Evolución de la Narrativa Española: Del Exilio Republicano a la Novela Social de Posguerra (1930-1950)

La Narrativa del Exilio (Años 30 y 40)

Una buena parte de los novelistas que habían empezado a publicar sus primeras obras en España durante los años 30 tuvieron que dejar el país al finalizar la Guerra Civil y continuar su producción fuera de España. En las novelas de estos autores se diferencian tres líneas temáticas principales:

  • La rememoración del pasado: Se busca comprender las raíces de los acontecimientos vividos durante la guerra.
  • Testimonio del presente: Se relata la vivencia personal del exilio en el país de acogida.
  • La España inventada: Ante el desarraigo de la propia tierra, los autores del exilio imaginan la realidad española con la que han perdido el contacto, sueñan con el regreso y dan testimonio de la experiencia de sentirse extranjeros en su propia patria al volver a un mundo del que se sienten desvinculados.

Narradores Exiliados Destacados

Entre los narradores exiliados, los que más repercusión tuvieron fueron:

  • Rosa Chacel: Con obras como Memorias de Leticia Valle (1954).
  • Max Aub: Autor de El laberinto mágico, un ciclo de novelas dedicadas a la Guerra Civil.
  • Francisco Ayala: Destaca Muertes de perro (1958), una sátira de las dictaduras hispanoamericanas.
  • Ramón J. Sender.

Ramón J. Sender (1901-1982)

Sender se dio a conocer como novelista a finales de los años veinte y pronto se convirtió en uno de los principales representantes del realismo social. Destacamos Réquiem por un campesino español (1953), novela corta en la que, a través de la rememoración de Mosén Millán, un cura de pueblo, se nos relata la vida de Paco el del Molino, fusilado al principio de la Guerra Civil por encabezar la lucha social de los campesinos.

La Narrativa de los Años 40: Posguerra y Censura

La década de los 40 agrupa los años más difíciles para la sociedad española (marcados por la autarquía, el hambre y la pobreza) y para la difusión de la cultura (represión ideológica y existencia de la censura). En la narrativa surgirán pronto los primeros conatos literarios que pretenden mostrar la cruda realidad de la posguerra, en contraposición a la novela heroica (como La fiel infantería, de García Serrano) o al realismo decimonónico de Ignacio Agustí (La saga de los Rius).

En términos generales, la narrativa es realista. Sin embargo, pronto aparecerán diferentes tendencias que ponen de manifiesto el ambiente opresivo y sin horizontes de los primeros años de la posguerra y su efecto demoledor sobre los individuos. En ellas se emplea el relato autobiográfico para ofrecer una visión personal de los acontecimientos.

Tendencias Narrativas de los 40

El Tremendismo

En cuanto al contenido, supone la narración de situaciones extremas, violentas y marginales. En cuanto a la forma, se caracteriza por el lenguaje desgarrado. La novela que inicia esta tendencia es La familia de Pascual Duarte de Camilo José Cela en 1942. Narra en primera persona las confesiones de un campesino extremeño dominado por sus impulsos violentos que va a ser ajusticiado por sus crímenes. Se pretende mostrar las causas que determinan su comportamiento (determinismo): el ambiente violento y opresivo es el auténtico culpable, no Pascual Duarte.

El Realismo Intimista

Se aleja de la violencia rural y se centra en el análisis de personajes urbanos. Nada de Carmen Laforet, publicada en 1945, narra en primera persona la llegada de una joven, Andrea, a Barcelona para estudiar en la Universidad. El tema es el descubrimiento del mundo de una joven que intenta encontrar su camino en pleno ambiente de posguerra. Los espacios en los que se desarrolla la acción condicionan la supervivencia de la protagonista: nos muestra su mundo interior, sus reacciones ante un mundo que le es hostil. Su lenguaje es sencillo, a veces con tintes líricos.

La Narrativa de los Años 50: Denuncia Social y Objetivismo

La salida de la autarquía a finales de los 50 y el incipiente proceso de apertura internacional contribuyen a que la narrativa se convierta en un instrumento de denuncia política y social. Se diferencian tres tendencias principales: novela social, objetivismo y realismo crítico.

Tendencias Narrativas de los 50

La Novela Social

Se caracteriza por el protagonista colectivo, la presentación de escenas de la vida cotidiana (secuencias), el tiempo reducido (horas, unos días) y los espacios limitados. Destaca la importancia de los diálogos y la objetividad en la narración. Un ejemplo fundamental es La Colmena, escrita en 1951 por Camilo José Cela. Es una novela ambientada en un Madrid de posguerra donde el miedo, la hipocresía, el sexo, el aburrimiento y la desidia son protagonistas. Más de 300 personajes aparecen y desaparecen en secuencias que se solapan y en unos pocos lugares (casa de vecinos, pensión, café de doña Rosa, prostíbulo). El tiempo avanza y retrocede durante tres días y medio. El narrador es omnisciente y opina e ironiza sobre los personajes. Se presenta la técnica del contrapunto: un mismo acontecimiento se nos muestra desde la visión de distintos personajes.

El Objetivismo

El escritor es un mero observador y permite que sean los lectores quienes valoren los hechos. El lenguaje carece de retoricismo y las acciones son irrelevantes. Predomina el diálogo y los personajes apenas están dibujados. El ejemplo canónico es El Jarama (1956), de Rafael Sánchez Ferlosio, novela ambientada en dieciséis horas de un domingo.

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