Realismo, Naturalismo y Generación del 98: Movimientos Literarios y Autores Clave en España

El Realismo y el Naturalismo en la Literatura Española

El Realismo

Este movimiento literario aparece en la segunda mitad del siglo XIX, como consecuencia de las circunstancias sociales de la época: la consolidación de la burguesía como clase dominante, la industrialización, el crecimiento urbano y la aparición del proletariado.

Las características básicas del Realismo literario son:

  • Eliminación de todo aspecto subjetivo, hechos fantásticos o sentimientos que se alejen de lo real.
  • Descripción rigurosa de la realidad. El escritor nos ofrece un retrato fiel de lo que observa.
  • Los problemas de la existencia humana componen el tema fundamental de la novela realista; esta es la consecuencia del sumo interés por la descripción del carácter, temperamento y conducta de los personajes.
  • Surge un tipo de novela en la que se estudian minuciosamente las motivaciones de los personajes y las costumbres.
  • El novelista denuncia los defectos y males que afectan a la sociedad y ofrece al lector soluciones para detenerlos. Cada autor, según sus ideas, muestra lo que para él es un mal social.

El Naturalismo

El Naturalismo surge como una derivación del Realismo, que tenía como objetivo explicar los comportamientos del ser humano. El novelista del Naturalismo pretende interpretar la vida mediante la descripción del entorno social y descubrir las leyes que rigen la conducta humana.

Los escritores naturalistas representan a sus personajes en situaciones extremas de pobreza y marginación, y describen los ambientes más bajos y sórdidos con el fin de poner al descubierto las lacras de la sociedad. La descripción de estos ambientes interesaba en la medida en que permitía observar cómo influye un medio hostil sobre la forma de ser de los personajes y cuáles son las reacciones del ser humano en condiciones de vida adversas.

Grandes Novelistas del Realismo Español

Juan Valera

Nació en Cabra (Córdoba) en 1824, hijo de una familia noble. Fue un hombre culto y refinado, de espíritu equilibrado y libre. Su inteligencia y fino sentido estético se manifiestan en su labor como crítico y en su estilo correcto, fluido y elegante; aunque, a veces, adolece de vigor y calor humano. Sus obras recrean ambientes contemporáneos con personajes verosímiles. Se aleja de la problemática social típica de las obras realistas y busca la belleza en sus obras.

Su primera obra fue Pepita Jiménez, en la que un joven seminarista conoce a una mujer con la que su padre, que es viudo, piensa casarse. El joven se va enamorando poco a poco de ella y, tras largas luchas interiores entre su vocación religiosa y su amor, triunfa este último. También escribió El Comendador Mendoza, Doña Luz, y una de sus mejores novelas, Juanita la Larga, cuando tenía setenta años.

Benito Pérez Galdós

Nació en Las Palmas de Gran Canaria en 1843. Galdós fue un hombre sin prejuicios, abierto a toda idea de progreso y, al mismo tiempo, amaba intensamente a su patria. Vivió de forma tan comprometida con su época que escribió sus obras con la intención de encontrar la raíz de los problemas y explicarlo todo a los demás. Galdós fue un extraordinario narrador, aunque también escribió numerosas obras teatrales. En sus obras aparece la crítica social y política, y la religión se trata desde un punto de vista escéptico. Sus personajes tienen una gran caracterización psicológica y describe minuciosamente los ambientes.

La producción literaria de Galdós es enorme. Solo su narrativa consta de más de setenta volúmenes, clasificados por él mismo en:

  • Episodios Nacionales: Galdós pretende ofrecer una visión, en forma novelada, de la historia de España del siglo XIX. Consta de cinco series de diez tomos cada una, salvo la última que quedó interrumpida. Los episodios históricos mejor logrados fueron: Trafalgar, El dos de Mayo, Gerona y Zaragoza.
  • Novelas de la primera época: Tratan problemas políticos y religiosos, profundizan en el estudio psicológico de los personajes y en la contradicción entre lo tradicional y lo liberal. Ejemplos: Doña Perfecta, La Fontana de Oro, Marianela.
  • Novelas contemporáneas: La mayoría tienen como eje central de su temática la ciudad de Madrid, sus gentes, sus calles y sus barrios. Ejemplos: Fortunata y Jacinta, La desheredada, Miau, Tristana.
  • Novelas espiritualistas: Centradas en valores como el amor al prójimo y la caridad, con personajes humildes. Una de sus obras de esta época es Misericordia.

Leopoldo Alas «Clarín»

Nació en Zamora en 1852, de familia asturiana. Fue un hombre culto, de sólida formación universitaria y aguda capacidad crítica que hizo que fuese temido y respetado. Escribió una novela muy extensa que está considerada como una de las obras fundamentales del Realismo español: La Regenta, en la que Clarín realiza una descripción minuciosa y detallada del ambiente hipócrita y corrompido de Vetusta, ciudad donde se desarrolla la acción y que puede ser Oviedo. Satiriza a sus personajes que, bajo apariencias honradas, esconden la hipocresía y la maldad.

Clarín también destacó como uno de los mejores escritores de cuentos de su época, en los que examina el comportamiento de personas malvadas y llenas de hipocresía. Entre ellos destaca ¡Adiós, cordera!

Emilia Pardo Bazán

Fue una importante difusora del Naturalismo en España. De este movimiento tomó algunas técnicas como la observación de la realidad para realizar minuciosas descripciones. Aunque no aceptó ni el determinismo ni la imposibilidad de decidir de las personas, sí aceptó la asimilación del personaje al entorno, es decir, que el entorno influía en el porvenir de estos. Además, del Realismo también conservó las descripciones minuciosas.

Obras destacadas:

  • Los Pazos de Ulloa: Relata el declive de la nobleza rural gallega detallando sus miserias morales y sociales.
  • La Tribuna: Primera obra que tiene como protagonista a la clase obrera. Cuenta la historia de Amparo, una joven que trabajaba en una fábrica de tabaco y se convierte en la líder de sus compañeras y en la representante de estas para reclamar una mejora de sus condiciones laborales.

La Crisis Finisecular y los Nuevos Movimientos (Modernismo y Generación del 98)

Una Reacción a una Situación Difícil

A finales del siglo XIX tuvo lugar una crisis del modelo liberal burgués que puso en cuestión la visión del mundo dominante. En este momento de cambios surgieron diferentes movimientos culturales que expresaban el rechazo al mundo que les había tocado vivir. Dos de los más importantes fueron el Modernismo y la Generación del 98, que se manifestaron de la siguiente manera:

  • El Modernismo: Ante la situación de crisis y el sentimiento de desamparo, busca evadirse de la realidad a través del arte y crear un mundo bello y autónomo.
  • La Generación del 98: Aunque comparte con el Modernismo el rechazo por la situación, tiene como respuesta la crítica y la reflexión.

El Modernismo: El Arte por el Arte

En un contexto de crisis finisecular surgió el Modernismo, un movimiento cultural que rechazaba los valores vigentes en la sociedad y creaba un mundo de belleza que les hiciese olvidar aquel en el que vivían. Su objetivo era lograr el fin estético del arte, es decir, “el arte por el arte”: el artista no buscaba denunciar, sino lograr la belleza y el placer con su obra.

En el plano literario, los autores toman una postura aristocrática, ya que la burguesía dejó de considerarse una clase social ideal a la que aspirar. Por eso, en sus obras aparecen ambientes lujosos, princesas o el mundo mitológico, que representan una huida de lo burgués.

Escapar a la Torre de Marfil

Aunque el espíritu modernista es ya visible en la obra de autores anteriores, el escritor Rubén Darío es considerado el iniciador del Modernismo en Hispanoamérica y su introductor en España a raíz de sus viajes. Azul… es una de sus obras más conocidas y constituye un paradigma de la estética modernista. Según avanzó su producción, sus obras fueron tomando un tono más reflexivo y filosófico, muestra de una preocupación por los problemas del hombre más que del yo, que ya anunciaba la llegada de las vanguardias posteriores.

En España, el Modernismo tuvo presencia en autores como Antonio Machado, que en una primera etapa compuso obras con elementos de este movimiento, y Juan Ramón Jiménez, quien, pese a escribir años más tarde, acusó la influencia modernista en sus poemas iniciales. Con el tiempo, el Modernismo derivó hacia el llamado Posmodernismo: los poetas cambiaron el tono y ahondaron en problemas más humanos, alejándose del esteticismo. Sin embargo, no adoptaron una actitud de ruptura total, pues mantuvieron algunos rasgos típicamente modernistas, como lo oriental en la obra de Juan José Tablada (el primer autor en adaptar el haiku de origen japonés al español). Otras composiciones comenzaron a tratar temas más reflexivos y sociales, como algunos poemas de Gabriela Mistral, premio nobel de literatura en 1945.

La Generación del 98: Crítica y Reflexión

El espíritu de desánimo en el que se encontraba sumida España a finales del siglo XIX y principios del XX supuso que un grupo de escritores manifestasen la preocupación que compartían por la situación y la realidad sociopolítica en la que se hallaba el país. A este grupo se lo conoce como Generación del 98.

Esta generación, coetánea del Modernismo, compartía con este movimiento el rechazo de la sociedad de la época, pero, en lugar de buscar la evasión estética, los autores de la Generación del 98 prefirieron la crítica y la reflexión. En sus obras abordaron temas filosóficos y religiosos, como el sentido de la existencia o el paso del tiempo, y, sobre todo, la reflexión sobre la situación de España, representada, principalmente, por el paisaje castellano.

Formalmente, los autores noventayochistas destacaron por el empleo de un estilo natural y sobrio con poco adorno y que toma como modelos a autores clásicos, como Miguel de Cervantes, Fray Luis de León o Mariano José de Larra. Los principales representantes de esta generación son José Martínez Ruiz (Azorín), Pío Baroja y Miguel de Unamuno y, de una forma más particular, Ramón María del Valle-Inclán.

El Sentimiento Trágico de la Vida: Miguel de Unamuno

Este miembro de la Generación del 98 incorporó en sus novelas profundas reflexiones sobre España y su intrahistoria, es decir, la vida tradicional de los pueblos que permanece como fondo de los cambios históricos. Además, en muchas de sus obras aborda lo que él denominó el sentimiento trágico de la vida: el conflicto entre el paso del tiempo y la angustia existencial que provoca la conciencia de que la vida está abocada a la muerte. Estos temas se tratan en las reflexiones de los personajes de sus novelas, vertidas en abundantes diálogos que hacen que el contexto espacial y temporal quede desdibujado.

Entre Soledades y Campos: Antonio Machado

La poesía inicial de este autor sevillano parte de influencias modernistas, en particular en lo que respecta al empleo de símbolos, algo que se puede apreciar especialmente en su poemario Soledades. Es una obra de tono intimista donde se expresa el yo poético (el autor habla de sus experiencias y emociones) a través de temas como los sueños o el paso del tiempo.

Más tarde evolucionó hacia un tono más reflexivo y próximo al noventayochismo en Campos de Castilla. En esta obra aparecen meditaciones críticas sobre España y el carácter y el paisaje castellano, además de la rememoración de Leonor, su esposa fallecida. Formalmente, emplea un estilo sobrio y claro, con una adjetivación precisa y reflexiva a la vez, que aporta emoción a sus poemas.

La Deformación de la Realidad: Ramón María del Valle-Inclán

Este autor gallego comenzó su andadura como modernista en sus primeras prosas, aunque también incluyó preocupaciones propias de la Generación del 98 en sus obras. Sin embargo, su evolución lo llevó a crear un peculiar enfoque crítico de temas como la religión, la guerra, la situación de España o el abuso de poder y la violencia, al que denominó esperpento.

Valle-Inclán definía el esperpento como una deformación grotesca de la realidad que, mediante la parodia, la ironía y el sarcasmo, pretende mostrar la verdadera esencia de la sociedad. Desarrolló su idea de esperpento en sus creaciones dramáticas, alejándose del teatro comercial que triunfaba entonces; por este motivo, sus obras nunca gozaron de la aceptación popular, aunque tuvieron gran influencia en el teatro posterior. De su estilo destaca su tendencia hacia el esteticismo, que lo diferenció del resto de sus coetáneos puesto que empleó un lenguaje elaborado y sugerente, muy rico en imágenes y lleno de evocaciones sensoriales que utilizó incluso en las acotaciones de sus obras teatrales.

El Teatro que Triunfó: Jacinto Benavente

Las obras teatrales de este dramaturgo, premio nobel de literatura en 1922, coetáneo de la Generación del 98 aunque no fue miembro de ella, triunfaron durante décadas en los teatros del país. Benavente entendía el teatro como un instrumento de ilusión y evasión, y planteó una línea teatral que seguía esta concepción y que se impuso en los escenarios durante años.

Creó un teatro comercial destinado al público de clase media, que se ambientaba en entornos burgueses o aristocráticos. Las tramas de sus obras estaban muy bien diseñadas y los personajes eran de poca profundidad psicológica, de lo que se servía para someter a una suave crítica ciertas costumbres y valores.

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