La Novela Española Contemporánea: Tendencias y Autores Clave desde 1975

Contexto Sociopolítico y Literario Postfranquista

Con la muerte de Franco (20 de noviembre de 1975) y la llegada de la democracia, la vida cambia sustancialmente en nuestro país. A esta transformación contribuyeron la generalización de las libertades, el acercamiento cultural y económico al resto de Europa y el poder que adquieren los grandes grupos de comunicación de masas. La entrada en la OTAN y en la Comunidad Económica Europea terminaron por hacer de España un estado moderno que acabó con su aislamiento.

En lo que respecta a la literatura, el ambiente de libertad permitió un mejor conocimiento de la literatura española en Europa y de la literatura occidental en España. A ello contribuyó significativamente la desaparición de la censura, lo que supuso la publicación de novelas españolas prohibidas, expurgadas o inéditas en nuestro país y la recuperación de la obra de los escritores exiliados.

Generaciones de Narradores y Mercantilización Literaria

Conviven en este periodo varias generaciones de narradores: autores de posguerra (Camilo José Cela, Miguel Delibes, Gonzalo Torrente Ballester…), novelistas de las décadas de los 50, sesenta y setenta (que siguen publicando: Juan Goytisolo, Juan Marsé, C. Martín Gaite…) y escritores dados a conocer ya después del franquismo (Rosa Montero, Antonio Muñoz Molina, Luis Landero, Álvaro Pombo, Javier Marías, Atxaga…). El auge de los grupos de comunicación y la generalización de la cultura crean una amplia masa de lectores que demandan novelas entretenidas, por lo que la literatura se mercantiliza. Aparece en estos años una gran producción variada en cuanto a temas, estilo y calidad de las obras, aunque no existe, al igual que en el resto del mundo, una corriente dominante. Finalmente, la decisiva incorporación de mujeres al mundo literario aporta nuevos enfoques a la novela y da testimonio igualmente de la transformación social.

La Novela Española desde 1975: Evolución y Tendencias

Transformación de la Novela Postdictadura

En los últimos años de la dictadura, abunda la novela experimental e intelectualizada de la década anterior, más atenta a la forma que al contenido (Miguel Espinosa, Julián Ríos). Se trata de profundizar en las posibilidades de la narración y llevar al extremo los experimentos narrativos de la década de los 60. Esta tendencia se modificará nuevamente en los últimos años de la década de los 70, cuando decae el experimentalismo y se tiende a escribir un tipo de novela más dedicado a contar historias; así, abundan los temas policíacos, la novela histórica, la ciencia ficción…

La apertura que propició el advenimiento de la democracia facilita la libertad de expresión a través de los distintos medios de comunicación, por lo que la novela deja de ser un medio de denuncia y evoluciona en multitud de tendencias que abandonan la posguerra para centrarse en el mundo contemporáneo o el pasado histórico más remoto.

Eduardo Mendoza: Pionero de la Nueva Narrativa

Muy representativo de esta época y de su cambio de orientación es Eduardo Mendoza con su obra, La verdad sobre el caso Savolta (1975). En ella equilibra la importancia del argumento con un tratamiento narrativo innovador: perspectivismo narrativo, complejidad estructural, de igual forma que combina los hechos históricos ocurridos en Barcelona entre 1917 y 1919 con la peripecia individual de su protagonista, Javier Miranda. La combinación de las características de la novela renovadora con la peripecia y la intriga policíaca propiciaron el acercamiento al público y su éxito editorial, dos de los rasgos más notables de esta época.

Eduardo Mendoza (1943) marca con La verdad sobre el caso Savolta (1975) el inicio de una nueva narrativa que no abandona los procedimientos narrativos innovadores, a la vez que incorpora el interés por mostrar y criticar la realidad sociopolítica de España en diferentes épocas históricas. La novela de 1986, La ciudad de los prodigios, responde a este mismo interés, ya que examina el desarrollo de la capital catalana hasta 1929, y lo mismo ocurre en Riña de gatos. Madrid 1936 (2010), si bien su interés se ha reorientado en esta novela hacia los inicios de la Guerra Civil.

Este escritor a menudo examina la sociedad desde la perspectiva de personajes marginales, de ahí el peculiar humor, el espíritu irreverente y escéptico que es propio de su narrativa. Así ocurre en El misterio de la cripta embrujada (1979) y El laberinto de las aceitunas (1982), relatos policíacos con tintes paródicos, protagonizados por un detective recién salido del manicomio que recupera en La aventura del tocador de señoras (2001), El enredo de la bolsa o la vida (2012) y El secreto de la modelo extraviada (2015). La marginalidad llevada a los extremos más hilarantes caracteriza igualmente al extraterrestre protagonista de Sin noticias de Gurb (1990), novela en la que presenta la transformación de Barcelona, previa a los Juegos Olímpicos.

Características de la Novela Española Post-1980

A partir del éxito de La verdad sobre el caso Savolta, la mayoría de los autores que se han dado a conocer en los años 80 se orientan hacia formas narrativas más tradicionales: se vuelve a un relato con un argumento trabado, narrado linealmente, en el que la intriga tiene gran importancia. Por lo demás, es difícil señalar tendencias compartidas.

