La Ruptura Literaria tras la Guerra Civil
La Guerra Civil y el inicio de la dictadura franquista supusieron una ruptura total con la literatura inmediatamente anterior. Sus consecuencias políticas, sociales, económicas e ideológicas marcaron decisivamente la labor literaria de la posguerra. La creación novelesca se vio condicionada por varios factores esenciales:
- Censura y autocensura: Una fuerte censura o autocensura que impidió afrontar de forma directa temas políticos o sociales.
- Falta de referentes: Los narradores del momento fueron incapaces de continuar con el espíritu creativo anterior a la guerra. Además, pesaba la prohibición sobre determinados escritores españoles y extranjeros, lo que impedía a los escritores jóvenes conocer los mejores modelos literarios.
Novela de los Años 40: Idealismo y Realismo Existencial
En esta década es fundamental distinguir entre los novelistas que permanecieron en España y aquellos que se vieron forzados al exilio.
Novelistas que permanecieron en España
Entre los novelistas que se quedaron en España encontramos dos posturas claramente diferenciadas: el idealismo de quienes fueron afines al régimen y el realismo existencial de quienes indagaron sobre el sentido de la existencia dentro del ambiente opresivo del país.
1. Novela Idealista
En esta corriente se sitúan novelas que ensalzan los valores del franquismo, tradicionalistas y católicos, que generalmente son narraciones tópicas y superficiales. Entre estos autores se encuentran:
- Rafael García Serrano: Destaca con obras como Eugenio, novela protagonizada por un joven e idealista héroe falangista, o La fiel infantería, que celebra los valores guerreros y la intransigencia del nuevo régimen.
- Gonzalo Torrente Ballester: Su novela Javier Mariño es también idealista. En ella, un joven burgués, en busca del sentido de la vida, se enamora en Francia de una joven comunista, y a su regreso a España acaba abrazando la causa franquista.
2. Realismo Existencial
Las novelas existenciales reflejan la miseria moral y material que produjo el ambiente de la posguerra en unos personajes que encarnan la frustración. Son personajes marginales, inadaptados, angustiados y desarraigados. En última instancia, lo que se muestra entre líneas es el descontento del hombre, el desasosiego y el malestar ante el momento histórico concreto. Algunas de las novelas que siguen esta corriente son:
- La familia de Pascual Duarte (Camilo José Cela): Emplea la técnica del tremendismo, es decir, un realismo centrado en los aspectos más duros y sórdidos de la vida. Está protagonizada por personajes marginados y sus tramas incluyen la violencia; su lenguaje es duro y expresivo. El personaje de Pascual Duarte, que vive en un pueblo de Extremadura, solo conoce la violencia como forma de solucionar los problemas. Como un nuevo pícaro, narra su biografía para que entendamos cómo ha llegado a ser un condenado a muerte.
- Nada (Carmen Laforet): Cuenta la historia de Andrea, una chica que se traslada a casa de su abuela en Barcelona para estudiar en la universidad. Se ambienta en la Barcelona de posguerra, un escenario gris y depresivo, dominado por la resignación y los rencores ocultos. Es una novela pesimista, pero no desesperanzada, pues Andrea tiene la oportunidad de rehacer su vida marchándose de allí.
- La sombra del ciprés es alargada (Miguel Delibes): Nos presenta a Pedro, que, huérfano desde la infancia, va a parar a Ávila para su educación, al hogar sombrío de don Mateo Lesmes. Este le inculcará la creencia de que para ser feliz hay que evitar toda relación con el mundo, toda emoción o afecto. Los acontecimientos de su vida darán la razón a don Mateo.
El Exilio Literario
Los novelistas exiliados constituyeron un grupo numeroso y no resulta fácil agruparlos, ya que apenas existían rasgos comunes entre ellos. No obstante, en todos se observan, al principio, ciertas semejanzas:
- La rememoración en sus textos del conflicto bélico y de la España que abandonaron.
- La presencia de los nuevos lugares de acogida.
- La reflexión sobre temas que afectan a la existencia del hombre.
Destacan los siguientes autores:
- Francisco Ayala: Aunque comenzó ligado a las vanguardias, su obra evolucionó hacia una representación crítica de la vida. Su obra se consolidó con libros críticos con las dictaduras en los que medita sobre la condición humana, como Muertes de perro o El fondo del vaso, secuela del anterior.
- Max Aub: Pasó de sus novelas vanguardistas a escribir entre 1943 y 1968 la serie El laberinto mágico.
- Ramón J. Sender: Escribió la mayor parte de su obra en su exilio mexicano. Tras la guerra comienza la serie de nueve relatos Crónica del alba, donde recrea su propia infancia y adolescencia. Más tarde, en Réquiem por un campesino español, reaparece el tema de España.
- Rosa Chacel: Con un estilo cuidado, destaca por el estudio psicológico de los personajes. Entre otras obras, publica en el exilio Memorias de Leticia Valle y Teresa, biografía novelada de Teresa Mancha.
Novela de los Años 50: El Realismo Social
En los años cincuenta, la necesidad de ofrecer un testimonio de la realidad de la época (las migraciones del campo a la ciudad y el hacinamiento en barrios obreros y suburbios) condujo a los escritores a narrar historias del presente, en un intento de despertar la conciencia del lector. Dentro del realismo social se encuentran dos tendencias: el realismo objetivista y el realismo crítico.
No obstante, no siempre resulta fácil distinguir entre los escritores de una u otra tendencia, porque difícilmente se logra la objetividad plena y porque en todos ellos hay una intención crítica más o menos explícita.
Características de la Novela Social
Las novelas de este período se caracterizan por los rasgos siguientes:
- Personaje colectivo y objetivismo: La importancia del personaje colectivo y la tendencia al objetivismo hicieron que disminuyera la relevancia del narrador y se incrementara el diálogo.
- Ambientación: Los ambientes son muy variados: urbanos, rurales, la vida burguesa o el mundo obrero.
- Temática social: El tema tratado es la sociedad española. Es decir, interesa lo colectivo: de los conflictos individuales se desplazan a los sociales. En última instancia, estas novelas sirven como vehículo de denuncia de las injusticias sociales.
- Realismo crítico: El escritor procura poner el foco en los aspectos más duros y miserables de la sociedad de la posguerra.
Autores y Obras Clave del Realismo Social
- Camilo José Cela: Inaugura esta tendencia con La colmena. Se produce una ruptura cronológica, con muchos argumentos sutilmente entrelazados, donde el narrador deja hablar a sus personajes para lograr la objetividad, intentando reproducir el habla real y utilizando la ironía en muchas ocasiones.
- Rafael Sánchez Ferlosio: Recibe el premio Nadal en 1955 por El Jarama. La novela relata la excursión a la ribera del río Jarama de unos jóvenes de Madrid durante dieciséis horas.
- Carmen Martín Gaite: Comenzó a despuntar con las novelas El balneario y Entre visillos, ambas de 1957.
- Ana María Matute: Autora de obras como Los Abel, Fiesta al Noroeste y Pequeño teatro.
- Ignacio Aldecoa: Destacan sus obras El fulgor y la sangre y Gran sol.
