Etapa Inicial: La Deshumanización (1920-1927)
Cuatro son las tendencias básicas de la lírica de la Generación del 27 durante este período inicial de deshumanización:
- Poesía pura
- Vanguardismo
- Neopopularismo
- Clasicismo
El Impacto del Vanguardismo
En los inicios, estos poetas se sienten atraídos por los movimientos de vanguardia, especialmente por el Ultraísmo y el Creacionismo. Por ello, empiezan a colaborar con revistas que defienden la estética renovadora como Grecia y Ultra, y componen caligramas a la vez que tratan en sus poemas temas maquinistas en la línea del Futurismo.
A esta tendencia vanguardista pertenecen:
- Imagen y Manual de espumas de Gerardo Diego.
- Cal y canto de Rafael Alberti.
- Algunos poemas de Pedro Salinas, como los dedicados a la máquina de escribir, el teléfono o la bombilla.
La Búsqueda de la Poesía Pura
A partir de 1926, disminuye su entusiasmo por las vanguardias y encaminan su quehacer literario hacia la poesía pura, hermética y desvinculada de lo sentimental y lo humano. Se sitúan en esta corriente:
- Cántico de Jorge Guillén.
- Presagios, Seguro azar y Fábula y signo de Pedro Salinas.
- Ámbito de Vicente Aleixandre.
- Perfil del aire de Luis Cernuda.
Neopopularismo y Clasicismo Formal
Los primeros intentos de rehumanización se dan con el cultivo de una poesía popular que bebe de la tradición medieval y renacentista, recogida en las antologías cortesanas de los siglos XV y XVI. En esta corriente situaríamos a:
- Rafael Alberti con Marinero en tierra (donde muestra su añoranza por el mar de Cádiz que hubo de abandonar por motivos escolares), La amante y El alba del alhelí.
- Federico García Lorca con Poemas del cante jondo y Romancero gitano (obra en la que el poeta granadino presenta la pena de la Andalucía profunda a través de los gitanos, como símbolo de grupo étnico perseguido tradicionalmente por su espíritu libre).
- El Romancero de la novia de Gerardo Diego.
- Los Poemas puros. Poemillas de la ciudad de Dámaso Alonso.
De forma paralela, estas dos últimas tendencias (pura y neopopular) se ven impregnadas de un clasicismo formal perceptible en el esmero con que algunos integrantes del grupo cultivan las formas métricas consagradas por nuestra tradición literaria de los Siglos de Oro (los sonetos al modo de Garcilaso de la Vega, la lira de San Juan de la Cruz o Fray Luis de León).
Asimismo, la conmemoración del tercer centenario de Luis de Góngora consagra al poeta cordobés como modelo de estilo por la brillantez de su lenguaje, y su huella se detecta en aquellos años (Neogongorismo) en obras de raigambre neopopularista como los ya citados Marinero en tierra y Romancero gitano.
La Rehumanización y el Compromiso Social (Década de 1930)
Contexto Histórico y Cambio de Conciencia
La década de los 30 constituye un período convulso en las sociedades occidentales: el hundimiento de la Bolsa de Nueva York en 1929, la irrupción de los fascismos en Europa y el enfrentamiento civil en la España republicana sacuden las conciencias de los escritores. Por este motivo, los autores del 27 manifiestan ahora interés por los temas humanos y adoptan una actitud de compromiso ante los problemas de su tiempo. Se produce así un proceso de rehumanización que se plasma en tres corrientes fundamentales: la poesía surrealista, la neorromántica y la social.
El Surrealismo y el Subconsciente
El Surrealismo pretende revelarnos una realidad superior, una superrealidad, ofreciendo una imagen totalizadora del ser humano en la que se ponga de relieve su faceta oculta, lo que está en el subconsciente. Para alcanzar este objetivo recurre a varias técnicas, entre las que sobresalen la escritura automática o la interpretación de los sueños. Los libros más representativos de esta tendencia son:
- Espadas como labios y La destrucción o el amor de Vicente Aleixandre.
- Sobre los ángeles de Rafael Alberti.
- Poeta en Nueva York de Federico García Lorca.
El Neorromanticismo Amoroso
Por otro lado, pervive en estos años el gusto por la tradición clásica, centrándose ahora en la figura del poeta romántico Gustavo Adolfo Bécquer. Surge así el Neorromanticismo en obras como La voz a ti debida y Razón de amor de Pedro Salinas, poemarios en los que se refleja una visión gratificante y jubilosa del sentimiento amoroso.
De otra parte, la poesía amorosa de Luis Cernuda figura con tres obras:
- Un río, un amor.
- Los placeres prohibidos (de estética surrealista ambos).
- Donde habite el olvido.
En el primero plasma su frustración por la imposibilidad de cumplir sus expectativas amorosas, expectativas que concreta en la segunda obra cuando reivindica su derecho a gozar de un amor (el homosexual) que las normas sociales y religiosas de la época condenaban. En la última de las obras, expresa cómo las pasadas y fracasadas experiencias amorosas dejan un poso de amargura y desesperación en el ánimo de este poeta sevillano.
Poesía de Compromiso y Guerra Civil
Durante la Guerra Civil, algunos de los poetas del 27 adoptan posturas muy activas de defensa de la causa republicana, contribuyendo a la creación de una poesía de compromiso político y social. Así, destacan El poeta en la calle (Alberti) o Llanto en la sangre de Emilio Prados.
La Etapa de Posguerra: Exilio y Desarraigo
Al terminar la Guerra Civil, Lorca ha sido asesinado, y la mayoría de sus compañeros han partido hacia el exilio, permaneciendo en España solo Dámaso Alonso, Vicente Aleixandre y Gerardo Diego. Siguen así caminos estéticos diferentes.
- Gerardo Diego se inclina por una poesía clasicista con Amazona y Canciones a Violante, obras que influyen en la poesía arraigada de los años 40.
- El resto de los integrantes vivos de la Generación padecen un profundo sentimiento de desarraigo, ya sea en el exterior del exilio americano, ya sea en el interior de quienes se quedan en el país.
Los que sufren el destierro alternan en sus composiciones las críticas contra los vencedores, la condena de los horrores de la guerra y la denuncia del materialismo moderno (tendencia social) con la evocación nostálgica de la patria perdida, la añoranza de los amigos y las ansias de regresar. Es el caso de Alberti con Entre el clavel y la espada; Pedro Salinas con Todo más claro o Guillén con Clamor.
Dentro de España, Dámaso Alonso (Hijos de la ira) y Vicente Aleixandre (Sombra del paraíso) sufren una gran desazón existencial que da lugar al movimiento poético de los años 40 que denominamos como poesía desarraigada.
