La Trayectoria Poética de Rubén Darío y la Influencia del Modernismo en la Literatura Española

Trayectoria Poética de Rubén Darío

Rubén Darío nació en 1867 en Metapa (Nicaragua). Cuando era un niño, sus padres se separaron y él fue criado por una tía suya que lo presentó en sociedad como un artista prodigio. Tuvo una excelente formación cultural y literaria, a la que pudo acceder gracias a su posición social. Fue escritor, diplomático y periodista, lo que le llevó a viajar por todo el mundo y a tener una visión cosmopolita que aunaba la rebeldía romántica con el clasicismo; la Italia Renacentista y el esplendor de Versalles con las novedades de París o Nueva York. Estos continuos viajes convierten al autor en embajador del Modernismo.

Primeras Publicaciones y Viajes

En 1886 viaja a Chile, donde publica sus primeras obras: Epístolas y poemas y Rimas y abrojos. En ellas se observan influencias de Bécquer o Víctor Hugo.

Etapas de la Obra de Darío

Etapa Parnasiana: Azul… (1888)

Publica en 1888 su obra Azul…, con la que se inaugura el Modernismo, aunque cabe señalar que autores como el cubano José Martí, el mexicano Gutiérrez Nájera o el colombiano José Asunción Silva, fueron ya precursores del movimiento. Azul… toma su título de una cita de Víctor Hugo: «El arte es azul». Contiene cuentos, prosa poética y poemas. Los poemas están dedicados a las estaciones, y en cada estación presenta una visión diferente del amor:

  • Primavera: amor sexual.
  • Verano: amor como intuición.
  • Otoño: amor desde la melancolía.
  • Invierno: visión moderna y cosmopolita del amor.

Es una obra impregnada de parnasianismo, cosmopolitismo y romanticismo.

Plenitud Modernista: Prosas profanas (1896)

Esta obra representa la plenitud modernista. Juega con el título, ya que la prosa (en el sentido de himno litúrgico) es denominada profana. Hay una sacralización de lo profano basada en el erotismo cosmopolita y la ambientación exótica y aristocrática de los poemas.

La Repercusión del Modernismo en España

Valle-Inclán, los Hermanos Machado y Juan Ramón Jiménez

A finales del siglo XIX y principios del XX, el Modernismo ejerció su influencia en España. En este hecho fue determinante la segunda visita de Rubén Darío a nuestro país en 1899.

España no se resistió al encanto de la estética modernista. Rubén Darío ejerció sobre los poetas españoles una influencia que fue clave para la renovación de la lírica. Sí hay que señalar, sin embargo, que el modernismo español no realizó obras tan brillantes como las del modernismo hispanoamericano y, en cambio, manifestó más interés por la vía intimista, el simbolismo y la figura de Bécquer. El modernismo español, en su faceta más preciosista, colorista y retórica, tuvo escasa duración. Los escritores pronto inician una búsqueda de temas metafísicos y trascendentales, tanto personales como universales, y se centran en la tradición y realidad de su propio país.

En la línea modernista encontramos autores como Francisco Villaespesa (impulsor del modernismo en España, su obra más destacada es La copa del rey de Thule), Salvador Rueda, Manuel Reina o Ricardo Gil, pero los más destacados serán: Valle-Inclán, los hermanos Machado y Juan Ramón Jiménez.

En el año 1900 aparecen cuatro poemarios fundamentales en el modernismo español:

  • Almas de violeta y Ninfeas de Juan Ramón Jiménez.
  • La copa del rey de Thule de Villaespesa.
  • Alma de Manuel Machado.

Valle-Inclán

La amplia producción de Valle abarca todos los géneros. Y en todos se aprecia una profunda evolución, paralela a su cambio ideológico. A grandes rasgos, pasa de un modernismo refinado y nostálgico a una postura crítica expresada en un estilo desgarrado, radicalmente nuevo, más vinculado con las ideas noventayochistas.

Las Sonatas

Las obras más notables de esta etapa son las Sonatas:

  • Sonata de otoño
  • Sonata de estío
  • Sonata de primavera
  • Sonata de invierno

Estructuradas como una composición musical en cuatro tiempos, van ligando simbólicamente la estación del año y el marco geográfico con la edad y pasiones del protagonista, el marqués de Bradomín, típico aristócrata decadente, un don Juan «feo, católico y sentimental» (elegante, exquisito, amoral, aventurero, provocador, cínico e incluso violento a veces) y que aparecerá en varias de sus obras, como en Luces de bohemia. El protagonista escribe estas supuestas memorias amorosas en un ambiente de misterio y leyenda, entre preciosos jardines y lujosos interiores. Se exalta nostálgicamente un mundo refinado en vías de desaparición.

El esmerado lenguaje y cuidado estilo de las Sonatas hacen de su prosa, plena de efectos cromáticos y sonoros, la más brillante del Modernismo español.

