Benito Pérez Galdós, Emilia Pardo Bazán, Clarín y Armando Palacio Valdés. Se distinguen dos tendencias ideológicas: conservadores (como Pereda) y progresistas o liberales (como Galdós, Valera o Clarín). Antes de 1870, ya existían obras prerrealistas, como las novelas por entregas y el costumbrismo, que contribuyeron a crear una narrativa centrada en la contemporaneidad. Destacan obras como María, la hija de un jornalero de Ayguals de Izco, con crítica social progresista, y La Gaviota de Fernán Caballero, que defiende valores tradicionales.
Otros Autores Realistas Españoles: Juan Valera
Juan Valera, autor de Pepita Jiménez, es representativo por su estilo cuidado y el uso de técnicas como el “manuscrito encontrado”. La historia gira en torno al amor de un joven seminarista, Luis de Vargas, por Pepita, viuda pretendida por su padre, y cómo triunfa el amor sobre la vocación religiosa.
Benito Pérez Galdós: El Gran Novelista
Sin embargo, el gran referente del Realismo español es Benito Pérez Galdós (1843–1920), por la amplitud de su obra y su retrato crítico y tolerante de la sociedad. Su producción se divide en tres ciclos de novelas y los Episodios Nacionales, una serie de 46 novelas históricas divididas en cinco series, que narran la historia de España desde la batalla de Trafalgar hasta la Restauración, con un enfoque liberal y desencantado.
Los Tres Ciclos de Novelas de Galdós
- Novelas de tesis (década de 1870): Tratan temas como la religión, con enfoque anticlerical, criticando el fanatismo y el caciquismo. Ejemplo: Doña Perfecta, que aborda el conflicto matrimonial y religioso.
- Novelas contemporáneas (década de 1880): Ambientadas en Madrid, presentan retratos objetivos de personajes de distintas clases. Destacan:
- La desheredada, con una protagonista quijotesca que lucha por una nobleza que no tiene.
- Fortunata y Jacinta, que muestra un triángulo amoroso entre Fortunata, mujer humilde; Jacinta, esposa burguesa estéril; y Juan Santa Cruz, egoísta e infiel.
- Novelas espirituales y simbólicas (década de 1890): Profundizan en los valores morales y el interior de los personajes, como en Misericordia, donde Benina, una mendiga, ayuda a su señora doña Paca, mostrando compasión y humanidad. Introducen el monólogo interior y elementos fantásticos.
Galdós se inspira en Dickens, Balzac y Cervantes (por su humorismo), y defiende valores liberales, como la ciencia frente a la superstición. Cree en el progreso basado en la vida urbana y el papel de la burguesía madrileña. A través de personajes mediocres y antihéroes, muestra una fusión entre lo colectivo e individual, donde los conflictos personales están condicionados por el contexto social. En cuanto a técnicas, Galdós emplea una voz narrativa testigo, diálogos realistas, y sueños simbólicos que revelan la psicología de los personajes. Todo esto lo consagra como el máximo representante del Realismo español por su profundidad narrativa, crítica social y riqueza estilística.