Teatro Español de Posguerra (1939-1975) y Contemporáneo
Antes de la Guerra Civil, existía un teatro comercial predominante, pero dos innovadores, Ramón María del Valle-Inclán y Federico García Lorca, rompieron con esta tendencia.
Cuando finaliza la Guerra Civil (1939), el panorama teatral es desolador debido a la profunda crisis económica, la férrea censura y la escasez de referentes. Muchos autores estaban exiliados o habían fallecido (Lorca, Valle-Inclán, Rafael Alberti, Antonio Machado, Miguel de Unamuno…), y quienes permanecieron en España no publicaron obras nuevas por miedo, lo que impidió el avance y la modernización del teatro. Además, el auge del cine, la televisión y las traducciones también repercutieron negativamente en la escena teatral española.
Esta situación comenzó a cambiar a partir de la publicación de Historia de una escalera (1949) de Antonio Buero Vallejo, marcando el fin de la falta de innovación y originalidad.
Teatro del Exilio
Entre los autores exiliados, destacan Max Aub, Rafael Alberti y Ricardo Grau, pero el más relevante es Alejandro Casona, considerado el autor más importante del teatro español fuera de España después de la Guerra Civil.
Su obra se caracteriza por un lenguaje cuidado y diálogos elaborados, que se alejan de la denuncia social, la desesperación o las cuestiones existencialistas. Casona no pretendía crear dramas bélicos, sino que prefería historias amables y triviales con el fin de entretener.
Obras destacadas de Alejandro Casona:
- La dama del alba
- Los árboles mueren de pie
Teatro de Posguerra (1940-1955)
Durante este periodo, surgen tres tendencias principales:
Teatro Continuista
Pretende mantener un teatro comercial y popular, siguiendo la línea de las comedias de salón de Jacinto Benavente. Se caracteriza por ser un teatro costumbrista, amable, comedido y de perfección formal.
Autores y obras:
- Juan Ignacio Luca de Tena: Dos mujeres a las nueve
- Joaquín Calvo Sotelo: La muralla
- José María Pemán
Teatro Humorístico
Utiliza la risa y el humor como una forma de evadir los problemas. Se busca la risa fácil y se acerca al teatro del absurdo, basándose en diálogos absurdos, exagerados e inverosímiles. Representa una nueva concepción del humor.
Aunque al principio no tuvo un gran público, con el tiempo consiguió su propio espacio gracias a autores como Enrique Jardiel Poncela y Miguel Mihura. El objetivo principal de este teatro es la risa, la diversión y la evasión.
Obras de Enrique Jardiel Poncela:
- Eloísa está debajo de un almendro
- Los ladrones somos gente honrada
Jardiel Poncela se distingue por un humor irónico e inteligente.
Miguel Mihura, aunque comenzó con el humor gráfico, también introduce en sus obras una intención crítica y de denuncia, más allá de la simple risa.
Obras de Miguel Mihura:
- Tres sombreros de copa
- Melocotón en almíbar
- Maribel y la extraña familia
- Ninette y un señor de Murcia (Esta última obra no se representó hasta años después, en grupos alternativos).
Mihura es un autor con una perspectiva innovadora que logra extraer humor de la realidad circundante.
Teatro Existencialista
Estos autores profundizan en la condición humana, abordando temas como la soledad, la falta de comunicación, la desesperación, el miedo y la angustia. Denuncian la condición del hombre después del conflicto bélico.
Autores y obras:
- Alfonso Sastre: Escuadra hacia la muerte. Sus obras tardaron en estrenarse debido a la censura. Realiza una crítica directa a la condición humana.
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Antonio Buero Vallejo: Historia de una escalera. Autor de tragedias. A diferencia de Sastre, su denuncia no es tan directa; sus críticas se expresan con sutileza, lo que confiere una gran profundidad a sus obras. Es un profundo moralista.
Sus obras siempre presentan conflictos, ya sean de carácter individual o social. Aunque escribe tragedias, no es un autor desesperanzador ni triste. Siempre ofrece un punto de esperanza e ilusión, transmitiendo una profunda fe en el ser humano. Valores como la solidaridad, la justicia y la verdad son recurrentes, como se aprecia en La Fundación.
Su obra experimenta una evolución paralela a la sociedad, y su técnica avanza a lo largo de las décadas:
- Años 40: Teatro existencialista con patrones clásicos y formales (respeto a las tres unidades, estructuras cerradas). Temas centrados en el individuo.
- Años 50: Teatro de denuncia y crítica, con técnicas más complejas. Estructuras más abiertas, innovaciones en decorado e iluminación (ej. El tragaluz).
- Última etapa (tras la censura): Continúa y profundiza en sus rasgos característicos. Incorpora efectos de inmersión y aborda temáticas político-sociales (ej. La Fundación).
Teatro de Protesta y Denuncia (1955-1965): Realismo Social
En esta etapa, el enfoque cambia del individuo a la sociedad. Sus características principales son:
- Relajación de la censura.
- Surgimiento de un nuevo público que no experimentó la guerra en su adultez.
- Necesidad de narrar la realidad circundante.
Se desarrolla un teatro de denuncia, tanto individual como social. La denuncia se realiza a través de símbolos y alegorías, ya que la censura, aunque relajada, no desaparece. Se recupera el esperpento. También aparecen elementos de la imaginación, lo onírico y el mundo de los sueños para manifestar la protesta contra la realidad circundante. Al final de esta etapa, comienzan a surgir los grupos independientes.
Autores y obras destacadas:
- Lauro Olmo: La camisa
- Carlos Muñiz
- Antonio Buero Vallejo: El tragaluz
Teatro Experimental (1965-1975)
Este periodo está muy influenciado por figuras europeas como Bertolt Brecht y Antonin Artaud, quienes triunfaron en Europa al renovar el panorama teatral gracias a su carácter provocador. Al igual que en otros géneros, se produce una era de renovación, fruto del agotamiento de las formas anteriores.
Persiste la crítica y la denuncia, pero con un nuevo enfoque. Se abandona totalmente el realismo, incorporando elementos como el esperpento, la alucinación o el circo. Surgen nuevas tendencias como el «teatro pobre» («mínima expresión, máxima expresividad»). Lo importante es el mensaje y los recursos escénicos, por lo que estas propuestas triunfan en los grupos independientes, como Els Comediants (Cataluña) y La Cuadra (Andalucía), que son transgresores, innovadores y buscan crear un teatro diferente, con gran influencia exterior.
Autores y obras:
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Fernando Arrabal: Autor provocador, debe exiliarse a París, donde es reconocido como un autor destacado.
- El arquitecto y el emperador de Asiria
- El cementerio de automóviles
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Francisco Nieva:
- El combate de Ópalos y Tasia
Temas recurrentes: la crítica y denuncia de la falta de libertad y las injusticias.
Teatro Español desde 1975 hasta la Actualidad
A partir de 1975, el teatro español recupera la libertad perdida. Desde los años 80, se realizan grandes esfuerzos para revitalizarlo, ya que había perdido la relevancia anterior frente al cine, la televisión, los espectáculos deportivos y otras alternativas de ocio. Para su recuperación, se crean instituciones como el Centro Dramático Nacional y la Compañía Nacional de Teatro Clásico.
Durante esta etapa, conviven multitud de tendencias y autores de diferentes generaciones: las vanguardias, autores de los años 60 y nuevos grupos de teatro independiente (como La Cubana).
Autores y obras destacadas:
- Antonio Gala: Anillos para una dama
- Fernando Fernán Gómez: Las bicicletas son para el verano
- José Sanchis Sinisterra: ¡Ay, Carmela!
- Ana Diosdado: Los ochenta son nuestros
- José Luis Alonso de Santos: Bajarse al moro, La estanquera de Vallecas
Actualmente, los grandes éxitos teatrales incluyen musicales y traducciones de obras internacionales.
Literatura Hispanoamericana: Evolución y Corrientes
Desde el siglo XVII, la narrativa hispanoamericana siguió las directrices de la española, y la mayoría de los autores viajaban a España para publicar sus obras. Esta situación cambia a partir del siglo XX, cuando la novela adquiere una gran fuerza.
El estilo predominante es el realista, y los temas abordados difieren de la realidad europea. Los autores comienzan a reivindicar una identidad propia, buscando rasgos distintivos. Así, surgen dos grandes bloques temáticos: el tema político-social y las novelas de la tierra. En ambos, el mensaje cobra gran importancia, recreando problemas reales, paisajes y la lengua local.
