Temas y contexto en el teatro de Antonio Buero Vallejo

Mitos y simbolismos recurrentes

El mito de Don Quijote: La imposibilidad del sueño

Lo que David pretende es imposible; no porque lo sea en sí, sino porque, en el siglo XVIII, es imposible que un hombre ciego y mendigo pueda llegar a ser músico, pueda llegar a ser reconocido como tal. Nótese, sin más, el inmediato paralelismo con Don Quijote.

El mito de Edipo: Verdad, ceguera y conocimiento

Son incompatibles la visión normal y el conocimiento de la verdad; porque en el mundo la verdad se halla oculta. David ve lo que los otros no son capaces de ver. Siempre habré pensado yo lo que no os atrevíais a pensar. David no llegará a conocer la realización de su sueño en la realidad; lo conocerán otros, merced —precisamente— a ese sueño de algo que un día era imposible. David morirá en la horca; y Donato —responsable de que prendieran a David por el asesinato de Valindin— pasará el resto de sus días tocando por las esquinas de París el adagio de Corelli que David acostumbraba a tocar, del mismo modo que Carlos, al final de En la ardiente oscuridad, repetía las palabras de Ignacio: y con ellas, su anhelo de luz y de visión.

El confinamiento: La cárcel como metáfora vital

En obras como La Fundación (1974), El tragaluz o Caimán, el espacio de confinamiento se convierte en una metáfora central. Dice Asel en La Fundación: «Cuando has estado en la cárcel acabas por comprender que, vayas donde vayas, estás en la cárcel». Es algo más que la opinión de un personaje; es una opinión del autor, y, por otra parte, la frase tiene un evidente sabor autobiográfico. Para quienes conocen la vida de Buero, y aunque la acción dramática se desarrolle «en un país desconocido», es obvio que existe una correspondencia entre esta cárcel y las cárceles franquistas, que el dramaturgo conoció en la posguerra. Pero lo que nosotros podemos comprobar ahora es mucho más que eso. Podemos comprobar que esa cárcel en que se debaten Tomás y los otros personajes es similar a la feria en que están atrapados —por Valindin— David y el grupo de mendigos ciegos; y similar también al centro y «ardiente oscuridad» de Ignacio y los demás estudiantes ciegos. Tomás, incapaz de asumir estos hechos, movido por un sentimiento de culpa, sufre un trastorno psíquico. Quiere suicidarse y Asel lo impide.

En Caimán, el espacio escénico se organiza de forma muy similar al de la obra de El tragaluz: una boca de metro; una dependencia del Depósito de cadáveres, además del lugar inconcreto, fuera del espacio escénico propiamente dicho, puesto que pertenece a otro tiempo, desde el que habla y escribe la Dama (que rememora unos hechos en los que intervino treinta años atrás). Se juega con un futuro hipotético, desde el cual nuestro presente y el de la acción se miran como pasado. Rosa, la madre, que padece un cierto grado de enajenación por la pérdida de su hija, que cayó en un pozo dejado por una empresa inmobiliaria fraudulenta y no se pudo encontrar el cadáver (enajenación que la coloca junto a otros personajes de Buero como el padre de El tragaluz, precisamente), deambula por las calles de la barriada buscando liberar a su hija. Charito, una joven sin familia, con la que Néstor acabará casándose tras la muerte de Rosa, debió haber representado para Rosa (y de hecho lo representa para Néstor) la hija recobrada que Encarna viene a ser para el demente del experimento.

La crítica social y el compromiso ético

El deber del escritor: Testimonio del hombre y su tiempo

Cuando a Buero se le preguntó en 1956 si creía que el teatro debía «dar testimonio» de su tiempo, su respuesta fue muy precisa: «A mí me parece ese un deber del escritor inmediatamente posterior a otro deber aún más fundamental: el de dar testimonio del hombre y de sus permanentes o casi permanentes problemas esenciales»; se deben reflejar los problemas sociales, «pero nunca con el carácter que para muchas mentalidades extremadas tiene de obligación única y exclusiva».

El reflejo de la historia de España: Guerra Civil, posguerra y dictadura

En los años 40, las pobres gentes de Historia de una escalera aparecen derrotadas por su abulia o por su insinceridad, pero también está presente la Guerra Civil en el ambiente de rencillas y discusiones dentro de las familias, situación que se repetirá en obras posteriores, desde Madrugada a Hoy es fiesta y Las cartas boca abajo. Desde finales de los años 50, Buero combinó el realismo simbólico con el drama histórico, en busca de nuevas perspectivas para llevar a cabo su revisión crítica del presente. Obras como Un soñador para un pueblo, Las Meninas, El concierto de San Ovidio y El sueño de la razón sitúan la acción en momentos relevantes del pasado para expresar la lucha entre los «soñadores» y un poder político decantado hacia la injusticia, la tiranía, la censura, la represión, la hipocresía, la corrupción y la mentira.

Ya en 1967, El tragaluz habló directamente de las consecuencias de la Guerra Civil española y de cómo, los triunfadores habían «cogido el tren», provocando víctimas inocentes, que continuaban apareciendo en el presente.

El último drama de Buero, Misión al pueblo desierto, se estrenó en 1999. La obra suponía un regreso al tema de la guerra civil, central en la obra de Buero, pues explicaba los esfuerzos que había hecho la Junta del Tesoro Artístico, de la que el propio dramaturgo había formado parte, para preservar valiosas obras de arte. Misión al pueblo desierto nos advierte que la guerra civil continúa siendo un rescoldo «más vivo entre nosotros de lo que pensamos…», nos exhorta al conocimiento y la recuperación de nuestra verdadera historia.

En Misión al pueblo desierto, su estricta conciencia ética lo lleva a poner en cuestión determinadas actuaciones que no por ser ejecutadas por sus correligionarios le parecen dignas de alabanza, ni siquiera aceptables; de igual manera, pone de manifiesto a través del discurso de sus personajes las divergencias de pensamiento y las suspicacias que enfrentaban a los integrantes del bando republicano. Al rescate de un cuadro de El Greco, abandonado en un pueblecito situado en medio de los dos ejércitos en contienda durante la guerra civil.

El debate «posibilismo» vs. «imposibilismo»

En 1960, Buero mantuvo una sonada polémica con el dramaturgo Alfonso Sastre acerca del «posibilismo» o «imposibilismo» de la creación teatral en tiempos de Franco. Sastre entendía que había que escribir un teatro combativo, en el que el dramaturgo expresara abiertamente su oposición a la dictadura, aunque eso le hiciera chocar con la censura y le impidiese estrenar sus obras. Por el contrario, Buero defendió un teatro «posibilista», es decir, socialmente comprometido pero que disimulara un poco su mensaje de oposición política para que pudiera llegar a los escenarios.

Temas en la España democrática

Durante la etapa democrática, el teatro de Buero siguió potenciando el punto de vista subjetivo de los personajes pero siempre en confrontación con los conflictos de la nueva sociedad española surgida tras casi cuarenta años de dictadura. El dramaturgo demuestra su compromiso con los problemas reales de su época al abordar temas como la corrupción política, la lucha antidemocrática contra el terrorismo, los pactos que se hicieron durante la Transición con el pasado franquista, el olvido de la ética que cundió con las libertades democráticas…

La catarsis y la tragedia abierta

El reconocimiento de errores y la reflexión del espectador

El reconocimiento de los errores cometidos proyecta hacia el público una forma de catarsis propia de la tragedia abierta bueriana. La falta de solución al conflicto dramático podrá, como indica el presidente, ser objeto de otra sesión, podrá debatirse entre los asistentes (al Círculo-teatro) al salir a la calle. Esto se observa en obras como Misión al pueblo desierto o El tragaluz.

Otros títulos mencionados en el texto original incluyen: Aventura en lo gris, La doble historia del doctor Valmy (1968), La llegada de los dioses (1971), Diálogo secreto.

En La Fundación, heredera de La vida es sueño calderoniana, los presos políticos condenados a muerte en una cárcel angustiosa son mucho más que un mero recuerdo biográfico.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *