Literatura Española de Posguerra: Novela y Teatro (1940-1975)

La narrativa española durante la dictadura

La narrativa española durante la dictadura puede organizarse en tres etapas fundamentales:

  • La novela de los años 40 (novela existencial y tremendista).
  • La novela de los años 50 (de temática social).
  • La novela experimental de los años 60 y principios de los 70.

La novela en los años 40: existencialismo y tremendismo

En la España de los años 40 coexisten varias tendencias, destacando la novela existencial y la novela tremendista.

En la primera no hay crítica política ni social, sino más bien una desesperanza antropológica, una angustia individual y la sensación de fracaso marcada por la experiencia de la muerte. Estamos ante un relato subjetivista, ya que las historias suelen narrarse bajo la visión del narrador protagonista, en primera persona. La estructura narrativa es tradicional en lo que se refiere al espacio y el tiempo. En esta tendencia se inscriben obras como Nada, de Carmen Laforet, o La sombra del ciprés es alargada, primera novela de Miguel Delibes.

La novela tremendista se trata de una manifestación extrema de la novela existencial, donde se acentúan la atrocidad y la violencia. La novela paradigmática de esta tendencia es La familia de Pascual Duarte, de Camilo José Cela.

La novela social de los años 50

Las novelas publicadas en esta década ofrecen un testimonio crítico de la sociedad española de la época. Dos son sus rasgos característicos: la temática social y su incardinación en la tradición literaria del realismo. Representantes de esta tendencia son Camilo José Cela con La Colmena, Rafael Sánchez Ferlosio con El Jarama y Miguel Delibes con El camino.

Los temas principales son la falta de libertad, las injusticias sociales y las penosas condiciones de vida del pueblo llano en la posguerra. Se documenta una realidad que se juzga por sí misma. El relato suele ser objetivista (guiado por un narrador objetivo), con la influencia de las técnicas cinematográficas, sin aparente intervención del narrador. Los personajes son poco analizados en su psicología porque hay una tendencia al protagonismo colectivo. El diálogo ocupa un lugar pertinente en las novelas. El estilo se caracteriza por recoger los aspectos más superficiales de los registros lingüísticos populares. Se prefiere la narración lineal, y el espacio y el tiempo suelen concentrarse en un lugar y en una pequeña duración externa.

La novela experimental (años 60 y principios de los 70)

En los años 60, debido a la influencia de autores extranjeros (Faulkner, Joyce, Kafka…), el boom de la novela hispanoamericana y el poder de las editoriales, surge la novela experimental. La obra más representativa es Tiempo de silencio (1962), de Luis Martín-Santos. También destacan Señas de identidad (1966), de Juan Goytisolo, y Cinco horas con Mario (1966), de Miguel Delibes, entre otras.

La novela se aleja del testimonio inmediato e irá adquiriendo complejidad y riqueza en el tratamiento de los temas. La realidad no son tanto los hechos como la representación de los mismos en la conciencia del sujeto. Así, el análisis de la realidad se realiza a través del prisma de personajes fuertemente individualizados. Se introduce, por lo tanto, el subjetivismo narrativo, que se traduce en el uso de técnicas como el monólogo interior y el estilo indirecto libre, a menudo combinado con un «tú» autorreflexivo. Desaparece el capítulo como unidad estructural, sustituido por la secuencia o por el párrafo extenso o ininterrumpido. El desorden cronológico complica la estructura, que convierte las novelas en puzles que el lector debe completar. Con respecto al estilo, cobra especial relevancia el léxico, exigente y hermético en muchos casos, pero siempre de alto rango artístico y mayor elaboración. Todo ello las convierte en novelas de difícil interpretación.

A partir de 1975, aunque las novelas presentan todavía elementos de la narrativa experimental, se percibe la recuperación de la trama, rasgo fundamental de la pluralidad de tendencias de la narrativa de esta nueva etapa.

El teatro español de posguerra

El teatro de los años 40 está condicionado por dos circunstancias: la falta de figuras de referencia para impulsar un teatro innovador y el férreo control de la creación escénica ejercido por la censura franquista. El estreno de Historia de una escalera de Antonio Buero Vallejo en 1949 llevará a la eclosión del realismo social en la década de los 50.

