Realismo y Naturalismo: La Novela Española del Siglo XIX y sus Autores

El Realismo

A mediados del siglo XIX se impuso en Europa una corriente de pensamiento con una nueva concepción del mundo. Esta nueva mentalidad tenía como base algunas corrientes científicas como el positivismo, las teorías relativas a la herencia biológica y a la evolución de las especies. Los escritores de esta época no eran ajenos a esas nuevas corrientes y aplicaban los nuevos métodos científicos, prestando más atención al mundo exterior que a su «yo» interior. El método que seguían se basaba en la observación rigurosa de la realidad, la documentación y el análisis.

Esta nueva tendencia artística recibe el nombre de Realismo. El Realismo pretende reflejar la realidad exterior tal como es, por eso, el género literario más cultivado en esta época es la novela, y también el cuento, ya que estos permiten describir lugares, acciones, modos de actuar y de pensar.

Características de la narrativa realista

  • Se atiende más al mundo exterior, que ha de ser descrito de manera objetiva, fiel y precisa. Los autores se centran en la realidad más próxima y, por tanto, más conocida: se describe la sociedad contemporánea del autor. Stendhal decía que el escritor debía pasar un espejo por su alrededor y contar lo que se reflejaba en él.
  • El método seguido es la observación directa, la toma de apuntes y la documentación rigurosa. Ello lleva a los escritores a reflejar con precisión tanto los ambientes como los caracteres de las personas, por lo que abundan las descripciones.
  • La actitud del autor es objetiva, ya que actúa como un cronista que da fe de lo que ocurre en la obra y de lo que piensan los personajes. Sin embargo, dependiendo de su ideología, el escritor se va a fijar más en unos aspectos que en otros, ya que la realidad es poliédrica y compleja.
  • El estilo suele ser natural y la lengua se adapta a la situación y a la condición de los personajes: culta, popular e, incluso, vulgar.

El Naturalismo

Es una corriente literaria que lleva a las máximas consecuencias los postulados del Realismo. Sus bases fueron establecidas por el francés Émile Zola a partir de dos corrientes científicas y filosóficas: el materialismo, que considera que todo tiene una explicación física y niega la presencia de cualquier ser superior, y el determinismo, heredado del positivismo y el desarrollo científico, que entiende al ser humano como un ser condicionado por la herencia biológica (contra la que nada se puede hacer) y por la sociedad y el ambiente que le rodea.

Los ambientes naturalistas suelen ser miserables, con personajes marcados por la sociedad o por el entorno familiar. El lenguaje es deliberadamente espontáneo, escaso de retórica, e incluso vulgar y soez. En Naná, Zola presenta la vida degenerada de una cantante de vodevil que acaba siendo prostituta, y en La Tierra, se detalla la vida mísera y brutal que tienen que soportar los campesinos. En España, Galdós, Clarín, Emilia Pardo Bazán o Blasco Ibáñez escribieron siguiendo, en ocasiones, las técnicas naturalistas. Fue Pardo Bazán la gran defensora del Naturalismo, y quien tradujo y dio a conocer las tesis del escritor francés en nuestro país.

Principales escritores realistas españoles

José María de Pereda

Defiende en sus obras un mundo rural e idílico frente a los males del mundo urbano y burgués. La mayoría de sus novelas transcurren en Cantabria, y destacan en ellas las descripciones del paisaje y los tipos locales. Destaca Peñas arriba.

Emilia Pardo Bazán

Nació en Galicia y sabía tres idiomas además del español (francés, alemán e inglés). Emilia tradujo algunas de las obras de Zola al español. En algunas de sus novelas, como Los pazos de Ulloa, se percibe la influencia del naturalismo en las situaciones escabrosas, los ambientes degradados, los señores decadentes y los criados brutales o las escenas de gran violencia. Pero el determinismo naturalista queda corregido por la fe religiosa de la autora. Esta autora tuvo una relación sentimental con otro autor, Benito Pérez Galdós.

Benito Pérez Galdós

Nació en Gran Canaria. Es uno de los más grandes escritores después de Cervantes. Estudió Derecho y ejerció como periodista; fue apodado «el cronista del Madrid del s. XIX». Escribió varias obras de teatro y más de cien obras narrativas.

Etapas de su obra narrativa

  1. Primera etapa: Novela histórica. Con Los Episodios Nacionales, Galdós nos presenta una historia novelada del siglo XIX. Consta de cuarenta y seis novelas repartidas en cinco series, donde el autor narra los principales acontecimientos del siglo, desde la Guerra de la Independencia hasta la Restauración (1875). Los personajes, individuales o colectivos, se muestran como espectadores de los sucesos y como protagonistas de las peripecias narradas.
  2. Segunda etapa: Novela de tesis. En sus primeras novelas, Galdós nos presenta un mundo enfrentado ideológicamente: los tradicionalistas, intransigentes y apegados al pasado, y los progresistas, más abiertos y con la mirada puesta en el futuro. A esta época pertenecen Marianela y Doña Perfecta.
  3. Tercera etapa: Novelas de realismo y naturalismo. Galdós llamó «novelas españolas contemporáneas» a un conjunto de obras en las que refleja la sociedad española de su tiempo. En esta etapa introduce rasgos del Naturalismo y destacan obras como Tormento y Fortunata y Jacinta.
  4. Cuarta etapa: Etapa espiritualista. Pasó los últimos años de su vida olvidado de la sociedad, pobre y ciego, y despreciado por los jóvenes literatos que seguían la moda del Modernismo. Algunos escritores de la Generación del 98 se burlaron de él, y lo apodaron «Don Benito, el Garbancero». Pero con el paso del tiempo, se ha consagrado como uno de los más grandes novelistas españoles, y su escritura ha servido de inspiración a otros escritores. Esta situación soportada en la vejez lo llevó a refugiarse en la escritura y a evolucionar hacia unas narraciones más espirituales, en las que la caridad, la bondad y la resignación de los personajes daban sentido a sus vidas. Destaca la novela El abuelo.

Leopoldo Alas, «Clarín»

Nació en Zamora, pero se fue a vivir a Oviedo y se identificaba como asturiano. Estudió Derecho. Trabajó en prensa como crítico literario y también fue profesor de universidad. Su seudónimo, «Clarín», se debe a que en la revista en la que trabajaba había una sección de música y tenían que ponerse un apodo relacionado con ello.

Su obra está compuesta por más de sesenta cuentos y varias novelas, entre las que destaca especialmente La Regenta, obra cumbre de la narrativa española. Es un retrato de la sociedad española del siglo XIX, donde se analiza el ambiente de Vetusta. El autor destaca en esta obra la hipocresía y la corrupción.

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