Antonio Machado y Juan Ramón Jiménez: Trayectorias Paralelas
Antonio Machado y Juan Ramón Jiménez son dos autores andaluces cuya trayectoria poética comienza ligada al Modernismo y evoluciona alejándose de este. Ambos nacen en el último cuarto del siglo XIX y comienzan a escribir jóvenes y, en los dos casos, ciertos episodios de su vida se reflejan en sus versos. Además, los dos escritores tuvieron vinculación con la Residencia de Estudiantes y la Institución Libre de Enseñanza y, al estallido de la Guerra Civil Española, apoyaron al bando republicano, lo que hizo que, al término del conflicto bélico, su situación en la Península no fuera halagüeña.
El Contexto del Modernismo en España
El Modernismo, surgido en 1888 con Rubén Darío y su obra Azul…, adoptó en España ciertas singularidades: su duración fue menor que en Europa y dio cabida a temas más trascendentales (reflexión sobre la vida y la muerte, búsqueda del yo… algo similar a lo que sucedería con la última obra del nicaragüense); progresivamente, además, se fue centrando en la tradición de España, en consonancia con los prosistas de la Generación del 98.
Antonio Machado (Sevilla, 1875 – Colliure, 1939)
Antonio Machado pertenecía a una familia ilustrada de convicciones republicanas; además, su padre fue un importante folclorista, algo que influirá en el poeta. Cuando él era todavía un niño, la familia se traslada a Madrid y, allí, ingresará, junto con su hermano (que también se dedicará a la literatura), en la Institución Libre de Enseñanza, proyecto pedagógico laico que sintoniza con el regeneracionismo (Joaquín Costa; vid. t. 3). Podemos diferenciar tres etapas en su producción, vinculadas a sus avatares vitales.
Etapa 1: Poesía Simbolista y Modernista
Viaja a París, donde entrará en contacto con el simbolismo y, a su regreso, conocerá a Rubén Darío y verá la luz su primer poemario, Soledades (1903) que, poco después, ampliará en Soledades, galerías y otros poemas (1907). Es este un libro plenamente modernista, cuyos temas centrales son la soledad, el hastío, la angustia por el paso del tiempo, la búsqueda de Dios… En cuanto a la métrica, predomina la silva-romance, con abundantes encabalgamientos que aportan naturalidad y autenticidad a sus versos.
Símbolos recurrentes en la primera etapa de Machado:
- La vida como camino o río que avanza, es decir, el paso del tiempo.
- La fuente y el agua, corriente o estancada, como representación de la vida o de la muerte.
- La tarde, la hora crepuscular, que identifica con la nostalgia y la melancolía.
- Las galerías, los túneles y el estado de ensoñación, como caminos de introspección, de viaje hacia el mundo interior.
- El huerto y el jardín, que son la ilusión, la infancia.
Etapa 2: Campos de Castilla y la Generación del 98
En 1907 obtiene la plaza de catedrático en Soria, donde conoce a su gran amor, Leonor. En los dos años que duró su matrimonio, la pareja viaja a París (donde Antonio conoció a Bergson), Leonor enferma y muere, momento en el que Machado se traslada a Baeza. A este momento de su vida pertenece Campos de Castilla, un libro heterogéneo en el que asoman temas de la Generación del 98: así, incluye un bloque de poemas descriptivos de Soria y Castilla (el paisaje castellano se identifica con su sentimiento y recuerda los chopos, olmos, el Duero…), poemas breves y sentenciosos de índole filosófica (“Proverbios y cantares”), poemas críticos con el presente de España (de esa “España de charanga y pandereta, devota de frascuelo y de María”) y un ciclo de poemas dedicados a Leonor, su joven esposa recién fallecida.
