Evaluaciòn de poesìa

Epígrafe 2 Años cincuenta: poesía social (1955-1962)


Durante la década de los 50 y primeros años de los 60 se consolida, como en el teatro y en la novela, la poesía social.
Dos libros muy importantes: Pido la paz y la palabra, de Blas de Otero y Cantos iberos, de Gabriel Celaya. Ambos provienen de la poesía desarraigada y superan la angustia existencial de ésta afrontando ahora los problemas humanos desde una perspectiva político-social. Vicente Aleixandre da un giro profundo a su obra con Historia del corazón hacia la poesía social, y, con él, muchos de los de la anterior poesía desarraigada.

          Con estos autores se crea un nuevo concepto de la función de la poesía, cuyos rasgos principales son: la poesía debe tomar partido ante los problemas del mundo y mostrar solidaridad ante los demás hombres, se abandona la expresión de los problemas íntimos o existenciales, se rechazan los lujos esteticistas, se repudia la neutralidad ante las injusticias.  Los temas, España,  la injusticia social, la alienación o el anhelo de libertad. El estilo:
Lenguaje claro y un tono coloquial.

Junto a Celaya y Otero, cultivan la poesía social muchos de los que antes se inscribían en la poesía desarraigada: Victoriano Cremer, Eugenio de Nora y José Hierro, entre otros.

      Esta vertiente, social, la refleja el madrileño José  Hierro.
La publicación en 1953 de su libro Quinta del 42 sirvió para denominar a los poetas que, como él, provénían de las revistas Corcel y Proel.
La poesía de Pepe Hierro  es un reflejo de su vida. En 1964 aparece el Libro de las alucinaciones.
Recientemente publicó Cuaderno de Nueva York.

          Gabriel Celaya está considerado uno de los pilares de la poesía social, aunque su extensa producción lírica abarca distintas orientaciones. Poesía de tono existencial en Movimientos elementales y Objetos poéticos. De la etapa social hay que destacar Cantos iberos. A partir de los años 60, agotada la vertiente social, Celaya reinicia una poesía de tintes vanguardistas con Mazorca o La linterna sorda.

          Blas de Otero presenta una trayectoria poética que evoluciona desde lo existencial a lo social. Su poesía nace con el propósito de sacudir las conciencias. Dentro de la poesía existencial, Blas de Otero se inicia en la poesía religiosa con Cántico Espiritual, pero introduce un cambio con Ángel fieramente humano y Redoble de conciencia, fundidos luego en un único libro titulado Ancia (1958).

Temas

Problemas religiosos y existenciales. Tres núcleos: poesía metafísica, amorosa, acercamiento al nosotros.

Estilo

Lenguaje duro, encabalgamientos, aliteraciones. Métrica clásica junto a verso libre.La poesía social se inicia con Pido la paz y la palabra, continua con En castellano, Esto no es un libro, Que trata de España. En los años 70, vuelve a una poesía de carácter reflexivo, pero centrada en aspectos autobiográficos.

Epígrafe 3 -Años  sesenta: poesía del conocimiento


     A finales de los 50 irrumpíó un grupo de poetas que, sin dejar los temas sociales, buscaba una mayor elaboración del lenguaje poético y un desplazamiento de lo colectivo a lo personal. Los poetas del grupo de los cincuenta defendieron la idea del poema como acto de conocimiento, el poeta indaga en la realidad y descubre lo encubierto. El lector participa del proceso porque el poema adquiere su significado en el acto de lectura.

     Los rasgos que les caracterizan serán: preocupación fundamental por el hombre y sus problemas (tanto sociales como existenciales), pero abandonando todo dramatismo; inconformismo frente a la realidad que viven y poesía basada en las experiencias personales cotidianas. Temas: intimismo, lo cotidiano, la soledad ,la marginación y la incomunicación humana. Estilo: interés por los valores formales del poema, búsqueda de un lenguaje personal, ironía y humor y concentración estilística.

     El grupo de los 50  incluye poetas que publicaron  sus primeras obras en los años 50, en la órbita de la poesía social. Como su obra se consolida en la década siguiente, se conocen también como promoción de los 60, en la que se distinguen dos núcleos: grupo de Barcelona (Carlos Barral, José Agustín Goytisolo y Jaime Gil de Biedma) y grupo de Madrid (Carlos Sahagún, Claudio Rodríguez, Francisco Brines, Ángel González, José Ángel Valente, José Manuel Caballero Bonald y Félix Grande).

Jaime Gil de Biedma


Su poesía se basa en experiencias personales evocadas desde la distancia que impone el paso del tiempo. Agrupó  su obra en Las personas del verbo.

José Ángel Valente constituye una indagación constante en el lenguaje con la finalidad de llegar al conocimiento poético y a su propia salvación. Entre sus obras A modo de esperanza, La memoria y los signos, El inocente y Material de memoria.

     En la producción de Ángel González se distinguen tres etapas: primera etapa cuyo tema principal es el paso del tiempo (Áspero mundo, Grado elemental); segunda etapa en los que incorpora lo lúdico a sus poemas( Breves canciones para una biografía) y tercera etapa en la que continúa su obsesión sobre el paso del tiempo y el testimonio del tiempo histórico (Deixis en fantasma, Otoños y otras luces).

2.6.- Años setenta: los NOVÍSIMOS

     En 1970 José Mª Castellet publica el libro Nueve novísimos poetas españoles donde recoge poemas de los autores jóvenes que él considera más significativos: Manuel Vázquez Montalbán, Guillermo Carnero, Antonio Martínez de Sarrión, Ana Mª Moix, José Mª Álvarez, Leopoldo Mª Panero, Félix de Azúa, Vicente Molina Foix y Pere Gimferrer.También se incluye en esta estética Luis Alberto de Cuenca, Luis Antonio de Villena y Antonio Colinas.

      Los rasgos comunes a estos poetas serán: importante preparación cultural, inconformismo y rebeldía con el arte establecido y búsqueda de una renovación del lenguaje poético. Sus modelos literarios serán: poetas hispanoamericanos como Octavio Paz o Jorge Luis Borges; poetas españoles de posguerra que habían iniciado un camino de renovación del lenguaje poético: Grupo Cántico, Postismo, Generación del 50;poetas extranjeros( Kavafis, T.S. Elliot o Ezra Pound); la cultura más erudita y exclusiva: mitología, arte, música clásica, literatura culta y la cultura popular de masas: cine, rock and roll, cómic etc…

     Pere Gimferrer fue el abanderado de esta nueva generación de poetas. Arde el mar evidencian ya los rasgos que caracterizan a los novísimos. En La muerte en Beverly Hills se suma la influencia del cine y del género policíaco. En estos textos el yo poético se oculta tras múltiples referencias culturales y míticas.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *