Introducción: El Novecentismo y Juan Ramón Jiménez
Al panorama cultural español de principios de siglo se incorporan jóvenes autores que ya pertenecen por edad a otra generación: la Generación del 14 o Novecentista, formada por un grupo de intelectuales como Ortega y Gasset, autor de La España invertebrada, La deshumanización del arte y fundador de la Revista de Occidente en 1923; Eugenio d’Ors, Gregorio Marañón y Ramón Pérez de Ayala. En el Novecentismo dominan una serie de orientaciones ideológicas y estéticas diferentes a las del Modernismo o Generación del 98, pero que tampoco son aún la ruptura de las vanguardias. Es el momento de la aparición de una lírica nueva, poemas que no se basan en lo sentimental o, que, si lo hacen, lo someten al intelecto. A esta poesía se le llama poesía pura o desnuda. Los poetas principales son Juan Ramón Jiménez, León Felipe y un escritor que estuvo en la vanguardia de todo, Ramón Gómez de la Serna.
Biografía de Juan Ramón Jiménez
Juan Ramón Jiménez (Moguer, Huelva, 1881 – San Juan de Puerto Rico, 1958) descubrió muy pronto su pasión por la poesía, a la que describe como una enamorada que guarda en su casa. Empezó a escribir muy joven, tenía un carácter sensible y una salud débil. La muerte de su padre, cuando él tenía 19 años, le produjo una fuerte crisis por la que estuvo internado en varios sanatorios aquejado de crisis nerviosas. Estudió en los jesuitas y después Derecho en Sevilla. Abandonó sus estudios y se trasladó a Madrid, donde conoció a Rubén Darío. Fue director de las ediciones de la Residencia de Estudiantes. Una persona esencial en su vida será Zenobia Camprubí, una profesora gran conocedora de la literatura india; se casaron en 1916 y se marcharon a América al estallar la Guerra Civil. Residió en Cuba y en Estados Unidos, donde fue profesor en diversas universidades. Finalmente se instalan en Puerto Rico. Zenobia había enfermado gravemente y murió en 1956, y en ese mismo año recibió el Premio Nobel. Existe una película sobre su vida titulada La luz con el tiempo dentro (2015), de Antonio Gonzalo.
Evolución Poética
Su obra es muy extensa, con libros que a lo largo de su vida, en un afán constante de superación, fue repudiando o de los que salvaba algún poema, casi siempre retocado en sus sucesivas selecciones. Las principales son Poesías escogidas (1917), Segunda antología poética (1922), Canción (1936) y Tercera antología (1957). El propio poeta establece las siguientes etapas en su obra:
- Época sensitiva
- Época intelectual
- Época suficiente o verdadera
1. La primera etapa o época sensitiva (hasta 1915)
La influencia del Modernismo se percibe en sus primeros libros, aunque su mundo poético pronto apunta, como el de Bécquer, hacia lo inefable, con unos poemas hechos a partir de sensaciones refinadas por la espiritualidad, y de sutiles estados líricos, con un lenguaje musical. Rimas (1902), además de la huella becqueriana presente ya en el título, deja traslucir la influencia de los simbolistas franceses. Pero el arte de Juan Ramón se hace independiente de cualquier escuela, aunque el simbolismo, ya totalmente asumido, siga influyendo en su poesía casi hasta el final. Arias tristes (1903) y Jardines lejanos (1904) sitúan la poesía en un modernismo intimista y simbolista: sentimientos de soledad y melancolía, inevitabilidad del paso del tiempo, presencia de la muerte, recuerdos, jardines y flores, paisajes otoñales, abundancia de sinestesias, etc. Con el paso de los años su estilo se hace cada vez más depurado, siempre en busca de la belleza absoluta, de la poesía y del espíritu que él intenta fundir con su lirismo esencial interior, sin dejar de ser al mismo tiempo metafísico y abstracto, como se aprecia en Baladas de primavera (1910) o La soledad sonora (1911). Se trata de una poesía más personal, que refleja la búsqueda de lo cotidiano y de la vida sencilla, el descubrimiento del paisaje e identificación con la naturaleza. Hay en buena parte de ellos, un intento de superación del Modernismo. Estío (1916) supone el cambio hacia la segunda etapa, continúa alejándose del Modernismo en busca de una mayor depuración de la palabra. Platero y yo (1914) se convirtió en su obra más popular, escrita durante su estancia en Moguer (1905-11), muestra su anhelo de gozosa armonía con la naturaleza. Hay delicada ironía, sentimiento cordial, ansia de belleza, presencia del medio rural. A veces, la armonía y el orden cósmico se ven amenazados por la violencia, el odio, la injusticia, el dolor y la muerte.