Etapa 3: Últimos Años y Exilio
Posteriormente, se trasladará a Segovia, compondrá obras de teatro con su hermano Manuel y tendrá una relación con la poetisa Pilar Valderrama, relación intelectual que dará lugar a las Canciones a Guiomar. Su vida terminará poco después. En enero de 1939, junto a su madre, su hermano y la mujer de este último, cruzarán la frontera. Su destino era Francia, el exilio; pero el viaje minó su salud y le impidió disfrutar de la vida al otro lado de la frontera, muriendo al día siguiente de llegar a Colliure, en 1939. A estos últimos años también pertenece su libro Nuevas canciones o las Poesías de la guerra, textos en los que se acerca a la poesía tradicional popular (que había conocido de la mano de su padre).
Juan Ramón Jiménez (Moguer, 1881 – San Juan, 1958)
De Moguer (Huelva) es el segundo de los poetas de este tema: Juan Ramón Jiménez, uno de los autores españoles más puramente modernistas (él se consideraba tan vanguardista que se erigió a sí mismo como líder de las vanguardias y de la Generación del 27). Estuvo también vinculado a la ILE y a la Residencia de Estudiantes, cuyas publicaciones dirigió y cuyos jardines y biblioteca diseñó. Al igual que Machado, la guerra le hizo exiliarse, si bien optó por América; allí, fue profesor en la Universidad de Puerto Rico hasta su muerte, dos años después de haber recibido el Nobel de Literatura (en 1956). Es uno de los grandes poetas del siglo XX, pese a su complejidad. Se consagró a la literatura con más fe que los sacerdotes de las novelas de sus contemporáneos (recordemos a San Manuel Bueno, mártir, de Unamuno, que perdía su fe) y su poesía refleja su constante búsqueda del ideal poético, de la eterna belleza. Al igual que con Machado, es posible dividir su obra en tres etapas:
Etapa 1: Poesía Modernista o Sensitiva
Amigo de Rubén Darío, en títulos como Ninfeas o Arias tristes, depura la retórica modernista y evoluciona hacia una lírica más introspectiva; utiliza el alejandrino y símbolos del decadentismo (jardines, fuentes, atardeceres…). Los temas característicos de esta etapa son el anhelo de infinito, de eternidad, y la muerte, tristeza, nostalgia o melancolía.
Etapa 2: Poesía Pura o Intelectual (1916-1936)
El inicio de esta etapa coincide con su matrimonio con Zenobia Camprubí, tras el cual publica Diario de un poeta recién casado, un viaje real y simbólico a un tiempo, en el que Nueva York simboliza la deshumanización del hombre, pero sin olvidar el vitalismo (“¡Viva la Primavera!”) e incorpora innovaciones formales como el verso libre o el poema en prosa. A esta etapa pertenecen también otros títulos (Eternidades, Piedra y cielo). Los símbolos de esta etapa son el mar (mediante el cual el poeta busca su esencia) y los nombres (“¡Intelijencia, dame / el nombre exacto de las cosas!”).
Etapa 3: Poesía Verdadera (Últimos Libros)
Coincide con su exilio en Puerto Rico, y en los títulos de este momento (Animal de fondo, La estación total, Espacio…) ahonda en los temas de la segunda época: búsqueda del ideal, la belleza descrita como dios…, en relación con el hinduismo o el panteísmo, corrientes que influyeron en él. Quizás su obra magna sea Espacio, un extenso poema en prosa en el que bucea en su propia conciencia mediante la fusión de todos los tiempos y espacios en los que ha vivido (Sevilla, Madrid, Nueva York, Miami, Moguer…) y ante la incertidumbre de la muerte.
Legado y Conclusión
En definitiva, son estos dos grandes nombres de nuestra literatura, cuya obra estuvo ligada a su vida y seguirá ligada a la nuestra. Así, Aurora Luque escribirá, ya en el siglo XXI, “Mi vida son recuerdos de un vaso de nocilla”, haciéndose eco del patio del autor sevillano que nos dejó, casi a modo de cancioncilla popular, esa vida que es el camino que el caminante “hace al andar”.
