Max Estrella y Don Latino en Luces de Bohemia: Contraste y Esperpento

Max Estrella: El Último Bohemio y su Caída

Max Estrella, ciego, andaluz, poeta y humorista, conocido como «Mala Estrella» en el mundo literario madrileño, encarna la figura del último bohemio. Max es, por encima de cualquier otra cosa, un inadaptado social. Cercado por la miseria, el alcohol y una reciente ceguera, se ve abocado al suicidio. El ministro, amigo de juventud, atribuye el fracaso de Max a la falta de voluntad; pero el fracaso es, en realidad, la consecuencia de haberse mantenido fiel a una forma de entender la vida.

Max es un ser consciente de su talento y su superioridad intelectual sobre el mundo burgués, a cuyos representantes provoca con un orgullo que raya la soberbia. Su ironía sarcástica responde a la actitud de quien se sabe injustamente olvidado y a una especial sensibilidad ante la injusticia y la opresión.

Las Contradicciones de un Anti-héroe

Max es un personaje lleno de contradicciones, lo que le caracteriza como un auténtico antihéroe. Algunas de estas contradicciones son:

  • Compadece a la madre del niño muerto, pero se convierte en el verdugo de su mujer y su hija.
  • Desprecia a la autoridad y, sin embargo, amenaza a Serafín el Bonito invocando su influencia en los periódicos.
  • Se irrita ante el olvido en que le tiene la Academia, cuando afirma despreciarla.
  • Propone que se instale la guillotina eléctrica y cree, al mismo tiempo, en superar su situación mediante un golpe de suerte en la lotería.

Con todas estas contradicciones, el autor inicia el proceso de degradación esperpéntica del personaje. A modo de resumen, podríamos decir que Max es un personaje complejo y espléndido como tal. Dista de ser un personaje noble, pero alcanza momentos de grandeza. En él se mezclan el humor y la queja, la dignidad y la indignidad. Su resentimiento de fracasado es, a veces, ridículo y patético.

Don Latino: El Esperpento Personificado

Don Latino es el antagonista de Max. Es el personaje más esperpéntico de toda la obra: cínico, parásito, desleal y canalla, quedando apenas en él un resto de dignidad. Es el bohemio golfo que se arrima, como un perro, al bohemio heroico, al que no duda en adular, burlar o robar. Claudinita es quien lanza sobre él la acusación más dura.

Sus intervenciones al final de la escena XI dan la auténtica visión esperpéntica de la obra, distanciándonos del horror con su inhumano cinismo. En Don Latino llegan al extremo varios de los rasgos más esperpénticos: animalización, cosificación… Se trata de un personaje de novela picaresca, de un modelo de la lucha por la supervivencia. Por otra parte, es un personaje que no sabe lo que es, pero que acepta el papel de perro y de lazarillo.

La lealtad de Latino queda pronto en entredicho: ya desde el inicio de la obra, sorprendemos su trato con el librero para estafarle unas pesetas a Max; y al acabar la obra, retiene el dinero del décimo de lotería de Max sin dárselo a Madama Collet y Claudinita. También conocemos ya su negativa a prestarle a Max el abrigo, sus evasivas cuando es atacado y su sumisión ante la autoridad.

Es un personaje maestro de la ironía y poseedor de un lenguaje repleto de coloquialismos y de modismos madrileños, aunque en ocasiones también sabe ser pedante.

El Lenguaje y el Estilo del Esperpento

El lenguaje y el estilo de la obra se manifiestan plenamente en la estética del esperpento, cuyos rasgos más característicos son:

  • La distorsión de la realidad y la deformación de personajes a través de su lenguaje y de situaciones grotescas. Por ejemplo, al aparecer la policía a caballo se habla irónicamente de «trote épico» o «soldados romanos».
  • La deformación paródica se aplica a todo: personajes, espacios e incluso hasta se esperpentiza la muerte.

Se trata de descubrir, mediante cualquier recurso, cuánto hay de negativo en la condición humana. Pero el significado profundo de este mecanismo de «deformación» es, en realidad, un procedimiento de descubrimiento, porque lo que se deforma es precisamente la imagen «aparencial» del mundo para hacerla coincidir, precisamente, con su verdadera figura.

Modernismo y Generación del 98 en «Luces de Bohemia»

Entre los años 1890 y 1902, España vive uno de los periodos más apasionantes y decisivos de su historia. Estas fechas corresponden con la llamada “crisis de fin de siglo”, que será universal: una crisis política, social e ideológica que acabará siendo también estética. Desde el punto de vista político, destaca el descrédito de la monarquía que comienza tras la muerte de Alfonso XII, la regencia de María Cristina y el reinado de Alfonso XIII. El descrédito a la política imperante, basada en turnos en el poder (conservadores y liberales), creaba políticos corruptos y no solucionaba los problemas del país. En general, España se hallaba en una tremenda crisis.

Toda esta inquietud política se cristaliza de manera distinta en un grupo de escritores que tradicionalmente se agrupa bajo dos denominaciones: Modernismo y Generación del 98.

El Modernismo en «Luces de Bohemia»

El Modernismo supuso un verdadero movimiento revolucionario y nace como oposición al movimiento anterior, el Realismo. Tomó influencia del Impresionismo, Surrealismo, Dadaísmo, Cubismo y del Parnasianismo, y tuvo lugar tanto en Europa como en Hispanoamérica. Se caracteriza principalmente por la búsqueda de la belleza a través de un lenguaje artificial, sensual, musical, y de la perfección formal a través de la búsqueda de nuevos ritmos y metros. La temática va en la misma línea: el misticismo, el erotismo, el exotismo, el escapismo…

Este movimiento (Modernismo) está presente en *Luces de Bohemia*, sobre todo en el uso del lenguaje poético, que simula el verso, como podemos ver en las acotaciones de descripciones casi pictóricas, o en el lenguaje culto de algunos personajes. El afán cosmopolita se ve reflejado en la alusión de ciudades como París o Inglaterra. El estilo refinado y aristocrático en personajes como Max, los modernistas, o el Ministro. Los diálogos son ricos en registros. Y, por último, la impresión y la vaguedad aparecen en los diálogos concisos y escuetos.

La Generación del 98 en «Luces de Bohemia»

La Generación del 98, al igual que los modernistas, reacciona contra la grandilocuencia y el prosaísmo de la literatura anterior. Machado, Maeztu, Benavente, Baroja, Unamuno y Valle-Inclán. Las características de estilo y temáticas de este grupo se dan por completo en *Luces de Bohemia*:

  • Uso predominante de la prosa.
  • Estilo sobrio.
  • Gusto por palabras tradicionales –en este caso el habla madrileña-.
  • Un fuerte subjetivismo que le lleva a tratar los problemas de España.

El lenguaje describe el paisaje madrileño, la historia (encontramos alusiones a la historia actual y decadente de España), los problemas sociales (huelgas, Ley de Fugas, manifestaciones, etc.), los problemas económicos (paro, pobreza), los políticos (sobre todo, nombres propios y la corrupción), y refleja también las preocupaciones existenciales como la muerte, sobre la que gira la obra, de forma explícita o implícita.

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