Temas y Tendencias del Siglo XX (Primera Mitad)
Tema Político-Social
Los autores se centran en las tensiones de los distintos países. Dentro del ámbito político, se aborda la revolución y la contrarrevolución; un claro ejemplo es México, reflejado en la novela Los de abajo de Mariano Azuela, que narra la fuerza de la revolución y el fracaso al que condujo. La cuestión del dictador también se explora, aunque el ejemplo de Ricardo Güiraldes no es el más representativo para este subtema.
El tema social se centra en la figura del indígena, donde el autor se posiciona del lado de los más débiles y sometidos, buscando conmover la conciencia de los lectores.
Ejemplos:
- Huasipungo de Jorge Icaza
- Raza de bronce de Alcides Arguedas
Novelas de la Tierra
Se busca la identificación con el entorno a través de la integración del hombre con la tierra. Se retrata el paisaje y la vida rural, buscando esa integración. Los conceptos de civilización y barbarie están muy presentes en estas obras, y a través de este choque se construyen las narrativas.
Ejemplo:
- Doña Bárbara de Rómulo Gallegos
Década de 1940: Renovación Temática y Formal
La situación cambia a partir de 1940, ya que los temas de carácter localista son sustituidos por una temática más universal. Se produce una renovación tanto temática como formal.
- Temas: Se buscan espacios urbanos y se amplían los escenarios a ciudades, Europa y Estados Unidos.
- Formas: Se elimina el narrador omnisciente; hay una fuerte influencia de las vanguardias y el existencialismo, lo que da origen al realismo mágico.
Realismo Mágico (Década de 1950)
Se mezclan elementos mágicos y reales, coexistiendo en el mismo plano de manera que la fantasía no destaca como algo extraordinario.
Autores y obras:
- Juan Rulfo: Pedro Páramo
- Alejo Carpentier: El reino de este mundo, El siglo de las luces
- Miguel Ángel Asturias: El señor presidente, Hombres de maíz
- Jorge Luis Borges: El Aleph, Ficciones
Estos autores otorgan gran importancia a los temas racionales.
Década de 1960: El Boom Latinoamericano
Se produce el «Boom» latinoamericano, un fenómeno que genera obras de gran calidad y una gran cantidad de autores hispanoamericanos que se convierten en figuras fundamentales en el panorama literario de aquel momento. Un factor que contribuye a esto es que muchos autores regresan de Europa y cuentan con importantes proyectos publicitarios, lo que contribuye a su reconocimiento.
Entre los más destacados se encuentran Julio Cortázar, Mario Vargas Llosa y Gabriel García Márquez.
Autores y obras clave del Boom:
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Julio Cortázar: Escritor argentino ligado a París.
- Su obra más importante es Rayuela.
- Destaca por su experimentalismo y la utilización de recursos innovadores y, en algunos casos, complejos.
- Colecciones de relatos: Historias de cronopios y de famas.
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Gabriel García Márquez:
- Cien años de soledad: Obra representativa del realismo mágico.
- El amor en los tiempos del cólera: Obra de corte romántico.
De García Márquez destaca su capacidad para recrearse en las historias.
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Mario Vargas Llosa: Al igual que García Márquez, sus inicios están ligados al periodismo, y ambos residieron en España para trabajar como periodistas.
- La ciudad y los perros (aborda su infancia y la figura paterna, que no lo apoyaba)
- La casa verde
- Conversación en La Catedral
- Las travesuras de la niña mala
- Pantaleón y las visitadoras
Siglo XXI: Nuevas Voces Femeninas y Otros Narradores
En el siglo XXI, destacan nuevas autoras femeninas que consolidan la literatura escrita por mujeres:
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Isabel Allende:
- La casa de los espíritus (refleja la problemática político-social y la mezcla con el realismo mágico)
- Paula
- Hija de la fortuna
- Retrato en sepia
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Laura Esquivel:
- Como agua para chocolate (con marcado humor y una historia de amor imposible)
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Ángeles Mastretta:
- Mujeres de ojos grandes
Otros narradores destacados:
- Juan Carlos Onetti: El astillero
- Ernesto Sábato
- Carlos Fuentes: La muerte de Artemio Cruz, Cambio de piel