Literatura Española Post-1939: Novela y Poesía del Siglo XX

La narrativa española después de 1939

El conflicto bélico civil que vivió España entre 1936 y 1939 condicionó completamente la actividad cultural subsiguiente. La literatura se convirtió en una vía de escape para unos, o en un instrumento de denuncia para otros. Durante los años cuarenta, autores como Camilo José Cela con La familia de Pascual Duarte (1942), Carmen Laforet con Nada (1944) o Miguel Delibes con La sombra del ciprés es alargada (1947) abrieron nuestra literatura a una actitud de compromiso con la realidad, de realismo. Los autores que les siguieron repitieron los mismos modelos narrativos, basados en el reflejo fiel de la sociedad española de los años cuarenta y cincuenta.

La censura y la imposibilidad de publicar novelas extranjeras en nuestro país condicionaron mucho el panorama literario, hasta el punto de que la novela se circunscribió a los contenidos sociales y a la crítica más o menos solapada al régimen de Franco. Durante los años sesenta comenzó a agotarse esta fórmula, y a los contenidos sociales se les añadieron algunas innovaciones estructurales y argumentales, que vinieron a enriquecer las técnicas narrativas. Luis Martín Santos fue fundamental para entender la renovación de la novela en los años sesenta.

A partir de los setenta, sobre todo desde el final de la dictadura de Franco, las tendencias novelescas se diversificaron y fue muy difícil dar unas características comunes a todas ellas. Hoy la novela es el género literario más demandado y más cultivado por los propios autores. De hecho, tanto la poesía como el teatro están en claro retroceso frente al empuje de la novela.

La novela de los años sesenta: entre la preocupación social y el experimentalismo

Durante la década de los sesenta no se perdió la novela comprometida socialmente, aunque como se ha visto, ya desde los últimos años de la década de los cincuenta se detectó un cierto agotamiento de esta tendencia y una clara evolución hacia la experimentación y la renovación. Autores como Luis Goytisolo o Juan Goytisolo constituyeron la avanzadilla de las nuevas tendencias.

Además, los escritores españoles se dejaron influir por los autores europeos (Proust, Kafka, Joyce), norteamericanos (Faulkner, Dos Passos) o latinoamericanos (Vargas Llosa, Cortázar, García Márquez), de manera que las novelas pasaron a ser más complejas y experimentales, quizás dirigidas a un lector con mejor preparación intelectual que en los años cincuenta. Las novedades no afectaron solo al argumento o la estructura, también a la ortografía, ya que algunos autores suprimieron los signos de puntuación o los párrafos, y es frecuente que se mezclen los géneros.

Ya no se pretendía solo denunciar la situación social, sino que también se perseguía la belleza formal, es decir, que la novela constituyera un producto bello en sí mismo. La experimentación contribuyó a esta finalidad con la introducción de otros elementos, como el perspectivismo argumental o los continuos saltos hacia atrás o hacia adelante en el argumento. Tres novelas fueron consideradas los modelos de las nuevas tendencias:

  • Tiempo de silencio (1962) de Luis Martín Santos
  • Señas de identidad (1966) de Juan Goytisolo
  • Volverás a Región de Juan Benet

La novela desde los años setenta hasta hoy

La narrativa se alejó del experimentalismo y del mero juego literario. Hubo una vuelta al interés por la historia, por el argumento, por la intriga (lo que se ha dado en llamar ‘regreso a la narratividad’); pero no por ello se volvió al realismo típico de la narrativa del XIX, ni al más próximo del realismo social. La ambientación realista solo sirvió de marco verosímil a las preocupaciones estrictamente individuales de los personajes.

Pero las novelas de hoy son deudoras en recursos y procedimientos técnicos tanto de la renovación narrativa de los sesenta como de las más variadas tradiciones novelísticas de nuestro siglo: novela negra, de aventuras… Se utiliza la tercera persona narrativa, pero también la primera y el monólogo interior; se vuelve al relato lineal, pero también se echa mano de cierto desorden cronológico.

Prácticamente ningún género ha estado ausente de la novela española de los últimos veinte años: novelas de amor, de aventuras, policíacas, fantásticas, psicológicas, novela negra, novela histórica, relatos autobiográficos, etc.

Autores y obras destacadas

El inicio del nuevo giro lo marcó La verdad sobre el caso Savolta (1975) de Eduardo Mendoza; otras obras suyas son El misterio de la cripta embrujada, El laberinto de las aceitunas y La ciudad de los prodigios.

Otros autores en los que es importante la intriga son:

  • Javier Marías: Cuando fui mortal
  • Luis Mateo Díez: La fuente de la edad
  • Manuel Vázquez Montalbán: Asesinato en el Comité Central
  • Antonio Muñoz Molina: Beatus Ille (1986), El invierno en Lisboa (1987), Beltenebros (1989), El jinete polaco (1991), Plenilunio (1997)

Otros géneros novelísticos relevantes

  • Novela histórica: Irrumpió con fuerza tras el éxito de escritores extranjeros como Umberto Eco (El nombre de la rosa). Ejemplos españoles: El hereje de Miguel Delibes (ambientada en los tiempos de la Inquisición); Arturo Pérez-Reverte (El maestro de esgrima, El club Dumas, La tabla de Flandes).
  • Novela lírica y emotiva: Francisco Umbral (Mortal y rosa).
  • Realismo imaginario: Luis Landero (Juegos de la edad tardía, 1989); Julio Llamazares (La lluvia amarilla, 1988 –largo monólogo del último habitante de un pueblo de montaña condenado a desaparecer bajo un embalse–).
  • Relato psicológico: Juan José Millás (El desorden de tu nombre).
  • Novela autobiográfica: Javier Marías (Corazón tan blanco).
  • Temática del franquismo y la Transición: Muchas de estas novelas se han ocupado de los años del franquismo y de la lucha contra la dictadura (El río de la luna, de José María Guelbenzu) y también del desengaño por la transición política (Los dioses de sí mismos, de Juan José Armas Marcelo).
  • Novela de la juventud urbana y contracultura: Otra tendencia en la novela de los autores más jóvenes es la de tratar los problemas de la juventud urbana con una estética muy cercana a la contracultura (Historias del Kronen, de José Ángel Mañas; Ray Loriga con Héroes; o Lucía Etxebarría en Sexo, Prozac y dudas).

Poesía posterior a 1939

Años sesenta y setenta

A finales de los cincuenta apareció un grupo de poetas que, sin dejar los temas sociales, buscó una mayor elaboración del lenguaje poético y un desplazamiento de lo colectivo a lo personal. Para ellos el poema fue un instrumento que permitió al ser humano —y, por tanto, al poeta— conocer el mundo, conocerse a sí mismo. Fueron los poetas conocidos como la Promoción de los Sesenta: Ángel González, Jaime Gil de Biedma, José Ángel Valente, Francisco Brines, Claudio Rodríguez.

Se puede establecer una temática común a todos ellos:

  • La reflexión sobre el paso del tiempo (el tiempo pasa y destruye; solo la infancia y la adolescencia se verán como un paraíso perdido).
  • El amor como cauce del erotismo y la amistad.
  • La reflexión sobre la creación poética.

En algunos poemas trataron asuntos de tema social y político, pero tratados con ironía, un cierto distanciamiento autocrítico y una mayor perfección estilística. En el estilo fue muy visible que el lenguaje conversacional, «hablado», era compatible con una exigente labor de depuración y de concentración de la palabra. Cada poeta se propuso la búsqueda de un lenguaje personal, nuevo, más sólido. Sin embargo, no les tentaron las experiencias vanguardistas. Frecuentemente recurrieron al empleo de la ironía.

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