Lo que sí puede apuntarse es la consolidación de algunas de las líneas que aparecieron en la década anterior y que, a veces, se llevarán hasta sus últimas consecuencias: de una parte, el intimismo, con una variada gama de problemas personales o existenciales; de otra parte, el gusto por contar historias, sobre todo de corte realista, pero sin propósitos testimoniales o sociales. También es cierto que se ha señalado que estos autores no pretenden, en general, «explicar el mundo», sino solo contar experiencias.

Rasgos Distintivos:

  • El cansancio de los excesos de la experimentación origina que una gran parte de los autores vuelvan a la narración tradicional, al estilo de los autores realistas del XIX o de los escritores de la Generación del 98. Se elimina la complejidad formal a favor de un mayor acercamiento al público.
  • Variedad temática y estilística, aunque con cierto predominio del realismo. Conviven la novela ambientada en el pasado y la visión del presente; la realidad se combina con los relatos fantásticos, de humor, policíacos, eróticos o paródicos.
  • Inclinación a plasmar lo personal, lo privado en la novela. No se realiza un análisis complejo del mundo, ni hay personajes de envergadura; el narrador suele ser el protagonista. En la novela más reciente, la autoficción es una tendencia que se consolida.
  • La influencia de los medios de comunicación impulsa el gusto por géneros como la novela-reportaje, siguiendo el esquema del periodismo de investigación. Los autores se popularizan como creadores y recreadores de opinión en los distintos medios de comunicación (prensa, radio y televisión). El término inglés best seller se asienta entre nuestros autores como sinónimo de calidad y triunfo.
  • Atención a lo formal: son obras bien escritas, pero no profundizan en las posibilidades creativas del lenguaje. El estilo es realista y tradicional, y se utiliza la frase corta, lo que supone una menor dificultad para el lector.

Aspectos Clave de la Novela Española Reciente:

  1. El carácter aglutinador. Acoge prácticamente todas las tendencias, modalidades, discursos, temas, experiencias y preocupaciones personales.
  2. La individualidad. Cada novelista elegirá la orientación que le resulte más adecuada para encontrar un estilo propio con el que expresar su mundo personal y su particular visión de la realidad.
  3. El triunfo de la novela de género: destaca el éxito de la novela policíaca e histórica.

Principales Tendencias Temáticas en la Nueva Narrativa

No resulta fácil discernir en la nueva narrativa unas corrientes o escuelas definidas, aunque sí es posible identificar ciertas tendencias temáticas. Las más relevantes son las siguientes:

  1. Novela policíaca y de intriga. Casi siempre influida por la novela y el cine negro americanos. Presenta una intriga poderosa que atrae al lector. Este subgénero resurge con especial fuerza. Entre sus cultivadores destacan Manuel Vázquez Montalbán, autor de una serie protagonizada por el detective privado Pepe Carvalho, y Arturo Pérez-Reverte, con La tabla de Flandes (1990), El club Dumas (1992) o La Reina del Sur (2002). Diversas novelas de Antonio Muñoz Molina como Plenilunio pueden etiquetarse como novela policíaca. Hay que citar también la serie de los guardias civiles Chamorro y Bevilacqua de Lorenzo Silva, cuya última salida es El mal de Córcira de 2020.
  2. Novela histórica. Se vuelve al pasado histórico, distanciándose de los hechos con una visión paródica. Se pueden citar como ejemplos El oro de los sueños, de José María Merino; El hereje (1998), de Miguel Delibes, y La vieja sirena (1990), de José Luis Sampedro, así como la saga protagonizada por el capitán Alatriste, de Pérez-Reverte, ambientada en el Siglo de Oro.
    En los últimos años son frecuentes las novelas históricas contextualizadas en épocas cercanas, especialmente en la Guerra Civil, como Soldados de Salamina (2001), de Javier Cercas; La voz dormida (2002), de Dulce Chacón o la obra de Alberto Méndez, Los girasoles ciegos. En esta temática se inserta la hexalogía de Almudena Grandes, Episodios de una guerra interminable, a la que pertenece El lector de Julio Verne.
  3. Novela de la reflexión íntima. Se vuelve a lo privado y al análisis psicológico de los personajes. Se recrea la infancia y la juventud de una manera lírica, ubicándola a veces en espacios rurales y legendarios. Son novelas psicológicas, novelas de aprendizaje y crónicas generacionales. Obras representativas de esta tendencia son Mortal y rosa (1975), de Francisco Umbral, sentida reflexión sobre la muerte escrita con brillante estilo, o El desorden de tu nombre, de Juan José Millás, que combina la introspección psicológica con la reflexión literaria. Destacan las obras de Josefina Aldecoa: Historia de una maestra (1990) y Mujeres de negro (1994).
  4. Novela de la memoria y del testimonio. La memoria de una generación y el compromiso son los temas básicos de esta corriente, en la que se encuadran novelistas como Rosa Montero, con Te trataré como a una reina (1981), defensa de la condición femenina, y Luis Mateo Díez, con La fuente de la edad (1994), crítica lírica y humorística de la vida provinciana.

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