2. La etapa intelectual
Su primer viaje a América y el contacto con la poesía en inglés (Yeats, William Blake, Emily Dickinson, Shelley) marca profundamente esta etapa, vinculada al Novecentismo. Se produce un hecho fundamental: el descubrimiento del mar como motivo trascendente. El mar simboliza la vida, la soledad, el gozo, el eterno tiempo presente. Se inicia asimismo una evolución espiritual que lo lleva a buscar la trascendencia. En su deseo de salvarse ante la muerte, se esfuerza por alcanzar la eternidad, y eso sólo puede conseguirlo a través de la belleza y la depuración poética. Suprime, pues, toda la musicalidad, los adornos para adentrarse en lo profundo, en lo bello, en lo puro, en lo esencial. Es un viaje también hacia la modernidad y hacia la madurez estética.
Diario de un poeta recién casado (1917), escrito básicamente durante su viaje a Estados Unidos, donde conoció y se casó con Zenobia, es uno de los grandes libros de la poesía española, rompe con el Modernismo y abre la poesía a las innovaciones vanguardistas (verso libre, poemas en prosa, enumeraciones caóticas, frases en inglés, uso del collage con anuncios y letreros). Contiene ritmos inspirados por el latir del mar, verso libre, prosa, sugerencias humorísticas e irónicas. El libro supone un canto a la mujer, el mundo marino y Estados Unidos. Este libro supone una nueva concepción poética. La paulatina desaparición de la anécdota conduce a una poesía esencial, poesía pura o desnuda, que busca la expresión de lo inefable a la manera de los antiguos místicos. El cielo y el mar representan la naturaleza concebida en forma panteísta (según DRAE: sistema filosófico de quienes creen que la totalidad del universo es el único dios). En los libros siguientes (Eternidades (1918), Piedra y cielo (1919) y Estación total (1923-36)) la identificación del poeta con la belleza, con la plenitud de lo real, con el mundo, es casi absoluta. La palabra aúna abstracción y realidad, y el poeta se convierte en “total”, que significa “lo universal”. Poeta total, es para él, por tanto, aquel que logra la comunión con el universo, conservando, sin embargo, su voz personal. Los poemas suelen ser ahora breves y densos y el poeta se dirige a la “inmensa minoría”. Los escritos en prosa que formarían posteriormente la galería Españoles de tres mundos (1942) empezaron a publicarse en diarios y revistas en los años inmediatamente anteriores a su exilio.
3. La última etapa –época suficiente o verdadera–
Comprende toda su producción de los años del exilio que comenzó el 22 de agosto de 1936 en Puerto Rico. Para entonces, ya utiliza su característica ortografía (siempre escribía «je, ji», en lugar de «ge, gi», como hizo en el poema “Intelijencia” de Eternidades). En la obra En el otro costado (1936-42) aparece el poema Espacio, en prosa, donde recrea líricamente los conceptos esenciales de esta última etapa (unidad profunda de todo lo existente, evocación caótica de recuerdos de su vida y obra anterior).
Juan Ramón continúa replegado en sí mismo en busca de la belleza y la perfección, aunque no tanto como para no preparar un amplio libro en favor de la República Española, Guerra en España, que nunca pudo ver publicado. Escribió Romances de Coral Gables (1948) sobre el dolor de la soledad y Animal de fondo (1949). Con ellos y el poema ‘Espacio’, Juan Ramón alcanza su “tercera plenitud” determinada por el contacto directo con el mar. La poesía antes que palabra es conciencia; inteligencia que permite al poeta nombrar. En Dios deseado y deseante (1948-49) se llega a la posesión de esa conciencia que se identifica con Dios, un dios que nada tiene que ver con el cristiano. El poeta revisó a lo largo de su vida su obra. El poemario Leyenda (1896–1956), publicado póstumamente en 1978, y en 2006 (Madrid: Visor), recoge la obra poética íntegra, tal como él quiso que se publicara. Su Obra (con mayúsculas, como él quería que se llamara) es inseparable de su vida.
Estilo Poético
En cuanto a su estilo, se puede destacar el cromatismo, sobre todo en el uso de adjetivos (mar azul), el valor simbólico de los colores (viento negro); el uso de la conjunción “o” para enlazar impresiones (un siglo o un instante); los símiles y las metáforas preposicionales (avenidas de mi sueño…) o aposicionales (la molinera, la rosa y la música). Por último, los neologismos como “deseante”.
Conclusión
Sus primeras obras pertenecen al impulso modernista, pero en su madurez literaria representan un nuevo talante ante la literatura, el arte y la realidad española. Su poesía se fue depurando desde el Modernismo hacia la poesía pura, donde la anécdota no interesa y se busca la esencia de las cosas. Es poesía pura, desnuda, pero no es simple ni sencilla. Juan Ramón tenía sed de belleza, de conocimiento y de eternidad. En esta eternidad es donde se pueden poseer la belleza y la verdad absolutas. Es una poesía difícil, elitista, destinada a minorías.