Antonio Machado

Su obra comenzó con el libro Soledades (1903), que luego modificaría y titularía Soledades, galerías y otros poemas (1907). Su tono denso y melancólico nos remite fundamentalmente a la lírica romántica del siglo XIX español: Rosalía de Castro y Bécquer. Son libros de un modernismo más intimista y sobrio que la generalidad, y en los que aparecen, sobre todo, tres temas: el tiempo, la muerte y Dios. Resumiendo, se trata en ellos del problema de la condición humana. También aparecen la evocación de la infancia, el paisaje, la amistad, la melancolía, la angustia y un amor que parece más soñado que vivido. Se ha destacado en esta primera etapa de su poesía el peso del simbolismo.

El Simbolismo en la Obra de Machado

Se repiten con insistencia motivos como los de la tarde, el agua, la noria, las galerías, etc., que constituyen símbolos o metáforas de realidades profundas, de obsesiones íntimas. Por ejemplo:

  • El agua es símbolo de vida cuando brota, o de la fugacidad cuando corre –como los ríos de Jorge Manrique o de Heráclito–, o de la muerte cuando aparece estancada o quieta.
  • El mar simboliza también la muerte.
  • La tarde (la hora machadiana) es símbolo de declive, decaimiento; la hora triste, lenta y melancólica.

Uno de los mayores logros del libro es la utilización del símbolo galería como caverna platónica del conocimiento, como útero materno donde renacer a una nueva vida y abrir «camino» («se hace camino al andar»), otro de sus símbolos.

Métrica

Del simbolismo y del modernismo toma los ritmos y los metros: dodecasílabos, alejandrinos, etc., pero añade otros metros tradicionales, más sencillos: la silva, el romance, composiciones con redondillas o cuartetas. Abundan en estos primeros poemas los versos dodecasílabos y los alejandrinos.

Después, con la publicación de Campos de Castilla (1912), Machado se convierte en el poeta del 98, por lo que se estudia en ese otro tema.

Manuel Machado

Admiraba a Rubén Darío y lo siguió en sus innovaciones métricas, especialmente en el empleo del alejandrino y del eneasílabo, pero le faltaron el ímpetu rítmico y los preciosismos léxicos del poeta nicaragüense. Como su hermano Antonio y Juan Ramón Jiménez, renunció a lo decorativo y suntuoso, en busca de una poesía interior.

Obra Poética de Manuel Machado

Su obra poética se inicia con Alma (1900), un poemario de influencia modernista en la línea de Darío. Este libro constituye una especie de viaje simbólico del alma. En la obra, aparecen paisajes exóticos, el erotismo, el dolor por el mundo, la voluntad de evadir la propia apatía y el amor por lo hispánico, así como los tópicos del otoño, la melancolía, Oriente, Castilla, Versalles, la españolidad sureña y árabe. En este libro, lo parnasiano, la evasión, lo erótico, el exotismo, lo cosmopolita y lo bohemio convergen con la amargura romántica y la tradición folclórica de lo popular, todo aderezado con el intimismo simbolista.

A este libro le siguen otros dos de índole bien diferente:

  • El mal poema (1909): Es una colección de poemas intencionadamente prosaicos sobre lo sucio y lo grosero de la vida en la ciudad. Introduce la poesía urbana, influido por Baudelaire y Verlaine.
  • Cante hondo (1912): Cultiva el género popular, sin conseguir la profundidad que logrará Lorca años después.

Tras estos dos volúmenes, su poesía experimenta un giro. En Ars moriendi (1921) predomina un tono triste, reflexivo y resignado. En esta obra, Manuel Machado reflexiona sobre la realidad, y más que un «arte de morir» constituye un «arte de sobrevivir».

Juan Ramón Jiménez

Aunque su obra es objeto de otro tema, nos referiremos a él como ejemplo de poeta modernista en sus comienzos, pues su poesía evoluciona en tres fases:

Etapa Sensitiva (Comienzos hasta 1915)

Se corresponde con su etapa modernista. Sus primeros libros, influidos por Bécquer y por los simbolistas franceses, muestran un tono decadente y neorromántico. Ya en la órbita del modernismo intimista se encuentran Arias tristes y Jardines lejanos, caracterizados por:

  • Atmósfera quejumbrosa y doliente.
  • Sentimientos de soledad y melancolía.
  • Inevitabilidad del paso del tiempo y presencia de la muerte.
  • Recuerdos, jardines y flores, fuentes, paisajes otoñales, crepúsculos.
  • Importancia de lo musical.

En algunos de sus libros posteriores, como La soledad sonora, se acentúa la ornamentación modernista hasta Diario de un poeta recién casado, en el que rompe definitivamente con el Modernismo.

El más conocido de los escritos en prosa de Juan Ramón es su famoso libro de prosa poética Platero y yo. En él, con un estilo en el que abundan los rasgos modernistas, muestra su sentimiento de anhelo de armonía con la Naturaleza.

Otras Etapas

Las otras dos etapas suponen la superación del Modernismo. Juan Ramón elimina de su poesía todos los adornos literarios, ya que pretende captar la esencia de las cosas.

  1. Etapa Intelectual: Desde 1916 hasta 1936.
  2. Etapa «Suficiente» o «Verdadera»: Desde 1936 hasta su muerte.

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