El teatro en la primera posguerra (hasta 1950)

Los rasgos principales son la preferencia por la comedia y su carácter escapista. Diferenciamos dos líneas dramáticas:

  • La comedia burguesa: Es la vieja comedia de enredo pero modernizada, con un humor de tono elegante, un «aire familiar» y un «final feliz». Tiene diálogos ingeniosos donde se muestra la moral típica del grupo. Las figuras más importantes son Jacinto Benavente o Edgar Neville con El baile.
  • La comedia del disparate: Caracterizada por un humor absurdo ajeno a la realidad de la época, de raíz vanguardista. Miguel Mihura y Enrique Jardiel Poncela son las figuras destacadas. Miguel Mihura escribió Tres sombreros de copa, que contiene un humor total y radical, con unos diálogos inconcebibles que enmascaraban la imposibilidad del amor, la comunicación y la libertad. Jardiel Poncela buscaba la irrealidad pura por medio del absurdo lógico. Obras destacadas son Cuatro corazones con freno y marcha atrás y Eloísa está debajo de un almendro.

El teatro social de los años 50

Se inicia la renovación gracias a la aparición de Historia de una escalera. El teatro poco a poco deriva hacia lo social y lo realista, un teatro de testimonio y compromiso. Los temas que tratan son cercanos a los de la poesía social: conflictos personales y colectivos, falta de libertad, marginación y desigualdad social. El género predominante es el drama y el lenguaje es realista, cargado de símbolos e imágenes. En España, el teatro oscila entre el humanista de Buero Vallejo y el de agitación de Alfonso Sastre.

Grandes dramaturgos del realismo social

Antonio Buero Vallejo

Su carrera se inicia con Historia de una escalera y, a partir de ahí, cada obra que escribe cosecha un gran éxito. Escribe un teatro humanista en defensa de la dignidad del hombre de forma indirecta, como una alegoría sobre el ser humano.

  • Primera etapa (Teatro realista): Historia de una escalera rompió la censura teatral y supuso la reaparición del realismo. Expone los problemas de cada día en torno a una muda escalera que une a todos los personajes a lo largo de treinta años.
  • Teatro simbolista: En En la ardiente oscuridad, solamente uno de los personajes intenta alterar el orden establecido y es asesinado.
  • Segunda etapa (Teatro histórico): El sueño de la razón se centra en los últimos años de vida del pintor Goya y su sordera, que simboliza la incapacidad de algunos para oír el sentido de la realidad. Introduce los «efectos de inmersión». El tragaluz o Las meninas también forman parte de este grupo de obras historicistas.
  • Tercera etapa (Teatro de reflexión): Grupo de obras dedicado a investigar y profundizar en el tema de la tortura y el asesinato por razones políticas. Destaca La Fundación.

Alfonso Sastre

Es un intelectual que ha construido un teatro acuciante y poderoso. Irrumpe en escena con Escuadra hacia la muerte. Por un lado, puede entenderse como una tragedia antibelicista, en la que se incita contra la tiranía; por otro, se trata de una reflexión sobre la necesidad de asumir el peso de la libertad y de los propios actos. Evoluciona hacia un teatro de agitación social y política. En La taberna fantástica denuncia el abandono social en el que viven los jóvenes de los arrabales de Madrid. El teatro de Sastre ofrece una ausencia consciente de emocionalismo y un esquema racionalista. Otros autores del realismo social son Lauro Olmo, José María Rodríguez Méndez o Carlos Muñiz.

El teatro renovador y experimental

Hacia los años 70 se produce un movimiento de renovación teatral que se opone a la estética realista. Se busca un nuevo lenguaje basado en el espectáculo, en la escenografía y en las técnicas audiovisuales. Un ejemplo de este teatro es La Torna (1977), del grupo Els Joglars, que trataba sobre la ejecución de Heinz Chez mediante garrote vil.

Estudio de obras clave

La Fundación de Antonio Buero Vallejo

El dramaturgo Antonio Buero Vallejo es considerado una figura capital dentro del teatro posterior a la Guerra Civil. Escribe La Fundación y la estrena en 1974, cuando ya contaba con una gran trayectoria dramática gracias a obras como Historia de una escalera. Esta obra pertenece a la tercera etapa de su producción. En ella utiliza el efecto de inmersión, con el que pretende provocar la catarsis en el espectador y llevarlo a la reflexión.

Argumento y temas fundamentales

La obra transcurre en una habitación compartida por seis hombres en una supuesta fundación en la cual cada uno trabaja en cosas distintas. Mantienen unas oscuras relaciones. Parece como si Tomás fuese la víctima de una conspiración urdida por los demás. En la segunda parte se desvela poco a poco el misterio: Tomás, que sufre un trastorno mental, fue pillado y delató a sus compañeros. Una vez desvelado el misterio, no acaban de confiar en él. Había sospechas de que un delator estaba informando sobre su plan de escape. Al final, llegan a la conclusión de que es Max, y Lino lo tira por la barandilla. El final es abierto, no se aclara si escapan, pero todo vuelve al principio de la historia.

Los temas fundamentales son:

  • Relacionados con la política y el pensamiento liberal: la lucha por la libertad, la crítica frente a la violencia.
  • De interés ético: el contraste entre locura y cordura, ficción y realidad, y mentira y verdad.

Lugar, tiempo y acción

  • Lugar: La acción transcurre en un país desconocido, buscando la inconcreción geográfica. La obra mantiene la unidad de lugar, ya que todo sucede en el mismo espacio, que es una proyección del pensamiento de Tomás en el escenario.
  • Tiempo: Se pueden distinguir tres dimensiones. El tiempo en que la obra transcurre es sobre los años 70. Los hechos se presentan in medias res. El tiempo interno tiene un carácter circular.
  • Acción: Hay dos tramas, y ambas se resuelven en la segunda parte. La primera es el descubrimiento de Tomás sobre la realidad (su anagnórisis), y la segunda es el plan de fuga, con el descubrimiento del delator y el final abierto. Tomás es el personaje focalizador. La estructura es circular.

Crónica de una muerte anunciada de Gabriel García Márquez

La obra fue publicada en 1981 por Gabriel García Márquez, un escritor polifacético y comprometido con su país. Empezó como periodista y, en el momento de la publicación de esta obra, ya era un escritor muy conocido del boom de la novela hispanoamericana. También era célebre por el realismo mágico. Recibió el Premio Nobel de Literatura en 1982.

Estructura

Se divide en cinco partes sin numerar, cada una de las cuales gira en torno a un personaje o acción:

  • Primera parte: Santiago Nasar y su familia.
  • Segunda parte: Bayardo San Román y su relación con Ángela Vicario.
  • Tercera parte: Los hermanos Vicario.
  • Cuarta parte: La autopsia de Santiago Nasar.
  • Quinta parte: Los momentos previos a la muerte del protagonista.

Punto de vista y enfoque narrativo

La voz que narra es la del propio García Márquez, que actúa como un cronista que va a reconstruir la historia según los testimonios que recoge. También es testigo y partícipe de la acción. Se sirve de la correspondencia con la madre de Santiago Nasar, el informe jurídico, el informe de la autopsia y los testimonios de los testigos. Las conversaciones se presentan en estilo directo.

Gracias al perspectivismo, al haber tanta polifonía, los testimonios de los personajes a veces coinciden y otras se contradicen. Es una novela de enfoque polivisional, ya que presenta varios puntos de vista. También se ha comparado esta ruptura múltiple de la realidad con el enfoque del cubismo pictórico.

Se combinan varias personas narrativas y enfoques:

  • Cronista: narrador objetivo en tercera persona.
  • Narrador que tira de recuerdos: narración en tercera persona con enfoque omnisciente.
  • Personaje y narrador: narración en primera persona subjetiva.
  • Testigo más que protagonista: uso de un «yo plural» con la distancia de la tercera persona.

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